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  • Gol Caracol

    No puedo evitar pensarlo: Juan Manuel Corzo es perfecto para dirigente del fútbol colombiano. No sé si en el Cúcuta Deportivo de su tierra natal (que ya está acostumbrado a declaraciones estilo Corzo como las del hoy detenido ex alcalde Ramiro Suárez y su "gasolina de avión", entre otras), o mejor en la Federación Colombiana de Fútbol (¡donde su empleador sí que le pagaría la gasolina y los viáticos... muchos viáticos!), pero invito a Corzo a que se retire del Senado y empiece una nueva carrera en la dirigencia deportiva: nació para eso. Corzo habla sin que le importen las consecuencias, es descarado, acusa a sus críticos de terroristas evocando al benemérito Alvaro González Alzate, es el gran promotor de la inmunidad para sí mismo y, fundamental para ser directivo de nuestro fútbol, sus vínculos con personajes oscuros de la vida nacional siguen sin ser resueltos. ¡Si manda dos fotos y fotocopia de la Libreta Militar, le dan un puesto mañana! En la historia de políticos descarados de Colombia (toda su historia para ser exactos) nadie había sido tan desfachatado desde que el entonces presidente Julio César Turbay dijo que iba a "reducir la corrupción a sus justas proporciones". Lo de Corzo lo sabemos todos, pero vale la pena recordarlo: el presidente del Senado acepta sin mayor vergüenza que sus $16 millones de sueldo (que paga usted y pago yo, por cierto) no le alcanzan para comprar gasolina y que por eso mismo usted y yo también deberíamos gastarle la gasolina. Esa fue su última perla, pero antes había dicho maravillas como: "Toda la clase política buscamos ayudar a nuestros amigos", recordándonos a nuestros dirigentes de Dimayor siempre juntos y listos para vetar jugadores que les renuncian a sus colegas que no les pagan; o como: "La voluntad popular es validar matrimonio heterosexual", mostrando una apertura mental y un respeto por los derechos de género dignos del país de González Alzate. Tal vez en lo que más me recuerda Corzo a un dirigente del fútbol es en lo de la inmunidad parlamentaria. Él, un tipo que fue electo por 63.251 votos, casi todos en Cúcuta y Norte de Santander, defiende a capa y espada que los congresistas sean intocables, que sean tratados como los HP (honorables parlamentarios) que son, y que reciban un trato preferencial en términos judiciales por eso. El discurso es el mismo de los popes del fútbol el año pasado, cuando el recién posesionado gobierno Santos amenazó con meterle la mano al principal espectáculo del país por el desmadre permanente en el que vive: la Federación puso un tatequieto y mostró su inmunidad Fifa amenazando duro y recordándole a la nueva administración que el fútbol se maneja solito, y que si había una intervención política incluso podríamos ser desafiliados. A lo mejor Corzo vio lo que hicieron sus pares de la dirigencia del fútbol colombiano y se dijo a sí mismo: si eso pasa en el deporte, ¿por qué no en el Congreso? ¡Es que hasta en eso tendría perfil para presidente de Dimayor o Federación el chisgarabís de Juan Manuel! Copiarse de las ideas ajenas sin que te importe un carajo lo que piense el resto del país, como con las "argentinadas" del descenso por promedio, el torneo semestral o la futura sorpresa de extender el campeonato a 20 equipos para que Pereira y América dejen de sufrir con lo del descenso, eso sí que define a un dirigente de nuestro fútbol... Sígame en Twitter: http://twitter.com/PinoCalad PD. Hice unas averiguaciones por diferentes frentes y lo del torneo de 20 equipos en el 2012 sólo tiene un pero para ser aprobado por unanimidad: uno de los ascendidos sería Patriotas (que ganó el primer semestre de la B y por tanto ya está en la final de diciembre), y muchos dirigentes no creen que sea buen negocio tener dos equipos en Tunja. ¿Será que la solución es trastear al Chicó nuevamente? Ahí dejo esa nueva teoría de la conspiración...

