Hace aproximadamente 13 millones de años, la región central de Colombia, donde hoy se encuentra el desierto de la Tatacoa, era un lugar muy distinto al que se conoce hoy. En lugar de la aridez actual, el paisaje de esa época se parecía más al Amazonas, caracterizado por ríos, mucha vegetación y animales depredadores gigantes.En este entorno prehistórico, existía una clara jerarquía. Mientras que el agua estaba dominada por el Purussaurus, un cocodrilo que podía medir más de diez metros, en la tierra el jefe era el temible ave del terror, un animal de tres metros de altura.Durante décadas, se tenía evidencia de su existencia solo en lugares como Argentina y Norteamérica. Por ello, encontrar pruebas en la Tatacoa cambió la concepción histórica sobre dónde se ubicó realmente este animal hace 13 millones de años.La pieza clave guardada en el desierto de la TatacoaLa confirmación de la presencia de un ave del terror de tres metros en Colombia no provino de una expedición académica, sino del trabajo de un habitante local.El responsable de este hallazgo paleontológico es César Perdomo, un campesino de 45 años oriundo de la Tatacoa, quien ha dedicado más de 40 años de su vida a coleccionar el patrimonio fósil de estas tierras. La intensidad de su pasión lo llevó a llamar a su centro de exhibición, un museo pequeño, La Tormenta. Perdomo explicó en Los Informantes que el nombre refleja las adversidades que ha enfrentado, afirmando que su vida "sigue siendo un tormento, me imagino hasta que me vaya a este mundo. Si duro 90 años más, 90 años me voy a atormentar buscando fósiles".Perdomo ha desarrollado un profundo vínculo con las más de 5.000 piezas que ha recolectado y que considera su "familia". "Uno lo quiere como cuando uno carga el hijo de uno pequeño y usted lo carga el alzado, así son fósil para uno, si toca arroparlo con la cobija, con la camisa, con el sombrero, con lo que sea", señaló sobre esta pasión.Su vocación comenzó desde niño. A la edad de cinco años, recogió su primer fósil, una vértebra de cocodrilo. Al ver cómo las expediciones extranjeras se llevaban las piezas de la zona, Perdomo comenzó a guardarlas, con la esperanza de que algún día los investigadores volvieran para compartir su conocimiento.El fósil que confirmaría la existencia del ave del terror de tres metros, un fragmento de la pierna, había permanecido más de 15 años en el museo de Perdomo, mezclado entre miles de piezas sin clasificar. Para encontrar y marcar los sitios de excavación en el desierto, Perdomo, sin usar GPS, utilizaba métodos empíricos como "puntos de piedras", recordó.La identificación de esta pieza crucial, que cambió la historia conocida de la Tatacoa, fue el resultado de la colaboración con el biólogo colombiano Andrés Link. Link, que regresó al país tras sus estudios doctorales, se asoció con Perdomo. El descubrimiento se formalizó cuando Link invitó al museo a Rodolfo Salas, un experto mundial en cocodrilos. Salas, al revisar la pieza, notó inmediatamente lo importante que era: "Esto no es un mamífero, esto tampoco es un reptil". Tras un análisis más profundo, propuso la hipótesis que cambiaría lo que se creía hasta el momento habitó el país: "esto va a ser un ave del terror". Este análisis confirmó que este depredador, que antes solo se había encontrado en Argentina y Norteamérica, también habitó la Tatacoa. Al entender la magnitud de su hallazgo, César Perdomo expresó con orgullo: "Aquí está mi fósil famoso para la humanidad".La violenta muerte del ave del terrorEl fragmento óseo no solo sirvió para identificar a la especie en Colombia y confirmar su impresionante tamaño. La pieza también reveló una historia violenta ocurrida hace casi 13 millones de años, con dos perforaciones que indican un ataque o un hecho de depredación.A pesar de ser el depredador terrestre más temido, el ave del terror pudo haber sido atacado por el Purussaurus, el cocodrilo gigante. El biólogo Andrés Link comentó que resulta muy interesante pensar que una "ave de esas también pudo haber sido ya sea depredada por un cocodrilo o que se hubiera muerto por algún motivo, pero que el cocodrilo hubiera podido acceder a ella". Las marcas observadas en el hueso confirmaron que el ave no se recuperó de las heridas. Los científicos concluyeron que este evento marcó "el último momento de ese ave del terror porque no se sanaron esas heridas".Este descubrimiento histórico consolidó una colaboración científica poco común entre el conocimiento de campo de Perdomo, quien no usa computador y trabaja de forma empírica, y la experiencia académica de Link. La alianza resultó tan efectiva que Perdomo fue reconocido formalmente: Link aseguró que su aporte fue "mejor dicho fue una participación científica como la de cualquier otro coautor".El campesino que soñó con que los científicos regresaran, hoy trabaja hombro con hombro con ellos. Esta dupla ya se encuentra preparando otra publicación científica.*Este texto fue realizado con colaboración de un asistente de IA y editado por un periodista que utilizó las fuentes idóneas y verificó en su totalidad los datos. Cuenta con información y reportería propia de Los Informantes.
