Todos quisiéramos atención inmediata, pero los médicos deben dar prioridad a aquellas personas cuya vida está en peligro inminente.
En urgencias, por lo general, una enfermera o un enfermero jefe hacen una revisión inicial del paciente. Le toman los signos vitales, realizan una rápida inspección visual y le preguntan sobre los motivos de la consulta, los síntomas y señales de alerta. A partir de esa información, lo clasifican en alguno de los siguientes 5 niveles de triage:
Triage I: pacientes que requieren atención inmediata, hay un riesgo urgente para su vida. Atención en cuestión de minutos.
Triage II: pacientes cuya condición puede evolucionar hacia un pronto deterioro y requiere atención rápida. Atención en máximo 30 minutos.
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Triage III: los que necesitan medidas diagnósticas y terapéuticas en urgencias. Su atención demora hasta 2 horas.
Triage IV: pacientes cuyas condiciones médicas no comprometen su estado general, ni hay riesgo para su vida. Puede ser remitido a una IPS de menor complejidad.
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Triage V: los que tienen problemas agudos o crónicos, pero sin evidencia de deterioro que comprometa su estado general. Lo remiten a consulta externa.
La congestión en urgencias también es responsabilidad de los usuarios. Muchos acuden a este servicio sin que sea necesario, demorando la atención de pacientes que sí requieren consulta médica inmediata. Use las salas de emergencia de forma responsable.