  • Gol Caracol

    Que las Torres Gemelas fueron derribadas por extraterrestres, que no eran aviones sino misiles, que la ultraderecha estadounidense planeó todo para cambiar el orden mundial e imponer el miedo como regla... diez años después del histórico 11 de septiembre de 2001 las siempre polémicas teorías de la conspiración vuelven a estar de moda y yo, que tal vez por vivir solo en un apartamento con dos gatas, no tener novias, leer mucho y ver demasiada televisión me he vuelto un malpensado, tengo la mía; pero no sobre lo que pasó en Nueva York, sino sobre lo que está pasando en el fútbol colombiano. ¿A nadie se le hizo extraño que Julio Comesaña llegara a la Selección y el Deportivo Pereira no dijera nada? Es decir, hablamos del principal candidato al descenso, un equipo que hizo una apuesta brutal en cuanto a contrataciones y que se la jugó toda con el uruguayo para tratar de salvar un año desastroso, ¡un club que al día de hoy tiene una desventaja de 11 puntos frente al América y 14 con Itagüí! Pero en la capital de Risaralda nadie dijo nada: al Pereira se le llevaron al DT, le desbarataron el proceso en un momento dramático, y fue como si se les hubiese olvidado pagar el recibo del teléfono: no pasó nada. En una figura muy parecida, Jorge Luis Pinto dejó al Junior para irse a la selección de Costa Rica y no sólo hubo una reacción tremenda, sino que la Federación de ese país le pagó una indemnización al equipo barranquillero. ¿Alguien sabe si la Federación Colombiana de Fútbol le pagó algo al conjunto matecaña? No, no le pagó porque Comesaña renunció. Pero igual... es raro, ¿no? Es decir, queda la sensación de que o al Pereira se lo va a comer el tigre y a sus dirigentes no les importa tener el estadio más bonito del país en la B, o que hay algo más ahí y por eso quedaron tan tranquilos. Ese "algo" más es un rumor que viene creciendo como la espuma de una cerveza fría bien servida en un vaso largo. Hace un par de meses, cuando desde Argentina apareció esa abominable idea de hacer un torneo con todos los equipos de primera y segunda división, muchos dirigentes en Colombia levantaron las cejas con esa misma admiración que los llevó a importar, vía Buenos Aires, el sistema del descenso por promedio y los campeonatos semestrales. La idea de un torneo con 20 equipos empezó a sonar... Claro, ¿cómo no iba a sonar? No sólo el Pereira parece totalmente condenado al descenso, sino que el América es el primer candidato a jugar su permanencia en primera división con el subcampeón de la B en la promoción. Un torneo de 20 equipos en el 2012 automáticamente los salvaría a los dos y permitiría el ascenso de los dos mejores del Torneo Postobón, en donde viejos conocidos de la A como Pasto, Bucaramanga, Unión Magdalena, Centauros y Cortuluá, o eternos aspirantes a ella como Patriotas, Rionegro, Bogotá y Valledupar, tendrían mejores opciones de estar en la fiesta grande. Ojo, no sería la primera vez que la Dimayor hace eso. En el 2001 Bucaramanga perdió la categoría, pero esta entidad decidió que en el 2002 se pasara de 16 a 18 clubes. Quindío ganó su ascenso en franca lid, así que muy a las carreras, en enero de 2002, la dirigencia del fútbol colombiano decidió organizar un triangular entre sus tres socios en la B: Cúcuta, Unión Magdalena y el leopardo descendido. La cosa fue tan improvisada, que al cuadro motilón le tocó armar un equipo de emergencia para ir a disputar el triangular en Cartagena. Unión ascendió con dos victorias 2-0, y el Bucaramanga se quedó con el segundo lugar después de empatar 0-0 con su eterno rival y mantenerlo en la B tras una definición por penales. De esta forma, arbitraria por demás, la primera división del fútbol colombiano pasó de tener 16 a 18 clubes en 2002, año en el que además, vea usted, pasamos de tener un campeón anual a tener dos. Por si le interesa, ese 2002 comenzó la presidencia de Luis Bedoya en la Dimayor (que casualmente aumentó ese año su cantidad de electores) y el presidente del Atlético Bucaramanga era Reynaldo Amaya, quien (¡ah cosas!) fue miembro del comité ejecutivo de la Federación entre 2006 y 2010, durante la primera administración de Bedoya al frente del rector del fútbol nacional. Sí, piense lo que quiera... Yo ahora, por ejemplo, estoy pensando en que a final de año nos van a salir con una decisión "sorpresa" en la que se va a dar la "buena" noticia de que el fútbol colombiano, (y acá cito imaginariamente el discurso que va a dar Bedoya o Jesurún, o los dos) "siguiendo el ejemplo de la grandes ligas del mundo como España, Inglaterra, Italia y Argentina (mira tú, ¡qué sorpresa!), va a pasar de 18 a 20 clubes". El argumento de estos señores, siempre de corbata y últimamente con el bigote cada vez más en discusión, será "el estímulo a la competitividad y el hecho de que el objetivo de la Dimayor quiere que el fútbol de primera se vea en más y más canchas del país", pero claro, nadie dirá que la decisión se toma para salvar al América y al Pereira (al que ahora le están quitando al técnico sin mayor trauma por parte del club), y para aumentar la cuota de votos que sostiene a los que mandan en el fútbol de este país. Porque para los que no lo sepan, a los dirigentes los eligen los clubes, y si a los clubes de la B les ofreces dos cupos en la A, te aseguras una buena cantidad de votos, aparte de los dos de los equipos a los que salvaste de llegar a ella... pero claro, es sólo la teoría de la conspiración de un tipo muy malpensado como yo, nada más. Y recuerde que vivo solo con dos gatas, no tengo novia, leo mucho y veo demasiada televisión... Sígame en Twitter: http://twitter.com/PinoCalad

