El proceso de tenencia de este animal silvestre llegó hasta el Consejo de Estado, entidad que ordenó a la Corporación Ambiental del Valle, devolverla a su dueña.
La historia de Roberta inició cuando en abril de 2016 escapó de su vivienda ubicada en un conjunto residencial del sur de Cali, tras un fuerte movimiento sísmico.
Al volar, el animal terminó en uno de los ventanales del edificio de la CVC que queda a pocos metros de su casa. Fue decomisado por la entidad por tratarse de un animal silvestre.
La abogada Nelly Amparo Ruíz, quien tiene la custodia del animal, emprendió una batalla jurídica y logró que el Consejo de Estado fallara a su favor y ordenara a la CVC devolver a Roberta, ocho meses después.
“Ella nunca permanece encerrada, ella es como un miembro más de la familia, es un animal que está acostumbrado a interactuar con nosotros”, afirmó Ruíz.
“No es porque la persona fuera la poseedora de un bien que le pertenece al Estado sino porque incurrimos en un error. Nosotros teníamos que haber entregado ese animal a la autoridad ambiental de jurisdicción en el municipio y es el Dagma”, manifestó Gustavo Trujillo, biólogo de la CVC.
En su argumentación el Consejo de Estado destaca el vínculo sentimental entre la mujer y el animal.
“Debido al paso prolongado del tiempo, se han establecido lazos de cariño en grado igual o incluso superior a los que se consolidan con los integrantes de su núcleo familiar”, dice el radicado del Consejo de Estado.
El animal fue devuelto pero el proceso sigue porque según las autoridades ambientales, Nelly debía mantenerla en el municipio de Trujillo en el occidente del Valle del Cauca y lo movilizó hasta Cali, sin autorización.
El proceso continúa ante el Dagma, sin embargo la mujer asegura tener un certificado de tenencia que le otorgó la CVC hace cerca de unos 8 años y que ese debería regir para todo el departamento por lo que no tuvo que haber informado por haber movido a Roberta de Trujillo a la capital del Valle del Cauca.
Updated: mayo 19, 2017 07:58 p. m.