
En Colombia, el feminicidio cobra al día la vida de dos mujeres, una cifra espeluznante, que alerta y que es clave para continuar el llamado a educar para respetar las diferencias y las libertades. Desafortunadamente, la mayoría de estos casos deja huérfanos, y viviendo un doloroso duelo, a uno o varios hijos que terminan haciendo lo que pueden para sanar. Los Informantes conoció los testimonios estremecedores de dos jóvenes cuyas madres fueron violentadas.
Entre el 2019 y el 2024, se registraron en Colombia 3.718 femicidios y quedaron 1.746 huérfanos. Con el crimen de la madre, niños, niñas y adolescentes enfrentan un sinnúmero de batallas emocionales, físicas, socioeconómicas y hasta jurídicas, mientras crecen en un mundo que termina por olvidarse de su tragedia.
El brutal feminicidio de Rosa Elvira Cely
El 6 de julio de 2015 se promulgó la Ley Rosa Elvira Cely, la cual tipifica el feminicidio como un delito autónomo en Colombia, con el objetivo de prevenir estos crímenes y garantizar una judicialización adecuada de los responsables. El nombre de esta, la ley 1761 de 2015 – que no da beneficios a los victimarios y obliga a penas de hasta 50 años de prisión-, es justamente el de una víctima de un atroz crimen que dejó a una niña de apenas 12 años huérfana y luchando por salir adelante.
Rosa Elvira Cely fue violada, torturada y violentamente asesinada el 24 de mayo de 2012 en pleno Parque Nacional, en Bogotá, por Javier Velasco, quien paga una condena de 48 años de cárcel. Los sueños de esta mujer, que trabajaba en el día y en las noches estudiaba buscando un mejor futuro para su familia, se esfumaron y la vida de su hija, Juliana, quedó hecha trizas.
“Era muy amorosa, pero su temperamento no cambiaba conmigo. Sé que pasamos muchas necesidades económicas, pero lo básico - yo creo - para hacerle la vida feliz a un niño, lo tuve. Tanto mi abuela como ella nunca mostraron como ese quiebre para hacerme entender a mí que estábamos mal, o sea, no sé cómo le hacían, pero para ellas siempre todo estaba bien, todo estaba feliz”, cuenta la hija de Rosa Elvira Cely.

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En diálogo con Los Informantes, Juliana relató que, tras el feminicidio de su mamá, su familia intentó protegerla evitando decirle en detalle lo que le había ocurrido a Rosa Elvira Cely, pero terminó por enterarse de una manera cruel a través de una compañera de colegio. Además, reveló que enfrentó por años el bullying, pero como pudo siguió adelante y, dice, fue “hasta hace poco” que logró vivir el duelo de su pérdida y gestionarlo.
“Fingía estar bien, pero claro, yo empecé a tener síntomas de que no todo estaba bien. Una profesora es la que decide acercarse a mi abuela y mi tía. Ahí me doy cuenta de que esta profesora me analizaba bastante, porque fue la que se dio cuenta de que yo no estaba comiendo ni yendo a la cafetería. Fueron cosas muy chiquitas que para ella prendió una alarma de decir: ‘esto no es normal’”, subrayó.
La mató frente a su hija
Jennifer Alejandra Ramírez, de 19 años, es otra niña a la cual un feminicida le quitó lo que más quería. Tuvo que madurar a la fuerza para ser el bastón de sus hermanitos luego de que un 23 de diciembre el papá de su hermana más pequeña asesinara a su mamá, Leidy Carolina Navarrete.
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El trágico día que marcó para siempre a la familia de Jennifer no es menos estremecedor, porque además de la muerte de Leidy Carolina, la hermanita menor carga con el trauma de haber presenciado el crimen. “Fue muy difícil, pasamos de vivir juntos a separarnos. A mi hermana menor fue a quien más le afectó, porque su papá le quitó a su mamá. Ella quedó huérfana, porque su papá está en la cárcel y nosotras ya no tenemos a nuestra mamá”, relató Jennifer.

Según cuenta, el hombre que acabó con la vida de Leidy Carolina “nunca me cayó bien porque siempre buscaba que mi mamá solo fuera de él y siempre buscaba alejarnos de ella” y tenía un comportamiento controlador y violento que generaba tensiones constantes en el hogar.
Cuando ella decidió terminar la relación, Andrés los perseguía constantemente y la amenazaba con hacerle daño a ella y a sus hijos. “Antes la amenazaba con que iba a llevarse y secuestrar a Sofía”, afirmó. Aunque alcanzaron a alertar la situación en una Comisaría y pedir una orden de alejamiento, les solicitaron pruebas y no alcanzaron a entregarlas, pues el sujeto la mató delante de la pequeña Sofía antes de Navidad.
El agresor se entregó, confesó el feminicidio y hoy está en prisión. “Si hubiera podido dar mi vida para que fuera yo en lugar de mi mamá, y así mis hermanos no se quedaran sin ella, lo haría”, dice con dolor Jennifer.
La ley huérfanos por feminicidio
Hoy, más grandes y fortalecidas, unidas por el dolor de haber perdido a sus mamás, están apoyando la ley huérfanos por feminicidio, un proyecto al que solo le falta la conciliación y la sanción presidencial y pretende que el Estado se obligue apoyar a todos los menores de 25 años que quedan a la deriva.
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“Esta ley, que ya avanza hacia la etapa de conciliación y sanción presidencial, lo que busca es que, primero que todo tengan acceso prioritario a apoyo psicológico, cuando es necesario, cuando quedan en casos de pobreza y extrema pobreza que puedan tener acceso a un apoyo económico para los gastos funerarios”, explicó Carolina Giraldo, autora de la ley.
Como la mamá de Jennifer, muchas mujeres se atreven a poner una denuncia o van a una Comisaría de Familia y piden auxilio porque temen por sus vidas, pero el Estado muchas veces no es capaz de garantizarles la seguridad. Por eso hoy, la hija de Leidy Carolina y Juliana, en nombre de Rosa Elvira Cely, honran la memoria de sus mamás con su ejemplo y con la idea de ayudar para que otros niños no sufran como les tocó a ellas.
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“Me siento orgullosa de poder ayudar; ya hice las paces con mi historia, y cuando uno logra eso con algo tan doloroso, es como decir: ‘ya me pasó a mí, ahora, ¿qué quiero hacer con esto?’ (…) Qué orgullo que, en medio de tanta tristeza, estemos ayudando a más mujeres (pues su caso logró la Ley Rosa Elvira Cely), a más niños con mi historia”, puntualizó Juliana Cely.