Después de cinco largos meses de una franca recuperación, Coco, una hembra de la especie caimán aguja de dos metros y 40 centímetros de longitud, pudo regresar por fin a su ecosistema natural: la Ciénaga Grande de Santa Marta.
El caimán, que por sus propios medios atravesó aguas oceánicas hasta llegar a San Andrés, fue devuelta en agosto pasado a Santa Marta. Expertos y los biólogos hicieron el estudio para determinar el ecosistema al cual pertenecía.
“Hicieron un análisis genético de este caimán hembra para determinar cuál era su lugar de origen, por eso ha sido traído a la Ciénaga Grande de Santa Marta, en el entorno de la desembocadura de Riofrío”, indicó Carlos Díaz Granados, director de la Corporación Autónoma Regional de Magdalena.
A Coco le instalaron un artefacto satelital para monitorearla en su travesía por la Ciénaga Grande.
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“El dispositivo satelital lo que nos permite es entender los movimientos, cómo usa los espacios y los cuerpos de agua, qué profundidades está utilizando y nos permite medir el éxito que tiene esta liberación para este caimán”, señaló José Fernando González, científico de Procaps Colombia.
El regreso de Coco a los caños de la Ciénaga Grande, para los expertos, hace parte de la recuperación de ese ecosistema debilitado por la sequía y la contaminación.
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“Lo que se busca es entender el grado de conservación del caimán y otras especies acuáticas como la nutria en los cuerpos de agua del departamento, de forma que podamos proponer medidas para su conservación y para mejorar la relación que tiene con las comunidades locales”, anotó González.
El caimán aguja es una de las especies que en el Caribe colombiano se encuentra altamente amenazada.