Boston se detuvo hoy para recordar a las víctimas de las dos bombas colocadas el año pasado en la línea final de su maratón, así como para hacer gala de unidad y superación de una tragedia que dejó tres espectadores muertos y 16 amputados.
Con la línea de meta de nuevo preparada para que el 21 de abril se celebre el día del Patriota, el tercer lunes de abril, y se dé el pistoletazo de salida a una nueva edición de la carrera, los habitantes de Boston hicieron un llamado de superación y vuelta a la normalidad.
"Muchos corredores no pudieron finalizar el año pasado, el lunes que viene demostraremos que la ciudad tiene la fuerza y el corazón para finalizar lo que se empezó", indicó Sharleen Colaeta, quien vive cerca de la línea de meta y quien convirtió su casa en un improvisando centro de ayuda a víctimas el 15 de abril de 2013.
"Boston Strong" (Boston Fuerte), escogido como lema tras el atentado, se ha convertido en la consigna que se repite en las camisetas de los transeúntes, en los escaparates de los comercios y en los mensajes de perseverancia a los supervivientes.
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Los hermanos Tamerlán y Dzhokhar Tsarnaev, residentes en la vecina Cambridge y originarios del Daguestán ruso, colocaron dos ollas a presión cargadas de explosivos caseros que activaron a distancia con la intención de causar el mayor daño posible.
Tres días después, iniciaron una espectacular huida de casi 24 horas en las que mataron al policía del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) Sean Collier.
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El mayor de los Tsarnaev murió en un enfrentamiento con la Policía, mientras que Dzhokhar fue capturado tras un impresionante despliegue en las afueras de Boston, que estuvo sumido un día en toque de queda.
Una ceremonia en el centro de convenciones de Hynes sirvió hoy para homenajear a los supervivientes y a las familias de las tres víctimas mortales de las bombas: Martin Richard (de 8 años), Krystle Campbell (de 29) y la estudiante china Lu Lingzi (de 23).
El vicepresidente estadounidense, Joe Biden, el gobernador de Massachusetts, Deval Patrick, y el alcalde de Boston, Marty Walsh, destacaron la respuesta ejemplar de los heridos (unos 260), 16 de los cuales sufrieron amputaciones y aún siguen en rehabilitación.
Biden aseguró que los terroristas querían "inocular miedo para que rechazásemos nuestros valores de sociedad abierta, de Justicia, de libertad y nuestra capacidad de reunirnos donde queramos para expresar lo que creemos".
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El vicepresidente subrayó que el ejemplo de que los autores de los atentados no han conseguido su objetivo es la capacidad de Boston de seguir unido, de mantener su estilo de vida abierto y de que el maratón vaya a contar este año con su segundo número más alto de participantes: 36.000 personas.
"Lo que vimos después de la tragedia fue un sentido de comunidad, de generosidad y de gracia que en estos tiempos es escaso, y nos dimos cuenta que es más lo que nos une que lo que nos separa", afirmó el gobernador Patrick.
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La ceremonia de hoy, que culminó con la izada de una bandera estadounidense en la línea de meta de la Calle Boylston y un minuto de silencio a las 14.45 hora local (18.45 GMT), cuando se produjeron las detonaciones, también sirvió de homenaje para los cuerpos de Policía y emergencia de Boston.
Decenas de miembros de la Policía de Boston, del estado de Massachusetts y bomberos vestidos de gala montaron guardia en los dos puntos en los que colocaron las bombas, donde muchas personas se detuvieron a rezar, llorar o dar las gracias a los agentes.
Una de las víctimas, la pequeña Jane Richard, hermana menor de Martin Richard y quien perdió una pierna, caminó hoy con su padres hasta el lugar donde estalló la segunda bomba y donde falleció su hermano para hacer una ofrenda.
En un segundo plano se encontraba un orgulloso Paul Michienze, que hace un año estaba sentado a pocos metros de Jane viendo la maratón pero no sufrió herida alguna y decidió crear una fundación para las víctimas como agradecimiento a la suerte que él tuvo aquel día sangriento.
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Michienze explicó a Efe que han conseguido que Jane pueda disfrutar de una prótesis a medida, que los seguros médicos no incluyen y que pueden llegar a costar hasta 70.000 dólares. Su objetivo es que todos los amputados puedan contar con ellas.
En medio de estas muestras de solidaridad, comunidad y reafirmación del espíritu abierto de la cosmopolita Boston, personas como Colaeta siguen preguntándose la razón que llevó a dos jóvenes que habían crecido en la ciudad a matar a cuatro personas, en una semana que mantuvo en vilo a toda la ciudad.
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Mañana se celebrará una vista previa al juicio capital contra Dzhokhar Tsarnaev, que creció en Estados Unidos y tenía la ciudadanía.
Se espera que este otoño se pueda dar comienzo al juicio contra el joven de 20 años y se puedan conocer la razones que llevaron a él y a su hermano a cometer el acto terrorista más grave de la historia de Boston.