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  • Gol Caracol

    Es común en esta fecha que los recuerdos vayan a un recuento minucioso de la gloriosa historia de Millonarios. Títulos, técnicos, jugadores, dirigentes y la gran hinchada que ha seguido a Millonarios son los créditos que lo han hecho acreedor a ser el más grande de Colombia. Luego de un cuarto de siglo sin títulos y afujías financieras que casi nos llevan al fin, la institución logro salir adelante consiguiendo la anhelada estrella 14. Hoy 68 años después del nacimiento de Millonarios hago un alto, calmo la celebración y quiero que reflexionemos. Preguntémonos para donde va Millonarios F.C. Todo es confuso ahora en Millonarios. Los accionistas actuales buscan unidad pero sigue la pelea interna por el control de Azul & Blanco – Millonarios F.C. S.A. El gobierno que quedo con injerencia en la junta directiva, se está moviendo lento, ante las pretensiones de Juan Carlos Ortiz de retomar poder accionario en Millos, vía Alvaro Isaza. Algo que se le pidió a Alejandro Revollo en la última asamblea azul fue que hiciera un proceso de venta de las acciones seguro pero rápido. Nada más dañino para la institución que la incertidumbre de quien va a poseer el paquete accionario de JCO. Y mientras tanto no se ve la gestión administrativa no se ve. Gustavo Serpa me sigue pareciendo un encantador de serpientes. Utilizó los medios para filtrar información que afectó la venta de abonos hace 6 meses. Luego logro lo que quería y obtuvo dos puestos en la junta directiva azul. Sin embrago lo prometido de traer capital fresco al club no han sido más que vulgares mentiras. Los problemas de caja siguen latentes y se espera una afluencia de abonos porque no ha podido ser una realidad la capitalización que se embolato otra vez. Entre la supersociedades y la superfinanciera se están pasando la pelota sobre quién debe vigilar y aprobar la emisión de acciones. Y Serpa, con toda su pampa y egolatría de lagarto de estado, no ha podido destrabar el asunto. El futuro cercano de la solvencia de Millonarios es una incertidumbre. Y pues los refuerzos van de la mano de la capacidad económica para invertir. Al cierre de esta entrada aún no confirmaban algún refuerzo. Lo único que suena es un canje entre Harrison Otalvaro (muchas gracias por la 14, bien ido) y Fernando Uribe delantero de Nacional. Sin sacar una gota de dinero. Además la lentitud de Nicolas García en gestionar los refuerzos ya es de premio. Cuál es la necesidad de insistir con él. En cuanto al señor Portolez me cuesta creer que no haya un solo jugador digno de ser promovido al primer equipo. Entiendo que el cambio en la divisiones menores sea de tiempo, pero si no hay jugadores en cantera, como pretende Portolez y Lillo hacer sustentable los éxitos deportivos con Millonarios. Ni Wesley ni Mbami hicieron valer la inversión que en ellos se hizo. Yo creo en Juan Manuel Lillo como entrenador pero me dejan muchas dudas su cercanía a Portolez. Es hora de hablar claro con los hinchas y que nos digan que esperan de Millonarios 2014-2. Como siempre estaré al lado de mi equipo y me abonaré con o sin refuerzos. Pero “silencio stampa” acomodado de mi parte no habrá. Eso se lo dejo a otros que hacen la fácil no criticando. La reflexión y cuestionamiento es necesaria de nosotros los hinchas. Apoyar con el abono y preguntar que se viene. Feliz cumpleaños Millonarios, por cientos de títulos en estos años venideros. MAURICIO GORDILLO @MAUGOR

  • Gol Caracol

    GOL! El rugido sacudió las calles de Sao Paulo y miles de camisetas verdeamarelhas se unieron en abrazos. Lo curioso del asunto es que la anotación no había sido de Neymar, Oscar o Fred, sino del poco conocido bosnio Vedad Ibisevic, pero no importaba, lo importante es que ese hombre vestido de azul le había convertido a Argentina, a la odiada rival. Así es la cosa en Brasil. Todos quieren el ‘hexa’, todos sueñan con el título mundial a pesar de criticar a la selección, de cuestionar el esquema de Scolari, de señalar la mayoría que la Copa ha sido un despilfarro del gobierno, y por eso todos los brasileños están públicamente del lado de los rivales de sus mayores adversarios. La derrota de Uruguay frente a Costa Rica, por ejemplo, se asumió como un triunfo canarinho. El hecho de que el equipo de Jorge Luis Pinto complicara el camino del fantasma del Maracaná fue motivo de júbilo popular y las portadas de los diarios registraron al otro día no la histórica victoria costarricense sino la patética actuación del que podría ser el rival brasileño en cuartos de final. Eso por supuesto, por no hablar de la goleada sufrida por España a manos de Holanda. Si bien la naranja mecánica es una de las pocas selecciones que tiene un historial positivo frente a los brasileños