
Como en la película Juego de Gemelas, en Leticia, Amazonas, hace casi tres décadas, una pareja tomó una decisión que marcaría para siempre la vida de sus hijos recién nacidos. Tras una separación, Rubiel Ramírez Cuervo y Luz Estela Rivas decidieron dividir a sus gemelos: él se quedó con uno, ella con el otro. Así comenzó una historia de vidas paralelas, marcada por el silencio, la distancia y una búsqueda que duró 29 años hasta que lograron el conmovedor reencuentro.
John Freddy Martínez Pinto y José Michael Ramírez compartieron el vientre materno, pero no la infancia. Mientras uno crecía en Manizales, el otro lo hacía en Leticia, sin saber que tenía un hermano idéntico en otro rincón del país. La historia, que parece sacada de una película, es completamente real y fue revelada por Diego Guauque el programa Séptimo Día.
La separación de los gemelos: una decisión insólita
Rubiel Ramírez, expolicía, fue trasladado desde Manizales a Leticia hace más de 30 años. Allí conoció a Luz Estela Rivas. Según relató en entrevista con Séptimo Día, a los 3 meses le propuso que se fueran a vivir juntos. Luz Estela quedó embarazada. La pareja se mudó a Manizales, pero la convivencia duró apenas un año.
Tras la ruptura, tomaron una decisión drástica: dividir a los gemelos. Rubiel se quedó con Michael en Manizales, mientras Luz Estela regresó a Leticia con el otro bebé, a quien llamó José Duclay en ese momento, hoy conocido como John Freddy. Ninguno de los niños supo del otro. No hubo fotografías, ni cartas, ni pistas. Solo el silencio.

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Dos infancias, dos mundos distintos
Michael creció en Manizales bajo el cuidado de su padre, aprendiendo el oficio de la construcción. Más tarde se trasladó a Medellín, donde hoy trabaja en ese sector. Su vida fue estable, aunque marcada por la ausencia de respuestas sobre su madre. Durante años, Michael buscó a su hermano, pero lo hacía con el nombre equivocado, lo que dificultó aún más el reencuentro.
John Freddy, en cambio, vivió una infancia difícil. Pasó de hogar en hogar, sufrió maltrato y abuso en el Amazonas. “Ella me cogía de las cuatro extremidades y me sumergía dentro de una alberca”, recordó sobre una mujer que lo cuidaba. También relató haber sido víctima de abuso por parte de un niño mayor. Tras pasar por el sistema de bienestar familiar, fue acogido por una tía. Pero la violencia continuó por parte del esposo de su tía. Durante años, John Freddy se cuestionó por qué lo habían abandonado y si su hermano gemelo seguía con vida.
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La violencia en el resguardo indígena donde vivía lo obligó a huir junto a su tía hacia Leticia. Allí, enfrentó también el rechazo por declararse abiertamente gay. “En ese momento yo también tomé la decisión de mi sexualidad… me declaré gay”, afirmó. En medio de ese entorno hostil, encontró refugio en la casa de David y su familia, donde vivió hasta los 23 años, pues su tía decidió volver con su marido.
Durante ese tiempo, trabajó como pescador, panadero, recreacionista e incluso en la gobernación. Pero nunca dejó de preguntarse por su hermano. La búsqueda fue constante, aunque sin resultados. No tenía nombre, ni pistas.
Bogotá, pandemia y un nuevo rumbo
En 2020, una tía enfermó de cáncer y John Freddy decidió acompañarla a Bogotá para su tratamiento. “Fue complicado porque llegando comenzó la cuarentena. Nos tocó quedarnos”, recordó. En la capital, comenzó a trabajar como modelo webcam, un oficio que lleva desempeñando desde hace casi cuatro años.
Fue en medio de esta nueva vida que recibió un mensaje inesperado por Instagram. Una mujer desconocida, Fraymar Andreina Ríos, le escribió desde Medellín. Decía ser la novia de un tal Michael, quien llevaba años buscando a su hermano gemelo perdido. “Michael tiene muchos años buscando e imaginaba que ya no estabas vivo por lo que le dijeron hace muchos años”, decía el mensaje.

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El reencuentro tras 29 años
El 14 de abril de 2025, dos días después del primer mensaje, los hermanos se vieron por primera vez a través de una videollamada. “Demasiados sentimientos encontrados, ansiaba hace mucho tiempo porque son 29 años sin saber de la persona con la que compartí sangre, genes y la misma cara”, expresó John Freddy.
El 16 de mayo, Séptimo Día acompañó a John Freddy a Medellín para el reencuentro. A las 10:33 de la mañana, los hermanos se abrazaron por primera vez en casi tres décadas. “No sé, estoy sin palabras”, dijo Michael. “Estoy en blanco, no sé, estoy como en shock. Creo que se van a ir las luces”, añadió John Freddy.
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Frente a un espejo, compararon sus rasgos, sus gestos, sus sonrisas. “La idea es disfrutar el momento y recuperar el tiempo perdido, avanzar y apoyarlo lo más que pueda”, afirmó Michael.
¿Y el padre de los gemelos del Amazonas?
El reencuentro trajo consigo una revelación inesperada. John Freddy conoció a Rubiel Ramírez Cuervo, el padre biológico de Michael. ¿Era también su padre? Para John, esa respuesta era clave. Séptimo Día le pidió a Rubiel que se hiciera una prueba de ADN, pero él se negó.
Rubiel accedió a una entrevista en la que relató cómo conoció a Luz Estela, cómo se mudaron a Manizales y cómo, tras la separación, decidieron dividir a los gemelos. Lo que no quiso confirmar fue si también era el padre de John Freddy.
Alfredo Rivas, otro hermano que vive en Leticia, también anhela reencontrarse con ellos. “Espero poder ayudar a reconstruir esos años perdidos de infancia”, expresó. Además, los tres mantienen la esperanza de que su madre algún día les revele la verdad completa sobre su nacimiento y separación, así como la existencia de otros posibles hermanos.
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