El dueño del vehículo abrió una de las puertas, para que su mascota no se agobiara por el intenso calor, sin imaginarse que tendría que lidiar con este intruso.
El enólogo Tim Whitrow, que visitaba un viñedo en Blewitt Springs, en el sur de Australia, creyó conveniente que su perro permaneciera en el interior del carro con el aire acondicionado prendido, mientras él hacía su recorrido.
Con lo que no contaba Whitrow, es que otra criatura también querría refrescarse.
El koala aprovechó que una de las puertas estaba semiabierta, para ingresar y disfrutar de una temperatura más agradable que la que había tenido soportar por estos días en la zona.
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Cuando Whitrow regresó, vio a su perro intimidado con la presencia del koala que no parecía dispuesto a abandonar el vehículo.
Al enólogo le tomó tiempo convencer al koala de irse por donde llegó.
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Antes de bajarse del carro, dejó la marca de sus garras en el tablero y una escena para el recuerdo con más de medio millón de reproducciones en Facebook.