  • Gol Caracol

    Pensar en lo que pudo ser es una pérdida de tiempo y de sueños. Por eso, hay que intentar dejar atrás el desastre vivido desde el golpe del “Bolillo” hasta la elección “unánime”, este jueves 8 de septiembre, de Leonel Álvarez como técnico de la Selección. Porque tenemos el derecho de criticar lo que nos plazca, pero ya ni siquiera vale la pena hablar mal de todo lo que se ha hecho mal. Criticar a la Federación ya se volvió casi un lugar común, como todo lo demás. Es preferible hoy en día guardar el prejuicio, si es que lo padece, e intentar creer en el regreso al Mundial. Siempre se trata de eso, de aspirar a algo mejor. Al final no importa el nombre del técnico ni del delantero. El fútbol se sufre con fe ciega. Aunque romántico, el tiempo para las aflicciones debe quedar atrás. Si las espera como un deseo para desahogarse, las habrá después de los partidos de la Eliminatoria. Quédese tranquilo: no ganaremos todo en los dos años que más o menos dura el torneo. Más allá de pesimismos y optimismos, lo que es relevante ahora es que Colombia juega pronto, el 11 de octubre contra Bolivia, en La Paz. Sólo queda trabajar y volvernos a ilusionar. Tal cual un masoquista que tiene un amor eterno. Al final de cuentas usted es el que decide en qué orilla estar, si quiere ver a Leonel como un técnico prometedor como la foto al comienzo de este post o si prefiere identificarlo como un exguerrero de una isla de famosos, como se ve a continuación. Si quiere seguirme en Twitter: @javieraborda

