En la memoria de algunos habitantes de Apartadó, en el Urabá antioqueño, aún viven las imágenes del horror de una incursión Guerrillera que les arrancó la vida a 35 personas, entre ellas a dos menores de edad y una mujer.
La masacre ocurrió en la madruga del 23 de enero de 1994, en plena verbena, cuando cientos de personas en medio de la calle disfrutaban de la música, la comida y el alcohol.
En ese momento, en la región se vivía una fuerte tención de poderes en disputa por el control de la región entre las FARC, los paramilitares y sectores del EPL.
Una de las sobrevivientes a este episodio de horror es Luz Marina Mosquera, quien cuando comenzó a escuchar los disparos en medio de la música, se arrojó sobre su esposo para protegerlo.
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“Recuerdo que en medio de los gritos y las balas escuché una voz que decía ‘a las mujeres no, a las mujeres no’”, recuerda con voz angustiada esta mujer.
“Un guerrillero le preguntó a mi marida ‘negro y usted qué’, pero el no contestó. Nos paramos agarrados de la mano y solo veo a mi alrededor personas muertas, algo horrible. Entonces yo le dije al hombre armado que no lo matara, que teníamos tres hijos. Mi marido no era capaz de hablar”, relata Luz Marina Mosquera, quien vio cuando asesinaron a su marido de un disparo en el pecho.
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Otra sobreviviente de la masacre es Silvia Berrocal, quien recuerda el momento cuando murió su hijo de 16 años.
“Cuando mi hijo abrió los ojos iba pasando uno de los bandidos y le disparó”, relata doña Silvia.
Frente a la firma del cese al fuego que se firmó en La Habana entre el gobierno y las FARC, estas mujeres esperan que sea un acuerdo verdadero, “y esperamos que las víctimas sean reparadas, que se nos beneficie”, comenta Luz Marina Mosquera.