Durante varios meses, Michelle Carter intercambió mensajes de texto con Conrad Roy, donde le urgía a cumplir su plan de quitarse la vida.
El juez de la corte juvenil de Taunton, Massachusetts, Lawrence Moniz condenó a Michelle Carter a una pena de dos años y medio: 15 meses en una cárcel y el resto en libertad condicional.
Moniz condenó a Carter en junio por el homicidio involuntario de Conrad Roy, su novio de 18 años, quien fue encontrado muerto el 12 de julio de 2014 intoxicado con monóxido de carbono en su camioneta.
Al comunicar su sentencia, el juez dijo que es importante equilibrar la rehabilitación de la joven con el castigo por la muerte de Roy.
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De esta forma hizo caso omiso a la Fiscalía, que pedía entre siete y 12 años y acusó a Carter de llevar a cabo "una campaña deliberada y bien pensada" para provocar la muerte de Roy en un intento por captar la simpatía y la atención de otras jóvenes.
Carter escuchó la sentencia con la cabeza gacha y las manos estrechadas al frente. Vestía un pantalón rojo y una blusa blanca.
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Ambos intercambiaron durante meses cientos de mensajes de texto, en los que la joven le urgía a cumplir su plan de suicidarse y le pedía que lo escondiera a sus padres y eligiese un estacionamiento poco concurrido para llevarlo a cabo.
El día de los hechos, Roy salió del vehículo al poco de haber empezado a inhalar el gas tóxico y se comunicó con Carter. Ella le ordenó volver a meterse dentro y él obedeció.
Durante la conversación, reproducida en el juicio, la joven oye a la víctima toser y encontrarse mal, pero no avisa a nadie para socorrerle.
El caso fue juzgado en una corte juvenil porque, cuando Roy murió, Carter tenía 17 años.
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El juez Moniz dijo durante el proceso que el comportamiento de Carter fue "peligroso" y "causó la muerte de Roy".
Un psiquiatra, citado por la defensa, alegó que el medicamento antidepresivo que la joven tomó durante varios meses la había "intoxicado" y le había provocado delirios que la incitaron a influenciar a su novio.
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Pero el magistrado consideró que este testimonio no era suficiente para denegar su comportamiento.
El veredicto sorprendió porque en Massachusetts, al contrario que en otros estados del país, no existe ninguna ley que penaliza el apoyo al suicidio.
Algunos expertos jurídicos señalaron que este caso puede sentar un precedente.
"Es posible que este caso incite a otros fiscales a acusar de homicidio involuntario a un médico que haya aconsejado a un paciente en fase terminal (a tomar esta decisión)", advirtió David Rossman, profesor de Derecho de la Universidad de Boston.
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Cuando Carter fue condenada, la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU) señaló, sin embargo, que la decisión del juez ponía en peligro la libertad de expresión.
Rossman apunta: "La Primera Enmienda (de la Constitución estadounidense, que protege la libertad de expresión) no da carta blanca para decir cualquier cosa en cualquier circunstancia".
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El padre de la víctima, Conrad Roy Junior, dijo a la corte que estaba destrozado por la muerte de su hijo y acusó a Carter de aprovechar la lucha del joven con la depresión para su propio bienestar.
"¿Cómo pudo Michelle Carter comportarse de manera tan despiadada y alentar a mi hijo a poner fin a su vida? ¿Dónde estaba su humanidad? ¿En qué mundo es esto aceptable?", preguntó.
"Rezo para que su muerte salve vidas un día", dijo por su lado la madre del joven, en un comunicado leído por la Fiscalía.
"Rezo para que tengamos una ley para que otra madre no tenga que soportar lo que yo he soportado", añadió.
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