  • Gol Caracol

    Varias motos se acercaban peligrosamente al bus, todas con un conductor y un pasajero armado con un machete, un cuchillo o una varilla. El chofer aceleraba y trataba de evitar el acecho de los bicentauros motorizados que, sin embargo, amenazaban con saltar al interior de su vehículo mientras los pasajeros del mismo los insultaban con todo tipo de improperios y mostraban sus propias armas dispuestos a la batalla. No, no es una escena de una película apocalítica (aunque juro haber visto algo similar en alguna de las de Mad Max), es lo que está pasando en la carreteras de Colombia entre las llamadas barras bravas. El sábado pasado era la primera prueba de fuego para la apuesta de implantar una cultura futbolística en los estadios del país. En el Pascual Guerrero, uno de los escenarios remodelados para el Mundial-Sub 20 (aunque ojo, ¡sin terminar!), se disputaba uno de los grandes clásicos del país, América-Nacional, un juego de 24 estrellas, muchas finales, rivalidad histórica y tres barras bravas en el mismo espacio y sin vallas de contención: Barón Rojo y Disturbio Rojo del América (aunque sin buenas relaciones) y Los del Sur de Nacional (con el problema de sus divisiones regionales internas). No lo voy a negar, yo tenía mis dudas y esperaba lo peor, sobre todo porque el partido estuvo muy emotivo y uno no sabe cómo puedan reaccionar estos personajes con la remontada escarlata en tres minutos o con la goleada final a favor del verde. Sin embargo, las cámaras no mostraron nada, no hubo problemas, el operativo policial en el estadio fue un éxito y me dije a mi mismo: "mira tú, sí se puede...". Cuál no sería mi sorpresa cuando el domingo me enteré de que la noche fue una pesadilla, pero no en el estadio: ahí adentro no pasó nada y extrañamente las autoridades muestran eso como un triunfo cuando fuera de él, especialmente en la carretera que sale de Cali, lo que se vivió fue una batalla asquerosa que dejó varios hinchas heridos, uno de ellos, de Nacional, por arma de fuego. Claro, como la vaina no quedó en el registro de las cámaras y como ya es costumbre (lo que es aún más patético), nadie dijo nada. Además, a fin de cuentas el operativo en el estadio había sido un éxito, ¿no? Pero yo me pregunto de qué éxito hablan cuando hay heridos, hay bala y hay terror en las carreteras del país con escenas como la que describí en el primer párrafo que no, aunque usted no lo crea no es ficticia: pasó. Porque resulta que el problema no fue el cacareado de las vallas en los estadios, el lío va mucho más allá de eso. Que las autoridades crean que controlar a las barras bravas en los estadios es la solución contra la violencia que ronda nuestro fútbol, es como pensar que el poder viajar a tu finca en carro significa el final de la guerrilla... Lo peor es que van tres fechas, ¡una semana de campeonato!, y la cosa asusta: los barristas del Huila y Millonarios se enfrentaron después de la primera fecha y hubo un muerto. Los de Quindío emboscaron (porque sí, los tales barras bravas emboscan al mejor estilo de guerra de guerrillas) a los de Santa Fe llegando a Armenia, casualmente iban pasando por ahí los del América rumbo a Pereira y la cosa terminó en batalla campal. Está la pelea ya mencionada entre los de Nacional y los del rojo caleño, y existen las silenciosas denuncias de los pueblos de las carreteras del país, que nunca llegan a los grandes medios pero que hablan de saqueos al comercio, daños varios, atracos... Las carreteras de Colombia se convirtieron hace años en territorio de guerra para las barras bravas y las autoridades parecen no hacer nada. Las policiales porque mientras no pase nada en el estadio, que es en donde están las cámaras, va a parecer que hacen su trabajo (y hasta la Fifa los destaca por ello); y las deportivas porque en su extraño mundo creen que su responsabilidad pasa sólo por lo que suceda en el estadio. ¿Cuántos casos van de hechos de violencia en las puertas de los escenarios, a media cuadra, en la propia entrada, y la Dimayor no sanciona a nadie porque el hecho no fue adentro? Es ridículo... pero es obvio. Es decir, hablamos de los dirigentes del fútbol colombiano, los únicos dueños de una gallina que da huevos de oro capaces de matarla para hacer un sancocho. El 5 y 8 de octubre de 2008 se realizó con toda pompa en Medellín el "I Encuentro Nacional para la Seguridad y la Convivencia en el Fútbol Colombiano", organizado por las Alcaldías de Bogotá, Cali y la capital de Antioquia. A mi me invitaron para ser moderador de la tercera mesa de trabajo, en la que estarían las barras bravas, pero mientras avanzaba el evento me di cuenta de por qué es que fracasa cualquier plan o propuesta para tratar de encontrar una solución a este problema. En las primeras discusiones participaron políticos, periodistas, dirigentes de fútbol y todos se aplaudieron unos a otros; los auditorios estaban llenos, se tomaban fotos, se grababan las propuestas, 'Pacho' Santos estaba feliz... pero cuando llegó el último evento de la jornada, el momento de que se escuchara lo que tenían que decir los representantes de las barras bravas, no había nadie: los políticos seguían dándose palmaditas en la espalda, los periodistas ya tenían su nota y los dirigentes seguramente estaban tomando whisky con varios de los representantes de los dos primeros grupos. ¿Cómo quieren controlarlos si ni siquiera se esfuerzan en escucharlos, en saber qué piensan, en entender su comportamiento o ver qué alternativas proponen? Pero bueno, al menos en estos tres partidos de la Liga Postobón II no ha pasado nada los estadios y no se han extrañado las vallas. Eso sí, siguiendo la lógica de los que toman las decisiones en este país, tocará llamar a los obreros que trabajaron en la remodelación de los estadios mundialistas para que nos digan dónde están y las pongamos en la carreteras... PD1. Estoy convencido de que en el Cauca no hay hinchas de Millonarios. Es decir, ¿qué hincha del azul sería capaz de votar por Juan Carlos López, candidato a la gobernación de ese departamento y ex presidente del club? Es más, ¿qué habitante de la Colombia futbolística, aparte de Paché Andrade (por supuesto), cree que López es capaz de dirigir a un departamento si fue un desastre administrativamente al frente de un club? PD2. Las salidas en falso del alcalde de Cali en cuanto al fútbol son cada vez más frecuentes. Ya no se trata sólo de sus promesas sin cumplir en el tema de la democratización del América; en la última semana dijo que el mal estado de la cancha del Pascual Guerrero se debía a que el Cali jugó ahí frente al Once Caldas (claro, que él autorizara que en el estadio se celebrara durante tres días el festival musical Petronio Alvarez no tuvo nada, absolutamente nada qué ver...), y luego dijo que el tablero electrónico no se utilizó en el América-Nacional porque RCN no autorizó, cosa que desde ese canal refutaron a viva voz. Cómo es de fácil echarle la culpa a otros en vez de asumir responsabilidades, ¿no? PD3. Hablando de asumir responsabilidades, toca poner la cara: en Caracol no vamos a transmitir el Colombia-Jamaica de este martes. Una vez más el prime-time, esta vez estelarizado por 'Yo me llamo', le gana al fútbol... Sígame en Twitter: https://twitter.com/PinoCalad

