Advertisement

Advertisement

Advertisement

Advertisement

Push Noticias Caracol
Reciba nuestras notificaciones con lo último de:
Ahora no
Activar

Advertisement

‘El niño que me perdonó la vida’: increíble historia de un menor guerrillero y un teniente

‘El niño que me perdonó la vida’: increíble historia de un menor guerrillero y un teniente

Hace medio siglo, en medio de la guerra, se conocieron y quisieron ser padre e hijo. No fue posible en ese entonces, pero hoy lo hacen realidad.
Armando Caicedo plasmó en un libro lo que vivió en 1965 con Enrique Padilla, quien buscó al que consideró su papá durante décadas hasta hallarlo.
‘El niño que me perdonó la vida’ es el título de una de las historias que dejó la Feria del Libro de Bogotá.
Hace 53 años, Armando era un teniente del Ejército y Enrique un niño de 12 años reclutado desde los 8 por las FARC.
Luego de una confrontación entre ambos bandos, el pequeño fue capturado y se encontró con el hombre contra el que había combatido horas antes.
“Y a este niño, que estaba preparado y adoctrinando para jamás hablar, me lo mandaron a la base. Me miró a los ojos y me dijo: ‘mi teniente, yo a usted lo conozco, yo a usted le perdoné la vida’. Enrique me confiesa que me tuvo más de 15 minutos en el punto de mira de su fusil”, contó el autor del libro sobre su primer encuentro cara a cara.
Desde esa revelación a sangre fría, Enrique vio en el teniente al padre que la violencia le había arrebatado.
“Hago las gestiones para adoptarlo, pero nadie le va a entregar a un niño de 12 años a un tipo soltero”, recordó Armando. Luego perdieran contacto.
Pero décadas después, el autor del libro recibió una llamada donde le decían: “un hijo suyo lo anda buscando desde hace 50 años”.
Era Enrique, que a sus 62 años intentaba hallarlo desesperadamente.
Y una vez reunidos se sentaron a reconstruir su historia para luego plasmarla en la novela ‘El niño que me perdonó la vida’.
“Yo quería que mi vida se conociera porque fue tan trágica que no quisiera hubiera más niños que pasaran por lo que…”, reconoció Enrique antes de romper en llanto y ser consolado por su padre adoptivo.
“Los niños de la guerra no son de izquierda ni de derecha, no son creyentes ni ateos, son simplemente niños y casi todos pobres”, recalcó Armando.
 

  • Advertisement