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Gol Caracol Ramón Jesurún

Ramón Jesurún

  • Gol Caracol

    Volver al futuro: la historia del fútbol colombiano y mi acné postjuvenil

    Me estaba lavando las manos y la cara en el baño de Caracol para tratar de espantar con agua esta maluquera de gripa que tengo, y al ponerme de nuevo las gafas lo vi. Ahí, en esa enorme frente a la que no le ayuda mi calva, estaba un barrito lo más de coquetón, uno de esos puntitos blancos malditos y enconados que todos odiamos. Justo en ese momento lo entendí todo: de alguna forma, a lo mejor en un DeLorean como el de la película 'Volver al futuro', viajé en el tiempo a esos días en los que me salía acné en la frente, tenía poca barba y en el fútbol colombiano eran protagonistas Hamilton Rícard, Sergio Galván, Léider Preciado, Juan Carlos Henao, Arnulfo Valentierra... en fin, los mismos tipos que hoy, más de diez años después de mi última protuberancia en la frente, son las estrellas de nuestro campeonato. La verdad es que tengo miedo. No sé si sentirme en un cuento de Cortazar en el que el tiempo no corre pero tu cuerpo sí se transforma, o si mientras escribo esto va a empezar a sonar el alarmante estribillo de 'Dimensión desconocida', pero acaba de terminar la jornada del miércoles en la segunda fecha del campeonato colombiano y la gran figura fue Hamilton Ricard, goleador de la temporada 1996-1997. Lo raro es que no sólo le hizo gol a Santa Fe (diez años después de anotar su último tanto en Colombia jugando precisamente para el rojazo), sino que tuvo un altercado con Gerardo Bedoya, con quien no alcanzó a jugar en el Cali pero con quien sí compartió Selección Colombia en las eliminatorias a Japón y Corea 2002. Si esto no es prueba suficiente de que algo extraño está pasando con los planos de espacio/tiempo en el fútbol colombiano, voy a analizar un caso específico: América presenta para esta temporada a varios canteranos como Hernando 'Cocho' Patiño (debutó en 1994), Jersson González (1993), Alex del Castllo (1998) y Rubén Darío Bustos (1999), quienes se unen al capitán Jorge Banguero (que llegó al América en el 2002) y al arquero Julián Viáfara (contratado por el diablo en 2001). Lo extraño es que todos, salvo Banguero, son las "nuevas caras" del equipo... Fue tan extraño ver que en el juego entre el América y el Pereira ingresaron para el segundo tiempo Jersson y Freddy Grisales en cada uno de los clubes... parecía un partido de 1999, decorado además con la presencia en el arco matecaña de Robinson Zapata (otro canterano del América, generación 98) y la notable actuación en el medio campo escarlata de Jorge Artigas, campeón con Tolima en 2003 cuando ya tenía 28 años. Pero la verdad es que la Liga Postobón II 2011 parece alguna Copa Mustang entre 1999 y 2003: las esperanzas de gol de Santa Fe son Sergio Galván y Léider Preciado, la base del Once Caldas está en Juan Carlos Henao, Elkin Calle y Arnulfo Valentierra, Gonzalo Martínez es el referente defensivo del Deportivo Cali, Néider Morantes, Mayer Candelo y Giovanni Hernández se disputan ser el mejor volante de creación de un torneo en donde siguen siendo referentes Jorge Horacio Serna, Jairo Patiño, Agustín Julio, Bedoya, Jersson, Banguero... Por supuesto, no quiero decir que haya que jubilarlos. Para nada. cada vez que veo jugar a Galván siento que todos los jugadores jóvenes de este país deberían seguir sus movimientos para aprender qué es profesionalismo, entrega, compromiso y cómo se debe comportar un delantero. Pero el hecho de que nuestro fútbol se esté envejeciendo de esa forma es diciente. Claro, puede que no necesariamente de que estoy metido en una máquina del tiempo (¡que sea el DeLorean, que sea el DeLorean!), pero sí del nivel de nuestra liga... Sin embargo, más allá de eso, a mi en serio me preocupa lo del espacio/tiempo, lo del ciclo que se repite... Por ejemplo, la Selección está en crisis porque Hernán Darío Gómez tuvo un problema de tragos y no supo manejar una situación en la que estuvo involucrado el aguardiente, y tal como pasó después del Mundial del 98 -cuando Bolillo se tuvo que ir porque no supo manejar la noche al interior de la tricolor- hoy el país está dividido y rogando por una renovación en el banquillo. Esta vez los dirigentes tienen dudas sobre si entregarle el cargo a un técnico joven que ha mostrado buenas cosas como Leonel Alvarez; hace 13 años la situación era la misma, sólo que el nombre era el de otro Alvarez: Javier. Pero la cosa es aún más rara: ¡esos dirigentes que hoy miran si dejan o no a Leonel son exactamente los mismos que hace años se preguntaban lo mismo sobre Javier! Luis Bedoya era la mano derecha del presidente de la Dimayor Jorge Correa Pastrana (y heredaría su puesto en el 2002), Ramón Jesurún era el presidente del Junior en 1997 y luego asumiría una posición en una financiera que le prestaría plata a todos los clubes, Alvaro González Alzate estaba más que instalado en la Difútbol, era el amo del arbitraje colombiano y era intocable en el seno de la Federación... ¡ya estaban ahí y ahí siguen hoy! Es que parece que la única forma en que un dirigente del fútbol deje su cargo es con la jubilación, algo que pasa sólo cuando los años ya son incontables, o con la cárcel. Si no fuera por ella, tal vez en la lista de estos ilustres seguiría Juan José Bellini, quien como presidente de la Federación fue detenido en 1995. Aunque ojo, a pesar de volver a prisión en 1999, Bellini sigue teniendo parte activa en el fútbol de nuestro país, lo cual demuestra que sólo la jubilación nos puede librar de los dirigentes. El problema es que en este momento cíclico es muy poco probable que eso pase. Es decir, se supone que estamos en el 2011 y el prime de la TV nacional se lo disputan, cual si estuviéramos en el siglo pasado, las divas Margarita Rosa de Francisco y Amparo Grisales, cuya impactante presencia física poco tiene que ver con los años que suman sus cédulas. Además, los candidatos a la alcaldía de Bogotá son Mockus y Peñalosa, como en los 90, y como en la década del Grunge está de candidato a la alcaldía de Medellín Luis Pérez. En la TV no está Pacheco pero sigue Jota Mario, y ya no existe Exitosos con gente cantando las canciones de su artista favorito pero tenemos "Yo me llamo" en donde, para mayor locura de esta crisis espaciotemporal, hay imitadores de Michael Jackson, Ana Gabriel, Eddie Santiago, Ricardo Arjona (lo que ya vuelve el asunto insoportable para mi) y hasta de Plácido Domingo, que en los 90 se volvió famoso al integrar 'Los tres tenores'. En serio, tengo miedo y quiero volver al futuro. Quiero preocuparme porque me empieza a salir mucho pelo en todas partes y no porque sufro de acné otra vez. Quiero ver fútbol y encontrarme con algo nuevo y no con lo mismo de siempre.... ¡El problema es que no encuentro el bendito DeLorean! Sígame en Twitter: https://twitter.com/PinoCalad