El caso de Samuel, un bebé de 15 meses que murió ahogado por su madre en una playa de Santa Marta en abril de 2022, volvió a conocerse en detalle tras el nuevo testimonio de su padre, Edwin Guerrero. El hombre relató cómo fueron los últimos meses antes de la muerte del menor y los momentos en los que se enteró de lo que había ocurrido con su hijo.El hombre aseguró que la relación con Jenny comenzó de manera estable, pero con el tiempo la convivencia se vio afectada por discusiones y tensiones constantes. Según contó, la pareja vivió episodios de conflicto que terminaron deteriorando la comunicación entre ambos. Edwin explicó que, pese a los problemas, siempre trató de estar presente para el niño y mantener una relación cercana.Recientemente, dio a conocer nuevas declaraciones en el pódcast 'Más allá del silencio', donde recordó la última vez que vio a su hijo Samuel. Según contó, la madre comenzó a limitar el contacto entre ambos y a impedirle que lo visitara. También señaló que hubo denuncias por violencia intrafamiliar y medidas que finalmente le prohibieron ver a su hijo.Aseguró que Jenny le había rapado la cabeza al bebé, algo que él interpretó como una “señal que no tuve que haber omitido, porque Jenny mostró su primera alerta en que algo le pasaba a mi hijo cuando yo no accedía o no tenía un premio por no ser buen padre”.Asimismo, relató que, debido a las constantes discusiones y a las conductas problemáticas de la mujer, en una de las cuales le arrojó una arepa caliente al rostro, la convivencia se fue deteriorando y volviéndose insostenible.“Mi papá siempre me dijo que cuando en una relación había un irrespeto, así se en palabras o algo, ahí no había nada. Y en eso sí, yo soy muy directo en esas cosas”, dijoEdwin contó que, durante varios meses, intentó llegar a un acuerdo para poder ver a su hijo, pero esto no se logró. “Después de que yo le dije a Jenny que no más, que no quería nada más con ella, fue más difícil ver a mi hijo. Fue como un castigo. No volver con ella significó no ver más a mi hijo”, relató.Guerrero afirmó que intentó en varias ocasiones regular las visitas a través de la comisaría y del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), pero recibió respuestas lentas y procedimientos que, según él, no garantizaron el derecho del menor a mantener un vínculo con su padre.“El mayor miedo de padre es que su hijo lo olvide, que tú pases por el lado de tu hijo y que él no te reconozca. Yo tenía mucho miedo que eso pasara”, aseguró.“El tema económico no era lo que le importaba a ella. El tema más que todo fue que yo viera mi hijo. Yo digo que yo estaba castigado por no volver con ella”, agregó.Desaparición y hallazgo del bebé de 15 mesesTras más de cuatro meses sin poder ver a su bebé, Edwin aseguró que la madre del menor se lo había llevado a Santa Marta. “Llamé a mi abogada y ella me dijo: ‘Tienes que ir, Edwin. Ve con la policía y acércate’. Fui, pero la abuela de Jenny me dijo que mi hijo no estaba y que si algo le pasaba a mi hijo o a ella, todo iba a ser responsabilidad mía. Yo sí sabía que algo malo iba a pasar, pero no lo advirtieron”, reveló.Videos