en los mundiales (dos victorias frente a una derrota, con un empate, mientras que a ‘la roja’ le ha ganado tres de cinco juegos), los locales prefieren que el actual campeón del mundo se quede en el camino y el 5-1 abrió esa posibilidad. Pero a pesar de la sombra del Maracaná, de la amenaza de España, de la potencia de Holanda, el enemigo popular tiene nombre en esta Copa del Mundo brasileña: Argentina. “Messi necesitó tres Mundiales para alcanzar los goles de Neymar”, dice un hincha paulista con la cara pintada de amarillo y verde mientras mastica el mal sabor de boca que le causó el segundo gol de Argentina frente a Bosnia, anotado por el 10 argentino, el mismo que apenas había hecho un gol en las Copas del Mundo en la ya lejana Alemania 2006. Todos hablan de una final frente a los gauchos y todos ponen por encima a su Neymar de ese crack al que él secundó sin mucho éxito la temporada pasada en el Barcelona . “El problema de Ney en el club está en que todos juegan para Messi, no para él”, señala Mayara, otra hincha brasileña la mañana siguiente de la victoria argentina. “Messi es crack, pero no en Argentina”, agrega. Sin embargo, la bronca con Argentina parece pasar a un segundo plano tras el aplastante debut de Alemania frente a Portugal. El 4-0 fue celebrado por la nutrida colonia de germanobrasileños que, sin embargo, tienen claro que el campeón tiene que ser Brasil. “Alemania es fuerte, muy fuerte… ojalá no lo tengamos que encontrar”, dice al respecto Gustavo, hincha de Gremio, el equipo fundado por los alemanes hace 111 años en Porto Alegre. Gustavo lleva la camiseta alemana y bebe cerveza con los bávaros que viajaron hasta su país para estar en el Mundial. Todos lo abrazan tras su frase. Brasil se juega varios Mundiales en su Mundial. Está el de la política, que no ha logrado eclipsar al fútbol, pero sobre todo está el del temor a volver a perder una Copa en casa. Un Maracanazo sólo puede pasar una vez… Noticias mundialistas desde Sao Paulo en Twitter en @PinoCalad

  • Gol Caracol

    Para muchos –como en mi caso- será la primera ocasión donde vivan y disfruten del certamen internacional más importante del deporte, con la presencia de la Selección Colombia. Es que pasaron dieciséis años desde Francia 98’ y la anterior seguidilla de competiciones (Italia 90’ y USA 94’) con la llamada generación de “oro” del fútbol colombiano, liderada por Carlos 'El Pibe' Valderrama, Faustino Asprilla, Freddy Rincón y otras grandes figuras, para que la “fiebre” mundialista se elevara nuevamente a más de 40 grados en toda la geografía nacional. Ilusión, entusiasmo y optimismo, conforman la “atmósfera” por estos días de nuestra tierra. Y no es para menos; en el "país del sagrado corazón de Jesús" tienen lugar muchos acontecimientos entristecedores e indignantes (escándalos de corrupción, injusticias, politiquería desenfrenada, conflicto armado, etc.) por lo que buscamos en este deporte recobrar por un momento la alegría que caracteriza al colombiano, “ahogando” las penas y tristezas con goles en el “mar” de la esperanza. Por eso las expectativas alrededor del grupo de 23 jugadores que nos representarán en arcas brasileñas, son muy grandes. Esto se ve reflejado en las innumerables ventas de camisetas, gorras, afiches y banderas colombianas, en las esquinas de cada una de las ciudades de la Nación, armando una estruendosa parafernalia que “pintará” de amarillo, azul y rojo a todo el país desde La Guajira hasta el Amazonas. Llegado a esto, se visualiza el primer rival; Grecia. Sábado 14 de junio, 11 de la mañana. Retumban las letras del himno Nacional en el estadio de Belo Horizonte: “¡Oh gloria inmarcesible, oh júbilo inmortal! ¡En surco de dolores, el bien germina ya!’’, para poner a vibrar a más de 45 millones de gargantas colombianas en torno a un solo grito, como lo hacía en sus excepcionales narraciones el gran Edgar Perea: ‘’¡Gol gol gol colombiano, gol (...) mi patria querida!’’ y despertar el sentido patriótico al son de gaitas y acordeones, la salsa del Valle del Cauca, el ritmo del joropo, el bambuco y las trovas paisas, apartando por completo los “regionalismos” y mostrando la unión de todo un país hacia su Selección, en un sueño mundialista llamado Brasil 2014. No obstante –y resulta extraño- los colombianos no deben olvidar, que un día después del debut de la “tricolor”, el futuro del país estará definiéndose en las urnas de votación, cuando se elija al mismo (Santos) o nuevo (Zuluaga) mandatario de la Nación. Por tal motivo, es imprescindible manejar una postura correcta ante este juego, respetando la nombrada “ley seca” y evitando a toda costa el descontrol excesivo a raíz de una posible victoria o derrota de la Selección dirigida por el argentino José Néstor Pékerman. Por ejemplo –Dios