El extraordinario olfato de los caninos ya no solo es utilizado por las autoridades para detectar sustancias ilegales. Ahora también es utilizado para descubrir y contrarrestar el flagelo cruel del tráfico de fauna silvestre.
Allí está Lila, una perrita golden retriever de un año que, junto a once caninos más, tienen como tarea olfatear en terminales de transporte y vías de Antioquia y dar la alarma cuando presiente una tortuga, un ave exótica, un reptil raro e incluso tigrillos y culebras.
En su presentación a los medios estuvo recorriendo la Terminal del Sur. Todos querían tocarla, darle un abrazo. Otros preguntaron si detectaba drogas, pero su entrenador, el patrullero Juan Carlos Pinzón, respondía que ella era especial, pues tenía como objetivo, en medio del juego, de rastrear animales silvestres desarraigados de su hábitat.
“Desde muy pequeñas para su entrenamiento se les empieza a tratar el tema del juego, y para ella es una diversión olfatear fauna y flora”, puntualiza la oficial” manifestó la teniente coronel Martha ligia Herrera, comandante de servicios especiales de la Policía.
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Solo el año pasado la Policía incautó 1.165 unidades entre fauna silvestre y flora. Con la llegada de estos expertos rastreadores se espera que esta cifra se duplique.
El Bajo Cauca es la zona antioqueña con la mayor problemática de tráfico de fauna silvestre.
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“En Santa Fe de Antioquia, San Gerónimo, Turbo y Doradal son los poblados con mayor problemática. La lora frentiamarilla, la guacamaya y las tortugas, son los animales con los que más se trafica”, manifestó el intendente Mayer Ríos Martínez, policía del grupo de protección animal, quien añadió que en se ha logrado detectar que en Antioquia se comercializa con poco más de 400 especies y se han realizado 39 capturas.