El 27 de octubre de 2022, la muerte del joven médico panameño José Luis Santamaría encendió las alarmas entre las autoridades. La víctima fue hallada incinerada dentro de la bañera de un apartamento en la localidad de Chapinero, en Bogotá. Este crimen marcaría el inicio de una serie de asesinatos contra miembros de la comunidad LGBTIQ+.Según las autoridades, el cuerpo del médico presentaba tres heridas con arma cortopunzante, una de ellas mortal, ubicada en el cuello. Además, indicaron que en la vivienda no se encontraron los objetos personales de la víctima, lo que sugeriría que se trató de un robo. No obstante, la investigación reveló un macabro hallazgo.La Policía confirmó que, el día de su muerte, se registraron movimientos inusuales en las ubicaciones habituales del joven médico. Además, se descubrió que su tarjeta SIM había sido reemplazada por otra, registrada a nombre de José Leonardo Quevedo Turizo, un joven colombo-venezolano, estudiante de Administración de Empresas, sin antecedentes judiciales.A través de las redes sociales, los uniformados descubrieron que este sujeto había publicado fotografías en las que aparecía usando las pertenencias del médico asesinado. Entre los objetos que exhibía se encontraban el teléfono celular y dos chaquetas que habían sido reportadas como desaparecidas.Otros crímenes, un mismo sospechosoAunque el teléfono fue interceptado, en enero de 2023 se apagó por completo y dejó a los investigadores sin más detalles. Meses después, el 11 de mayo de 2023, un nuevo crimen encendió las alarmas.Se trataba de José Ariel Jiménez, de 21 años, quien fue encontrado sin vida en su vivienda en la localidad de Barrios Unidos. El joven estaba semidesnudo y había sido asfixiado con una funda de almohada, la cual presentaba rastros de sangre y otros fluidos biológicos, según confirmaron las autoridades.A través de las cámaras de seguridad, se logró identificar la apariencia física del individuo que salió del domicilio de la víctima. Además, se comprobó que este había sustraído varias de las pertenencias personales de José Ariel.No pasaron muchas horas después del asesinato de José Ariel Jiménez cuando en redes sociales apareció una foto del computador robado en su casa, publicada por José Leonardo Quevedo. El 15 de mayo, un juez emitió una orden de captura contra Quevedo por el homicidio del médico panameño, y fue capturado al día siguiente en Chapinero. En su poder tenía los objetos robados en la casa de José Ariel, chaquetas del médico panameño, llaves, celulares y papeles de un vehículo que también serían claves.El 3 de mayo de 2023, el asesinato de David Steven Mosquera, un estudiante de actuación de 27 años, conmocionó a las autoridades. El crimen ocurrió en su apartamento en Chapinero, bajo circunstancias similares a las de los casos anteriores. De acuerdo con la investigación, las cámaras de seguridad registraron a la víctima ingresando a su vivienda en compañía de un hombre, quien horas más tarde abandonó el lugar llevando consigo varias pertenencias de David."En redes sociales, el asesino seguía utilizando sus objetos personales. Este tipo continuó usando las cuentas de David incluso después de asesinarlo", contó un amigo de la víctima a Séptimo Día.Asesinato a joven en MedellínDurante la investigación, las autoridades descubrieron que al principal señalado se le había impuesto un comparendo mientras se movilizaba en un vehículo reportado como robado. El automóvil pertenecía a Néstor Alberto Gómez León, un médico esteticista de 37 años que, curiosamente, fue asesinado entre el 10 y el 11 de marzo de 2023 en su residencia en Chapinero. En ese crimen, también fueron sustraídos varios objetos personales, incluido el vehículo.José Leonardo Quevedo Turizo se había movilizado en ese carro hasta Medellín después de la muerte de Néstor Alberto. Las fechas coinciden, precisamente, con el asesinato de otro hombre reportado en la capital de Antioquia.Los hechos ocurrieron el 11 de abril de 2023, en el barrio Manrique Oriental, Medellín, donde Jason Molina Triana, estudiante universitario de 23 años, fue hallado muerto y envuelto en una cobija. En las grabaciones de las cámaras de seguridad se observó que el vehículo de Néstor era conducido por José Leonardo Quevedo, lo que lo implicaría directamente en el crimen.Tras comprobarse estos hechos, el 7 de abril de 2025, una juez condenó a José Leonardo Quevedo a 39 años y 3 meses de prisión por el asesinato del médico panameño. Sin embargo, en el caso de José Ariel solo fue condenado por hurto, no por homicidio, una decisión apelada por su familia. Los otros tres casos aún están bajo investigación, a la espera un juicio.Expertos analizan perfil de asesino en serieLuego de un año y medio de investigación, los fiscales identificaron el modus operandi de José Leonardo Quevedo Turizo. El sujeto usaba redes sociales para contactar a hombres, seducirlos y obtener información clave sobre su entorno. Después los visitaba en sus viviendas, los asesinaba, robaba sus pertenencias y las vendía o usaba.“Él tenía la motivación muy clara y era lucro. Encontramos sus cuerpos, pero no los elementos de valor de las víctimas. Él tiene que matar a sus víctimas para no dejar rastro, por ende, tiene que eliminarlas”, dijo Daniel Bolaños, perfilador criminal de la DIJIN.“Les preguntaba dónde vivían, con quiénes vivían, para establecer si vivían solas. Les preguntaba por sus características físicas, para que su altura no fuera superior a la de él y así le fuera más fácil dominarlas y controlarlas”, agregó.Sin embargo, durante la investigación se logró establecer que José Leonardo Quevedo mantenía relaciones sexuales con algunas de sus posibles víctimas, a pesar de haber asegurado que no pertenecía a la comunidad LGBTIQ+.Carlos Vidal Reyes, psicólogo forense y exfiscal judicial, aseguró que: “Este tipo de asesinos construyen una fachada y es precisamente una máscara. Esa máscara es la que muestran al mundo, en este caso como un supuesto estudiante universitario que tiene una pareja, pero eso hace parte de esconder su rostro real”.“Creo que presenta características de psicopatía. Estos rasgos se evidencian en la planeación, que es muy calculada y fría, y en los actos posteriores al delito, como publicarse en redes sociales con los objetos”, y agregó que “sí se cataloga como un asesino serial por las características de las víctimas que todas son similares y por la ejecución del delito”.Por el momento, las familias de las víctimas esperan que se haga justicia por estos crímenes y que sus casos no queden impunes.
