La estrategia, implementada a través de videollamadas con celulares o computadores, ayuda a que los profesionales de la salud eviten el contagio.
El cerco epidemiológico de los pacientes positivos por COVID-19 es seguido de cerca por teleasistencia.
“Esto nos permite que el equipo de salud no mantenga un contacto directo con casos probables y que el paciente pueda implementar, en caso de ser probable, unas estrategias de auto aislamiento y cuidado en el hogar que también evite la diseminación del mismo”, explicó Andrés Rangel, director del Centro de Teleasistencia ‘Living lab’ de la Universidad de Antioquia.
Esa atención se hace en el ‘Living lab’ de la Facultad de Medicina. Después del llamado al 1,2,3 o al #747, el paciente es valorado por un tecnólogo en atención prehospitalaria y si los síntomas lo requieren es atendido por un médico general para descartar o no el contagio.
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“Los signos podemos evaluarlos viéndolo a través de la pantalla; si le duele la cabeza, si le duele el estómago, si siente calor, escalofríos, si está temblando”, indicó la doctora Viviana Molina, coordinadora de Teleasistencia prehospitalaria y domiciliaria.
La prueba final es realizada en campo por médicos del sistema de salud o EPS. El ‘Living lab’ funciona integrado a la línea de emergencia y por día está atendiendo 800 teleconsultas de ciudadanos con síntomas vírales.
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