Este 25 de agosto se celebran siete décadas desde que las mujeres conquistaron el derecho al voto en Colombia. Esta historia no hubiese sido posible sin la lucha de nueve valientes sufragistas que cambiaron el rumbo político del país, alcanzando el mayor logro de igualdad en la historia de Colombia.
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Un día como hoy, pero hace 70 años, María Teresa Arizabaleta recuerda con emoción el día en que ella y ocho mujeres más pasarían a la historia de Colombia al convertirse en las primeras sufragistas.
“Yo siento que el corazón como que se me infla”, manifiesta Arizabaleta.
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María Teresa, junto con Josefina Valencia De Hubach, Lucila Rubio, Bertha Hernández, Ofelia Uribe, Rosita Turizo, Mercedes Abadía, María Currea y Esmeralda Arboleda lograrían lo que parecía imposible: que la Asamblea Nacional Constituyente debatiera y aprobara la reforma que le daría a todas las colombianas el derecho a sufragar. El poder de elegir y ser elegidas que conquistaron en 1957, tras 138 años de lucha.
“No lo puedo transmitir, pero lo siento. Ese momento para mí fue lo más emocionante. Yo me acuerdo que llegué a la mesa y voy a votar. Yo podía votar ya y entonces voté y nos montamos en el jeep. Después nos vinimos y yo venía tan feliz”, complementa Arizabaleta.
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La conquista del sufragio femenino se dio en el segundo año del mandato del general Gustavo Rojas Pinilla; es decir, el 25 de agosto de 1954.
Después de largas horas de debate, se aprobó la reforma con 60 votos a favor y cero en contra. El resultado no fue una decisión unánime. Los opositores salieron del recinto con el propósito de dejar sin quorum la votación, pero no lo lograron.
El hito quedó registrado en la primera plana del diario El Espectador: “Más mujeres que hombres con voz y voto; preparan cedulación”.
Dos años después del decreto constitucional, sería una realidad con efecto político. Rojas Pinilla anunciaría que Josefina Valencia De Hubach ocuparía el cargo de gobernadora del Cauca, siendo la primera mujer en ostentar tal cargo en la historia de Colombia.
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La exsenadora Maria Arizabaleta, de 90 años, la única viva de las nueve sufragistas, recuerda cómo aún ganando el derecho a sufragar, fue objeto de crueles ataques. Una tarde que caminaba sola en Bogotá, un hombre en la calle casi la mata: “Me agarró a trompadas, me tiró al suelo, me daba puntapiés. La gente creía que era el marido a una mujer infiel y la gente no hacía nada. Me reventó toda la cara, me puso morados en todas partes”.
Pero ninguna batalla podría borrar las cosas que las mujeres ya habían ganado en Colombia. Antes del derecho al voto, en la década de 1930, se les tenía prohibido hacer el bachillerato y entrar a la universidad. Tampoco podían salir del país sin el permiso de sus esposos ni podían manejar su propio salario. Esos desafíos crearon el callo y resistencia que derivaría en su larga lucha por la igualdad.
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“Ha cambiado el concepto de las reivindicaciones femeninas. Han cambiado las palabras que se emplean, pero, sobre todo, ha cambiado la forma en que los varones reciben y aceptan esta nueva insurgencia. Hablar de los derechos de la mujer ya no se considera un capricho ni una moda. Hoy en día todos admiten que se trata de extender la justicia a la mitad de la humanidad”, pronunció Esmeralda Arboleda durante un discurso en 1974 en la Unesco.
El legado de las nueve primeras sufragistas
Pero el legado de las nueve sufragistas no acaba. Lo que dejaron perdura en sus hijos, hijas, nietos y sobrinos, que de alguna u otra manera han seguido los pasos de esas madres, abuelas, tías que cambiaron el rumbo de las mujeres en el país.
María del Pilar García Arizabaleta, hija de María Teresa Arizabaleta, aduce: “Yo le digo a mi mamá, molestándola, que todo eso que han hecho y no ha avanzado tanto. Todavía hay muchas mujeres demasiado sumisas, agachando la cabeza y haciendo lo que el hombre dice. Digamos que ha sido una lucha muy dura y falta mucho”.
Por su parte, María Clara Ospina, hija de la sufragista Berta Hernández, escribió el libro ‘La Revolución de las Sufragistas’, como un homenaje a su madre y a esas mujeres, muchas invisibles hoy, que lucharon por el cambio y la igualdad.
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“Fueron cientos de mujeres y cientos de mujeres líderes, pobres, ricas, jóvenes, viejas en ese momento, pero la mujer no ha olvidado. La mujer no ha olvidado completamente lo que nos tocó para llegar allá y ahora lo tenemos que recuperar, insistir y debemos tener la igualdad, no porque sea una orden o una ley en que nos tienen que dar el 30%, no, porque nos lo hemos ganado”, dice María Clara Ospina.
Paloma Valencia, senadora del Centro Democrático, recuerda con orgullo a su tía abuela Josefina, la primera en abrir la puerta a las mujeres en el Congreso de la República.
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“Me siento muy orgullosa de ser sobrina nieta de Josefina Valencia, que fue la mujer que convenció al general Rojas de que debíamos avanzar en que las mujeres tuvieran su voto. Ella fue su representante en la Asamblea Constituyente con Esmeralda Arboleda, y entre esas dos mujeres lograron la aprobación del voto femenino. Han pasado 70 años de seguir trabajando para demostrar que las mujeres sí somos capaces”, recalca Valencia.
Si bien la participación política de la mujer ha llegado a casi todo el mundo, aún el género femenino, con una población de 26.73 millones, que corresponde a poco más del 51% de la población nacional, tiene luchas vigentes en materia de igualdad.
El espíritu de las nueve sufragistas que cambiaron el rumbo del país aún perdura en las millones que día a día trabajan por una Colombia mejor.
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