Después de más de ocho días del anuncio del cierre de la planta de Chiclets Adams, propiedad de la multinacional Mondelez, trabajadores de la empresa continúan a las afueras de la fábrica en resistencia al cierre de la empresa después de 50 años de operaciones en Cali.
La operaria Estela Banguera tiene 45 años, 20 de ellos trabajó en la empresa. Al igual que muchos de sus compañeros, hace turno en las noches, no para trabajar, sino para colaborar en la cocina improvisada que con sus compañeros ha construido en las afueras de la que fue su empresa.
“Nosotros para poder hacer comida y el café tuvimos que recoger de a dos mil pesos. Además también contamos con la donación de alimentos de varias personas”, afirmó Banguera.
Durante la bonanza y la solidez de la multinacional, los trabajadores no creyeron que en algún momento, el futuro que tenían pensado se derrumbaría de manera repentina. “Quién se iba a imaginar que nosotros trabajando íbamos a estar así, haciendo un café en la calle. Nunca pensé estar aquí al lado de la empresa con una estufa”, agregó.
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En medio de la incertidumbre, grupos de 30 trabajadores pasan las noches y los días en las puertas de esta multinacional, a la espera de una solución que les permita volver a trabajar. “Se dijo que el cierre fue ilegal, entonces estamos esperando que no se avale el cierre de la compañía”, manifestó Fabián Angulo, operario.
Por ahora solo les queda superar el que consideran un trago amargo. “El café debería de ser dulce, pero es un trago amargo para todos”, dijo Armando Giraldo, operario.
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Mientras se entretienen jugando dominó, también piensan en poder dejar de jugar y volver a hacer lo de siempre, trabajar. Los operarios aseguran que continuarán en las carpas hasta que le solucionen esta problemática.