  • Gol Caracol

    1. Es la salida más fácil que tiene hoy la Federación. Y la Federación está acostumbrada a salidas fáciles cuando no incoherentes. 2. Leonel es una figura que no despierta odio en el país. Y bastante odio hay en el país. 3. Es prudente ante tanta imprudencia. Renunció y, a falta de lealtad, dijo: “Me quedé porque Hernán (Darío Gómez) me dio el visto bueno. Fue un pedido especial de él”. 4. La selección necesita carácter. Y a él parece sobrarle. 5. Leonel pide públicamente lo que quiere. Leonel, sin duda, quiere a la selección. 6. Lo dijo hace rato el Pibe Valderrama, tras la salida de Eduardo Lara: “Para mí, el candidato es Leonel Álvarez. Ha demostrado que sus equipos juegan bien (…) Ya hizo su curso. Es el candidato que me gusta. No me vayan a salir con esa carretilla de que no tiene experiencia”. 7. Si ese fuera el caso, Leonel tiene sus cartas para mostrar: jugó más de 100 partidos internacionales, estuvo en cinco copas América, conoce las Eliminatorias y participó de los mundiales del ´90 y del ´94. Fue campeón de la Libertadores con Nacional y fue campeón con el Medellín como técnico. 8. Es obvio, pero vale la pena decirlo porque a veces sobran las decisiones ilógicas: Leonel es el técnico que hoy conoce más el proceso que se quiere seguir. Fue asistente del Bolillo, fue a la Copa América y ya dirigió al equipo en Estados Unidos. Cualquier otro llegaría primero a conocer más que a desarrollar. 9. La Federación no se puede dar el lujo de intentar otro fracaso de negociación con un técnico de más quilates. 10. Leonel nació en Remedios (Antioquia). Su nombramiento en propiedad es el remedio que está a nuestro alcance para contrarrestar nuestros males. En Twitter: @javieraborda