El 22 de abril de 2010, Colombia conoció la triste noticia de la muerte de Lina Marulanda, una de las figuras más queridas de la televisión nacional. A sus 29 años, Lina dejó un legado imborrable en el mundo del entretenimiento, pero su prematura partida dejó muchas preguntas sin respuesta. 15 años después, recordamos sus últimas horas y las circunstancias que vivía cuando tomó la trágica decisión. Este es su Expediente Final.Lina Marulanda nació el 15 de mayo de 1980, en Medellín. Desde temprana edad, mostró un talento innato para el modelaje, comenzando su carrera a los 13 años. Su belleza y carisma la llevaron rápidamente a la cima, convirtiéndose en una figura destacada en la televisión colombiana. Lina fue presentadora de Noticias Caracol y el reality Desafío 2007, ganándose el cariño y la admiración de los televidentes.Carolina Martínez, asistente y amiga de Lina, recordó en el informativo los días previos al fallecimiento de Lina: “Un mes antes fue muy duro para ella porque su empleada, se puede decir pues de toda la vida, la robó, ella era como su segunda mamá. Entonces a ella eso le dio muy duro. Con su joyería no le iba muy bien”.Los últimos días de Lina MarulandaA Lina no le importaron las pertenencias que le robaron, a ella le rompió el corazón saber que una persona de su entera confianza, alguien a quien ella veía como una segunda mamá, la había traicionado.“Su empleada del servicio, en su casa, como que la enredaron, le hablaron y ella los dejó entrar. Los dejó entrar, entonces pues obviamente se le llevó lo de la caja fuerte, sus cosas” añadió Carolina.El día que murió Lina MarulandaEl día que falleció, Lina lo comenzó temprano. Ella desayunó con sus papás. Su mamá le preparó su comida, su desayuno lo que ella le gustaba.Su amiga vivía muy cerca e iba para allá. "Me llamó, faltaba un cuarto para las 9. Entonces me dijo, ‘Caro, ¿a dónde vienes?’. Y yo no, estoy acá en la esquina de tu apartamento. Me dijo, ‘Bueno, Caro, aquí te espero, golpéame cuando llegues. Te quiero mucho”, recordó Carolina.Carolina sentía un pálpito extraño en su corazón. Sentía que Lina estaba diferente. Sin embargo, hizo caso omiso a sus palabras. Llegó a casa y se dispuso a trabajar. Los padres de Lina llevaban un mes con ella, dada la situación que estaba presentando.La paisa tenía un desfile en horas de la tarde, impartió algunas órdenes y se fue a descansar. Su amiga trabajaba en el nuevo almacén de Lina.Los minutos transcurrían en calma. En ese momento en el apartamento de Lina se encontraban los papás de ella, la asistente y el contador.“Los papás cuando pasó todo, estaban en la sala, ellos estaban viendo un programa, eso más o menos fue como a las 11:30 de la mañana”, recordó la amiga.Carolina y el contador se encontraban en la habitación al lado de la Lina. De repente, algo alteró la calma de aquel lugar.“Ella estaba durmiendo. Entonces, yo estaba trabajando con Jessica, cada uno tenía su portátil. Cuando escuchamos un ruido. Yo salí corriendo, boté el portátil, abrí la puerta porque yo me había encerrado con Jessy en la habitación y empecé a golpear durísimo la puerta de Lina y ella no me respondía. Sus papás se me acercaron y me dijeron que qué me pasaba. Le dije, no sé qué pasa, pero algo le pasa a Lina”, contó.“Yo cogí el teléfono, llamé al celador y le dije, ‘¿qué pasa?’, y me dijo, ‘por favor baje’. Entonces, claro, yo me puse las botas, Jessy ya estaba al lado mío, se puso los zapatos. Bajamos, después bajaron sus papás. Cuando bajamos del celador, me dijo, ‘ve por allá’. Entonces ahí fue cuando yo la vi acostada, ella tenía una virgencita en madera que siempre la cargaba, una virgencita milagrosa”, relató su amiga."La cogí, yo le tomé los signos y todo y yo les hacía a sus papás que no, porque ellos bajaron después”, recordó. “Sus papás la vieron, pero pues no pudieron acercarse. Ellos estaban anonadados, su mamá también”, añadió la amiga sobre el fatídico momento que vivieron.El último adiós a Lina Marulanda“El cuerpo de Lina es encontrado sobre el piso de un sector interno del conjunto de apartamentos donde ella residía. Se encuentra con signos de hematomas en cara y cabeza, producto pues del golpe originado por su caída”, develó Carmen Torres Malaver, directora de Fiscalía seccional Bogotá, en el 2019.“Según historia clínica también pudimos determinar que se encontraba frente a unos episodios clínicos que habían afectado su calidad de vida”, reveló Torres en Expediente Final.El último adiós se le dio a la carismática modelo en una ceremonia íntima en Bogotá. Dejó un vacío enorme entre sus amigos y familiares, quienes la siguen extrañando como si fuera el primer día. Lina Marulanda, una estrella que brilló en la televisión nacional, dejó una huella imborrable en los corazones de quienes la conocieron.