no lo quiera- un individuo que haya infringido esta ley, tenga en su poder un revólver, realizando un disparo al aire para celebrar o sacar la “calentura” en su defecto e impactando desafortunadamente a una persona inocente, que no tiene ninguna culpa de las actuaciones de un ser psicópata como el reseñado. En últimas, señalar que todo está consumado para que ruede la pelota en territorio brasileño y se empiecen a vivir las grandes emociones pertenecientes al torneo de fútbol más atrapante del planeta. No se observa todos los días, ni cada semana o mes, sino en frecuencia de cuatro años. Sin embargo, Colombia tuvo que esperar dieciséis, sí, ¡dieciséis años!, para izar su bandera por quinta vez dentro de las 32 escogidas en la fiesta más singular y mayúscula del deporte. Por eso, todos los colombianos –o la mayoría- recibimos la Copa del Mundo en nuestros corazones y le decimos al país de la samba: ‘’¡Bienvenido Brasil: Un retorno a la ilusión!’’, lo que en portugués equivale a exclamar: ‘’ Bem-vindo Brasil, um retorno à ilusão!’’. POR: ANDRÉS FELIPE ROMERO ÁLVAREZ // @ANFEROME

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    En 1998 a la selección la dirigía Bolillo Gómez y aunque teníamos a grandes como el Pibe, Faustino, Tren Valencia, Rincón, de Ávila y compañía, terminamos celebrando con un casi desconocido Léider Preciado. También lloramos junto a Mondragón. En 1998 'El Siguiente Programa' con Martín de Francisco rompía esquemas en la televisión colombiana. Caracol y RCN estrenaban señal y ampliaban la parrilla de programación más allá del Canal Uno y del Canal A (con león incluido). Trasnochábamos viendo La Madre con Margarita Rosa de Francisco y Perro Amor. Teníamos que aguantarnos Sábados Felices y a Jota Mario y Jorge Barón presentando programas. Quiere Cacao, con Fernando González Pacheco, estaba en todo su furor. En 1998 el salario mínimo mensual para un trabajador eran 203 mil pesos. El dólar se acercaba a los 1.400 pesos y un galón de gasolina costaba poco menos de 1.600. Juan Manuel Santos extrañamente no ocupaba ningún cargo público, Alvaro Uribe Vélez estudiaba -vaya uno a saber qué- en Oxford y Oscar Iván Zuluaga ya era presidente... pero de ACESCO. Ernesto Samper terminaba su mandato tras 8.000 problemas y Andrés Pastrana asumía como si él fuera la panacea. Hace 16 años Gabriel García Márquez escribía feliz. El Joe y Diomedes Díaz cantaban cuando la fiesta los dejaba y el país reflexionaba y lloraba de risa con un tal Jaime Garzón. Jorge Eliécer Gaitán cumplía 50 años de ser asesinado y Andrés Escobar Saldarriaga ajustaba un cuatrienio. En 1998 Faryd Mondragón tenía 26 años y Juan Fernando Quintero cinco. Amparo Grisales 41. Yo tenía diez, cursaba cuarto de primaria y era un excelso delantero-güevero. También mi vida giraba en torno al balompié -como ahora- pero soñaba con ser futbolista y no reportero. Dicen que recordar es vivir. Pero de vez en cuando hace falta vivir para recordar. Bienvenido Mundial de Brasil que tienes a la Tricolor entre tus elegidas. ¡Vamos Colombia carajo! ¡A por ellos! Por: Mateo isaza Giraldo @MateoIsazaG

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    "¿Vocé árabe?". Van cuatro veces en dos semanas que me preguntan lo mismo en las calles de Sao Paulo y ya estoy reflexionando sobre si quitarme la barba o no. Esta vez el escenario era un vagón del Metro, justo saliendo del Itaquerao en donde miles de brasileños iban ligeramente alicorados gracias a la venta de la cerveza socia de la FIFA en el estadio pero, sobre todo, gracias al sufrido triunfo sobre Croacia en la primera cita de esta Copa del Mundo. Los ojos rojos y perdidos de mi interlocutora la denunciaban casi tanto como la colección de vasos de Brahma que llevaba en su mano (edición especial del Mundial, cada vaso es conmemorativo del partido en que se usó), pero sobre todo la denunciaba el decirme que quería hablar en inglés -aunque yo le dije que era de Colombia-, porque quería practicarlo con "un árabe", y en el trayecto sólo me habló de política y de lo corrupto que era el PT (el partido de gobierno). En fin... El balance del partido no fue bueno ni para ella, ni para los demás pasajeros de ese tren rumbo a Sé, pero todos decían lo mismo: "lo importante es que ganamos". Y sí, fue un 3-1 con Neymar convertido en ídolo por su doblete, aunque la verdad creo que es a Julio César y a Oscar a los que deberían corearles el nombre, pues Croacia encerró a Brasil en el segundo tiempo y sólo las atajadas del primero permitieron que el segundo marcara el gol definitivo. Eso sí, lo más curioso es que apenas Neymar anotó el penal (bueno, eso dijo Nishimura, quien descaradamente sacó a Brasil del problema de ir empatando en el primer partido de su Mundial, ese que le costó a los