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  • Gol Caracol

    Al finalizar el primer partido de la final, se me vinieron a la cabeza cientos de momentos en los cuales amigos y yo, idealizábamos los sentimientos nuestros al llegar Millonarios a una final. Entre una y otra cerveza pensábamos que la ansiedad y el descontrol predominarían en nuestras vidas y que seria momento de hacerse revisar el corazón previendo ataques imprevistos. Esas lágrimas producto de las fantasías propias del hincha y los cánticos a rabiar que gritábamos ya no con “guaro” en la mesa, se han quedado cortas a lo que estamos sintiendo hoy por hoy. Los sentimientos hacia Millonarios se han triplicado estos días. El sueño no es fácil de conciliar, la ansiedad por que ya sea domingo nos tiene locos, el rendimiento laboral…¿Cuál rendimiento!!!!? y algunos ya tienen síntomas de estrés y mal genio. No es para menos. Cualquier hincha de Millonarios incluso los que alcanzaron a vivir las grandes gestas de nuestro famoso embajador, ha esperado lo que sucederá el domingo 16 de Diciembre de 2012 toda su vida. El momento de máxima alegría nuestro como hincha esta mas cerca que nunca. El momento de explotar de alegría por la estrella 14. El momento de llorar con la familia que elegimos al nacer con el corazón azul y blanco. El momento de reír y mirar con desdén toda la frustración de años pasados. El momento de volver al tope de la historia de donde nunca debimos salir…el momento de gritar que somos otra vez campeones. Yo estoy tranquilo con la parte futbolística. Hay una marcada diferencia en fútbol y jerarquía entre Millonarios y su rival. De seguro el DIM se encerrara al mejor estilo de Tigre y Junior y esperará a que en golpe de suerte se pueda definir a su favor. Suerte que ha estado al lado de Millonarios en toda esta liga Postobón. Estoy seguro que la precisión que no han tenido nuestros delanteros en los dos últimos partidos la tendrán para la gran final. Nuestros volantes siguen siendo prenda de garantía que surtirán los balones que ello ocurra. Tal vez les pediríamos que intenten rematar más de media distancia. La seguridad de la valla menos vencida del torneo en nuestros defensas y arquero seguirá siendo la misma. Aunque los partidos hay que jugarlos, Millonarios tiene muchísimos más argumentos para ser campeón. Esto no es sueño es la realidad. El día esperado llegó. 24 años después la ilusión mas grande esta a punto de convertirse en realidad. Nuestro sueño se cumplirá y todos nuestros cánticos los convertiremos en realidad en medio de una celebración que Colombia nunca olvidará. Las emociones llegaran al son de la vuelta olímpica y lloraremos y no abrazaremos para gritar: MILLOS YA SALIÓ CAMPEÓN¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ MINUTO FINAL: Este domingo todos juntos a una sola voz y una sola buena energía para los muchachos en la cancha. Desde el lugar del mundo donde esté, mucha buena energía y buena celebración. VAMOS MILLOS CARAJO¡¡¡ MAURICIO GORDILLO @maugor

  • Gol Caracol

    Hace casi un año y 4 meses, José Eugenio Hernández asumió la dirección técnica del Atletico Junior. En ese momento remplazaba a Jorge Luis Pinto, quien se marchaba a dirigir la selección de Costa Rica con la ilusión de cumplir su sueño de dirigir un mundial. Entendible la decisión del profesor Pinto de marcharse a buscar su sueño, a cumplir su meta, pero Junior en ese momento en plena competencia quedó a la deriva. Entonces, con un panorama no tan claro para Junior, apareció “cheché” (por recomendación de Pinto) y se hizo cargo del tiburón. A muchos no le parecía bien que un técnico retirado del fútbol hacia más de 2 años, asumiera la conducción del equipo. “Cheché” llegó a Barranquilla y desde el primer momento mostró su personalidad. La misma que lo ha hecho ganarse muchos odios en el fútbol, pero que muchos otros valoran en ese medio donde la hipocresía abunda. “Cheché “ habla sin filtro, dice lo que piensa y muchas veces de forma cruda. Precisamente por eso, no tuvo reparo en decir que se había alejado del fútbol porque no compartía en lo que se había convertido. Dijo que muchos de sus colegas habían dañado la profesión y que se dedicaban a pedir dinero a jugadores y por eso no podía compartir la profesión con ellos. De hecho, dice tener pocos amigos entrenadores. A su llegada a Barranqulla, “cheché” lo primero que hizo fue marcar diferencia con su antecesor y quien lo había recomendado en el cargo: “soy muy distinto al profesor Pinto, él anda en un Mercedes y yo no. Ni en el carro nos parecemos” “Cheché” dejó en claro que tenía un gran aprecio por el santandereano, pero que tenían una visión distinta del fútbol. El primer reto del nuevo técnico fue en Pereira, y desde ese primer partido rompió un anti record de mas de un año sin ganar de visitante, a partir de ahí, comenzó a ganarse al hincha. No solo ganando partidos, colocando nuevos récords y rompiendo rachas negativas, si no porque el “Cheché” entendió y comprendió lo que significa Junior para el hincha Barranquillero. Entendió que Junior es mucho más que un simple equipo de fútbol. Entendió que Junior representa el sentir, la alegría, el estilo de vida de toda una región. Entendió que para muchos, Junior es un grito de rebelión lanzado a todo un país del que se siente muchas veces marginado y maltratado. El 21 de Diciembre de 2011, “Cheché” entró en la historia del equipo Baranquillero al ganar la séptima estrella para el equipo. Ese torneo y ese título, fue uno de los más emotivos que se recuerden junto con el del titulo de 1993. Aún está en la memoria de todos los hinchas ese famoso partido frente a Millonarios donde a Junior se lo daba por eliminado, y con el apoyo de su gente, Junior logró revertir el 3 a 0 en contra y por penales alcanzó el paso a la final. “Cheché” tuvo mucho que ver en ese título. No solo por la parte táctica y fútbolistica donde el equipo anduvo muy bien, ganó el torneo todos contra todos, si no también en la parte anímica tanto para el grupo de jugadores como para la hinchada, quien en ese primer torneo, se identificó mucho con él. Lo vimos cazando pelas, defendiendo a Junior, hablando como costeño y por supuesto, cometiendo errores también. Hoy se conoce que no continuará más con el equipo. De mi parte solo queda agradecerle por el título conseguido durante su estancia en la dirección técnica y desearle suerte en lo que viene en adelante. Estoy seguro que en un par de años, muchos de los que hoy piden a gritos su salida, estarán pidiendo a gritos que vuelva. “Que vuelva el salvador que nos dio el séptimo título”. Así es el fútbol y lo he vivido muchas veces en Barranquilla. Cuántas veces no se ha ido silbado y abucheado Julio Avelino Comesaña? Las mismas veces que ha sido pedido a gritos por el hincha. Se pudo estar en desacuerdo muchas veces con él, con lo que hacia y decía, pero siempre fue respetuoso y amable. Muchas gracias “CHECHÉ” Elkin De La Hoz Sígueme en Twitter : @tiburoncaival