Entre 2022 y 2023 se reportaron varios asesinatos de jóvenes universitarios, en su mayoría hombres pertenecientes a la comunidad LGBTIQ+, en las ciudades de Bogotá y Medellín. Las víctimas compartían un patrón inquietante: todos fueron hallados desnudos, con signos evidentes de violencia y en posiciones similares. Ante estos hechos, las autoridades emprendieron una intensa investigación que los llevó a descubrir un atroz modus operandi.Crimen de un médico en BogotáLos hechos ocurrieron el 27 de octubre de 2022, cuando el cuerpo del médico panameño José Luis Santamaría, de 34 años, fue hallado incinerado dentro de su bañera en un apartamento en Chapinero.Según las autoridades, el cuerpo presentaba tres heridas con arma cortopunzante: dos en el pecho y una, mortal, en el cuello. Además, el celular y los objetos personales de la víctima habían desaparecido. Sin embargo, los investigadores encontraron una pista clave que no solo ayudaría a identificar al sospechoso del crimen, sino que también lo vincularía con otros asesinatos.“El celular arrojó unas celdas de ubicación, las cuales no se movían del mismo rango donde esta persona se la pasaba en Chapinero. Ahí empezamos a seguirle el rastro”, afirmó Óscar García, integrante del grupo de la DIJIN a Séptimo Día.Asimismo, se confirmó que, el día de su muerte, se registró un cambio inusual en las ubicaciones habituales del joven. Además, se descubrió que su tarjeta SIM había sido reemplazada por otra, registrada a nombre de José Leonardo Quevedo Turizo, un joven colombo-venezolano, estudiante de Administración de Empresas, sin antecedentes judiciales.Tras una ardua investigación, las autoridades descubrieron que, a través de redes sociales, el joven señalado había publicado fotografías luciendo las pertenencias que habían sido reportadas como desaparecidas tras el asesinato del médico. Desde entonces, los investigadores comenzaron a seguirle la pista.Pistas claves del asesinatoA pesar de que durante varios meses las autoridades estuvieron interceptando la línea telefónica de José Leonardo Quevedo, en enero de 2023 este apagó su celular por completo. Sin embargo, en mayo de ese mismo año, un nuevo crimen volvió a alertar a las autoridades.José Ariel Jiménez, de 21 años, fue hallado en su vivienda, en la localidad de Barrios Unidos, semidesnudo y asfixiado con la funda de una almohada. Las autoridades comprobaron que la funda presentaba rastros de sangre y otros fluidos biológicos.Además, se determinó que al joven también le habían sido robados sus objetos personales. Pocas horas después del asesinato, apareció en redes sociales una fotografía del computador de la víctima, publicada por José Leonardo Quevedo.Gracias a las cámaras de seguridad de la zona, se logró identificar a un joven cuyas características coincidían con las de la persona que presuntamente habría atacado al médico panameño. ¿Estaría el mismo sujeto involucrado en este asesinato?El 15 de mayo, un juez emitió una orden de captura contra José Leonardo Quevedo por el homicidio del médico panameño, y fue detenido al día siguiente en Chapinero. Según las autoridades, el sujeto tenía en su poder pertenencias de ambas víctimas, quienes fueron encontradas sin vida en el interior de sus viviendas.Aunque Quevedo nunca aceptó cargos, las pruebas en su contra comenzaron a apilarse cuando los investigadores descubrieron que había otros casos similares en Bogotá y Medellín.Otros crímenesEl 3 de mayo de 2023, David Steven Mosquera, un estudiante de actuación de 27 años, fue encontrado sin vida en su apartamento en Chapinero. Según la investigación, el crimen ocurrió en circunstancias similares a las de los casos anteriores. Las cámaras de seguridad registraron a la víctima ingresando a su vivienda acompañado de un hombre, quien horas después salió del lugar llevando consigo las pertenencias de David."En redes sociales, el asesino seguía utilizando sus objetos personales. Este tipo continuó usando las cuentas de David incluso después de asesinarlo", contó un amigo de la víctima, quien aseguró que el sujeto cambió la foto de perfil de David por una suya, sin modificar el nombre de la cuenta.Otro asesinato se sumó a la investigación cuando las autoridades encontraron que a Quevedo le habían impuesto un comparendo días antes, cuando se movilizaba en un vehículo que había sido reportado como robado. Su dueño era Néstor Alberto Gómez León, médico esteticista de 37 años, que curiosamente fue asesinado entre el 10 y 11 de marzo de 2023 en su casa en Chapinero.Asimismo, las autoridades descubrieron que la fecha de ese asesinato coincidía con la de otra muerte de un hombre de la comunidad LGBTIQ+, ocurrida el 11 de abril de 2023 en el barrio Manrique Oriental, en Medellín. La víctima fue Jason Molina Triana, un estudiante universitario de 23 años, quien fue hallado sin vida y envuelto en una cobija.Las cámaras de seguridad del sector captaron un vehículo perteneciente a Néstor, que en ese momento estaba siendo conducido por José Leonardo Quevedo, por lo que lo implicaba en el crimen.Modus operandiLuego de un año y medio de investigación, los fiscales identificaron el modus operandi de José Leonardo Quevedo Turizo. El sujeto usaba redes sociales para contactar a hombres, seducirlos y obtener información clave sobre su entorno. Después los visitaba en sus viviendas, los asesinaba, robaba sus pertenencias y las vendía o usaba.Según las autoridades, su motivación era principalmente económica, además nunca aceptó los cargos por los cinco homicidios. “Él tenía la motivación muy clara y era lucro. Encontramos sus cuerpos, pero no los elementos de valor de las víctimas. Él tiene que matar a sus víctimas para no dejar rastro, por ende, tiene que eliminarlas”, dijo Daniel Bolaños, perfilador criminal de la DIJIN.Carlos Vidal Reyes, psicólogo forense y exfiscal judicial, aseguró que: “Este tipo de asesinos construyen una fachada y es precisamente una máscara. Esa máscara es la que muestran al mundo, en este caso como un supuesto estudiante universitario que tiene una pareja, pero eso hace parte de esconder su rostro real”, y agregó “sí se cataloga como un asesino serial por las características de las víctimas que todas son similares y por la ejecución del delito”.El 7 de abril de 2025, una juez lo condenó a 39 años y 3 meses de prisión por el asesinato del médico panameño. Sin embargo, en el caso de José Ariel Jiménez solo fue condenado por hurto, no por homicidio, una decisión apelada por su familia. Los otros tres casos aún están bajo investigación, a la espera un juicio.