brasileños US$15.000 millones gracias a un derroche de corrupción nunca antes visto), todas las tribunas del Arena Corinthians se dieron vuelta para recordarle a Dilma Rousseff, presidenta del país, que se van a gozar esto pero que no le van a perdonar botar tanta plata. "¡Hey, Dilma vai tomar no cú!", gritó el estadio repetidas veces mientras los asistentes quedábamos atónitos. Esta es la hora en que no sé si la transmisión oficial de la FIFA mostró esto, pero apostaría a que no. Si no mostró el emotivo y anunciado saque inicial del parapléjico que pudo caminar gracias a un traje robótico, mucho menos se iba a meter en política, algo que de por sí evita la FIFA a toda costa. Tanto así, que este es el primer Mundial en el que no hubo discurso de apertura. Sí, salieron esos árboles que caminaban y esas flores que bailaban, luego salió J Lo con la chusca de la Leite y el lobazo del Pitbull,y luego el fútbol. Por primera vez no hablaron un representante del gobierno del país anfitrión ni el presidente de la FIFA, pues tanto en un lado como en el otro querían evitar chiflidos y señalamientos por haber hecho el Mundial más caro de la historia, cuya inauguración se realizó en un estadio que todavía tenía partes en obra gris, aunque costó más de US$300 millones. "¡Hey, Dilma vai tomar no cú!", siguió gritando la gente mientras salía en un río de camisetas amarillas con algunas franjas de otros colores rumbo al Metro o el tren. La mayoría de ellos se enteraría hasta esta mañana, seguramente con el guayabo que dan los litros de cerveza, que mientras asistían con esperanzas al estadio, miles de sus compatriotas protagonizaban protestas contra el gobierno y la organización del Mundial, las cuales terminaron incluso con heridos. El Metro paró en la estación Carrao, la misma que en mi trayecto de la mañana estaba llena de policías y en la que el tren de ida no se había detenido pues allí iba a comenzar la manifestación que terminó con embestida de la policía y dos colegas de CNN heridas. Sin embargo, a esa hora, las 8 pm, todo parecía en calma. Una calma chicha, dirían los familiares de mi abuela en Santander, pues a pesar de la fiesta del fútbol el malestar sigue ahí, las elecciones son el 5 de octubre y, como me lo dijo en un inglés chapucero una compañera de viaje de mi alicorada interlocutora, por supuesto también con varias cervezas encima y tras aclararme que ella no hablaba árabe, "si ganamos el triunfo es de los jugadores y del pueblo, no de Dilma ni del PT: ¡vai tomar no cú!!". Sí, tal vez deba hacer algo con la barba... Noticias mundialistas desde Sao Paulo en Twitter en @PinoCalad

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    Los colombianos, tan emotivos y exóticos, dejaremos ver durante el Mundial la capacidad que tenemos de disfrutar el fútbol. Con el permiso de todos, estas son algunas de las personalidades que veremos en los próximos días... El hincha borrachín Un partido de la Selección Colombia aumenta entre un 30% y 50% el consumo de cerveza en el país, según Fenalco, así que no será extraño toparse en el Mundial, sobre todo cuando juegue Colombia, con el hincha que muestra con orgullo la cerveza y el aguardiente. Incluso es posible que termine ebrio antes de tiempo y no vea el partido. Si cada segundo se toman 76 cervezas Águila en estas tierras es obvio que la cifra aumentará en días mundialistas. La Ley seca del sábado, día del primer partido de Colombia, estaba pactada para el 14 de junio a las 6:00 PM, luego el Gobierno la adelantó seis horas... por algo será (no solo para "garantizar el normal desarrollo de las elecciones del domingo)". El sabelotodo Fácil: Es ese tipo que comenta todo en cada partido, que se cree técnico, un sabelotodo que no se calla jamás y que al final de cuentas nadie quiere escuchar. El escandaloso Esta personalidad puede ir de la mano del hincha borrachín, pero si se trata de un amigo costeño tal vez aumenten mucho los decibeles. Este hincha escandaloso es sobreactuado, se pone de pie cuando los demás están sentados, grita y le gusta hacerse notar entre la multitud. Aquí podemos sumar otro problema y es el legado del Mundial de Sudáfrica, es decir, las vuvuzelas que la gente no ha aprendido a manejar. Usted no va a pasar este Mundial sin que alguno se la sople en el oído. Recuerde: en el fútbol sí que se vale gritar, pero no atormentar. La insoportable Es una especie en vía de extinción, pero aún existe. Se le puede llamar novia, esposa, amiga o amante y puede ser divina físicamente, pero hará mala cara sin importar el plan que se le proponga. Parece detestar –o no entender- ese juego de 22 animales corriendo detrás de una pelota, pero quiere estar ahí, en la moda o acompañando a su pareja. Se le descubre fácilmente porque jamás esconde su incomodidad. El