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Caso Odebrecht revive escándalo que salpicaría aún más a Iván y Samuel Moreno

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Un juez de control de garantías legalizó los allanamientos realizados a lo largo de esta semana a empresas y personas investigadas por el cobro de sobornos por cerca de cinco millones de dólares para la adjudicación del contrato para la construcción del canal recolector Tunjuelo - Canoas, en Bogotá.

La operación más compleja se cumplió en la sede de la constructora cas, del grupo Solarte. Allí, según los investigadores, algunos abogados quisieron impedir la diligencia. También fueron registradas las oficinas de la constructora fajardo nieto, subcontratista de la obra, Contelac y su socio Jaime Quintero e igualmente la oficina en Medellín del ingeniero Andrés Cardona, de quien Emilio Tapia dijo que era el dueño de contratos de la empresa de Acueducto de Bogotá en tiempos del alcalde Samuel Moreno.

Agentes del CTI llegaron también a la sede de una importante firma corredora de valores responsable del encargo fiduciario para el pago de los anticipos.

Cronología del escándalo

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El escándalo mundial de Odebrecht sacó de la ultratumba un expediente dormido en la Fiscalía, el millonario negocio del túnel Tunjuelo - Canoas, un megaproyecto adjudicado por la Alcaldia de Samuel Moreno Rojas para descontaminar el río Bogotá.

El contrato por 243 mil millones de pesos ha dado para demandas, tribunales de arbitramento, condenas al Distrito, peritazgos ambientales e incluso la denuncia del pago de una  coima de más de 14 mil millones de pesos.

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El 30 de diciembre de 2009 el Acueducto de Bogotá le entregó al consorcio canoas, integrado por Odebrecht y el grupo Solarte, la construcción de la megaobra, clave para descontaminar el río Bogotá. El negocio costó 243 mil millones de pesos y se estipuló la modalidad de llave en mano. Es decir, el consorcio se comprometía a entregar la totalidad de la obra sin ningún costo adicional.

Sin embargo, los problemas no tardaron en aparecer y Distrito contra consorcio comenzaron un pleito que terminó en un tribunal de arbitramento.

En desarrollo de este pleito entre el consorcio canoas y el distrito se presentó el peritazgo de un experto, Andrés Mogollón Duffó, que tasó los daños medioambientales para Bogotá por la no entrada en operatividad del túnel en 878 mil millones de pesos.

Este detrimento se refleja en el empeoramiento del bienestar social y calidad de vida de los bogotanos,  ya que el tratamiento de toneladas de desechos que a diario contaminan el río Bogotá no ha sido posible.  

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Además, tras analizarse más de 91 mil predios ubicados a menos de 250 metros del río y sus afluentes, el perito determinó un impacto económico en el valor de esas viviendas: un desastre ambiental.

No obstante, el tribunal de arbitramento desechó ese peritazgo y, al revés, condenó a Bogotá a pagarle al consorcio integrado por Odebrecht más de 3.000 millones de pesos. Lo más grave fue que la obra quedó inconclusa y siete años después de adjudicada sigue en el limbo.

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El Distrito tuvo que contratar a otra firma para acabar esta obra y ha debido caminar sobre la cuerda floja para sortear los líos de la obra.

Ni siquiera el túnel se ha acabado, sin él la construcción de la planta de tratamiento del río Bogotá es una simple ilusión.

Escándalo de soborno

Además de los líos en la ejecución del contrato, la Fiscalía investiga el pago de sobornos en este caso. Varios testigos estelares del carrusel lo contaron todo, según ellos se pagó un cuantioso soborno del 6% sobre el valor de la obra, es decir 14.580 millones de pesos.

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Dicha multimillonaria suma habría sido pagada a los hermanos Samuel e Iván Moreno para asegurar el contrato.

De acuerdo con estas versiones, Iván Moreno dio la orden de entregarle el Acueducto, una entidad con un presupuesto anual de más de un billón de pesos, al contratista Andrés Cardona.

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Cardona, según las declaraciones, manejaba todo: contratos, relaciones con el Concejo y hasta firmas de interventoría. “Tenía más poder que el propio gerente", mencionó un testigo que añadió que incluso Cardona movía y quitaba gerentes a su antojo.

Sobre el contrato Tunjuelo Canoas, los testigos indicaron que Cardona estructuró el negocio y hasta hizo que el consorcio subcontratara una parte de la obra con el contratista Orlando Fajardo. Los testimonios aseguran que Cardona manejó la interventoría en una especie de negocio "yo con yo". Así, interventoría de la obra la hizo un consorcio y tuvo un costo de 9.952 millones de pesos.

Noticias Caracol intentó comunicarse con Andrés Cardona pero no fue posible ubicarlo. Un vocero de la interventoría del contrato refutó las denuncias y aseguró que todo se hizo en orden, pero la fiscalía tiene otra tesis.

De comprobarse esta tesis a la que apuntan las versiones de los testigos, las denuncias de sobornos enredarían de nuevo a los hermanos Moreno. Así las cosas, el carrusel de la contratación y el de los sobornos de Odebrecht terminaron juntándose en un proyecto no terminado: el túnel Tunjuelo Canoas que tras siete años de tires y aflojes no se termina.

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