En Santander, ocurrió un milagro en medio de la tragedia. La comunidad, que había perdido gran parte de sus enseres por la creciente del río de Oro, y la Policía fueron quienes les salvaron la vida a dos hermanitos menores de edad, que fueron arrastrados por la misma corriente durante 10 minutos.
Sucedió en el barrio Galán de Bucaramanga, donde horas antes se había presentado una creciente súbita después de un aguacero de más de 7 horas. Los dos hermanitos, niños de 10 y 8 años, fueron envueltos por el afluente.
“Uno de los menores se acercó al río a lavar sus chanclas y le ganó el río porque estaba caudaloso y se lo llevó. El hermanito, al ver la situación, se lanzó a ayudar”, manifestó la subintendente Lisseth Peña, integrante de la Policía de Salvamento y Rescate.
Abrazados y aferrados el uno al otro para salvar sus vidas, los dos hermanitos fueron arrastrados por la fuerza del caudal por más de un kilómetro.
“Yo iba corriendo cuando veo que dos niños flotan y estaban abrazados en el momento. ¿Y qué hicimos nosotros? Sin pensarlo, nos lanzamos al río”, agregó el subintendente Johny Naranjo Díaz.
Publicidad
La comunidad y la Policía, que se encontraban en una olla comunitaria para atender a quienes lo habían perdido casi todo, formaron una cadena humana y lograron traerlos con vida a la orilla.
“Los compañeros cogieron al primer niño y le hicieron los primeros auxilios. Lo reanimaron y el niño respondió, volvieron sus signos vitales”, relató el subintendente Naranjo.
Publicidad
El más pequeño de 8 años no respondía a los primeros auxilios y en una motocicleta fue sacado del barrio. Allí ocurrió lo que los habitantes calificaron como un segundo milagro: en el camino se encontraron una ambulancia que lo atendió.
Los dos hermanitos se recuperan con pronóstico reservado en la clínica San Luis de Bucaramanga.