Al menos siete personas murieron en todo el mundo por ataques no provocados de tiburón, según la Universidad de Florida, que contabilizó 80 agresiones, de las que más de la mitad se produjeron en Estados Unidos, principalmente en aguas del estado de Florida.
Esa institución, que elabora anualmente un Registro Internacional de Ataques de Tiburón, detalla en su web que durante el año pasado investigó 118 incidentes, de los que 80 se confirmaron como ataques contra humanos sin que previamente existiera una provocación, en línea con los 78 registrados en 2011 y los 82 de 2010.
El resto se debió a ataques ocurridos cuando el animal se encontraba en una embarcación o en acuarios o se trató de agresiones a cuerpos de personas que habían fallecido ahogadas, entre otras muchas circunstancias.
De todos los ataques no provocados, 7 derivaron en la muerte del atacado, lo que supone casi la mitad de los 13 de 2011, pero está muy por encima de la media de 4,4 muertes anuales registradas en la década de 2001-2010.
Las muertes tuvieron lugar en Sudáfrica, Australia, California y EE. UU.
En cualquier caso la tasa de ataques mortales ha ido en descenso durante las once últimas décadas gracias a las medidas de prevención y de atención médica.
En 2012 esa tasa se situó en el 8,8%, menos que la media de 12,5% en la década de 1990 pero ligeramente superior al 7,4% de la primera década de este siglo. Estados Unidos tiene una tasa de 1,9% frente a la media mundial del 22,2%.
"A medida que aumenta la población y su interés por las actividades acuáticas, debemos esperar un incremento en el número de ataques de tiburón y de otro tipo de accidentes marinos", explica la Universidad de Florida.
De hecho, el aumento de los ataques se produce mientras se va reduciendo la población de tiburones en muchas zonas del mundo, al tiempo que las variaciones de año a año también se ven muy afectadas por razones locales como la meteorología en una determinada zona, la situación economía y social, y las condiciones marinas.
"Así, las tendencias a corto plazo deben ser observadas con precaución", advierte la institución educativa y de investigación, que también apunta que cada vez se hace un seguimiento más exhaustivo de este tipo de incidentes, lo que se puede traducir en un incremento en el número de ataques detectados.
Según sus datos, del total registrado el año pasado, 53 ataques se produjeron en Estados Unidos, la cifra más elevada desde el año 2000 y muy superior a los 31 contabilizados en 2011.
Como es habitual, la mayor parte de los ataques en Estados Unidos se produjeron en Florida (49%), con un total de 26, tres más que la media de la década de 2001-2010.
La alta incidencia en Florida "es atribuible a la gran cantidad de actividades recreativas acuáticas en sus playas, tanto por residentes como por turistas, especialmente surfistas, así como a su rica fauna marina", explica la Universidad de Florida.
Fuera de Estados Unidos, 14 ataques se produjeron en Australia, 4 en Sudáfrica, 3 en la isla de Reunión y 1 en Canarias, Indonesia, Nueva Zelanda, Nigeria, Arabia Saudí Arabia y Tonga.
¿Cómo defenderse?
La Universidad de Florida recuerda que si alguien es atacado por un tiburón lo más aconsejable es reaccionar con decisión: golpear al animal en la nariz y tratar de salir del agua cuanto antes.
"Si no es posible salir del agua, seguir golpeándole en el hocico, lo que puede contenerlo momentáneamente, aunque este recurso tenderá a ser cada vez menos efectivo", explica la universidad, que añade que si continúa el ataque lo ideal es tratar de arañarle los ojos y las branquias, dos áreas muy sensibles.
En cualquier caso, "nunca actuar de una forma pasiva ante un ataque" de un tiburón, al contrario que con otros animales salvajes, ya que "los tiburones respetan el tamaño y la fuerza".