Una serie de crímenes ocurridos entre 2022 y 2023 en Bogotá y Medellín, alertaron a las autoridades sobre un presunto asesino serial en el país, cuyas víctimas eran hombres jóvenes de la comunidad LGBTIQ+. Cinco hombres fueron hallados muertos en circunstancias similares: dentro de sus viviendas, con signos de violencia y con varios objetos personales desaparecidos. Tras meses de investigación, una pista fue clave para identificar un patrón inquietante e identificar a un mismo sospechoso.Los primeros asesinatos reportadosEsta tragedia comenzó el 27 de octubre de 2022, cuando el cuerpo del médico panameño José Luis Santamaría, de 34 años, fue hallado incinerado dentro de su bañera en un apartamento en Chapinero. Las heridas halladas en el cadáver daban cuenta de un asesinato violento, sus celulares y otros objetos personales habían desaparecido. Lo único que dejó el asesino fueron dos preservativos con fluidos que permitieron iniciar una línea investigativa.La pista clave llegó al buscar los teléfonos del médico. El día de su muerte, se detectó un cambio en sus ubicaciones habituales y, además, se cambió la SIM por una asociada al nombre de José Leonardo Quevedo Turizo, un joven colombo-venezolano, estudiante de administración de empresas, sin antecedentes judiciales. Los uniformados decidieron buscar a este sujeto en redes sociales, donde curiosamente había publicado fotos luciendo las pertenencias perdidas del médico asesinado. A partir de ahí, se convirtió en el principal sospechoso.Aunque el teléfono fue interceptado, en enero de 2023 se apagó por completo y dejó a los investigadores sin más detalles. Meses después, el 11 de mayo de 2023, un nuevo crimen encendió las alarmas. Ahora la víctima era José Ariel Jiménez, de 21 años, fue hallado en su vivienda en la localidad de Barrios Unidos, semidesnudo, asfixiado con la funda de una almohada. Cámaras de seguridad captaron a un hombre alto, vestido de oscuro, que ingresó a la vivienda y salió con varios objetos, incluida una chaqueta similar a la robada al médico panameño meses atrás.No pasaron muchas horas después del asesinato de José Ariel Jiménez cuando en redes sociales apareció una foto del computador robado en su casa, publicada por José Leonardo Quevedo. El 15 de mayo, un juez emitió una orden de captura contra Quevedo por el homicidio del médico panameño, y fue capturado al día siguiente en Chapinero. En su poder tenía los objetos robados en la casa de José Ariel, chaquetas del médico panameño, llaves, celulares y papeles de un vehículo que también sería clave más adelante.Las otras víctimasLas autoridades descubrieron que las víctimas compartían varios factores: eran jóvenes, hombres, ubicados en Bogotá, y con objetos personales robados que luego eran ofrecidos en redes sociales. Aunque Quevedo nunca aceptó cargos, las pruebas en su contra comenzaron a apilarse cuando los investigadores descubrieron que había otros casos similares en Bogotá y Medellín.El 3 de mayo de 2023, David Steven Mosquera, de 27 años, estudiante de actuación, fue encontrado muerto en su apartamento en Chapinero. Cámaras de seguridad lo mostraron ingresando a su casa con un hombre que luego salió con su ropa y maletas. Más escalofriante aún: su perfil en redes sociales cambió de foto, ahora aparecía la cara de José Leonardo Quevedo, pues el sospechoso siguió usando su celular para enviar mensajes a sus contactos.Un cuarto caso se sumó a la investigación cuando las autoridades encontraron que a Quevedo le habían impuesto un comparendo días antes, cuando se movilizaba en un vehículo que había sido reportado como robado. Su dueño era Néstor Alberto Gómez León, médico esteticista de 37 años, que curiosamente fue asesinado entre el 10 y 11 de marzo de 2023 en su casa en Chapinero. También le robaron varios objetos, incluyendo el vehículo.Los investigadores quedaron sorprendidos al descubrir que José Leonardo Quevedo Turizo se había movilizado en ese carro hasta Medellín después de la muerte de Néstor Alberto. Las fechas coinciden, precisamente, con el asesinato de un hombre reportado en la capital de Antioquia. Ocurrió el 11 de abril de 2023 en el barrio Manrique Oriental, Medellín, donde Jason Molina Triana, estudiante universitario de 23 años, fue hallado muerto y envuelto en una cobija. Las cámaras del sector captaron el carro de Néstor conducido por Quevedo, confirmando su presencia en el lugar del crimen.¿Qué dice la justicia?Tras más de un año y medio de investigación, los fiscales identificaron el modus operandi de José Leonardo Quevedo Turizo. El sujeto usaba redes sociales para contactar a hombres, seducirlos y obtener información clave sobre su entorno. Luego, los visitaba en sus viviendas, los asesinaba, robaba sus pertenencias y las vendía o usaba. Su motivación parecía ser principalmente económica, aunque nunca aceptó ser responsable de los homicidios.Durante una audiencia, llegó a decir: “De manera extracurricular, yo me dedicaba al comercio independiente, miraba las ofertas de precio razonable y las revendía”. Pero esa explicación fue insuficiente ante las contundentes pruebas. El 7 de abril de 2025, una juez lo condenó a 472 meses de prisión (39 años y 3 meses) por el asesinato del médico panameño. Sin embargo, en el caso de José Ariel Jiménez solo fue condenado por hurto, no por homicidio, una decisión apelada por su familia. Los otros tres casos aún están bajo investigación, a la espera de justicia.
