Llegó en un auto negro, y cuando un par de jovencitas advirtieron su perfil deportivo, sus brazos atléticos, su pectoral cubierto con una camisilla, se cubrieron la boca y entraron rápidamente al estudio de Juan Bustos.
Era Nacho Vidal, una leyenda vida del porno que acudía a una cita con 26 aprendices del mundo de espectáculo para adultos, para hablarles de su trajinar y del porqué de su exitosa carrera en una industria tan saturada de ‘sementales’.
-¡Dios Mío! Veo sus películas desde que tengo 15 –dijo una mujer en voz alta –¡No lo puedo creer!
Pero ¿Qué hace Nacho en Medellín? Lo reveló 15 minutos después, frente a un auditorio que pasaba de la profunda atención a la carcajada, sin perder ninguna ocurrencia del hombre que ha participado en tres mil películas para adultos en 23 años. Pero lo que más sorprendió fue escucharle decir que, tras recorrer varias ciudades de Latinoamérica, había decidido radicarse en Medellín por un buen tiempo.
Nacho Vidal, de 43 años, tiene dos hijos (uno de ellos transexual) con la actriz porno colombiana Franceska Jaimes, de la que se separó. Odia las redes sociales y por eso alguien más se las maneja. Es vegano, un amante de los animales y fuera de ser un exitoso empresario, en los últimos años ha impulsado campañas que buscan eliminar todo tipo de fobias sexuales, invitando a la gente a expresar sus deseos y gustos (en un marco del respeto) en un entorno que él considera doble moralista e hipócrita.
De estos temas habló en aquella casa en El Poblado con su característico humor sarcástico y picante, sin entrar en la vulgaridad. La entrevista se la hizo el mismo Juan Bustos, un empresario de las chicas webcam con más de diez años de experiencia. Antes de comenzar hubo un alboroto. Todos querían una fotografía con la leyenda de ojos olivos y rostro maduro, con el cabello peinado impecablemente hacia atrás.
Nacho Vidal está de vacaciones en Medellín, filma una película y sale...
“Mi amigo Miguel Bosé me dijo que viera a todo seguidor como si lo viera por primera vez, porque esa era la primera vez que él me veía”, admitió al comienzo de la entrevista.
Con este consejo de su amigo cantautor pudo lidiar un poco con el atropello en que incurren muchos fans: que la foto, que el abrazo, que la tocadita, que la preguntadera, que las propuestas indecentes, que el insulto, que los gritos. Cansado de la vida agitada de España decidió buscar tranquilidad, un escenario en el que pudiera trabajar, caminar, conocer y descansar sin sentirse ahogado por la odiosa fanaticada. Así escogió a Medellín.
“Estoy en Medellín: el paraíso. La gente es tremendamente amable. No me siento acosado y me respetan, y las mujeres son muy hermosas”, admitió, como un comentario suelto, antes de que las cámaras se encendieran en un salón de la Universidad Webcam
, un proyecto para enseñar y estar en contacto con las mujeres que decidieron estar dentro de esta industria. A aquella charla, incluso, llegaron tres jóvenes desde Cali, en bus, porque no encontraron vuelo por la crisis que vive Avianca.
Lleva dos semanas en Medellín, ya ha filmado algunas escenas porno y está por finalizar una película llamada NarcosX, un film con todos los ingredientes de las cintas sobre narcotraficantes con una pisca de humor.
Antes de comenzar la charla, nos enteramos de que, aquella misma mañana, el administrador del edificio donde se encontraban filmando, se enteró del pornográfico propósito del equipo de trabajo de Vidal y, tras una leve discusión sin mayores pormenores, empacaron todo y una hora después se instalaron en otro edificio en El Poblado. “Ya estoy acostumbrado a esta clase de cosas. Nos ocurre en todas partes”, afirmó Vidal risueño y siempre atento a todos quienes lo rodeaban.
Esta fue la charla: