A los seis años era una celebridad que salvó a los estudios Fox de la bancarrota tras la Gran Depresión.
A esa edad deslumbró con su belleza y talento al protagonizar películas como "Bright Eyes", "Stand Up and Cheer" y "Curly Top".
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Sus maneras de adulta, su sonrisa ideal y también esa forma de fruncir el ceño conquistaron a legiones de admiradores -recibía una media de 16.000 cartas al mes- y logró hacer una caja de 1.250 dólares a la semana para la Fox.
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Pero los logros de Temple fueron más allá de lo cinematográfico, ya que se retiró cumplidos los 20 para reinventarse una nueva vida como diplomática. Y también ahí dejó huella al convertirse en la primera mujer jefa de protocolo de la Casa Blanca.
Más tarde se reinventó como exitosa empresaria y líder política, uno de pocos casos en la historia del cine en que una estrella infantil logra forjarse una carrera una vez que las cámaras dejan de filmar.
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En 1972 superó un cáncer de mama y sus últimos años los dedicó a colaborar en la lucha contra el cáncer y a revisar su legado cinematográfico, que contó en su autobiografía, "Child Star".
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"Le rendimos homenaje por una vida de destacados logros como actriz, diplomática, y lo más importante, como nuestra amada madre, abuela, bisabuela y adorada esposa", señaló el comunicado que anunció su fallecimiento.