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    En esta Navidad, nueve apuntes alejados de oración sobre Millonarios, Medellín y los equipos que, al final, se quedaron sin final. 1. Millonarios y Medellín comparten una cualidad muy especial: su capacidad de superarse ante la adversidad. El primero se recuperó del puñetazo que representó la goleada ante Real Madrid y después logró salir a flote en los cuadrangulares a pesar de perder los dos primeros partidos y caer eliminado contra Tigre en la Sudamericana. Medellín también hizo algo parecido, al clasificar en la última fecha a las semifinales y conseguir resultados importantes en los últimos suspiros de difíciles encuentros. 2. Qué lástima lo que pasó con Pasto. Venció a Junior en Barranquilla en la penúltima fecha y no logró superar a un Tolima eliminado en el último partido, lo que le hubiera dado el paso a su tercera final del año. Aún así, la campaña del equipo de Flabio Torres es increíble y se premió con el paso a la Sudamericana 2013. 3. “Cheché” Hernández, técnico de Junior, me produce animadversión. Por lo que dice, por cómo actúa. En El Campín fue expulsado y no quiso salir del campo como debía. Irrespetó las reglas y no quiso cumplir su castigo, al mejor estilo del senador Merlano. Varios policías tuvieron que forzar su retirada. Su tiempo en Junior está más que cumplido. 4. Otra mala de Junior, o al menos de uno de sus integrantes. Se llama Leonardo López, un absurdo en la cancha contra Millonarios. Había dicho literalmente que Yhonny Ramírez era su hijo y que sabía cómo ablandarlo. “Puede hablar lo que quiera, esto no es del que más hable, sino el que más meta y sepa pegar”, aseguró en una entrevista a El Heraldo. En El Campín, quiso cumplir su profecía, le pegó a Ramírez, le rompió la boca y fue expulsado. Es gran responsable de la despedida de su equipo en este torneo, una despedida sin disparar al arco. 5. Nacional murió de pie, aunque jugando mal, como sucedió repetidamente a lo largo del campeonato. El técnico Juan Carlos Osorio, que es un buen entrenador, no agrada del todo al público paisa, pero ya logró dos títulos con el equipo (Copa y Superliga) que le permitirán jugar la Sudamericana el próximo año. Que Nacional pudo dar mucho más, no queda la menor duda. 6. Así como duelen las eliminaciones en los últimos segundos, también alegran las clasificaciones en el último aliento. La desgracia de Nacional hoy más que nunca es la felicidad de Medellín. Triste ironía entre rivales de patio. 7. Apunte corto sobre Itagui y La Equidad. Hicieron aceptables campañas que se vieron truncadas por falta de de jerarquía. 8. Tolima fue otra vez el equipo que más sumó puntos en el año y, de nuevo, se va con un consuelo que no es poco: la Copa Libertadores. Anthony Silva, arquerazo, y Robin Ramírez, gran jugador. La liga este semestre, por cierto, no tiene una figura destacada. 9. Será una final con grandísimas hinchadas en las tribunas. La gran victoria fuera de la cancha para Millonarios y Medellín, sobre todo en Bogotá, será festejar en orden o lamentar cualquier resultado sin muertos. Seguir a @javieraborda