nuevo hincha Típico de nuestro país. No sabe quién es, por ejemplo, Carlos Valdés, pero está pintado hasta los tuétanos con el amarillo, azul y rojo y se cree fiel seguidor del equipo. Defiende a la Selección a muerte, lo que en su cabeza quiere decir hasta que se pierda un partido. Ese nuevo hincha está listo para celebrar y ofender sin marcar distancia. Que todo el país apoye a la Selección es bienvenido, de hecho es reconfortante ver lo que despierta la Selección en los buenos momentos. Sin embargo, ya fue suficiente con la gente que se sube al bus de la victoria sin pagar su pasaje. El hincha estrato 10 Gafas de sol, camiseta original de Colombia (al contrario del 99% de la población que la compró “chiviada”) y celular en mano. El plan del Mundial para él es “levantar” y los partidos son el matiz, el condimento especial. Este personaje es como un cuadro: tal vez moleste, pero no hace daño. La mujer que se quiere Sabe de fútbol, pero no en exceso y no se vuelve fastidiosa con el tema. Viste la camiseta de la Selección, tal vez esté pintada en el rostro de amarillo, azul y rojo y está dispuesta a apoyar. Habla con los demás sin problema, le gusta el plan de ver fútbol y lo mejor es que no hace dramas de la derrota. La vida no es el fútbol y ella lo tiene claro. Sabe sus prioridades. El colombo-argentino No hay pierde, siempre ha pasado en nuestra historia. Veremos, en mi caso con decepción, al compatriota colombiano vistiendo la camiseta de Argentina el día que juega nuestra Selección. Está en su derecho, aunque deja mucho que desear. El violento Es una pena. Es muy posible que veamos peleas, robos y hasta algún acto vandálico o anticívico durante los días del Mundial con la excusa del empate, la victoria o la derrota en los partidos. La violencia está en nuestros genes, por eso el fútbol es un disfraz más de nuestros innatos defectos. El gemelo de Giovanni Hernández Es el hincha de las “Angustias”. No es capaz de mirar un penalti de Colombia. Vive ansioso desde antes de comenzar el Mundial, hace drama de cualquier jugada, se frota las manos, suda, llora de dolor, le duele el pecho al cantar el himno nacional…Pasaron 16 años para que Colombia volviera al Mundial. Todo en él es un deseo reprimido. La masa La gran mayoría. La ola amarilla. Y como todos los personajes, como usted y yo, es aquel que quiere gritar y abrazarse tras un gol. En once jugadores está depositada la fe y la ilusión. Esta historia apenas dura un mes, después de tanto tiempo merecemos mucho más de lo que hemos recibido. ¡Vamos, Colombia! Seguir a @javieraborda

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    Finalmente J Lo dijo que sí iba a cantar en la inauguración del Mundial y la noticia, si bien de última hora pues lo confirmó a horas de la ceremonia, y absolutamente insignificante para los que queremos ver fútbol y no nalgas, es uno de los temas del día en Sao Paulo, sede del evento y del partido entre Brasil y Croacia con el que comienza esto. Porque sí, el Mundial se nos vino encima y la ansiedad empieza a pesar. No se trata sólo del regreso de la Selección Colombia, lo que de por sí ya es muchísimo, pues de 20 mundiales apenas hemos ido a cinco -lo que demuestra que haber llegado a Brasil 2014 es muy importante-, se trata del Mundial en sí. Es decir, no sé ustedes, pero yo era de los que en mes de Copa del Mundo vivía en acuartelamiento general, sólo hablaba de eso, a veces no me bañaba hasta que terminara la jornada (lo que es señal de que no iba al colegio o a clase en la universidad) y en esa extraña versión de Japón y Corea no dormí, con lo que básicamente perdí como tres kilos y comencé una extraña tendencia noctámbula que sólo mi mujer me quitó hace un par de años. Después de ese 2002 empecé a trabajar en esto y el Mundial se convirtió en el mes de mayor sadomasoquismo posible: un exceso de trabajo casi esclavista, ¡pero cómo lo disfrutas! Y ahora estoy acá, en Sao Paulo, cubriendo en persona mi primera Copa del Mundo, y cuando el reloj se acerca a esa maratón que arrancará con las nalgas de J Lo al ritmo de Pitbull en la canción oficial más mala que recuerdo de las Copas del Mundo, me pregunto en dónde está el Mundial. Dónde está mi Mundial. Hace una semana hice esta pequeña crónica en video buscando el ambiente mundialista en la ciudad más grande de Brasil y, como se ve, no lo encontré. Hoy no ha cambiado mucho entre los brasileños, todo gracias a las sombras que envuelven a esta Copa y su organización, pero al menos hay muchísimos más turistas y con ellos llegan las camisetas multicolores y te sientes mejor. Pero Mundial, esa fiesta de alegría desbordantes y banderas en cada calle, no hay. Lo dijo Maradona ayer en Río de Janeiro (que de por sí es muchísimo más alegre que Sao Paulo): "llevo dos