
Desde el interior la cárcel de Jamundí, Valle del Cauca, dos mujeres le narraron a El Rastro, con una frialdad estremecedora, cómo planearon y ejecutaron el asesinato del agricultor Luis Eduardo Chilito. El caso, ocurrido el 29 de marzo de 2022 en Popayán, inicialmente fue interpretado como un posible ‘ajuste de cuentas’ por temas de narcotráfico, pero la verdad salió a la luz días después y de forma inesperada.
El día del crimen, la selección Colombia se jugaba su última carta para clasificar al Mundial de Catar. Mientras millones de personas seguían el partido frente a Venezuela, Luis Eduardo compartía unos tragos con Paola Andrea Bueno, una mujer que conocía de tiempo atrás y con la que había tenido una relación cercana, según testimonios de conocidos. Sin embargo, luego se sabría que ella fue uno de sus verdugos.
“El plan de cómo se hicieron las cosas fue mío. Yo fui la que lo buscó, estuve al tanto de cómo pasaban las cosas. Yo fui la que fui lo busqué (al sicario), le mostré dónde vivía él, dónde llegaba. Eso fue de un día para otro, eso no fue planeado de meses atrás sino de un día para otro”, confesó en El Rastro Paola Andrea Bueno, de 26 años, y pareja de Fareli Noguera (32 años), también recluida en la cárcel de Jamundí.
¿Quién era la víctima?
Luis Eduardo Chilito tenía dos fincas, una en El Tambo y otra en El Plateado, municipios del Cauca. Ambas zonas son conocidas por ser corredores estratégicos del narcotráfico. Según su familia, el agricultor cultivaba hoja de coca, pero – según decía - no se involucraba directamente en el procesamiento ni en el negocio con bandas criminales. “Yo trabajo con eso, pero no me mato procesándolo”, le aseguró a su hermana Luz Mary.
El agricultor de 41 años tenía dos hijas, que vivían con su esposa en El Plateado, Cauca, a casi 10 horas de Popayán, donde ocurrió el crimen el 29 de marzo de 2022.

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Aquella noche, Paola y Luis vieron el partido en un bar. Luego abordaron un taxi con destino al apartamento de él, ubicado en el barrio La Ladera. La conversación en el vehículo giraba en torno a la eliminación de Colombia del Mundial. Sin embargo, Paola interrumpió la charla alegando que se sentía mal. “Voy a vomitar”, le dijo al taxista en ese momento, aunque luego confesaría que todo era parte del plan para detener el carro en una zona oscura.
Así fue el plan criminal
Minutos después, Luis Eduardo recibió cinco disparos en la cabeza. El taxista, en medio del pánico, lo llevó al hospital Susana López de Popayán. La hermana de la víctima fue contactada esa noche por los médicos, que le dijeron que se encontraba en el hospital con heridas muy graves.
Luis Eduardo Chilito llegó con impactos en la región frontal, parietal y mandibular. Su estado era crítico. “Recuerdo que sentí que me iba a desmayar (...) Llamaron a decirnos que fuéramos a despedirnos porque no había nada que hacer”, relató su hermana, entre lágrimas, a El Rastro.
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En medio de esta confusa situación, Paola apareció en el Comando de la Policía con golpes en el rostro y la cabeza y asegurando que había sido atacada por unos ladrones y que no entendía lo que había pasado. Sin embargo, su versión rápidamente fue descartada. Las cámaras de seguridad del bar mostraron que ella y Luis habían sido seguidos por dos hombres en una motocicleta blanca. Esa misma moto aparecía minutos después rondando la zona del ataque.
El investigador Edwin Luna, encargado del caso, inició la búsqueda del taxista que los transportó. Cuando lo encontró, confirmó que Paola había actuado de forma extraña. “Ella le dijo que parara. Luego de los disparos, se bajó del taxi y huyó en otra moto”, relató el conductor.
Días después, la captura de Paola fue inminente, pues por medio de interceptaciones telefónicas se descubrió que había contactado a alias El Flaco Carlos, un sicario del barrio Santo Domingo, para ejecutar el crimen y había acordado pagarle cinco millones de pesos. Las instrucciones de los sicarios para ella habían sido claras: sacar a Luis, emborracharlo, asegurarse de que no estuviera armado y llevarlo al punto donde sería emboscado.

En medio de las pesquisas, la Fiscalía reveló un dato inesperado: Paola Andrea Bueno y Fareli Noguera, quien había sido cercana a Luis y tenía vínculos en la finca del Tambo, eran pareja sentimental. Por ello, Fareli también fue capturada y confesó que el motivo real del crimen era una disputa por la propiedad de la finca.
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Según ella, Luis no quería dividir la finca y, además, sabía algo de su pasado, algo oscuro, que yo no quería que se supiera. “Me estaba chantajeando”, confesó en El Rastro Fareli, quien fue condenada a 21 años de prisión. “Lo hice como con rabia y todo eso”, afirmó.
Por su parte, Paola Andrea Bueno, que recibió una condena de 18 años, dijo durante la entrevista que “no reprocho nada de mi condena porque sé que me lo merezco. Hice daño”. Junto a ellas, también fueron sentenciados Carlos Manuel Raigosa, el parrillero que disparó; Yeison Steven Gallego, el conductor de la moto, y George Bravo Córdoba. Todos enfrentan penas superiores a los 18 años por homicidio agravado.
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La familia de la víctima aún no puede asimilar lo ocurrido: “Nunca nos metimos con esa mujer. Nunca le hicimos daño. No entiendo por qué le hizo eso a mi hermano”.
“Nosotras no somos las buenas de la película. Somos las malas. Pero hay razones que nadie sabe”, concluyó Farelli en El Rastro, dejando en el aire un misterio que, según ella, aún no ha sido contado por completo.