  • Gol Caracol

    Yo no tengo nada personal en contra del profesor Juan Carlos Osorio. Soy hincha de Atlético Nacional y como tal me duele demasiado lo que pasó en el clásico que el cuadro verde empató a un gol con el DIM. De entrada les quiero decir que lo que voy a exponer en este post no va a tener ningún arrepentimiento si Nacional es finalista, campeón de Colombia, de la Libertadores o del mundo, todo de la mano de Osorio (ojalá fuera así). Vivo el presente y hoy este post fechado al 8 de diciembre, tiene como objetivo analizar el por qué Juan Carlos Osorio es el principal responsable de la NO victoria nacionalista ante su rival de patio, en un partido que estaba para ganarlo. Hablar de la formación titular que plantó Osorio es un desgaste. Acá me puedo quedar escribiendo 15 mil palabras al respecto para llegar a una conclusión: la tal rotación solo la entienden las neuronas de Juan Carlos Osorio y de pronto las de su asistente técnico, Pompilio Páez. Por lo menos yo, un terrícola más, he tratado de entenderla con los argumentos del profe, con lo visto en la cancha y con los argumentos de los demás y me doy por vencido: no entiendo ese rollo tan “sofisticado”. Ya en el plano del rendimiento del equipo, Nacional en el primer tiempo jugó bien. Nacional le cerró espacios al rival, lo metió en su campo, lo atacó por ambos flancos y fue amplio dominador. La temprana lesión de Mosquera permitió el ingreso de un Uribe que a punta de diagonales y movilidad complicó a la pareja de centrales del rojo e hizo figura al arquero Castellanos, que sacó de todo. Y cuando el arquero es figura, pues el análisis no amerita más cosa: el rival tuvo un buen flujo de ataque. Con el tema de Uribe la cosa es sencilla. No juega mal pero no la mete. Pero ayer al pereirano se le veía un hambre y unas ganas de meterla y celebrar impresionantes. Al final del partido en esos corrillos que se oyen a la salida del estadio entre los hinchas, oía a varios decir que el culpable de la no victoria verde había sido del “petardo” de Uribe. Respetable opinión, pero a mi gusto muy equivocada. Volviendo al tema. Nacional logra un gol justo y con eso se fue al descanso. La tribuna, la barra, el hincha, reflejó lo que mostró el equipo en la primera etapa con una tanda de cánticos llenos de alegría que duró casi la mitad del descanso. Los primeros diez minutos del segundo tiempo tuvieron un pequeño impulso del Medellín que fue bien controlado por el verde y de nuevo el equipo cargó sobre predios de Castellanos y lo corroboró como figura. Luego llegó la decisión que cambió el destino de lo que debió ser este clásico… Yo hasta ese momento veía un cambio para Nacional: la salida del apático, poco dinámico y errático Jersson Córdoba y el ingreso del joven explosivo, metelón y más coherente, es decir: Sebastián Pérez ¿Qué ganaba ahí el equipo? Fácil, Mejía contaría con un socio “obrero” y “raspador” que le ayudaría en la recuperación, ganaba el equipo en marca y no se desbarataba la figura y el espíritu ofensivo que le estaba causando mucha preocupación a la defensa del rojo. Pero todo eso fue algo que pasó por mi humilde cabeza. Yo ni he estudiado en Manchester, ni tengo libreta para apuntar fórmulas de ecuaciones cuánticas futbolísticas, ni hablo con términos raros sobre volantes “resolutivos”. No, yo y creo que el 99% de los que leen este texto y han visto a Nacional, vemos el fútbol con más facilidad, sin tanta arandela. Volvamos al momento nefasto. Juan Carlos Osorio envía al campo a Sebastián Pérez y saca a Fernando Uribe. Malo, regular o bueno, resistido o aceptado, Uribe era una preocupación para el DIM y Juan Carlos Osorio le quitó esa preocupación. Un Director Técnico tiene como función primordial el generar estrategias para complicar al rival para así ganarle. Pero no, nuestro DT lo que hizo fue quitarle un problema de encima al rival…Lo vimos todos. Pero la cosa no paró ahí. El volante creativo, Macnelly Torres (un hombre que no es de velocidad, que su virtud, de sobra, es ser un gran pasador de balón) pasó a ser el centrodelantero. Y Jersson Córdoba, el más discreto de Nacional hasta el momento, pasó a ser el eje creativo. El mundo al revés, el mundo de los espejos invertidos, el mundo de Alicia en el País de las Maravillas, el mundo del fútbol que ve Juan Carlos Osorio. Nacional, como lo podía pronosticar cualquier mortal que sepa que la pelota es redonda, se quedó sin flujo ofensivo y Medellín empezó a pensar en el empate, cuando antes del cambio de Uribe pensaba en no dejarse encajar el segundo gol. En resumen, por orden de Osorio, Nacional al minuto 15, ganando 1 a 0, se echó para atrás. Con todo respeto, eso es algo que va contra la filosofía, la historia y la grandeza de este club. Es una falta de respeto. Si eso se hace ante el Barcelona, vale… Pero ¿hacerlo ante un equipo con la propuesta futbolística que ofrece el rival de plaza? Luego viene una decisión que corrobora el sin rumbo de Osorio en el partido. Ingresa a Micolta para ubicar de nuevo a un delantero y retrasa a Macnelly a su puesto de origen. Es decir, un ejemplo de improvisación en un partido catalogado de final. Llega el empate en una jugada ingenua. Pero más allá del error del joven pero buen arquero Bonilla (bien decía Óscar Córdoba que un arquero se forma cuando le han encajado mínimo 600 goles) Nacional había sentenciado su suerte con los cambios que le dieron la llave al DIM para animarse a empatar un partido impensado. Porque en lo individual yo esta vez rescato muchos nombres. Son mayoría en esta ocasión los que lo hicieron bien. Faryd Díaz: impasable. Medina y Murillo: sólidos. Bernal: lleno de ganas y buen rendimiento. Mejía: capo en el medio. Macnelly: chispazos pero no dejo de reconocer esos chispazos. Valencia: el gol y mil más que se come. Uribe: ganas, muchas ganas pero lo sacaron. Y se rajan con creces: Córdoba: el más flojo. Avilés: el más inmaduro. Bonilla: el error, no se le puede rebajar y de ahí debe aprender. Este año no había salido tan aburrido del estadio como el 6 de diciembre. Lleno de preguntas estoy: ¿Entiende Juan Carlos Osorio la filosofía que ha forjado la historia de Nacional? ¿No estamos llenos en el equipo de un discurso de verso y lógica sin lógica? ¿Tanto aparataje no complica más al jugador? ¿No es el fútbol más sencillo, fácil y práctico? ¿Osorio sabe tanto que ya no sabe lo que dice saber? ¿Es Nacional el equipo para Osorio? ¿Hay que volver a la escuela nuestra, la de los técnicos de la “casa”? ¿El técnico está en un estado de terquedad que se va a morir con la de él así Moby Dick le hunda el barco? ¿Ha sido Juan Carlos Osorio el principal rival del mismo Nacional en este cuadrangular? ¿No ganar la Liga, no sumar una estrella en el escudo es un fracaso total o lo salvan la Copa Postobón y la Superliga? ¿Merecemos llegar a disputar un título? ¿Yo estoy completamente desfasado? En fin, les dejo esas inquietudes. Por ahora lo único real es que hay que ir a apoyar el domingo, sufrir por que se dé otro resultado y esperar lo más difícil: que no vuelvan las locuras que nacen desde nuestro propio banco técnico. Este post también aparece publicado en el Blogverdolaga http://www.blogverdolaga.com/post/37476717084/osorio-ganaba-el-clasico-osorio-empato-el-clasico