días acá y no siento el Mundial". Y él, que está en Mundiales desde 1978 como hincha, 1982, 86, 90 y 94 como jugador, 2010 como DT y el resto como foco de atención, algo debe saber. Es decir, hablamos del Mundial, esa vaina que hace que uno sueñe con grandeza, que nos convierte a todos en expertos de fútbol, que vuelve a cada oficina un pequeño Las Vegas con jugosas apuestas, que potencia desde mayo la venta de televisores y de suscripciones a DirecTV, y yo, como hincha eterno, apostador constante y dueño de un TV de esos delgaditos en los que es físicamente imposible que se acuesta alguna de mis gatas, me imaginaba otra cosa. Espero y apuesto a que con el fútbol esto cambiará, pero tengo miedo a los rumores que sacuden las redes brasileñas y los bajos sitios en donde los periodistas encontramos información: que las protestas contra la corrupción en la realización de esta Copa del Mundo y la cantidad absurda de dinero invertida se incrementarán con el primer partido. Incluso a pesar de que juega Brasil. Incluso a pesar de que J Lo dijo que sí. Llegó el día de la verdad y debo decir que no me gusta mucho el escenario de fiesta contra justicia social; yo soy un iluso y quiero que ganen los dos. Ya les estaré contando... Noticias mundialistas desde Sao Paulo en Twitter en @PinoCalad [gallery link="file" columns="6"]

  • Gol Caracol

    Es difícil que Sao Paulo le quepa a uno en la cabeza. 20 millones de habitantes repartidos en una zona metropolitana que abarca 8.000 km², cientos de kilómetros de trancones, barrios muy elegantes y arribistas separados por una calle de sectores muy pobres... Esta ciudad, en la que llevo ya doce días es una capital de caos en donde un bus cuesta $3.000, los mismo que el metro, pero si vas a un sector periférico el pasaje puede subir a $7.200, (por no hablar de un taxi en el que una carrera que en Bogotá es de $5.000 acá vale seis veces más); en donde en cada esquina hay quioscos con miles de revistas, periódicos y libros que también te venden una gaseosa en lata a $4.000 o una cerveza a $5.000; en donde un almuerzo de los que en Colombia llamamos 'corrientazo', con sobredosis de frijol y arroz, no baja de los $11.000... Ahí es cuando uno empieza a entender por qué en la semana en la que arranca el Mundial los principales diarios brasileños no tienen en sus portadas noticias sobre la preparación de su selección o hermosas fotos sobre el ambiente de fiesta que uno como futbolero asumiría que se debería estar viviendo, sino que, por el contrario, traen duras informaciones sobre paros, manifestaciones, protestas y peticiones del gobierno de Dilma Rousseff para que los brasileños se comporten "a la altura del reto". En Brasil, donde el salario mínimo es el equivalente a $700.000 de Colombia, todo está carísimo y, además, las clases populares ven con esperpento cómo el gobierno ha despilfarrado US$15.000 millones en la realización del Mundial más caro de todos los tiempos. "Corrupción" es la palabra de moda y la larga lista de funcionarios destituidos en los últimos cuatro años la justifican. Sudáfrica 2010 costó US$6.000 millones en un país en el que no había estadios para fútbol ni infraestructura, y por eso apenas Brasil anunció ese año que su cifra iba a ser de US$10.000 millones muchos se preguntaron por qué; a fin de cuentas, en el país pentacampeón del mundo había estadios de talla mundialista que sólo necesitarían una remodelación. Sin embargo, en una combinación de populismo y malos manejos administrativos la cifra ya pasó de largo por los US$15.000 millones y, vergonzosamente, en la semana en la que arranca la XX Copa del Mundo de la FIFA, aún no se ha terminado el estadio inaugural. --- Me bajo del bus en la estación de Armenia listo para tomar el metro, pero la puerta está cerrada y sólo se ven carteles que dicen "Greve" (huelga). Desde la semana pasada los trabajadores del más eficiente e importante medio de transporte de Sao Paulo reactivaron una huelga de vieja data y hoy sólo funciona el sistema a un 50%. Quieren un aumento en sus salarios basado en en incremento del costo de vida, pero como me lo dijo un operario: "Si hay plata para robarse con el Mundial, hay plata para subir sueldos". El gobierno ofrece 8,7%, ellos quieren 12,2%, y con la inauguración del Mundial encima saben que tienen la sartén por el mango pues, como ya lo han demostrado en estos seis días, pueden paralizar a una ciudad que necesita de su Metro. Tanto así que la forma más fácil de llegar al Arena Corinthians, el estadio inaugural y aún en obra de esta Copa del Mundo, es en uno de sus vagones. El también llamado 'Itaquerao' por el sector en el que está construido, ubicado casi al extremo oriente de la ciudad, lo que lo hace muy lejos de casi todo, es también señalado como una fuente