de cámaras de seguridad mostraron el momento en que Jenny Higuera llegó junto con su bebé a un establecimiento público en Santa Marta. Desde entonces, el papá del pequeño denunció la desaparición del niño.Al día siguiente, la Policía de Santa Marta se comunicó con él para ayudarlo a buscar a su hijo. Tras enviarle una fotografía, le dieron una noticia devastadora. “Habían encontrado un cuerpo de un niño de aproximadamente dos años en las playas de Buritaca. Me derrumbé totalmente. Yo lo único que dije fue: ‘Esa bruja lo mató’”, recordó.Al llegar a Medicina Legal le informaron que no podía ver al menor porque debían asegurarse de que él era el padre y, para ello, le solicitaron una prueba de ADN. “Me dijeron que tenía que esperar cuarenta y cinco días y que me volviera a Bogotá. Yo les dije: No me voy a ir. Yo me quedo aquí 45 días en esta ciudad que no conozco, pero aquí me voy a quedar. Todos los días me la pasaba en Medicina Legal”.Sobre los hechos, Edwin afirmó que su hijo fue encontrado por una persona que iba caminando por la playa. Aseguró que al bebé lo dejaron en la playa y no en el mar: “El mar no llega a botar los restos ahí. Ahí fue donde encontraron al niño, boca abajo. Lo que puedo deducir de lo que las autoridades dijeron es que Jenny pudo haber soltado al niño intencionalmente para que él se ahogara. O lo otro es que Jenny cogió al niño y lo mató en sus manos. Creo que es más fácil la segunda”.La madre del niño, Jenny Higuera, fue señalada en el proceso penal como la responsable del hecho. No obstante, la mujer se dio a la fuga. Durante ese tiempo, Edwin afirmó que “nunca volvió a saber de ella ni de su familia, a pesar de que sí sufrió amenazas por parte del padrastro de Jenny y del tío”.Condena por homicidio agravadoEdwin aseguró que a Jenny la internaron en una clínica psiquiátrica donde duró 20 días, luego de nuevo le puso una denuncia por violencia intrafamiliar. “Ella me dijo que había sido un accidente, que algo la había picado y que soltó al niño. Que cuando lo encontró fue demasiado tarde...Yo creo que Jenny hizo esto a mi hijo en un acto de venganza, de una forma egoísta”.Posteriormente, la mujer fue capturada el 6 de junio de 2022 por el delito de homicidio agravado, pero tiempo después quedó en libertad por vencimiento de términos, lo que permitió que volviera a ausentarse del proceso.“Es una mujer muy manipuladora y egoísta, todo lo que ella hizo fue para lastimarme con mi hijo. Solo me quedan las fotos de él, ella sabía que con lo que hizo me iba a destruir en vida”, dijo el padre en Séptimo Día.El 1 de diciembre de 2025, Jenny fue condenada a 36 años y 8 meses de prisión, pero actualmente se encuentra prófuga de la justicia. “Yo pienso que es una historia como de terror. Saber que Samuel no está y que este año tuviera que cumplir cinco años duele mucho, pero duele mucho más la forma en que él murió... Pienso que el egoísmo de Jenny fue muy duro”, dijo.El caso continúa generando impacto debido a las revelaciones hechas por el padre y, especialmente, porque aún se desconoce el paradero de la mujer señalada de haber ahogado a su hijo.
