“Él siempre me ayudó en todo momento, siempre apoyó a mi mamá. Él era como el núcleo”. Así recuerda Kevin Sánchez a su hermano, el joven de 27 años que halló en los domicilios una alternativa de rebusque, pues un día antes había terminado contrato en su antiguo trabajo en un hotel.
El día del crimen, sábado en la tarde, fue la última vez que los hermanos departieron. Se despidieron como siempre de beso en la mejilla y cada uno salió a trabajar.
Ya en la noche, mientras Juan Carlos Gálvez llevaba el que iba a hacer su último domicilio a una casa en Ciudad Jardín, hablaban por celular.
En la conversación, Kevin escuchó cuando los delincuentes lo abordaron: “él estaba hablando con audífonos de bluetooth, entonces yo escuché mientras entregó el pedido y a los pocos segundos fue cuando ya escuché al asaltante diciéndole que le pasara el teléfono… mi hermano lo único que decía era ‘todo bien, tranquilo’”.
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Desesperado, ubicó el sitio y llegó lo más rápido posible para intentar ayudarlo: “Vi a mi hermano ahí tirado. En el momento estaba con vida, y le dije que estaba yo, que tranquilo, que resistiera. Intentó hablarme, pero no le dio… le cogí la mano y me la alcanzó a apretar”.
Una ambulancia llevó a Juan Carlos al hospital. Antes de entrar a cirugía le dijeron a su familia que las probabilidades de que sobreviviera a un disparo en la zona abdominal eran muy bajas. Cuando llegó su mamá, les comunicaron que el joven había fallecido.
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La Policía reportó la captura de los delincuentes, dos mujeres y un hombre que intentaron huir en un carro después del crimen. A ellos les encontraron el arma con la que fue cometido el crimen.