Prohibiciones y restricciones de los bailes de champeta tienen una sola finalidad: reducir la violencia que supuestamente generan, dice el concejal de Turbaco, Evaristo Espinosa.
“Imagínate la gente llena de alcohol y tantos vicios, eso es generador de toda clase de violencia, atracos, que se dan entre el mismo sector”, insistió Espinosa.
Pero los promotores musicales aseguran que asociar la champeta con disturbios es un estigma que arruina una tradición recreativa, integradora y cultural.
Consideran que manifestaciones violentas también las genera el deporte y otros espectáculos masivos a los que no someten a los controles extremos.
“Nos sentimos cada vez más acorralados de una situación que le echan a los picó y le echan a la champeta que realmente no es problema de nosotros”, defiende Moisés Ariza.
Las prohibiciones también afectan la industria de la música popular.
Las medidas restrictivas, por otra parte, generan tranquilidad entre las comunidades que denuncian que los bailes de champeta son generadores de violencia.
Updated: julio 15, 2015 01:54 p. m.