de despilfarro. Hagamos cuentas: Sao Paulo tiene al Morumbí, un templo del fútbol mundial que pertenece al Sao Paulo FC, al Allianz Parque (o nuevo Palestra Italia, recién inaugurado, gigante, hermoso, del Palmeiras) y al Pacaembú (este sí Municipal, viejo, pero una joya arquitectónica), todos con capacidad para más de 40.000 espectadores y, al menos los dos primeros, sin necesidades de mayores refacciones. Pero la organización propuso hacer un nuevo estadio para el Mundial y, en vez de gastarse un par de millones en la remodelación de lo que ya estaba, invirtió US$430 millones. Por cierto, a la hora que escribo esto, el escenario sigue en obras. Ahora bien, es indiscutible que esa inversión tendrá réditos a futuro pues es el nuevo estadio del Corinthians, uno de los equipos más populares del país, así que será una obra con vida; no como el Mané Garrincha de Brasilia. El fabuloso y monumental estadio de la capital brasileña costó US$900 millones, lo que lo convierte en el segundo más caro de toda la historia tras Wembley, con la sutil diferencia de que el de Londres es la casa de la selección inglesa, de las semifinales y finales de la mítica Copa FA, de la "Supercopa" de Inglaterra (Community Shield) y de la Copa de la Liga, mientras en Brasilia juegan el "temible" Brasiliense de Taguatinga y el no menos "legendario" Gama. Si no le suenan familiares, no hay lío, el primero está en la D y el segundo en la B, y ninguno lleva más de mil espectadores a su cancha, lo que va a hacer que el Mané Garrincha se vea particularmente triste con sus 72.000 sillas prácticamente vacías. Pero la molestia de los brasileños no se trata sólo de obras innecesarias y de sobrecostos en ellas (¿se acuerdan de las sillas del Mundial de Colombia 2011 que en una ciudad costaban tres veces lo que en otra? Acá es peor), hay un fuerte movimiento que reclama porque el Mundial afectó a sus integrantes directamente. Se trata de los "Sin techo", miles de brasileños, la gran mayoría pobres, que fueron desplazados por el propio gobierno que los sacó de sus casas para construir en esas zonas obras de infraestructura para el Mundial. Ellos, vestidos de rojo, arman protestas monumentales como la del jueves pasado que paralizó a Sao Paulo pues llegó hasta el Itaquerao, y ya amenazaron con boicotear la inauguración de la Copa este 12 si no les responden por viviendas dignas. Lamentablemente, la policía militar brasileña no ha respondido a la altura ante las protestas y, recordando sus días de dictadura y Operación Cóndor, se ha sobrepasado en muchísimos casos mostrando una brutalidad que llevó a que Amnistía Internacional se pronunciara (recomiendo ver este video). Las calles están llenas de grafitis contra la PM y la Copa, y en redes sociales hay una invitación a una movilización general este 12 en todas las ciudades antes y durante la inauguración del torneo y el partido frente a Croacia. El discurso es claro: Brasil es el país del fútbol, pero el Mundial no es para el pueblo. Y como no lo tienen en cuenta, el pueblo se tomará las calles. --- Mi abuela llamó a mi mujer preocupada porque las noticias de disturbios ya llegaron a Colombia. No me lo dice, pero sé que ella, mi esposa, también está preocupada. Hay un Mundial, el de las marcas, el del deporte como espectáculo, el que nos gusta a los hinchas con su álbum, los partidos por TV, la sobredosis de información futbolera, las camisetas... pero en Brasil hay otro Mundial, el de las protestas, el de los paros, el de la gente gritando que el fútbol no lo puede ocultar todo, el que está logrando lo que tal vez nunca había pasado: que durante una Copa del Mundo se hable de algo diferente al show de la pelota. Por supuesto, ese segundo Mundial tiene su primer partido definitivo el 12 de junio, con la inauguración de la Copa. Ese día veremos si la marea de camisetas rojas, si los "grevistas" del Metro, si los opositores de Rousseff, si los que saben que todas las cámaras del planeta estarán en Sao Paulo, logran robarse el show. Noticias de estos dos Mundiales desde Sao Paulo en Twitter en @PinoCalad [gallery link="file" columns="6"]