El 6 de agosto de 1945, la historia de la humanidad se vio marcada por la que sería una de las más grandes tragedias de la humanidad: los las bombas atómicas lanzadas por Estados Unidos sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki. El mundo ya se veía afectado por la Segunda Guerra Mundial, un acto de destrucción masiva que cambiaría para siempre el curso de la guerra y de la diplomacia internacional. En medio de este panorama se encontraba Tsutomu Yamaguchi, el único sobreviviente a esta tragedia con un doble certificado oficial. El hombre estuvo en ambos eventos destructivos, cuando las bombas Little Boy y Fat Man fueron lanzadas por el ejército de Estados Unidos, dejando una cicatriz en la vida de miles de personas. Esta es su historia. La tarde en la que se lanzó la primera bomba, Tsutomu Yamaguchi se encontraba en Hiroshima por motivos laborales. A sus 29 años, estaba trabajando como ingeniero en la industria naval japonesa, en medio de la Segunda Guerra Mundial, cuando la ciudad se convirtió en el epicentro de un evento que cambiaría el curso de la historia humana para siempre. Fue a las 8:15 de la mañana cuando el cielo de Hiroshima se iluminó con un resplandor cegador, seguido de un estruendoso rugido. Yamaguchi, que caminaba cerca del puerto, fue alcanzado por el impacto de la explosión de la bomba "Little Boy", la primera arma nuclear lanzada sobre una ciudad en la historia de la humanidad, de acuerdo con lo explicado en los registros de la BBC. El hombre trató de escapar con las pocas fuerzas que teníaEl destello de luz fue tan intenso que dejó a Yamaguchi temporalmente ciego. El sonido de la detonación le perforó los tímpanos, y las ondas de choque lo lanzaron al suelo, dejándolo con severas quemaduras en la cara, los brazos y las piernas. En medio del caos, con edificios colapsando a su alrededor y una nube hongo que se levantaba en el cielo, Yamaguchi apenas pudo reaccionar. Como tantos otros, su primer instinto fue escapar, pero las calles estaban colapsadas y la ciudad estaba sumida en el horror. La tragedia se apoderaba del lugar: personas quemadas, otras simplemente desvanecidas por la radiación, y el sonido de los lamentos, los más ensordecedores. A pesar de sus heridas, Yamaguchi se las arregló para hallar refugio en un edificio cercano, donde pasó la noche, con el cuerpo cubierto de quemaduras de tercer grado, mientras su mente trataba de procesar lo imposible que acababa de vivir. La ciudad estaba destruida, la mayoría de los edificios habían quedado reducidos a escombros, y el aire estaba impregnado de un extraño olor a carne quemada.Impactado por la bomba en Hiroshima, fue a su ciudad natal: NagasakiA la mañana siguiente, Yamaguchi, decidido a reunirse con su familia en Nagasaki, comenzó a caminar hacia su ciudad natal, sin saber lo que le esperaba. Mientras luchaba por recuperarse de las terribles secuelas de la explosión en Hiroshima, Yamaguchi logró llegar a Nagasaki el 8 de agosto. Pero apenas había puesto pie en su casa cuando, al día siguiente, el 9 de agosto de 1945, una segunda explosión estremeció el aire. Esta vez, la bomba 'Fat Man' fue lanzada sobre Nagasaki. En ese momento, Yamaguchi estaba pasando por la segunda bomba en menos de 4 días. El impacto de la segunda bomba fue igualmente devastador. Sin embargo, a pesar de sus heridas de Hiroshima, Yamaguchi sobrevivió una vez más. Pese a las terribles secuelas físicas que sufrió, incluyendo quemaduras adicionales y daño irreversible a su salud, su cuerpo parecía desafiar las leyes de la naturaleza al resistir la fuerza letal de no una, sino dos bombas nucleares. Después de sobrevivir a dos de los ataques más mortales que la humanidad haya conocido, Yamaguchi pasó años recuperándose físicamente. Durante sus años de convalecencia, los médicos no tardaron en informarle al mundo que los sobrevivientes a la radiación los ponía en alto riesgo de desarrollar cáncer. Y así fue. Con el tiempo, Yamaguchi se convirtió en uno de los pocos sobrevivientes certificados por el gobierno japonés como "hibakusha" (sobreviviente de radiación). Este estatus le otorgaba derechos médicos y compensación por los efectos de la exposición a la radiación, pero, para él, lo más importante no era la compensación económica, más bien la misión de transmitir su experiencia al mundo. "Ahora puedo contarle mi historia a las futuras generaciones, incluso después de mi muerte", indicó Yamaguchi. El hombre que sobrevivió a las dos bombas murió años después por cáncerEn 2009, 64 años después de los bombardeos, el gobierno japonés reconoció oficialmente que Yamaguchi había sobrevivido tanto a Hiroshima como a Nagasaki. El 4 de enero de 2010, Tsutomu Yamaguchi falleció a los 93 años, debido a complicaciones derivadas del cáncer de estómago, una de las enfermedades más comunes entre los sobrevivientes de las explosiones atómicas ocurridas en Japón. Para entender la magnitud de estos ataques, es fundamental en la Segunda Guerra Mundial. Desde 1937, Japón había comenzado su expansión por Asia, inicialmente con la invasión de China. Este impulso imperialista llevó a Japón a formar parte del Eje, junto a Alemania e Italia, en 1940. La ocupación de territorios asiáticos y el deseo de establecer una "Esfera de coprosperidad de la gran Asia" fue el principio de una serie de confrontaciones que culminarían en la guerra en el Pacífico. La entrada de los Estados Unidos en la guerra, tras el ataque sorpresa japonés a Pearl Harbor el 7 de diciembre de 1941, marcó el comienzo de todo. La resistencia japonesa parecía inquebrantable, y aunque la caída de Alemania en mayo de 1945 alteró el equilibrio de poder en Europa, el conflicto en Asia no mostró signos de terminar.El proyecto ManhattanDe acuerdo con lo explicado por National Geographic, mientras se daba esta disputa en Asia, en secreto, Estados Unidos estaba desarrollando un arma que cambiaría la cara de la guerra: la bomba atómica. Bajo el nombre de Proyecto Manhattan, un equipo de científicos, incluidos Robert Oppenheimer, Enrico Fermi y Niels Bohr, entre otros, trabajaba sin descanso en los desiertos de Nuevo México para crear una tecnología capaz de desencadenar destrucción. El 16 de julio de 1945, el primer ensayo exitoso de una bomba atómica tuvo lugar en el desierto de Alamogordo, Nueva México, con la prueba Trinity. Con la guerra aún en curso en el Pacífico y sin señales de rendición de Japón, el gobierno de los Estados Unidos decidió utilizar las bombas para obligar a Japón a rendirse y evitar una invasión que, según los cálculos, costaría millones de vidas, tanto estadounidenses como japonesas.Hiroshima: la primera en caerEn la mañana del 6 de agosto de 1945, a las 8:15 a.m., un bombardero B-29 conocido como Enola Gay, pilotado por el coronel Paul Tibbets, voló sobre Hiroshima, una ciudad en el suroeste de Japón. A bordo de este avión iba la Little Boy, una bomba de uranio-235 de 4.400 kilogramos, con una potencia de 16 kilotones, lo que equivalía a la explosión de 16.000 toneladas de dinamita. Cuando la bomba explotó a unos 600 metros de altura sobre el centro de la ciudad, una explosión de luz y calor se desató, evaporando todo a su