  • Gol Caracol

    ILUSIONADOS 100% Ilusión y ansiedad resumen el sentimiento de los hinchas de Millonarios luego que terminara el partido en Ibagué frente al Tolima. Se jugó mal pero se ganó. Y ese triunfo nos tiene muy cerca, casi tan cerca como hace 9 años, de la final del fútbol colombiano. Trato en estas líneas de tocar poco el tema táctico y futbolístico, para darle rienda suelta a lo que sentimos quienes somos hinchas del famoso embajador. Y es que ser hincha es precisamente eso: sentir. Nosotros no racionalizamos nuestra pasión ya sea por prudencia o por dinero, como lo hacen los jugadores profesionales de fútbol. Hernán Torres y los jugadores deben saber que todo se puede perder si se repiten los errores que vimos frente a Tigre. Esa pasividad no es permitida de nuevo y desde el primer minuto hay que poner contra las cuerdas al equipo del, insisto, desagradecido más grande que ha parido Bogotá. Consientes de cuanto estamos ilusionados los hinchas, pero concentrados en que su labor en la chancha sea la mejor y llena de entrega. Eso es ser profesional. No comparto las voces de quienes piden mesura y control a los hinchas. Esas dos palabras son para quienes gustan del teatro o la opera. Esto es fútbol y es pasión. Además es Millonarios que es amor. Hinchas, dentro de los cuales me incluyo, creemos que esta dado todo para llegar a la final. Tenemos un excelente rendimiento de local, venimos en racha ganadora y los visitantes no hacen bien su labor fuera de casa y además vienen con la lápida al hombro. Como hincha de Millonarios siempre estamos pensando en ganar. En soñar con la final. En ilusionarme cuando veo a otros hinchas como yo llorar de alegría con victorias en el último minuto como la de este miércoles pasado. Este sueño de conseguir cupo para la final, de sentirnos ilusionados con una estrella más en nuestro escudo el próximo 16 de diciembre está muy cerca de llegar a buen término. Soñar e ilusionarnos es nuestro derecho como hinchas de Millonarios. Nuestro deber es ir al estadio y apoyar al equipo los 90 minutos. Y como el colofón del triunfo sería hacerlo ante el equipo que nos amargó la última navidad. A la gran mayoría de nuestros jugadores el Junior los dejo con el sabor de la final en la boca. El futbol da revanchas y si la venganza es un plato que se sirve frío, la noche capitalina le dará la temperatura apropiada al triunfo de Millonarios. Como lo había escrito en una entrada previa, este Millonarios ilusiona por su realidad. Ilusiona por su entrega, su jerarquía, su futbol, su cuerpo técnico y toda la buena vibra que le estamos colocando para que Millos consiga su primera final en torneos cortos y el titulo número 14. Desde todos los lugares del mundo que buscan un streaming para ver al embajador, desde los que están en Colombia pero fuera de la capital, desde los televisores que se prenderán a las 5.30 este domingo hasta quienes estaremos en el estadio alentando a Millos, metámosle la mejor de las energías para que salgamos con los 3 puntos. Recordemos que la ilusión siempre ha estado intacta. Vamos Millos Carajo!!!! MINUTO FINAL: Me cuentan que la DIMAYOR próximamente cambiara su razón social a DIMAYOR SS. (El que entendió, entendió).

