El COVID-19 ha obligado a este sector a adaptarse rápidamente, pero en Colombia no existe reglamentación sobre clases virtuales.
El decreto único reglamentario de la educación, el 1075 de 2015, señala que la educación básica debe ser de carácter presencial, específicamente para primaria y bachillerato; incluso dice que el estado colombiano no concibe la educación básica en la modalidad virtual.
“No existe una reglamentación, esto fue algo así como un balde de agua fría, no solamente para la sociedad, sino para un concepto tan importante como lo es el campo de la educación, aquí hay que replantear y pensar qué significa educar al hombre”, señala Marleny Aguirre Chica, decana de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad Libre.
Sin embargo, por la crisis sanitaria se presenta un caso excepcional, pero esto, según el mismo decreto, tampoco puede ser permanente por más de un año.
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“El gran reto es lograr cumplir con ese proceso de socialización de los niños, que es en últimas la razón de ser de la educación básica, entonces las escuelas, los colegios, siempre promueven este tipo de ambientes para que el niño socialice y aprenda a tratar con nosotros, a expresar sus ideas, esa parte es uno de los grandes retos que tenemos, porque cómo logarlo hoy bajo la educación virtual”, señala Aguirre.
Para asumir esta metodología se deben garantizar herramientas como: la conectividad a internet, los equipos, nuevos sistemas de evaluación y desarrollo del trabajo en equipo, elementos que se le suman al gasto de los hogares.
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“La canasta familiar se ve afectada. Tendríamos que garantizar que todos los hogares tengan herramientas como equipos de cómputo y obviamente internet y pagar una red que sea lo suficientemente robusta y sólida para lograr que más de dos o tres personas se conecten en una misma casa y no me imagino donde hay cinco personas o cinco niños en edad escolar”, añade.
La decana señala que esta es una oportunidad para cambiar el modelo pedagógico del país y retomar el tema de la educación personalizada.
“Hoy, pedagógicamente hablando, tendríamos que pensar que la educación en estas circunstancias es una educación más de tipo personal que colectivo, ese es el gran reto que también tiene la educación o las instituciones”, puntualiza.
Por ahora, son las instituciones educativas las que tienen la obligación de hacer seguimiento a cada uno de sus estudiantes, entender sus necesidades y garantizarles la posibilidad de continuar con su proceso educativo.
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