paso. La presión de la explosión, junto con las intensas temperaturas, destruyó por completo la infraestructura de la ciudad, y la radiactividad que se liberó arrasó a los sobrevivientes. La estimación más conservadora habla de aproximadamente 140.000 muertes, entre las inmediatas y las consecuencias a largo plazo de la exposición a la radiación.Las imágenes de Hiroshima tras el ataque muestran una ciudad reducida a escombros. En las fotografías de la época, se observa una columna de humo que se eleva hacia el cielo, mientras que los edificios y las calles parecen desaparecer bajo una capa de destrucción total. Las víctimas, quemadas y desfiguradas, se arrastraban por las calles buscando auxilio en medio de la tragedia. Muchos de ellos, desconocedores de la magnitud del daño, intentarían sobrevivir en condiciones inhumanas.Nagasaki: el segundo golpeSolo tres días después, el 9 de agosto de 1945, el bombardero Bockscar lanzó sobre Nagasaki la segunda bomba atómica, Fat Man, de plutonio-239, con una potencia aún mayor, de 21 kilotones. La ciudad, que ya se había salvado de gran parte de los bombardeos convencionales debido a su geografía montañosa, no pudo evitar el destino que le aguardaba. La bomba explotó sobre la ciudad a una altitud de 550 metros, provocando una nueva devastación. Aunque el número de muertos en Nagasaki fue algo menor que en Hiroshima, alrededor de 70.000 personas perdieron la vida de manera inmediata, y muchas más sucumbieron a las secuelas de la radiación. El impacto de estos dos ataques fue tan desolador que, el 15 de agosto de 1945, el emperador Hirohito anunció la rendición de Japón en un mensaje radiofónico, poniendo fin a la guerra. Japón había sido golpeado de manera irreversible por la devastación atómica y la amenaza de más ataques similares. Seis días después, el 2 de septiembre de 1945, en la cubierta del acorazado Missouri, los representantes japoneses firmaron la rendición formal, lo que marcó el final de la Segunda Guerra Mundial. Hoy en día, los hibakusha, los sobrevivientes de Hiroshima y Nagasaki, siguen luchando por el reconocimiento de su sufrimiento y por un mundo libre de armas nucleares.VALENTINA GÓMEZ GÓMEZNOTICIAS CARACOLvgomezgo@caracoltv.com.co
El asesinato del pastor Marlon Lora y su familia en un establecimiento de comercio en Aguachica, Cesar, ha sido investigado por las autoridades desde el pasado 29 de diciembre. Los expertos han recogido una a una las pistas de esta masacre y, aunque ya tienen una hipótesis de los móviles del homicidio, nuevas declaraciones de las personas que habrían estado involucradas en el hecho han salido a la luz.De acuerdo con las autoridades, el ataque armado al pastor Lora, su esposa Yurlay Rincón y sus hijos Ángela y Santiago Lora fue una fatal coincidencia. La joven vestía ropa de los mismos colores que Zaida Andrea Sánchez, alias La Diabla, contra quien iba dirigido el atentado de ese 29 de diciembre en un restaurante del municipio.Ese día, alias La Diabla estaba siendo seguida desde la funeraria donde se velaba a su esposo Alexander González Pérez, alias El Calvo, quien días atrás había sido baleado cuando se encontraba en El Banco, Magdalena.Según las investigaciones, alias El Calvo fue asesinado por orden de alias Jhon Mechas, jefe del frente 33 de las disidencias de las Farc, quien libra una guerra territorial en el Catatumbo, Norte de Santander.El pastor Lora habría tenido un vínculo con alias El CalvoEl conductor del vehículo en el que se transportaba alias La Diabla el día de la masacre reveló en diálogo con Testigo Directo lo que ocurrió esa tarde y la presunta relación que tendría el pastor Lora con alias El Calvo.“En la funeraria estaba La Diabla. Yo estaba en el parque El Morrocoy cuando ella me llamó y me dijo que fuéramos a almorzar”, contó el hombre en el mencionado medio.Según el conductor, tras haber llegado al restaurante con La Diabla, “entró el tipo, pegó el primer tiro y enseguida le disparó al pastor. Le dio al pastor, le dio a la esposa, después le dio a la muchacha y el muchacho trató de reaccionar, levantó las manos, la muchacha lo mismo. Cayeron debajo de la mesa”.En medio de la balacera, el hombre aseguró que La Diabla no comentó nada al respecto y, por el contrario, se mostró asustada. Ella le habría dicho: “Estoy nerviosa, estoy nerviosa, acompáñeme, vámonos, necesito irme de aquí, vámonos”.En medio de su relato, el conductor confesó que el pastor Lora se conocía con alias El Calvo, e incluso tenía en su poder “unas cosas” del hombre.“Alex (alias El Calvo) tenía contacto con el pastor. Alex se iba a abrir de La Diabla. Parece que Alex le había dado a guardar unas cosas al pastor (…) Ella (La Diabla) mató a Alex y se vino a buscar al pastor para que le entregara lo de Alex; el pastor le dijo que no le iba a entregar nada, que se lo había dado Alex. Ahí fue donde ella procedió”, afirmó el sujeto.El papel de alias Jhon MechasLa Policía reveló que alias La Diabla y su pareja sentimental se dedicaban al narcotráfico y, en medio de negocios, se involucraron con alias Jhon Mechas. Al parecer, habían cerrado un negocio millonario con el jefe disidente, pero probablemente quedaron mal en el pago de unos 5.000 millones de pesos, por lo que la orden fue asesinarlos.Para llevar a cabo estos crímenes fue contratada la banda sicarial Los Jotas, comandada por Jairo Andrés Miranda, alias Andrés, a quien le habrían pagado 150 millones de pesos por el ataque.El coronel Herbert Mejía, jefe de la Dijín de la Policía Nacional, reveló en diálogo con Noticias Caracol que alias Andrés fue enviado por Jhon Mechas para contratar a los sicarios que cometerían el crimen de La Diabla, quien sobrevivió a ese atentado por la confusión en el restaurante.Sin embargo, alias La Diabla, de 27 años, fue asesinada en el barrio Naranjal, en Medellín, tan solo unos días después de esta masacre, cuando se desplazaba en una camioneta.La investigación identificó a cuatro señalados responsables del atentado sicarial: José Leal Rodríguez, autor material; Jorge Luis Valderrama, conductor de la motocicleta; Jairo Andrés Miranda, alias El Logístico; y Leonardo Barraza Castillo, quien habría dado la orden desde Barranquilla. Los cuatro presuntos criminales esperan condena en prisión. Mientras que las autoridades continúan con la investigación para esclarecer lo sucedido y lograr una sentencia ejemplar para estos sujetos.MA. FERNANDA LÓPEZPERIODISTA DE NOTICIAS CARACOLIG: Mafe_loc