  • Gol Caracol

    Uno de los mil datos que se han ventilado sobre Miguel Calero por estos días es que su cabeza rapada se debía a que hace rato le prometió a los pequeños pacientes de una fundación para niños enfermos de cáncer que siempre se la iba a dejar, para que ellos no se sintieran mal por perder el pelo en su quimioterapia. Eso habla de las calidades humanas de un hombre que no sólo fue un grandísimo futbolista, un ganador, un mito en Pachuca, sino ante todo, y más que eso, un gran tipo. Yo no estoy a la altura de Calero en nada, sólo en la calva y porque la mía es natural, pero en la Fundación Operación Sonrisa, una obra maravillosa que ayuda a niños con paladar hendido, creen que puedo ayudarles a hacer visible su gran labor y, aunque llevo un par de meses en esas, llegó mi hora de la verdad: a nombre de los niños de la Fundación voy a correr este sábado 8 de diciembre el ascenso a la Torre Colpatria, una peculiar prueba en la que uno se enfrenta con los escalones del edificio más alto del país y en el que estarán presentes lo más grandes exponentes del Towerrunning mundial, los profesionales del ascenso en Colombia, los aficionados que se suben a Monserrate todos los fines de semana y yo, que lo único que tengo son buenas intenciones y casi 100 kilos encima. Los aficionados al fútbol disculparán porque esta vez no hablo de nuestra pasión, pero de veras quiero que le peguen una mirada a lo que hace la Fundación y vean cómo pueden ayudar. Sin embargo, para que este clic no sea perdido, para que tenga algo qué leer, quiero compartir con todos mi historia con el ascenso a la Torre Colpatria porque, acá donde me ve, en el 2005 me la subí al trote para hacar este artículo previo a la que fue la primera edición de esta prueba que va ya por ocho versiones. Esta vez, como esa, me agarra en semana de cumpleaños; la diferencia es que en ese entonces trabajaba en el desaparecido Diario Deportivo, tenía 25... y menos calva: Artículo publicado el miércoles 7 de diciembre de 2005 en el Diario Deportivo Debió ser por la crisis que representa cumplir 26 años y dejar de pertenecer a la categoría 'adultos jóvenes' (demográficamente hablando, por supuesto), pero dos días antes de que me partieran el bizcocho acepté el reto de subir al trote la Torre Colpatria, el edificio más alto de Colombia. Mañana, cerca de 2.500 atletas lucharán contra el reloj y contra los 980 escalones que recorren los 162 metros de altura del tradicional edificio que se ha convertido en uno de los símbolos de la capital de la República, pero el viernes pasado, ataviado con pantaloneta y algo de nervios, yo estaba en el lobby de la torre mientras que los cientos de empleados que allí laboran me miraban extrañados. Claro, era el popular 'jean day' (costumbre extraña de las oficinas criollas), pero yo estaba ligeramente más informal que el resto... El caso es que pasadas las 9 de la mañana, y tras supervisar el recorrido que iba a tener por los 48 pisos que se imponen en el centro de Bogotá, me puse a estirar. Un leve dolor en la nalga derecha me hizo pensar que iba a tener problemas y que ya no era el mismo muchachón rebosante de energía de antes, pero sobre todo que debía haber entrenado para cumplir con un tiempo decente. Es que la carrera de mañana será la primera que se celebrará en la Torre Colpatria, y además será la primera vez que se corre un ascenso a una edificación de esas dimensiones en el país y en Suramérica. Y si yo me la iba a correr antes para explicar a los atletas con qué se van a enfrentar, tenía que tratar de dejar el listón en alto, lo que en mis poco ambiciosas aspiraciones era llegar al mirador en menos de una hora. Cuando le conté a algunos de los organizadores del evento mi plan mientras estiraba, casi se destornillan de la risa. "¿Una hora? No, en serio, en el simulacro el récord fue de 5:17". Sí, cinco minutos y diecisiete segundos fue el tiempo que un atleta de elite internacional se tomó en subir casi mil escalones a toda velocidad en el simulacro, y es la marca inicial para mañana. Yo me demoro más tomándome una gaseosa... Con ese dato, a mí me dolió más la nalga, pero había que hacerle, ya me había comprometido conmigo mismo, y empecé. Al trote llegué a la escalera, me encontré con un '1' gigantesco recordándome que hasta ahora empezaba y que me faltaban 48 más de esos números negros, y de dos en dos empecé a dejar escalones atrás. Iba bien, al menos no me dolía nada, y me encontré con la buena energía de los empleados de la Torre que subían o bajaban por los peldaños en un ofuscado día laboral y tenían tiempo para darme ánimo. Cuando uno de ellos me dijo: "¡Buen ritmo mijo!", me animé más. A dos días de cumplir 26 años y a pesar de la profunda calva, en pantaloneta todavía parecía un 'mijo'. La temperatura sube, sube la temperatura Mañana, desde las 8:30 de la mañana, grupos de diez atletas saldrán cada minuto desde la carrera séptima para enfrentarse a los escalones que yo iba dejando a punta de sudor el viernes pasado. La verdad, en ese momento, cuando superaba el piso 15, no iba mal. Comparativamente hablando, acababa de subir el equivalente a la mayoría de edificios altos de la capital, y aunque las gafas ya se me empezaban a empañar, no me dolía nada; ni la nalga. Pero al llegar al piso 20 me di cuenta de que este tipo de pruebas de ascenso son aún más exigentes que las de largo aliento en atletismo. Cuando uno corre una maratón, una media maratón o una prueba de 10 kilómetros, las piernas trabajan de una forma totalmente diferente a cuando se está subiendo por una escalera. En el ascenso los gemelos, esos músculos que quedan en la parte baja de la pierna y le ayudan a uno a ponerse en puntas de pie, sufren de lo lindo. A mí me empezaron a doler en el piso 22. Los sentí pesados, duros, tensos y, sobre todo, incapaces de finalizar al ritmo que llevaba. Por eso, y porque no se trataba sólo de los gemelos sino de mi corazón que me advertía que si seguíamos así uno de los dos iba a fallar, decidí frenar un poco, dejar de subir trotando, y continuar el ascenso al ritmo de caminata. No se bien si es una señal del destino, pero todo esto sucedió en el piso 26, lo que me afectó enormemente la moral. Más si se tiene en cuenta que en ese instante una señora como gordita salió del piso 25 apurada y me pasó como buseta llena rumbo al 27. Tenía que terminar, era cuestión de orgullo, y tenía que terminar con un tiempo decente. Miré mi cronómetro, iba apenas por encima de los tres minutos y, aunque obviamente ya no iba a batir el récord (la verdad es que era imposible que lo hiciera), continué despacio pero de prisa. Pasó el piso 30 y con las piernas pesadas me acerqué al 40. Ya me tocaba aferrarme del pasamanos de la escalera para no perder el ritmo en las curvas y, para animarme, grité un 'ya casi llego' medio ridículo. El piso 48 estaba apenas señalizado. Los números gigantes y negros de los 47 anteriores eran motivantes y retadores, pero el último piso de la Torre Colpatria tiene un letrerito rojo y chiquito en una esquina. Eso me desanimó, pero no fue más que cuestión de un segundo pues al voltear y subir el escalón 980, el último, el definitivo, sólo tuve que cruzar la puerta del mirador para conocer el cielo. 9 minutos, 56 segundos y 63 centésimas me tomó ascender por las escaleras de la Torre Colpatria. Muy seguramente los atletas elite aplastarán mi récord mañana, y es más que probable que buena parte de los de la categoría abierta limpien el piso con él. No me importa. Lo único que me importa es que lo hice, ascendí entero, tranquilo, satisfecho, sin dolor posterior en ninguna parte del cuerpo, y que fue una forma maravillosa de celebrar anticipadamente mis primeros 26 años. Eso sí, para los 27 voy a inventarme otra cosa que no me recuerde cosas como acercarse al cielo y, sobre todo, que no me obligue después a meterme en un ascensor lleno de gente que está trabajando y lo ultimo que quiere ver es a un tipo todo sudado que baja sonriente al primer piso. En Twitter: @PinoCalad