Las vacaciones, ese momento anhelado para conectar con la belleza de los paraísos naturales colombianos, se han convertido en tragedia para varias familias que denuncian graves fallas en los protocolos de emergencia y seguridad de las agencias de turismo. Uno de los casos que más expone esta dolorosa realidad es el de Judy Milena Agredo, una mujer de 43 años, cuya vida terminó abruptamente en las aguas de Santa Marta durante una práctica de buceo. Séptimo Día conoció nuevos detalles del caso.Su esposo, Alejandro Calambas, intendente de la policía de Popayán, asegura que su muerte se pudo haber evitado si la empresa que contrataron, Barracuda Dive Center, hubiera cumplido con los mínimos estándares de seguridad y atención. "Si hubieran tenido los elementos y la idoneidad para la atención en primeros auxilios yo creo que mi esposa la han podido salvar", afirma.Este desgarrador testimonio forma parte de una investigación de Séptimo Día que revela cómo la falta de regulación y la negligencia en el creciente boom del ecoturismo en Colombia están poniendo en riesgo la vida de los visitantes.Trágicas vacaciones en Santa MartaAlejandro y Judy Milena Agredo, licenciada en educación infantil y madre de una niña de 11 años, planearon sus vacaciones para mediados de 2025. El destino elegido fue el Parque Natural Tayrona, considerado por ellos como "lo más bonito y representativo que tiene Santa Marta". Buscaron en internet empresas que ofrecieran el servicio de buceo y encontraron Barracuda Dive Center, con sede en Taganga.La empresa les ofertó un minicurso de buceo por $330.000 por persona, prometiendo dos inmersiones y un instructor certificado por PADI, Asociación Profesional de Instructores de Buceo. Esto le dio confianza a Alejandro, y la familia decidió tomar el curso el 7 de octubre de 2025, el primer día de su estancia en Santa Marta.Llegaron a Taganga, donde fueron atendidos inicialmente por Santiago, el administrador, y luego por el instructor Fernando Waldron. Tras contestar que ninguno tenía complicaciones médicas, recibieron una charla o capacitación que, señala Alejandro, fue "muy mínima". Luego de recibir el equipo, se dirigieron a la embarcación.La primera inmersión, cerca al Parque Tayrona, se realizó en compañía de otros turistas e instructores, y aunque disfrutaron de la belleza del mundo marino, Alejandro notó una actitud inusual en su instructor. Relata que él "se preocupaba mucho por la señorita que estaba con nosotros, quería como impactarla y al momento de hacer eso nos dejaba a nosotros hacia un lado".Los minutos fatalesCerca de las 10 de la mañana llegó el momento de la segunda y última inmersión, que continuó con normalidad. Sin embargo, cuando llegó el momento de regresar a la superficie, el instructor dio las indicaciones de ascenso.Alejandro subió a la superficie con su hija a su lado, pero al mirar a su alrededor, se dio cuenta de la ausencia de Judy Milena. "Yo empecé a mirar a todo lado, entonces le hago (al instructor la seña) que faltaba una persona", cuenta.De inmediato, el pánico se apoderó de su hija, quien preguntó: "Papi, mi mamá no sale, qué le pasó a mi mamá". En ese instante, Alejandro le rogó al instructor Fernando que ingresara a buscar a su esposa, pero este se rehusó a hacerlo. "Él en todo momento me decía 'tranquilo que ya va a salir'", recuerda.Alejandro dice que tuvo que insistir en repetidas ocasiones “‘Fernando, por favor, ingrese’, se lo dije muchas veces".Según el testimonio, pasaron "casi 20 minutos" hasta que el instructor finalmente encontró a Judy y la subió a la superficie. Fue entonces cuando se evidenció la falta de preparación de la empresa: el proceso de reanimación no fue iniciado por el personal de la escuela de buceo, sino por "un extranjero".En medio del desespero por salvar a su esposa, Alejandro se percató de que la empresa Barracuda no contaba con ningún protocolo ni equipo básico para atender una emergencia médica."Ahí es donde yo me doy cuenta de que no tenían botiquín, no tenían máscara, solamente una manguera transparente donde se la introdujeron por un orificio de su nariz para darle oxígeno", denuncia Alejandro. Aunque Judy Milena "reaccionaba y le salía mucha agua", pero la falta de elementos para una atención adecuada era evidente, insistió su esposo.Alejandro sintió que lo habían dejado completamente solo frente a la crisis. Gritaba: "Por favor llamen para que esté una ambulancia pendiente". La embarcación poseía un radio, pero el instructor "nunca utilizó eso, no sé si no le servía".Al