
Yoko ha sido un sobreviviente desde que se tiene noticia de él. Fue algo así como el adorno excéntrico de un narcotraficante que lo humanizó a tal punto que tenía habitación propia, vestía ropa y zapatos, veía televisión y buscaba comida en la nevera.
Después, cuando las cosas se complicaron para el narco, el rastro de Yoko se perdió y estuvo en la clandestinidad, quién sabe en qué condiciones, hasta que la Policía lo halló en un camión con destino a Venezuela.
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"Ya estaba muy humanizado", aseguró a Los Informantes en 2023 Juan Miguel Torres, fiscal coordinador del grupo Gelma.
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En 2018, Yoko llegó al Bioparque Ukumarí, en Pereira, Risaralda, y enfrentó una ardua "desadaptación". Tuvieron que crearle un espacio semiaislado para que, de a poco, se fuera deshumanizando y reconociendo a sus congéneres.
La muerte de Pancho y Chita
En el Bioparque, Yoko estuvo acompañado de Pancho y Chita, otros dos chimpancés que tuvieron un trágico final: luego de fugarse de su hábitat, en medio de confusos hechos en 2023, ambos terminaron sacrificados, un caso que indignó al país. Además de las acciones legales, esta situación generó una alerta, pues los chimpancés son gregarios, por lo que estar solos, como terminó quedando Yoko, les puede significar la muerte.

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Así las cosas, Yoko solo tenía una oportunidad de supervivencia: ser relocalizado pronto y un santuario en Brasil le abrió sus puertas, pero tuvo que esperar más de un año para viajar a la libertad.
Así es el santuario Sorocaba, a donde llevaron a Yoko
Pedro Alejandro Ynterian, un millonario cubano brasilero considerado el 'ángel guardián' de los chimpancés, le contó a Los Informantes en 2023 que lleva años salvando a estos animales de las garras del hombre. Se los compraba a los circos y recibía otros en donación, hasta que hizo un santuario en el que son completamente libres dentro de su espacio.
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"La diferencia de esto a un zoológico es la siguiente: ellos son libres dentro de su espacio, en un zoológico a las 6 de la tarde, 5 de la tarde, todos los animales que están en la exposición son metidos dentro y guardados toda la noche, ellos no tienen opción de escoger. Aquí los chimpancés, dentro del territorio de ellos, pueden vivir fuera o dentro y no tienen que trabajar para otro ni hacer nada que le pidan y no hay visitas, pues los perturban mucho", asegura Pedro Alejandro.

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Desde que conoció la noticia de los chimpancés abaleados en Colombia y la orfandad de Yoko, Pedro Alejandro se puso manos a la obra para que el animal fuera llevado a su santuario, ubicado en Sorocaba, a una hora de Sao Paulo, en Brasil.
Sin embargo, fue una espera de años de trámites burocráticos entre ambos países, y solo hasta mediados de marzo de 2025 al fin Yoko partió de Colombia rumbo al santuario que se convertirá en su casa por el resto de la vida.
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Con la partida de Yoko, Colombia es el primer país libre de grandes simios en cautiverio.