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    Ya es una realidad Win Sports, el primer canal exclusivo de deportes en el país, canal que irónicamente fue bautizado con un nombre en inglés, tal vez por creer que lo extranjero suena mejor o más llamativo. Precisamente la originalidad debería ser el punto de partida para hacer crecer esta iniciativa. Ojalá que las transmisiones deportivas no se queden en lo mismo de siempre y con los mismos de siempre. Quisiéramos lo básico: que no nos digan cómo fue el gol que ya vimos, sino que nos cuenten historias que complementen los partidos. En el comienzo de esta travesía sabemos que están, otra vez, Iván Mejía, César Augusto Londoño y Carlos Antonio Vélez, entre otros dinosaurios del periodismo deportivo. Siguen siendo ellos comunicadores de reconocimiento en el mundillo deportivo colombiano y por eso justifican su lugar. Sin embargo, las audiencias jóvenes no tienen por qué crecer viéndolos y escuchándolos a todo momento, como sí padecimos o gozamos, según el gusto, nosotros durante lustros enteros, en radio, prensa y televisión. El recambio es una necesidad y el nuevo canal es un buen espacio para nuevas oportunidades. Más que hablar y explayarse, hay que divertir e informar. Eso también es importante. Los debates y programas de opinión serán buenos mientras la gente aprenda al tiempo que se opina. No más ruido en las narraciones y peleas atravesadas en los comentarios, por favor. No más copias de programas extranjeros que vemos mal hechos en Canal 13 y Versus. Con una parrilla amplia de programación, con una señal que llevará 24 horas ininterrumpidas de varios deportes a nivel nacional, lo más lógico es que exista variedad de formatos y se abra campo para que los televidentes de verdad encuentren validez en un canal exclusivo de deportes. Es imprescindible que no todo sea el repaso de los goles y la improvisación o narración periodística sobre las imágenes. Hace poco murió Ernesto McCausland y la tragedia nos hizo recordar la importancia de revivir la crónica. Pero igualmente aparecen la entrevista, el magazín, el documental y otros formatos dignos de narración deportiva. No sólo se trata de fútbol, desde luego, o exclusivamente del profesional. Hay otras disciplinas y miles de historias por contar. El quid está en esforzarse por buscarlas. La propuesta para los televidentes es con “El mejor talento del periodismo deportivo del país” y “una programación para todos los gustos con altísima dosis de contenido original”. Que así sea. El canal es más que bienvenido. Un espaldarazo merecen los inversionistas, que apostaron por esto esperando ganar mucho dinero, lo cual es absolutamente respetable. Para los periodistas, el nuevo canal también representó un alivio. Se abrió de esta manera una posibilidad más de trabajo, lo cual no es poco ante los pocos puestos buenos que hay en el mercado y frente a la cruda realidad salarial de quienes quieren vivir cómodamente hablando de deportes. Por ahora hay plata; en Win Sports están contratando y no abusando con los infames contratos de prestación de servicios. Podría extenderse este texto con gustos propios. Uno especial es no ver a los “delfines” que están en el nuevo canal por pura rosca. Delfines que no saben nadar. Lo demás depende de cada quien y de sus preferencias, pero lo más básico indica que el respeto por el televidente es esencial. Hay que cumplir los horarios de la parrilla de programación, usar el lenguaje adecuadamente y cautivar nuevas audiencias con nuevos y buenos contenidos. Empezamos entonces de manera oficialmente con Win Sports. Sí, un nombre en inglés para el primer canal exclusivo de deportes de Colombia. Una completa ironía que suene mejor que “Deportes Victoria”. * WIN SPORTS está disponible inicialmente en Directv, SuperCable, sistemas comunitarios afiliados a Comutv, EmCali, Cable Bello y TV Sur. Seguir a @javieraborda