llegar a la playa de Taganga, la situación no mejoró, pues no había personal de la empresa para socorrerla. Alejandro tuvo que gritar pidiendo ayuda y fue auxiliado por un turista que lo llevó en su carro al puesto de salud. "Nos dejaron totalmente solos", asegura, añadiendo que "lo único que le importó al señor fue cobrarnos al principio nada más".Tras el esfuerzo, la médico de turno confirmó que Judy Milena Agredo, de 43 años, había llegado "sin signos vitales".Alejandro, bloqueado por el dolor, responsabiliza directamente a los prestadores del servicio por el fallecimiento de su esposa: "yo responsabilizo por la muerte de mi esposa directamente a la empresa Barracuda Deep Center por no tener los protocolos para salvaguardar la vida de una persona y directamente al instructor Fernando que omitió las voces de auxilio que yo le solicité en repetidas ocasiones".La voz de expertosExpertos en buceo consultados por el programa Séptimo Día confirmaron que la actuación de la empresa Barracuda Dive Center incumplió gravemente los protocolos internacionales. Catherine Marroquín, instructora con más de 10 años de experiencia, subraya que los botes de buceo a nivel mundial "tienen que tener unidad de oxígeno botiquín y radio". Además, el protocolo exige que, si una persona está inconsciente, se debe "llamar inmediatamente canal 16 guardacostas".La instructora calificó la demora de 15 a 20 minutos para la búsqueda y la falta de activación de emergencias como "casi que inaceptable".Cuando el equipo de Séptimo Día intentó obtener una declaración de Santiago Moden, el administrador de Barracuda Dive Center en Taganga, este se negó a conceder entrevistas. “Ya les he comunicado dos veces que no estamos concediendo entrevistas en este momento", afirmó. La empresa señaló que esperará a que las autoridades determinen la responsabilidad de la empresa y del instructor.Pese al dolor, Alejandro se compromete a mantener vivo el legado de Judy: "yo le prometo a mi esposa que voy a estar ahí incondicional con mi hija y luchando por el amor que nos tenemos como familia".El caso de Judy Milena Agredo no es aislado. La investigación del programa expone otros incidentes mortales que evidencian la informalidad y la falta de control en la prestación de servicios turísticos en Colombia.*Este texto fue realizado con colaboración de un asistente de IA y editado por un periodista que utilizó las fuentes idóneas y verificó en su totalidad los datos. Cuenta con información y reportería propia de Séptimo Día.
El coltán es mucho más que una simple roca: es la base de la nanotecnología moderna y el corazón invisible que energiza dispositivos de uso cotidiano. Este mineral es altamente codiciado en el mercado global debido a sus componentes clave: el niobio y el tantalio, metales con un punto de fusión excepcionalmente alto. El tántalo, por ejemplo, alcanza su fase líquida alrededor de los 3.000 grados Celsius, mientras que el niobio lo hace cerca de los 2.000 grados Celsius. Estas propiedades lo hacen crucial no solo para celulares, tabletas y carros eléctricos, sino también para la fabricación de armamento militar avanzado.Expertos señalan que el control sobre estos metales estratégicos puede determinar el desarrollo tecnológico de una nación. Esta importancia geopolítica ha convertido su extracción ilegal en Colombia en una "bomba de tiempo" que amenaza con destruir la tierra y agudizar el conflicto interno.Aunque la existencia de coltán en el ancestral escudo guayanés, que atraviesa parte de Colombia, Venezuela, Brasil y las Guayanas, se conoce desde 2009, en la Orinoquía no existe una sola mina legal operando a escala comercial. Este vacío estatal ha sido rápidamente ocupado por estructuras criminales, transformando el negocio en una fuente de ingresos difícil de rastrear, perfecto para financiar actividades ilícitas.En la Orinoquía, la minería ilegal de coltán y oro se ha convertido en el sustento económico del ELN y de estructuras disidentes como la Segunda Marquetalia. Estos grupos armados, según el brigadier general Rafael Olaya, comandante de la Fuerza Naval de la Orinoquía, "están ejerciendo esa actuación criminal sobre todo lo que sea economías ilícitas", señaló en Los Informantes.El modus operandi de la minería ilegalEl negocio del coltán no solo es violento, sino también altamente rentable, comparable con el narcotráfico. Los grupos armados controlan la explotación de los yacimientos, decidiendo quién puede o no extraer el mineral, las rutas de tráfico y la forma en que se