Usuarios de WhatsApp se han visto sorprendidos por un mensaje de texto que contiene un código de verificación, como si se tratara de la empresa de mensajería. Y es que, si bien en algunos casos esto puede ser simplemente un error al ingresar un número telefónico, en otros, puede ser indicativo de un intento de acceso no autorizado a su cuenta y de estafa. Si alguna vez recibe este tipo de mensajes y no recuerda haber solicitado un código, es importante que tome ciertas precauciones para proteger su cuenta.De acuerdo con el soporte técnico de WhatsApp, en primer lugar, si cree que alguien está utilizando su cuenta sin su permiso, especialmente a través de WhatsApp Web o WhatsApp Desktop, debe proceder con urgencia para cerrar sesión en esos dispositivos. Vaya a Ajustes > Dispositivos vinculados en su teléfono, seleccione el dispositivo que no reconoce y cierre sesión en él. Y en casos más extremos, donde su celular sea robado o se le haya extraviado, la prioridad debe ser bloquear su tarjeta SIM para evitar que alguien más use su número. Contacte con su proveedor de telefonía móvil para reportar el incidente y solicitar que bloqueen la SIM. Luego, adquiera una nueva tarjeta SIM con el mismo número y registre su cuenta de WhatsApp nuevamente utilizando el código de verificación que recibirá. Recuerde que WhatsApp solo permite que un número de teléfono esté registrado en un dispositivo a la vez, lo que significa que cualquier intento de usar su cuenta desde otro teléfono será bloqueado automáticamente si usted vuelve a registrarse en su número.Posibles causas del mensaje de código no solicitadoEl primer paso para comprender lo que está ocurriendo es identificar las posibles razones por las cuales se envió el código de verificación. En la mayoría de los casos, este tipo de mensajes se generan cuando alguien intenta registrar su número en WhatsApp en un dispositivo que no es el suyo. Esto puede suceder por diversas razones, tales como:Error de una persona que escribió mal el número: Es posible que alguien, por accidente, haya introducido su número de teléfono en lugar del suyo propio al intentar registrar una cuenta en WhatsApp. Este tipo de errores son comunes y no representan un peligro inmediato.Intentos de acceso no autorizado: En algunos casos, recibir un código sin haberlo solicitado puede ser un intento de alguien por apoderarse de su cuenta. Esto ocurre cuando alguien intenta verificar su número de teléfono en WhatsApp en un dispositivo ajeno con la intención de obtener acceso a su cuenta.Lo primero que debe hacer: no comparta el código de verificaciónSi recibe un código de verificación de WhatsApp que no ha solicitado, lo más importante es no compartir ese código con nadie. Este código de seis dígitos es crucial para completar el proceso de registro de WhatsApp en un nuevo dispositivo. Si alguien obtiene este código, podría intentar tomar control de su cuenta, y por eso WhatsApp advierte enfáticamente que nunca debe enviarlo a nadie, ni siquiera a amigos o familiares.¿Cómo proteger su cuenta de WhatsApp?Si sospecha que alguien está intentando acceder a su cuenta, no se asuste. Estos son los pasos a seguir explicados por la compañía para garantizar la seguridad de su cuenta:Ignorar el mensaje: Si el código de verificación es realmente no solicitado, lo primero es simplemente ignorarlo. No se trata de una amenaza inmediata, pero le está indicando que alguien ha intentado registrar su número en WhatsApp.Asegúrese de que su cuenta está segura: Si está preocupado por la seguridad de su cuenta, lo primero que debe hacer es asegurarse de que su teléfono esté protegido con una contraseña o un método de autenticación biométrica, como la huella digital. Esto evitará que otras personas puedan acceder a su dispositivo si lo pierdes o se lo roban.Habilitar la verificación en dos pasos: Para una capa extra de seguridad, WhatsApp recomienda activar la verificación en dos pasos Esta función añade un PIN personal que se solicita al intentar registrar su número en un nuevo dispositivo. Si alguien intenta acceder a su cuenta sin este PIN, no podrá completar el proceso. Además, si por alguna razón olvida su PIN, puede recuperar el acceso a través de su dirección de correo electrónico asociada a la cuenta.Revisar los dispositivos vinculados: WhatsApp permite que se vinculen dispositivos a su cuenta a través de WhatsApp Web o WhatsApp Desktop. Si cree que alguien más podría estar utilizando su cuenta, revise la lista de dispositivos vinculados y cierre sesión en los que no reconozca. Para hacerlo, vaya a Ajustes > Dispositivos vinculados y de por cerrada la sesión en el celular que no reconozca.¿Qué pasa si pierde el acceso a su cuenta? En el caso de que alguien logre tomar el control de su cuenta de WhatsApp, existen medidas de recuperación que puede seguir. WhatsApp permite restaurar el acceso a su cuenta mediante el código de verificación que se envía por mensaje de texto o llamada telefónica. Una vez que utilice este código para registrarse nuevamente, cualquier otro dispositivo que estuviera utilizando su cuenta se desconectará automáticamente. Si activó la verificación en dos pasos, es posible que se le pida que ingrese un PIN. En caso de que no recuerde este PIN, WhatsApp le permitirá recuperar su cuenta tras una espera de 7 días. Algunos de los consejos adicionales dados por la empresa son: Utilice un código de acceso para su teléfono: Además de la verificación en dos pasos en WhatsApp, asegúrese de que su teléfono esté protegido por un código PIN, patrón o huella dactilar. Esto le dará más seguridad, impidiendo que alguien acceda a sus aplicaciones sin su permiso.Revise los correos electrónicos de restablecimiento: Si recibe correos electrónicos de restablecimiento de su PIN de verificación en dos pasos o el código de verificación de WhatsApp sin haberlo solicitado, no haga clic en ningún enlace. Podría ser un intento de phishing para acceder a su cuenta.Notifique a sus contactos: Si sospecha que su cuenta ha sido hackeada, avise a sus familiares y amigos para que estén alerta. Alguien podría estar enviando mensajes en su nombre sin que ellos lo sepan.
