
Jennifer Alejandra Ramírez, de 19 años, es una joven huérfana por feminicidio. Su madre fue asesinada un 23 de diciembre por el padre de su hermana menor, un crimen que fracturó su infancia y la de sus hermanos. Los Informantes conoció su desgarrador testimonio para mostrar el otro lado de este delito: el de los hijos que quedan atrás, sin madre y con una vida marcada por la violencia.
En Colombia, entre 2019 y 2024, se registraron 3.718 feminicidios, que dejaron al menos 1.746 menores sin su madre. Detrás de estos crímenes atroces quedan niños, niñas y adolescentes que enfrentan no solo el dolor de la pérdida, sino también el abandono del Estado, creciendo en medio del trauma, la incertidumbre y la orfandad.
El dolor de crecer su mamá, víctima de feminicidio
Jennifer vivía con su madre, Leidy Carolina Navarrete, su hermano y su hermana menor, fruto de otra relación. Recuerda a su mamá como una mujer trabajadora y dedicada, que siempre buscaba el bienestar de sus hijos y se esforzaba por compartir tiempo con ellos. Sin embargo, una Navidad que debía estar llena de alegría se convirtió en una tragedia que marcó para siempre a su familia.
“Fue muy difícil, pasamos de vivir juntos a separarnos. A mi hermana menor fue a quien más le afectó, porque su papá le quitó a su mamá. Ella quedó huérfana, porque su papá está en la cárcel y nosotras ya no tenemos a nuestra mamá”, relató Jennifer, quien tuvo que madurar a la fuerza tras el feminicidio de su madre a manos de su expareja y padre de su hermana.
Las señales que nadie atendió
Antes de la tragedia, Jennifer Alejandra no entendía por qué su mamá estaba con Andrés, el padre de su hermana menor, Sofía. Según cuenta, él tenía un comportamiento controlador y violento que generaba tensiones constantes en el hogar.
Publicidad
“A mí él nunca me cayó bien, porque siempre buscaba que mi mamá solo fuera de él y siempre buscaba alejarnos de ella. Él no entró en mi corazón, pero si entró en el de mi hermano. Luego mi mamá quedó embarazada y nació mi hermana Sofía... Él nunca nos incluyó a mí y mi hermano en la familia”, aseguró.
Al parecer, él la celaba incluso con sus propios hijos, la seguía en moto, le revisaba el celular y la esperaba afuera de su trabajo. Ante esa situación cada vez más preocupante, Leidy Carolina tomó la decisión de terminar la relación y se fue de la casa junto a sus tres hijos.
Publicidad
“Cuando mi mamá tomó la decisión de dejarlo, me dijo: ‘Ayúdame, porque no quiero seguir teniendo comunicación con él, pero tenemos una hija’. Él siempre ponía en medio de eso a la niña, pero no era por ella, era porque necesitaba seguir controlando y sabiendo todo lo que hacía mi mamá”, reveló Jennifer.

Jennifer también aseguró que Andrés los perseguía constantemente y amenazaba a su madre con hacerle daño a ella y a sus hermanos. “Antes la amenazaba con que iba a llevarse y secuestrar a Sofía. Mi mamá fue a la Comisaría a pedir una orden de alejamiento, pero le dijeron que tenía que recoger pruebas”, afirmó.
No alcanzaron a entregarlas. Andrés se adelantó y terminó con la vida de Leidy Carolina frente a su hija Sofía, mientras los otros dos hijos la esperaban en una finca en los Llanos para celebrar la Navidad.
El agresor se entregó, confesó el feminicidio y hoy está en prisión, pero los hijos de Leidy quedaron rotos, huérfanos y marcados para siempre. “Si hubiera podido dar mi vida para que fuera yo en lugar de mi mamá, y así mis hermanos no se quedaran sin ella, lo haría”, expresó Jennifer con un profundo dolor.
Una lucha para amparar a los huérfanos por feminicidio
Jennifer, una de las tantas víctimas que deja la otra cara del feminicidio en Colombia, trabaja en un proyecto que busca obligar al Estado a brindar apoyo integral a quienes quedan marcados por el dolor y el olvido.
Publicidad
La Ley de Huérfanos por Feminicidio, en la que también participa Juliana, hija de Rosa Elvira Cely —la mujer cuyo asesinato hace más de una década conmocionó al país y dio nombre a la ley que tipifica el feminicidio—, busca darle voz y respaldo a quienes han perdido a sus madres de esta trágica manera.

“Esta ley, que ya avanza hacia la etapa de conciliación y sanción presidencial, lo que busca es que, primero que todo tengan acceso prioritario a apoyo psicológico, cuando es necesario, cuando quedan en casos de pobreza y extrema pobreza que puedan tener acceso a un apoyo económico para los gastos funerarios”, explicó Carolina Giraldo, autora de la ley.
Publicidad
La propuesta busca que el Estado brinde acompañamiento económico, social y psicológico a todos los menores de 25 años que han quedado a la deriva tras el asesinato de sus madres.
“Que no queden desescolarizados, que se garantice el derecho a la educación y también un apoyo monetario para los familiares cuando quedan en casos de pobreza”. Y es que las cifras son desgarradoras, en 2024, se registraron más de 650 feminicidios en el país.
Jennifer Alejandra no solo ha recogido los pedazos que dejó el dolor de perder a su madre por feminicidio, también ha asumido con valentía el cuidado de sus hermanos y, al mismo tiempo, lucha por transformar su historia en esperanza para otros. Con cada paso que da, honra la memoria de Leidy Carolina y alza la voz por quienes, como ella, quedaron marcados por una violencia que jamás debió ocurrir.