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    [youtube]http://www.youtube.com/watch?v=ZduS7sJP4xk&feature=youtu.be[/youtube] Ese cántico fue imposible de borrar de mi cabeza este viernes en la mañana. Y cómo no, si 42 mil personas se desgarraron sus gargantas despidiendo así a Millonarios de la Sudamericana y recordándole que su corazón no quiere quedarse sin una alegría en 2012. La eliminación ante Tigre el jueves debe considerarse como una bonita anécdota. Un renacer internacional concordante con el resurgir institucional. Claro, el reconocimiento y el prestigio estaban en juego, también los jugosos premios y lo que hubiese sido una taquilla histórica en la final, pero el hambre del hincha apunta a otro objetivo. La 14, esa lejana estrella que se extravió hace 24 años, debe ser, inevitablemente, el colofón para un 2012 espectacular para Millonarios. Y es que este equipo de Hernán Torres, que se casó con el fútbol bien jugado, con una propuesta lírica inmodificable en condición de visitante, merece un título. Y más que ellos, la hinchada maravillosa del azul de Colombia. La misma que cumple cada tres días, que no abandona, que hincha el pecho con victorias y derrotas, que derrochó agradecimientos al plantel semifinalista de la Sudamericana. Hernán Torres, Mayer Candelo, Wason Rentería, Pedro Franco, jugadores y directivos, sepan que los fanáticos merecen el título de la Liga Postobón. Lo reclaman con el derecho legítimo de quien ama con el corazón. “La 14… tenemos la 14”, debe cantarse el 15 de diciembre en Bogotá. Por Ronny Suárez, en Twitter: @RonnySuarez_

  • Gol Caracol

    Una de las principales características de la pasión por un objeto o un sentimiento, es la incondicionalidad para perseguir en todo momento, eso que calme la ansiedad por ese amor desmedido. Ese seguimiento constante hace que creamos ciegamente en ese sentimiento sin importar cuan difíciles puedan ser las condiciones. Quienes nunca hemos perdido la fe en que este es el semestre de Millos, hemos visto como el equipo nos ha ido abonando el terreno para que nuestros sueños sembrados a lo largo de estos meses, tengan su cosecha de títulos este diciembre. Hoy tenemos que tener fe en Millonarios. La adversidad de los resultados de los dos primeros partidos de los cuadrangulares finales hizo que algunos hinchas pensaran en otro fracaso más. Las adversidades del semestre 2012-II, que han sido varias, ya deben enseñarnos que cuando más difícil parece el momento o la gesta a cumplir, el profesor Hernán Torres y los jugadores de Millonarios responden a la tarea de dejar en alto los colores del cuadro embajador. Por eso, todos los hinchas de Millos estamos en la obligación de tener FE en este equipo. Antes del triunfo de anoche, muchos pensaban que no había modo de que los dos títulos lograrán conseguirse. Incluso equivocadamente decían que el partido de hoy ante Tigre, era la única esperanza de alzar copa a final de año. Hoy los que fuimos ayer al estadio y como muchos otros que por fuerza mayor no pudieron asistir les decimos a esos “hinchas” y a los periodistas amargados con los triunfos azules que hay que tener fe. Este Millonarios invita a creer, a ilusionarnos, a pensar en grande. A soñar. Con calma pero con determinación de vencedores los hinchas de Millos vamos hoy por el sueño de la copa sudamericana. Habrá que tener paciencia porque los argentinos dejaran todo en el terreno para conseguir el resultado. Esa paciencia que ya le hemos conocido a Millonarios en partidos de esta copa con manejo de balón la debe combinar con la efectividad a la hora de las ocasiones de gol. Seguros que Rentería y Cosme están conscientes que hoy debemos “pegar” primero. Por parte de los jugadores esperamos ganas, jerarquía, entrega y mucho futbol para conseguir el tiquete a la gran final. Dice el adagio popular que la fe mueve montañas. Yo digo que la fe por Millos mueve millones de corazones que buscan la máxima gloria en forma de vuelta olímpica. Mueve la vida de los que hacen de Millonarios una forma de existir. Mueve las alegrías de quienes andan en una nube azul por estos días felices. Mueve las almas solitarias de quienes desde el exterior alientan con amor incondicional al famoso embajador. Millonarios nos une y nos llevará a celebrar dos veces en este diciembre que será inolvidable…TENGAMOS FE!!! MINUTO FINAL: Deissy Narváez, en twitter @dmnarvaez, es una gran hincha de Millonarios. Por años coleccionó cientos de camisetas de Millonarios y otras tantas de equipos del exterior. Esta semana su preciosa colección (adjunto link con foto de varias de ellas http://twitter.yfrog.com/z/mgkvwyp) fue hurtada de su casa. Agradecemos cualquier información que nos puedan hacer llegar para recuperar algunas de estas camisetas, que más allá de su valor económico, tienen un valor sentimental único para su dueña. MAURICIO GORDILLO @MAUGOR