  • Gol Caracol

    Me estaba lavando las manos y la cara en el baño de Caracol para tratar de espantar con agua esta maluquera de gripa que tengo, y al ponerme de nuevo las gafas lo vi. Ahí, en esa enorme frente a la que no le ayuda mi calva, estaba un barrito lo más de coquetón, uno de esos puntitos blancos malditos y enconados que todos odiamos. Justo en ese momento lo entendí todo: de alguna forma, a lo mejor en un DeLorean como el de la película 'Volver al futuro', viajé en el tiempo a esos días en los que me salía acné en la frente, tenía poca barba y en el fútbol colombiano eran protagonistas Hamilton Rícard, Sergio Galván, Léider Preciado, Juan Carlos Henao, Arnulfo Valentierra... en fin, los mismos tipos que hoy, más de diez años después de mi última protuberancia en la frente, son las estrellas de nuestro campeonato. La verdad es que tengo miedo. No sé si sentirme en un cuento de Cortazar en el que el tiempo no corre pero tu cuerpo sí se transforma, o si mientras escribo esto va a empezar a sonar el alarmante estribillo de 'Dimensión desconocida', pero acaba de terminar la jornada del miércoles en la segunda fecha del campeonato colombiano y la gran figura fue Hamilton Ricard, goleador de la temporada 1996-1997. Lo raro es que no sólo le hizo gol a Santa Fe (diez años después de anotar su último tanto en Colombia jugando precisamente para el rojazo), sino que tuvo un altercado con Gerardo Bedoya, con quien no alcanzó a jugar en el Cali pero con quien sí compartió Selección Colombia en las eliminatorias a Japón y Corea 2002. Si esto no es prueba suficiente de que algo extraño está pasando con los planos de espacio/tiempo en el fútbol colombiano, voy a analizar un caso específico: América presenta para esta temporada a varios canteranos como Hernando 'Cocho' Patiño (debutó en 1994), Jersson González (1993), Alex del Castllo (1998) y Rubén Darío Bustos (1999), quienes se unen al capitán Jorge Banguero (que llegó al América en el 2002) y al arquero Julián Viáfara (contratado por el diablo en 2001). Lo extraño es que todos, salvo Banguero, son las "nuevas caras" del equipo... Fue tan extraño ver que en el juego entre el América y el Pereira ingresaron para el segundo tiempo Jersson y Freddy Grisales en cada uno de los clubes... parecía un partido de 1999, decorado además con la presencia en el arco matecaña de Robinson Zapata (otro canterano del América, generación 98) y la notable actuación en el medio campo escarlata de Jorge Artigas, campeón con Tolima en 2003 cuando ya tenía 28 años. Pero la verdad es que la Liga Postobón II 2011 parece alguna Copa Mustang entre 1999 y 2003: las esperanzas de gol de Santa Fe son Sergio Galván y Léider Preciado, la base del Once Caldas está en Juan Carlos Henao, Elkin Calle y Arnulfo Valentierra, Gonzalo Martínez es el referente defensivo del Deportivo Cali, Néider Morantes, Mayer Candelo y Giovanni Hernández se disputan ser el mejor volante de creación de un torneo en donde siguen siendo referentes Jorge Horacio Serna, Jairo Patiño, Agustín Julio, Bedoya, Jersson, Banguero... Por supuesto, no quiero decir que haya que jubilarlos. Para nada. cada vez que veo jugar a Galván siento que todos los jugadores jóvenes de este país deberían seguir sus movimientos para aprender qué es profesionalismo, entrega, compromiso y cómo se debe comportar un delantero. Pero el hecho de que nuestro fútbol se esté envejeciendo de esa forma es diciente. Claro, puede que no necesariamente de que estoy metido en una máquina del tiempo (¡que sea el DeLorean, que sea el DeLorean!), pero sí del nivel de nuestra liga... Sin embargo, más allá de eso, a mi en serio me preocupa lo del espacio/tiempo, lo del ciclo que se repite... Por ejemplo, la Selección está en crisis porque Hernán Darío Gómez tuvo un problema de tragos y no supo manejar una situación en la que estuvo involucrado el aguardiente, y tal como pasó después del Mundial del 98 -cuando Bolillo se tuvo que ir porque no supo manejar la noche al interior de la tricolor- hoy el país está dividido y rogando por una renovación en el banquillo. Esta vez los dirigentes tienen dudas sobre si entregarle el cargo a un técnico joven que ha mostrado buenas cosas como Leonel Alvarez; hace 13 años la situación era la misma, sólo que el nombre era el de otro Alvarez: Javier. Pero la cosa es aún más rara: ¡esos dirigentes que hoy miran si dejan o no a Leonel son exactamente los mismos que hace años se preguntaban lo mismo sobre Javier! Luis Bedoya era la mano derecha del presidente de la Dimayor Jorge Correa Pastrana (y heredaría su puesto en el 2002), Ramón Jesurún era el presidente del Junior en 1997 y luego asumiría una posición en una financiera que le prestaría plata a todos los clubes, Alvaro González Alzate estaba más que instalado en la Difútbol, era el amo del arbitraje colombiano y era intocable en el seno de la Federación... ¡ya estaban ahí y ahí siguen hoy! Es que parece que la única forma en que un dirigente del fútbol deje su cargo es con la jubilación, algo que pasa sólo cuando los años ya son incontables, o con la cárcel. Si no fuera por ella, tal vez en la lista de estos ilustres seguiría Juan José Bellini, quien como presidente de la Federación fue detenido en 1995. Aunque ojo, a pesar de volver a prisión en 1999, Bellini sigue teniendo parte activa en el fútbol de nuestro país, lo cual demuestra que sólo la jubilación nos puede librar de los dirigentes. El problema es que en este momento cíclico es muy poco probable que eso pase. Es decir, se supone que estamos en el 2011 y el prime de la TV nacional se lo disputan, cual si estuviéramos en el siglo pasado, las divas Margarita Rosa de Francisco y Amparo Grisales, cuya impactante presencia física poco tiene que ver con los años que suman sus cédulas. Además, los candidatos a la alcaldía de Bogotá son Mockus y Peñalosa, como en los 90, y como en la década del Grunge está de candidato a la alcaldía de Medellín Luis Pérez. En la TV no está Pacheco pero sigue Jota Mario, y ya no existe Exitosos con gente cantando las canciones de su artista favorito pero tenemos "Yo me llamo" en donde, para mayor locura de esta crisis espaciotemporal, hay imitadores de Michael Jackson, Ana Gabriel, Eddie Santiago, Ricardo Arjona (lo que ya vuelve el asunto insoportable para mi) y hasta de Plácido Domingo, que en los 90 se volvió famoso al integrar 'Los tres tenores'. En serio, tengo miedo y quiero volver al futuro. Quiero preocuparme porque me empieza a salir mucho pelo en todas partes y no porque sufro de acné otra vez. Quiero ver fútbol y encontrarme con algo nuevo y no con lo mismo de siempre.... ¡El problema es que no encuentro el bendito DeLorean! Sígame en Twitter: https://twitter.com/PinoCalad

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    Si es materialista, puede terminar de leer en este instante. Pero ojalá no lo haga. En la final de la Copa América, en el estadio Monumental del Núñez, le regalaron a los espectadores un librillo que contenía tres cuentos: “Fóbal del grande”, de Ernesto Sabato; “El Míster Peregrino Fernández”, de Osvaldo Soriano, y “Nunca Jamás”, de Wálter Saavedra. El último de ellos es simplemente espectacular y, aunque tenía pensado compartirlo mucho después, como si fuera un buen vino de obsequio, creo que hoy es el mejor momento, mejor que mañana. Es un buen gesto ante el mal ambiente que se siente por estos días en nuestro fútbol. Pasado es pasado. Y, no sé usted, pero yo percibo que seguimos heridos por el escándalo de Hernán Darío Gómez, seguimos leyendo toda clase de afrentas personales y ya fue suficiente de tantas declaraciones ofensivas alrededor de la Selección. El fracaso de la negociación con Gerardo Martino aumentó la ira. Sin duda, es más provechoso leer esto que un insulto. Nunca Jamás (Wálter Saavedra)

