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¿Vestidos de novia usados? Así funciona esta iniciativa de moda sostenible en Medellín

¿Vestidos de novia usados? Así funciona esta iniciativa de moda sostenible en Medellín

La propuesta de mujeres emprendedoras consiste en encontrarle una segunda vida a lo que se usa y, de esta manera, mitigar los efectos nocivos del sector.

Crear valor a partir de activos sub-utilizados, en este caso vestidos de novia usados, es lo que hace esta iniciativa sostenible. Para este emprendimiento, reusar es una tendencia que no pasará de moda.

“De novia a novia es un evento itinerante en el que vendemos vestidos de novia en su mayoría usados, que ya pertenecieron a otra persona, y queremos que esa energía bonita que uno le pone al vestido cuando lo escoge, cuando lo manda a hacer, cuando se casa, se pueda multiplicar”, manifestó Alejandra Aranzazu, emprendedora.

Este emprendimiento está basado en la economía circular y revoluciona el mercado gracias a alianzas estratégicas que también visibilizan el trabajo de otros negocios del país.

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“Este es un modelo de negocio de alta prospectiva y que tiene una proyección bastante alta”, aseguró Martha Maya, consultora en modelos de negocio.

Asimismo, esta iniciativa sostenible apoya el trabajo de diseñadores nacionales y locales, que se abren paso en un mercado cada vez más exigente y competitivo.

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“Me encanta estar acá porque creo que es una oportunidad para que los diseñadores lleguemos a otras personas, de pronto a aquellas que no nos pueden visitar por el precio del vestido”, señaló Luisa Nicholls, diseñadora.

El comportamiento de los consumidores de hoy refleja compras basadas en criterios de consumo más responsables y coherentes con su estilo de vida.

“Aquí nosotros tenemos una oportunidad de devolverle al planeta un poco de todo lo que nos da. Así reactivamos una prenda que ya había terminado su uso”, indicó Juliana Gómez, compradora. Por ahora, Medellín y Bogotá han sido las plazas en donde este emprendimiento ha tenido impacto. Llegar a más ciudades colombianas y otros países es una de sus metas.

“Hemos transformado esa visión de la novia y ahora para ellas es un orgullo ponerse un vestido usado porque saben que no hay necesidad de volver a producir un artículo”, explicó Aranzazu.

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Según la convención marco de las Naciones Unidas sobre el cambio climático, la industria de la moda consume más energía que el transporte aéreo y la producción de ropa provoca, aproximadamente, el 10 por ciento de las emisiones globales de gases efecto invernadero.

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