Unas 30.000 personas en Tibú se encuentran sin agua, luego de dos atentados al oleoducto Caño Limón – Coveñas que produjeron un derrame.
Pozo Azul está convertido en un afluente negro, tras el derrame que se originó el domingo pasado. Las estatales petroleras de Colombia y Venezuela activaron medidas para evitar que la mancha siga extendiéndose.
“Entre Pdvsa y Ecopetrol se implementa un plan de contingencia bilateral. Es muy cercano los dos puntos de la detonación a la zona de frontera y ello lógicamente ha sido reportado de acuerdo al protocolo”, explica Gregorio Angarita, director de Corponor.
Por esa contaminación en el río sigue suspendida la captación de agua y no hay servicio de acueducto en la población.
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“La afectación es contundente desde todo punto de vista. La suspensión del servicio de agua en el municipio de Tibú afecta a más de 30 mil personas en el casco urbano y zonas veredales”. Explica Angarita.
En las próximas horas llegarían carrotanques para abastecer de agua potable a la ciudadanía.
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A través de un comunicado, Ecopetrol informó: "Los seis puntos de control se encuentran distribuidos en Caño Cinco y los ríos Tibucito y Tibú, con 76 líneas de barreras que buscan contener la mancha de hidrocarburo”.
La empresa reinstaló los puntos de control alternativos Tibucito y Samanes con un total de 24 barreras, luego de que las fuertes lluvias de la noche anterior destruyeran los elementos de contención.
Flora y fauna están siendo afectadas por esta mancha de crudo, que se hace difícil de contener por el mal clima y a las crecientes de los ríos de la zona.