  • Gol Caracol

    Ricardo Orrego, periodista y presentador del Canal Caracol, analizó el momento por el que está pasando el equipo absoluto de Colombia, desde la salida del técnico Hernán Darío 'Bolillo' Gómez hasta la posible vinculación del argentino Gerardo ‘Tata' Martino. [flv]http://static.caracoltv.com/v/n/2011/08/81b873cc065ce2f56a7fe44324ddf751.flv[/flv]

  • Gol Caracol

    Hay un movimiento en redes sociales para que Alvaro González Alzate renuncie a la presidencia de la Difútbol y, por ende, salga de la vicepresidencia de la Federación Colombiana de Fútbol. El argumento básico está en la defensa que el dirigente hizo de la continuidad de Hernán Darío Gómez al frente de la Selección y en la serie de increíbles argumentos en que se sustentó: que sin video era como si Bolillo no hubiese hecho nada, que la doble moral del país es tremenda porque si la agredida hubiese sido Piedad Córdoba todos habríamos aplaudido, que Gómez debió hacerse el borracho y decir que no se acordaba de nada... más allá de lo que dijo (que de por sí es una cadena de errores lamentables que incluyen el ponerse a hablar en nombre de todo el Comité Ejecutivo de la Federación haciéndolo quedar como un zapato), lo realmente importante de todo esto es que Colombia por fin se está dando cuenta de qué clase de dirigentes tiene en el fútbol. Voy a aportar humildemente un granito de arena a este debate, que me parece maravilloso. El pasado domingo Canal Capital transmitió un nuevo episodio de Veredicto, un programa de debate en el que Néstor Morales es el mediador (juez) entre dos posiciones enfrentadas, y en el que para esta ocasión el tema era si Bolillo debía continuar o no al frente de la Selección. Gracias a mis posts recientes, en los que quedó clara mi postura en contra de la continuidad de Gómez por un aspecto simbólico en los temas de la violencia de género y de la imagen del fútbol y la Selección, precisamente por lo primero (los puede ver acá http://blogs.caracoltv.com/gotasdeveneno/), me invitaron al programa para hablar de ello y sostener la inviabilidad de la permanencia de Hernán Darío junto a la senadora Cecilia López Montaño, gran crítica de los hechos que condujeron a la renuncia irrevocable del entrenador. La defensa de la continuidad de Gómez estaba encabezada por González Alzate que, en una extraña decisión, decidió llevar como respaldo al periodista Esteban Jaramillo y a Félix Acosta, presidente de la Liga de Fútbol de Bogotá. Y digo extraña, porque la presentación del segundo fue de no creer. Cecilia López, por ejemplo, le cuestionó sobre la diferencia entre las esferas pública y privada en esta discusión dada la posición de Gómez en la sociedad, y Acosta respondió: "Doctora, ¿le parece poco esa sanción que un personaje de la vida pública de Colombia como usted no lo esté respaldando?". En fin... Pero por supuesto, la guinda fue el vicepresidente de la Federación. Don Alvarito (como le dice Acosta a su jefe), una vez más dio muestras de una mentalidad que no va muy de la mano con su cargo como cabeza del fútbol aficionado nacional, ese que incluye a todos los niños, niñas y mujeres que están inscritos en las ligas de todo el país y que ven al fútbol como una maravillosa práctica de igualdad (que lo es). Él, por el contrario, volvió a decir que Gómez debió haber negado la agresión pública a una mujer porque no había video ni declaración de la afectada en su contra, sugirió de nuevo que Hernán Darío tendría que haberse hecho el borracho que no se acordaba de nada, trató de minimizar la violencia contra las mujeres en Colombia diciendo que a los hombres también les pegan (incluso dijo que a él en la casa le pegaban y su esposa, presente en el estudio, abrió los ojos de tal forma que González tuvo que corregir y decir que era con "flores y caricias"), y volvió a hacer una desafortunada comparación entre el caso de Bolillo y una hipotética agresión a la senadora Piedad Córdoba. Sólo por esto la continuidad de González Alzate tendría que quedar en entredicho, pues es impresentable que alguien con esta posición siga en el ente rector del fútbol colombiano. Pero Don Alvarito le puso más color al asunto al señalarme de ser un "sicario del micrófono" por las críticas que le he hecho en este blog, en el que, por cierto, hasta el momento se usa teclado y no un "aparato que transforma las ondas sonoras en corrientes eléctricas para su amplificación". Como evidentemente no hay demanda en mi contra por difamación ni injuria, pues mis críticas están argumentadas y sustentadas, creo que la agresión verbal de González Alzate a un miembro de la prensa, por más calvo, barbudo y pendejo que sea, también podría ser causal para exigir su salida. Es más, yo podría demandarlo a él por eso, pero no lo voy a hacer: yo creo en la libertad de expresión y sé que cuando en una discusión se pasa al insulto es porque no hay con qué discutir. A fin de cuentas, cuando a ciertos personajes poderosos de este país se les busca un debate para el cual no tienen argumentos, suelen responderle al periodista de turno con el señalamiento público de "terrorista" o de "sicario"... Acá está el video en el que se resume lo que pasó en Veredicto. Este es mi aporte para que nos demos cuenta de quién está al frente del fútbol colombiano. Luego preguntan que por qué no volvimos a Mundiales... Sígame en Twitter: https://twitter.com/PinoCalad [youtube]http://www.youtube.com/watch?v=E1fSNbWQi3Q[/youtube]

