El mundo del celuloide recordará siempre a la graciosa joven que a los 16 años entró en el mundo del celuloide tras impresionar en un concurso de belleza.
Los agentes de Warner Bros y MGM estaban tan impresionados que ambos la querían para sus estudios por lo que decidieron lanzando una moneda. Reynolds firmó con Warner.
Este estudio, impresionado con su participación en una cinta anterior y su hermosa voz, le dio el coprotagónico que la catapultó a la fama. Bailaría y cantaría junto a Gene Kelly en ‘Singing in the rain’, que se convirtió en uno de los musicales más famosos de la historia.
Pero fue su papel en ‘The Unsinkable Molly Brown’ la que le dio una nominación al Oscar. Ella siempre dijo que fue su película preferida.
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Fue una estrella rutilante en la década de los 50 y los 60, hizo televisión y actuó en Broadway.
Como la gran estrella que era su vida privada fue material de periódicos y revistas. Se casó tres veces, la primera con el también famoso Eddie Fisher, padre de Carrie y Todd.
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El matrimonio terminó escandalosamente cuando Fisher tuvo un romance con Elizabeth Taylor, quien era amiga de Reynolds.
Años después las dos actrices se reconciliarían.
La relación con su hija Carrie no siempre fue fácil y durante años dejaron de hablarse. Pero después se reconciliaron y fueron muy cercanas.
Debbie estuvo al lado de su hija Carrie cuando sufrió un ataque al corazón en un vuelo del que nunca se recuperó. Y su post final fue en agradecimiento a los mensajes que le hicieron llegar su muerte.
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"Gracias a todos quienes apoyaron los dones y talentos de mi amada e increíble hija. Estoy agradecida por sus pensamientos y oraciones, los que ahora la están guiando a su próximo destino. Cariños, la mamá de Carrie", escribió en el post.
Precisamente, preparando el funeral de su hija fue que sufrió un derrame que la llevó a la muerte.
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Horas antes le había dicho a su hijo Todd: “Extraño a Carrie, quiero estar con ella”.