mueve la mercancía. El general Olaya afirmó:"Yo creo que la analogía más práctica es con la que más duro hemos vivido durante tantos años de conflicto que es el narcotráfico, pero esa es la mejor analogía para poder hablar de la minería porque los grupos así no estén directamente involucrados con la explotación ilícita de esos yacimientos mineros sí son los que controlan esa explotación".La extracción se realiza de forma manual en los afluentes de los ríos. Los mineros, a menudo instrumentalizados, utilizan bateas para separar el material. Este trabajo es extenuante: de 20 kilogramos de material de río, apenas se obtienen unos 300 gramos de coltán.La desigualdad en la cadena de valor es abismal. Mientras que el minero recibe entre $26.000 y $50.000 pesos colombianos por kilogramo en el sitio de extracción, el acopiador que lo vende en el exterior puede obtener entre 400 y 600 dólares por kilo. Este margen hace que el coltán sea un activo más rentable que la misma coca.La sofisticada ingeniería del contrabandoUna vez extraído, el proceso de blanqueo del coltán es sofisticado y organizado. Para borrar su origen ilícito, las organizaciones criminales nombran el mineral de distintas formas: "arenas negras", "tierras raras" o "polimetales". El objetivo es mezclar el coltán extraído ilegalmente con títulos legales de minería de subsistencia.El mineral es acopiado en puntos calientes de la frontera, como Manabén, y luego emprende rutas fluviales y terrestres. Los cargamentos salen de Inírida y Guaviare, toman carreteras hacia Villavicencio y Bogotá, o son transportados en tractomulas hasta Puerto Gaitán y Puerto López.La carga final viaja a puertos de exportación como Cartagena o Buenaventura. Lo más alarmante es que, al llegar a su destino, la mercancía lleva toda la documentación legal y los papeles en regla. La Fuerza Naval, a pesar de las incautaciones millonarias, que han superado los 1.2 billones de pesos solo en Vichada, y alcanzaron un valor de 4.7 millones de dólares en un solo decomiso de 13.7 toneladas en Manabén en diciembre de 2024, se encuentra con severas limitaciones.El material pasa frente a las fuerzas armadas, que quedan "desarmados jurídicamente ante eso" debido al complejo marco legal y a la justificación de los envíos con documentación aparentemente legal. La única forma de verificar si un cargamento es coltán y determinar su procedencia exacta requiere espectrómetros y equipos de laboratorio especializados que solo existen lejos, en la Facultad de Geología de la Universidad Nacional, a casi 700 kilómetros de Inírida.Impacto invisible: la amenaza a la salud y el ecosistemaLa minería ilegal no solo desangra la economía y financia la guerra, sino que también amenaza la vida humana y el patrimonio natural del país.El coltán es un material peligroso para los mineros debido a que incorpora elementos químicos como el uranio y el torio, haciéndolo radiactivo. La exposición prolongada a esta radiactividad invisible conlleva un alto riesgo de contraer enfermedades graves, como el cáncer. Un exminero, que fue entrevistado sin revelar su identidad por motivos de seguridad, señaló el peligro:"El coltán sí es una piedra que da plata, pero es una piedra muy peligrosa por todos los sentidos tanto como para la gente del monte, como para la ley y para la salud también porque eso bota un químico que el único animal que se le acerca es el murciélago", dijo.A nivel ambiental, la minería ilegal deforesta, destruye y contamina los ríos con mercurio. Esta actividad está desangrando la Reserva Natural Puinawai, un territorio protegido de 1.9 millones de hectáreas en Guainía y Vichada, considerada la madre de la humanidad en lengua puinave, y hogar de docenas de comunidades indígenas y especies emblemáticas."Hay una ambigüedad porque identificamos la necesidad del coltán en la producción de tecnología y de muchos bienes que requiere la sociedad, eso es indudable, pero esa explotación ha conllevado siempre a través de violencias, guerras, sangre y deterioro social", señaló Carlos Martínez, secretario de Gobierno de Guainía.La falta de un ordenamiento minero claro permite que esta "nueva guerra tecnológica" continúe entregando la riqueza natural de la Orinoquía a grupos criminales, mientras el mundo enciende sus pantallas con este material.*Este texto fue realizado con colaboración de un asistente de IA y editado por un periodista que utilizó las fuentes idóneas y verificó en su totalidad los datos. Cuenta con información y reportería propia de Los Informantes.
