A lo largo de 2014, una de las polémicas más sonadas fue la de la máquina tapahuecos que pese a ser inaugurada en diciembre de 2013 por el alcalde Petro, solo entró al servicio en marzo de 2014. Sin embargo, los tropiezos no cesaron: menos de dos semanas después, la operación fue detenida ante la carencia de suministros.
En mayo, fue puesta al servicio nuevamente y cuando se esperaba que pusiera fin a la incontable cantidad de troneras en Bogotá, un mes después, surgieron las quejas.
El hueco para muchos, era la misma máquina. El 8 de junio, de 60 mil de esas trampas que se tenía como meta desaparecer en Bogotá hasta octubre, solo se habían reparado 730. Por si fuera poco, se reportaba que la mezcla empleada se derretía con el calor.
Adicionalmente, los cuestionamientos a la forma de contratación, por transferencia de tecnología saltando el principio de selección vía licitación se agravaron luego de que trascendiera una conversación entre funcionarios de la Administración Distrital, donde un funcionario, Juan Carlos Montes, reconocía que se trataba de era “una vaina kamikaze”.
La tempestad marcó otra de las batallas del alcalde Gustavo Petro, quien había regresado al Palacio de Liévano en abril de 2014.
Para noviembre de 2014, el contrato de ‘la tapahuecos’ fue prorrogado, no obstante que solo se taparon 5.000 –según el Distrito– de las 60.000 trampas presupuestadas. Sin embargo, según los más optimistas los buenos resultados de la operación, aunados a la dureza del relleno, permiten prever que para 2015, las metas serán cumplidas.
Updated: diciembre 15, 2014 08:31 p. m.