  • Gol Caracol

    Hace un par de días recibí una mención en Twitter de una de las tantas cuentas falsas que existen en nombre de jugadores de fútbol. Esta en particular, tengo que confesar, me hizo reír bastante. Era de la supuesta cuenta de Luis Carlos Ruiz y decía lo siguiente: “@LCRuiz27: Yo leo los blogs de Caracol y no se por qué @tiburoncanival no me ha hecho un artículo dedicado a mi :( “ después de la obvia hilaridad que causó dicho trino, me puse a pensar que era cierto, que Luis Carlos Ruiz era un futbolista, pero sobre todo, era un personaje sobre el cual se tenía que escribir y que poco se ha hecho. Luis Carlos Ruiz o CR27 como lo han “bautizado” despectivamente los hinchas rojiblancos haciendo clara alusión a CR7 (Cristiano Ronaldo), es uno de los jugadores menos mediáticos del equipo tiburón. Uno: Porque es poco solicitado por los medios, y dos: porque tampoco le gusta aparecer mucho, debido a su personalidad un poco parca y tímida. Pero aparte de eso, y de su poca popularidad entre los medios de comunicación, Ruiz es uno de los jugadores menos queridos por la afición. Y siendo benévolos, porque lo que despierta el samario entre los hinchas, raya incluso con el odio. ¿Injusto? Estoy absolutamente convencido de que si. Independientemente de su desempeño en el terreno de juego, ningún fútbolista merece despertar tal sentimiento por su rendimiento dentro de una cancha de fútbol. Y menos él, que sumisamente recibe todos los improperios sin siquiera inmutarse o hacer algún gesto de reproche al monstruo de mil cabezas que pocas veces a coreado su nombre o ha pedido a viva voz su presencia en la cancha. Ruiz, ha sido victima o protagonista de innumerables chistes y burlas muy propias de la región y la ciudad, que, no en vano, es jocosamente conocida como “la capital mundial del perrateo”. Alguien escribió después del altercado sucedido entre Leonardo Lopez y Luis Narvaez, : “Ruiz no sirve ni pa' separar una pelea”, esto por una foto donde se aprecia a Brayner García intentando calmar los ánimos y detrás de estos aparecía Ruiz, quien miraba atentamente lo que sucedía. Y ni mencionar los oprobios que para él salen todas las tardes o noches que el equipo Barranquillero juega en el Metropolitano. Pero él, estoicamente y sin sonrojarse, continua muy orondo por la cancha como si tales gritos no fuesen con su persona. Trato de hacer memoria y no recuerdo en que momento el jugador cayó en desgracia con la tribuna. Ni siquiera recuerdo si en algún momento fue querido o por lo menos tratado bien. Las condiciones futbolísticas del jugador han sido elogiadas por todos los técnicos que ha tenido desde que se encuentra en el equipo profesional. Comesaña, Umaña, Quintabani, Pinto (brevemente) y “Cheché”, siempre lo han tenido en cuenta y ha sido titular con casi todos. Pero algo pasa que a la afición nada que convence. Luis Carlos Ruiz en sus inicios, pintó como una promesa del fútbol en Colombia, fue goleador nacional en la primera C e incluso fue galardonado en su departamento por sus destacadas actuaciones cuando apenas era un juvenil. Lo anterior motivó el interés de Junior que no dudó en hacerse a los servicios del jugador a quien vinculó a sus divisiones inferiores donde siguió destacándose. En el Barranquilla FC, continuó dando muestras de sus capacidades como goleador. Al llegar al equipo profesional con Julio Comesaña como entrenador, y más por una cuestión de necesidad debido al modulo táctico que utilizaba el Colombo-Uruguayo , el jugador fue ubicado como extremo derecho, y esa frecuencia goleadora que él mismo alguna vez confesó extrañar, se perdió para siempre. Comenzó a partir de ahí, su amarga relación con la tribuna. Ruiz ha tenido buenos momentos en el equipo, fue participe activo de los dos últimos títulos tiburones, pero a la afición nada que convence. El caso de Ruiz no ha sido el único en el equipo de curramba. Se asemeja mucho al de Carlos Araújo, volante Cesarense, que al igual que Ruiz nunca fue del agrado de los hinchas y jamás pudo quitarse ese estigma de encima. De hecho, encontré un aparte de una crónica hecha por ese gran cronista y periodista barranquillero Alberto Salcedo Ramos, dedicada a Carlos Araújo y que perfectamente encajan ahora para el pobre de Luis Carlos Ruiz: “Tan grande como su torpeza, era su honestidad, su capacidad de lucha. Araújo no solo no bajaba los brazos ante sus fracasos con la pelota, si no que regaba la cancha con sudor, corría cada centímetro del césped, disputaba cada balón con hombría, sin ahorrar esfuerzos, sin temor a una lesión. Y eso, por Dios, había que reconocérselo”. Creo que más claro no puedo ser. Otro punto en común entre estos dos jugadores, es que paradójicamente ambos han sido campeones dos veces con el equipo Barranquillero. Pero nada de eso ha mitigado los insultos, burlas e improperios que han sabido aceptar de la tribuna. Es que hasta en eso se parecen, en lo nobles que son para recibir y aceptar los agravios. Hasta en el aspecto de bonachones que tienen se asemejan. Yo creo que Luis Carlos Ruiz tiene las condiciones para triunfar en el fútbol colombiano, pero estoy absolutamente convencido que en Junior ya alcanzó su techo. Creo que es hora de que el jugador busque nuevos aires y se oxigene, que sepa lo que es jugar un partido tranquilo sin aguantar el desdén de los presentes en el estadio. Es tiempo de que salga y se llene de confianza y que, incluso, pueda reencontrarse con esa capacidad goleadora que tanto extraña. En Junior, le será cada día más difícil. Ya para concluir, voy a coincidir con una de las tantas frases que he escuchado en el estadio refiriéndose a Luis Carlos Ruiz, y que tiene mucho de la sabiduría popular que en cierto modo puede explicar lo que le sucede a Ruiz con la afición rojiblanca. “NOJODAAA, es que además de todo, el pobre pelao' es salao'” Elkin De La Hoz @tiburoncanival

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