En Latinoamérica, especialmente en Colombia, las mujeres son frecuentemente admiradas por su apariencia y cuidado personal. Este tema, que a menudo se asocia con estándares de belleza, ha sido un punto de reflexión para quienes vienen de otros países y culturas. Un claro ejemplo es el de Beth Greenfield, una joven inglesa que, tras vivir en Colombia por más de una década, decidió compartir su perspectiva sobre la diferencia de los ideales de belleza entre su país natal y el colombiano.Greenfield, conocida en redes sociales como 'colombinglesa', llegó a Colombia, según ella, sin la intención de quedarse, pero terminó estableciéndose en la ciudad amurallada. Lo que encontró al llegar a Cartagena la sorprendió: "Una de las primeras cosas que noté cuando llegué a Colombia es que las mujeres son hermosísimas. Yo nunca he visto mujeres como las que he visto en Colombia", expresó en un video compartido a través de su cuenta de TikTok.En sus primeros días, la creadora de contenido no imaginaba que vivir en Colombia implicaría un cambio tan drástico en su estilo de vida. Beth recordó que llegó al país con pocos artículos personales y con la idea de disfrutar de actividades como el senderismo y la playa, pero pronto se dio cuenta de que el nivel de arreglo y estilo de la gente en Colombia era completamente distinto al que ella conocía en su tierra natal."Cuando llegué a este país era una niña, tenía 22 años y no tenía pensado quedarme o salir a discotecas. Vine con dos pares de zapatos, chancletas y botas porque iba a hacer senderismo e iba a ir a la playa, pero me di cuenta que el estilo de esta gente estaba a otro nivel", comentó. Este choque cultural la hizo sentir la necesidad de adaptarse a los estándares de belleza colombianos, algo que no fue sencillo.Según relató, su primera gran lección llegó cuando su anfitriona le sugirió comprar sandalias, refiriéndose a la forma en la que la inglesa vestía. "Esa fue la primera vez en la que entendí que, aquí, la gente tiene estándares muy altos, siempre se ven divinos y siempre están súper arreglados. Y yo sentí que tenía que llegar al nivel para encajar, para no quedarme atrás", afirmó.La joven también comparó los estándares de belleza en Colombia con los de su país natal. En Inglaterra, explicó, las mujeres suelen tener un estilo más despreocupado. "Es menos común ver a una mujer con las uñas arregladas, muchas de mis amigas no llevan maquillaje y el pelo también, no se lo alisan. En general usan un look más relajado", señaló. En contraste, en Colombia, la belleza parece ser un estilo de vida. "Las mujeres siempre se cepillan el pelo, siempre llevan aretes, maquillaje, se visten divino, huelen rico. Es otro nivel completamente distinto", expresó Greenfield.A pesar de los esfuerzos por encajar, la inglesa se dio cuenta de que algunos de estos estándares eran inalcanzables para ella. "Las mujeres en Colombia tienen un cuerpazo y a mí, al principio, me daba algo de inseguridad porque yo, por naturaleza, soy muy delgada y aquí las mujeres son de muchas curvas, es lo que gusta acá, y yo por mucho gimnasio que haga, nunca voy a tener el cuerpo de esta gente ", reconoció con buen humor.En Inglaterra, por ejemplo, los estándares de belleza tienden a centrarse más en la delgadez que en las curvas pronunciadas. “Allá no vas a ver casi mujeres haciéndose cirugías… como para aumentarse los glúteos y todo eso”, comenta Beth, al comparar su experiencia en ambos países.Además de la figura de las colombianas, otro aspecto que la sorprendió fue la atención e importancia que se le da a la dentadura. "Los colombianos tienen unos dientes que yo jamás en la vida había visto. Es normal que en Colombia la gente adulta utilice brackets. En Inglaterra nunca, nunca verías eso", comentó.Sin embargo, Greenfield encontró una forma de adaptarse sin perder su esencia. "Me encanta sentirme femenina, conectar con mi lado femenino. Era algo que en Inglaterra nunca hacía", confesó. Según ella, el cuidado personal no solo es un acto estético, sino un acto de amor propio. "Es mucho más que tener las uñas arregladas, sacar tiempo para mí y hacer algo que me encanta, que me hace feliz", señaló.Vivir en Colombia le ha permitido a Greenfield cambiar su perspectiva sobre el cuidado personal y ha mejorado su autoestima. "Vivir en Colombia me ha cambiado la vida, completamente. He adoptado muchísimas cosas de las colombianas y he tenido que cambiar un poco para alcanzar sus estándares de belleza y, aunque muchas veces uno puede sentir inseguridad, me ha enseñado que es importante sacar tiempo para uno mismo, a amarte con pequeños actos", concluyó.A través de sus redes sociales donde ya acumula más de 25 mil seguidores, Beth Greenfield constantemente comparte sus experiencias y choques culturales que vive en su cotidianidad
Sobre las 6 de la tarde de este 22 de abril se presentó un grave accidente de tránsito en la avenida 68 con Primero de Mayo, en el sur de Bogotá. Un motociclista falleció luego de chocar con un bus del Sistema Integrado de Transporte Público (SITP), en el carril de sentido Norte - Sur."Se presenta siniestro vial con fatalidad en la localidad de Puente Aranda, entre Bus (SITP) y motociclista, en la Av. Carrera 68 con Av. Primero de Mayo, sentido Norte - Sur. Unidad de Tránsito en el punto y unidad de criminalística en desplazamiento", indicó la Secretaría de Movilidad. Las autoridades acordonaron la zona mientras hacen el levantamiento del cuerpo, por lo que hay paso restringido.Y añadió: "Si te movilizas en sentido Norte - Sur por el corredor, te recomendamos tomar la calle 8 hacia el occidente, seguir por la Av. de las Américas y luego conectar con la Av. Boyacá hacia el Sur". Al parecer, el conductor estaba en estado de embriaguez, pues en el suelo se ve que quedó una botella de licor. El cuerpo de la víctima fatal quedó tendido sobre el asfalto, según se puede ver en videos que han subido en redes sociales. Sin embargo, los hechos son materia de investigación.Multa por manejar bajo efectos del alcohol Conducir en estado de embriaguez puede tener costosas multas dependiendo del grado de alcoholemia que tenga el conductor. De acuerdo con el Código Nacional de Tránsito, las sanciones van desde los 3'623.600 pesos, si es grado 0 o positivo y fue la primera vez que se impuso, hasta 57'976.000, si es la tercera vez que se impuso por conducir en grado III. Así son las multas: Grado 0 o positivo: Primera vez: 3'623.631Segunda vez: 5'435.447Tercera vez: 7'246.801Grado I:Primera vez: 7'246.801Segunda vez: 10'870.432Tercera vez: 14'493.948Grado II: Primera vez: 14'493.948Segunda vez: 21'741.211Tercera vez: 28'988.011Recomendaciones para manejar con lluvias en BogotáEn época de lluvias las vías suelen encharcarse, poniendo en riesgo a los conductores, sobre todo los de motocicleta, ya que están más expuestos a resbalarse o sufrir siniestros viales. Por lo tanto, la Secretaría de Movilidad hace las siguientes recomendaciones para quienes manejen en medio de las precipitaciones:Bájale a la velocidad. Frena suave y paulatinamente, ya que la distancia de frenado aumenta por el piso húmedo.Revisa constantemente las luces del vehículo, así eres visible ante otros actores viales.Verifica el estado y presión de los neumáticos, pues con la lluvia estos pueden perder agarre con el pavimento.Esquiva las vías donde haya manchas de aceite, teniendo en cuenta que podrían hacer que vehículos como las motocicletas se deslicen ocasionando un siniestro vial.Comprueba el estado de los frenos, ya que la lluvia puede mojar en exceso los discos y formar una capa líquida entre estos y la pastilla.Evita movimientos o maniobras bruscas, porque la adherencia con el asfalto húmedo es menor.Evita cruzar por encharcamientos, pues debajo de estos pueden estar presentes obstáculos.LAURA VALENTINA MERCADONOTICIAS CARACOL