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    "Hay quienes sostienen que el fútbol no tiene nada que ver con la vida del hombre, con sus cosas más esenciales. Desconozco cuánto sabe esa gente de la vida. Pero de algo estoy seguro: no saben nada de fútbol": Eduardo Sacheri La de ayer con la Selección Colombia fue de esas tristezas que arrugan el alma, deambulan en explicaciones y unen a la gente. Radamel Falcao, Luis Amaranto Perea y Luis Fernando Muriel vieron ayer frustrados sus sueños de representar al país en el Mundial. Tres guerreros que lo entregaron todo, sacrificaron cosas y creyeron hasta el final. Tres colombianos valientes, honestos y disciplinados que hicieron parte del exitoso proceso que hoy nos tiene a los amantes al fútbol en el país, felices de volver al máximo certamen después de 16 largos y dolorosos años. Para los futboleros en el país, el lunes 2 de junio fue festivo hasta poco más de las 5:00 p.m., de ahí en adelante, trajo consigo un sinsabor difícil de explicar. "Hoy es el día más triste desde que estoy en la selección Colombia", dijo Pekerman, ese viejito querido que se metió en nuestro corazón y que reflejaba en su cara y en sus palabras el dolor de tomar esa decisión impopular. Especial mención para Luis Amaranto Perea, ejemplo de humildad y tenacidad quien con 35 años y tres Eliminatorias a cuestas, dice adiós definitivamente al sueño mundialista. Su aporte en los doce partidos que jugó en esta clasificación -cuatro de ellos como capitán-, su reconocido liderazgo dentro del grupo y sus lágrimas en el partido contra Bolivia en La Paz, nunca se van a olvidar. Ver video: http://bit.ly/1tDwc8v Tiene estas cosas impredecibles el fútbol e injustas la vida. Seguro no fue fácil para el técnico ni para los compañeros de equipo, que tienen que seguir con la cabeza en alto pensando en honrarlos a ellos y en demostrar todo el talento. A nosotros nos queda apoyar a muerte a los 23 elegidos, esos que llevan la bandera que Falcao, Muriel, Perea, Valencia y compañía, también merecían portar. Por: Mateo Isaza Giraldo @MateoIsazaG

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    “Esta es sin dudas la parte más desagradable del rol del entrenador”, señala Marcelo Roffé en su libro ‘Psicología del Jugador de Fútbol’, refiriéndose al momento en que los seleccionadores deben dar la lista definitiva de 23 jugadores que viajarán a un Mundial, conscientes que siempre habrá disgustos, controversias e ilusiones perdidas. Durante el proceso de José Pekerman a cargo de la Selección Colombia se han mantenido hasta el momento los mismos tres nombres de los arqueros que custodiarán el arco de la tricolor en Brasil. Sin embargo, previo al Mundial de Alemania en 2006, José tuvo que tomar una decisión polémica y muy difícil para él. “José se inclinaba por Germán Lux, ‘un talento’; su mano derecha, Julio Grondona - presidente de la AFA - y Fillol le ponían los guantes a Oscar Ustari, considerado el mejor a futuro”, escribió Marcelo Sottile, periodista argentino sobre la encrucijada en la que se encontraba el entrenador. El cuerpo técnico encabezado por Pekerman, junto a sus colaboradores: Hugo Tocalli y Néstor Lorenzo como ayudantes de campo y Ubaldo Matildo Fillol, el entrenador de arqueros, decidieron citar a Germán Lux al predio que la AFA posee en Ezeiza, días antes viajar a Alemania para comunicarle personalmente la decisión que habían tomado. Tocalli se tuvo que ir algunos minutos antes de la reunión, de igual forma estaría presente Néstor Lorenzo, por entonces el segundo ayudante de Pekerman. Gerardo Salorio y Eduardo Urtazún, los preparadores físicos se retiraron por pedido del entrenador; al igual que Fillol que tampoco estuvo. Pekerman le comunicó a Lux la decisión y las razones, con algo de impotencia y enojo, el arquero de River se retiró sin aceptar la ayuda del Psicólogo Marcelo Roffé, quien ha acompañado al entrenador desde el Mundial Sub 20 disputado en Argentina en 2001, actualmente también hace parte del cuerpo técnico de la Selección Colombia. “Pekerman se asesoró con el psicólogo antes de dar la comunicación final y entre los descartados hubo insultos y lágrimas”, señala Sottile en una nota de mayo del 2006 publicada en el diario Olé. Otra difícil decisión para José, fue dejar afuera a Sergio Agüero y la inclusión a último momento de Julio Cruz, muchos aún recuerdan que ‘El Jardinero’ ingresó en el partido de cuartos de final del Mundial contra Alemania, mientras un joven Lionel Messi se resignaba en el banco a tener que esperar cuatro años más. José Pekerman es un técnico muy intuitivo, hace pocos días, antes de viajar a Argentina para continuar con la preparación previa al Mundial, afirmó que se había concertado con el grupo que la lista se dará el último día y en el último minuto, decisión en la que todos los jugadores estuvieron de acuerdo. Marcelo Roffé, psicólogo de la selección, conoce muy bien el trabajo con juveniles y desde hace un tiempo en Argentina ha ofrecido su ayuda a Teófilo, Balanta y hasta Carbonero. Un técnico de la experiencia de Pekerman no es amigo de las decisiones apresuradas, por lo que por más de que nadie quiera estar en su lugar este 2 de junio, todos debemos tener la certeza que a quienes elija, será por una decisión consensuada y aunque va a generar controversias, deberá ser respetada. Daniel Santamaría Jaramillo. @Danielsaja03

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