  • Gol Caracol

    Lamento el pesimismo que a veces me rodea, pero más que por la eliminación de la selección reconozco que temí en un comienzo por la explosión de un carro bomba o por algún secuestro durante la disputa del torneo. Ya nos había pasado. Antes de la Copa América de 2001 que se realizó en nuestro país, retumbó el sonido de la violencia y el secuestro del vicepresidente de la Federación, Hernán Mejía Campuzano, le dio la vuelta al mundo. Para fortuna de todos, nada de esto pasó en el mayor evento deportivo que se realizó hasta ahora en Colombia. El Mundial Sub-20 finalizó sin mayores inconvenientes y con el sabor del deber cumplido. Respondiendo a la pregunta de la urna virtual de Caracol y El Espectador planteada el viernes 19 de agosto, creo que la imagen de Colombia en el exterior mejoró, a lo sumo quedó igual, pero nunca desmejoró. Lo que no podemos hacer ahora es cegarnos a nuestra realidad. La violencia continuó, aunque con menos intensidad y menor despliegue mediático. Al técnico Eduardo Lara lo robaron en Cali. Le quitaron una cadena de oro, un reloj, una pulsera y su teléfono móvil. Le fue bien porque aquí matan hasta por un celular o simplemente por no llevar dinero en los bolsillos. Por demás, el Bolillo Gómez dio muestras de nuestra idiosincrasia machista al pegarle a una mujer. Es decir, los problemas se disimularon, no se acabaron. Los estadios tampoco se entregaron a tiempo. Lo del Pascual Guerrero fue vergonzoso, fue una oda a la corrupción. Hubo apagones en Cartagena, inundaciones en El Campín y algunos cortocircuitos en ruedas de prensa. La ceremonia de apertura estuvo lejos de lo que se esperaba y algunas bienvenidas a las selecciones extranjeras resultaron ser un espectáculo lamentable. A pesar de todo eso, durante estos días mundialistas vivimos en una burbuja positiva. La gente gozó sanamente en las calles y en los escenarios deportivos. No vimos, por cuestiones económicas principalmente, a los hinchas descamisados que piden limosna antes de entrar a los estadios. No vimos puñales. No vimos botellazos ni monedazos lanzados desde las tribunas. No hubo desmanes. Las mallas de protección se quitaron por orden de la FIFA y eso no fue el acabose que muchos pensaron (sería irresponsable no ponerlas de nuevo para el inicio del campeonato colombiano). Según cuentas del DAS, 73.681 extranjeros entraron al país durante el Mundial, lo cual representó un 11,5% más de visitas con relación a la misma época del año pasado. La FIFA, haciendo gala de sus registros amañados, porque suma dos taquillas en jornadas dobles que se juegan en un mismo estadio, informó que Colombia, con 1' 309.929 espectadores, rompió el récord de asistencia que estaba en manos de Egipto 2009 (certamen que registró 1'295.586 espectadores). Bogotá fue en ese sentido la mejor plaza, seguida de Medellín y Cali. Sea como sea, la respuesta del aficionado al campeonato vale un aplauso en todos los rincones del país. Además, vimos en general buen fútbol y la sana conquista de Brasil. Colombia llegó hasta donde tenía. Haberle ganado a México y alcanzar las semifinales hubiera sido una proeza suficiente (y alcanzable) para no hacer después ningún reproche. La presentación, sin embargo, no fue ninguna catástrofe, así el trabajo de Lara en el último partido sí haya sido lamentable. Tras la eliminación del equipo, la gente aplaudió a los jóvenes jugadores. El Campín fue una excelente plaza para el conjunto nacional, para el vistoso show de clausura y para la final. Todo esto concluye con nostalgia. A la historia pasa este certamen con las frases del políticamente incorrecto Joseph Blatter: ‘Colombia hizo el mejor Mundial Sub 20 de la historia’ y “está preparada para hacer una copa mundial de mayores”. Sería la de 2026 porque la de 2014 se jugará en Brasil; la de 2018, en Rusia y la de 2022, en Catar. ¿Es posible tanta dicha? ¿Cómo estará Colombia en 15 años? ¿Habremos solucionado ya los problemas vitales y seremos una sociedad progresista? El Mundial Sub-20 puede ser un punto de partida. Y su aporte personal o profesional, aunque suene a cliché, puede empezar tan pronto termine de leer estas líneas. En Twitter: @javieraborda

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