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    Así debería ser el campeonato del futuro en Colombia

    [flv image=http://blogs.golcaracol.com/muchaspelotas/files/2010/05/RamonJesurun050210COLa1.jpg]http://static.caracoltv.com/v/n/2010/05/cb41808019b2811cc536e6bb4ab098b6.flv[/flv]Acabar con la mediocridad en el fútbol nacional parece una quimera, pues el paladar ha estado a gusto en los últimos años con un torneo que, dicen, prima lo emotivo sobre la calidad, como si lo segundo fuera, acaso, menos importante. Sin embargo, algo positivo ha nacido de la obligación. En el actual campeonato, y sólo porque la FIFA exigió acabar los certámenes antes de lo normal por la disputa del Mundial, el título ya no se definirá en Colombia después de pasar por unos cuadrangulares semifinales irrisorios, a los que han clasificado conjuntos con rendimientos precarios, que rondan muchas veces el 50% o menos, para después dar la vuelta olímpica. Esto pasó, por nombrar un único caso, con Junior en el Clausura 2004. Fue octavo y después terminó campeón de un torneo hecho a la medida de los anodinos. Ahora, sólo serán los cuatro mejores conjuntos los que jugarán las semifinales (el primero enfrentará al cuarto y el segundo, al tercero) y los ganadores de dichas llaves irán a la final en choques de ida y vuelta, el 26 de mayo y el 2 de junio. Algo sensato y que nos queda a la medida. El campeonato debería mantenerse así como está, sin los susodichos cuadrangulares. No obstante, está previsto que regresen de nuevo luego de Sudáfrica 2010. Una liga como tal, en la que el título lo gane el primero de la tabla general, no es bienvenida en Colombia porque la premisa es tener más conjuntos vivos en la mayoría de fechas posibles para que no se afecten la situación financiera de los equipos y las taquillas, a pesar de que superar los 15 mil espectadores sucede máximo en tres partidos por fecha. Sí es verdad que es más bonito para el hincha ver a ocho equipos en las semifinales porque hay más aficionados pensando en la contienda. Pero eso no le hace bien al fútbol y sí acostumbra a los ‘clubes’ y a la gente a nadar en la imperfección, en el acomodo, en la complacencia inicial para después sí desear ser los mejores. El problema del fútbol colombiano radica en gran parte en premiar la mediocridad por sobre la calidad desde el mismo sistema del torneo. Pero también tiene su raíz en el cambio constante de la forma de jugar el campeonato. Somos buenos para inventar. Se han jugado torneos nivelación (1995-96); los partidos empatados de toda la temporada se definieron en penaltis en 1998; se armó un triangular fantasma para ascender a un equipo a Primera División (2001); hubo cuadrangulares finales (1994) y semifinales (como los actuales); bonificaciones de distintos tipos y muchos otros cambios como, por ejemplo, que de 1992 a 2002 un total de 16 equipos participaron en el torneo y desde entonces hay 18. Hace poco se habló de la posibilidad de ampliar el número a 20 escuadras… Estamos viviendo hoy en día un nuevo formato que se debe mantener. Si bien representa una modificación más en el sistema, sirve para enterrar a los malos equipos y para recompensar las buenas campañas. Permitir la clasificación de ocho conjuntos a las semifinales, de 18 que están en competencia, es poco loable. Con la venia del ejemplo, es como preferir a cinco mujeres sin gracia por cantidad y no a una sola por su propiedad.

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