La relación entre Neymar y Kylian Mbappé durante su etapa compartida en el Paris Saint-Germain fue uno de los ejes deportivos y mediáticos más relevantes del club en la última década. Ambos llegaron en el verano de 2017 con el objetivo de llevar al PSG a la cima de Europa y, durante varias temporadas, formaron una sociedad que combinó talento, espectáculo y resultados, aunque con el paso del tiempo esa cercanía se fue diluyendo. Sobre ese vínculo habló recientemente Thiago Silva, excapitán del equipo parisino y actual jugador de Fluminense, quien convivió de primera mano con el inicio de esa historia.Thiago Silva recordó cómo se gestó la llegada de ambas estrellas y el impacto inmediato que tuvieron en el vestuario. “Fue una historia muy bonita. Recuerdo la Champions contra el Mónaco de Kylian Mbappé en Marruecos (victoria del PSG por 2-1 en 2017). Al final del partido, Mbappé quiso hablar conmigo. Me dijo: ‘Aunque Neymar fiche, yo también quiero venir y formar parte de este equipo. Si puedes hablar con el presidente…’ Llegaron ese verano y su relación fue increíble”, señaló el defensor brasileño.Según Silva, la convivencia entre ambos era natural y cercana en los primeros años. “Estaban muy unidos, eran de los que más se divertían a diario. No entendí por qué se distanciaron. Yo ya no estaba en el PSG. No sé cuál de los dos causó esta separación, pero me entristeció. Son dos chicos maravillosos y es decepcionante que terminara así”, explicó, dejando claro que el quiebre se dio cuando él ya no hacía parte del club.El excapitán también aprovechó para referirse a Neymar y a la imagen que suele rodearlo fuera del campo. “La gente lo juzga injustamente, les aseguro que se prepara como debe ser”, afirmó, defendiendo el profesionalismo del atacante brasileño durante su paso por el fútbol francés.El futuro de Thiago Silva y su deseo de volver al PSGMás allá del pasado, Thiago Silva también habló de sus planes a largo plazo una vez finalice su carrera como jugador. “Cuando sea entrenador, me he marcado un objetivo: entrenar a todos los equipos en los que he jugado. Así que, entrenar al PSG algún día, sí, es posible, y sería mágico”, concluyó, dejando abierta la puerta a un eventual regreso al club donde fue referente, esta vez desde el banquillo.
El actor estadounidense Peter Greene, conocido por sus papeles en películas 'The Mask' (La máscara) y 'Pulp Fiction", fue encontrado muerto en su apartamento de Nueva York, según confirmó su antiguo representante al diario estadounidense New York Post.El cuerpo de Greene, de 60 años, fue hallado el viernes inconsciente en su apartamento y declarado muerto allí mismo, según la policía, y Gregg Edwards, su representante durante más de 10 años, que lo confirmó al diario estadounidense.El forense determinará la causa de la muerte, aunque la Policía no sospecha que haya ocurrido nada ilícitoPeter Greene, nacido en octubre de 1965 en Montclair, New Jersey, se consolidó como villano de la pantalla durante la década de 1990 del siglo pasado.Además de sus papeles en 'The Maask' (1994) y ‘Pulp Fiction’ (1994), también participó como actor en ‘The Usual Suspects’ (1995), entre otros trabajos.En ‘Pulp Fiction’, la famosa película de Quentin Tarantino, interpretó a uno de los villanos más recordados de la historia del cine moderno: el violento y perturbador Zed.El mismo año protagonizó en ‘The Mask’ uno de sus papeles más entrañables, el de un delincuente llamado Dorian Tyrell.Comenzó a actuar a los 25 años en Nueva York en el teatro, antes de dar el salto al cine, donde se especializó en villanos y policías corruptos.A lo largo de su carrera, trabajó en más de 40 películas y series, y se puso a las órdenes de directores de la talla de Oliver o Guy Ritchie.En las últimas décadas, se mantuvo trabajando en proyectos independientes y en pequeños papeles en la televisión.
En las últimas horas se confirmó el fallecimiento de Abraham Quintanilla, padre de la cantante estadounidense Selena Quintanilla, a los 86 años de edad. La noticia la confirmó Abraham Isaac Quintanilla, hijo del papá de Selena.(Síganos en Google Discover y conéctese con las noticias de Colombia y el mundo)"Es con un gran corazón hacerles saber que mi padre falleció hoy", escribió el hermano de Selena a través de sus redes sociales junto con una foto de su padre fallecido.Hasta el momento, la familia del papá de Selena no ha entregado detalles sobre las causas de la muerte del hombre de 86 años.Cabe recordar que Selena Quintanilla falleció en el año 1995 luego de que Yolanda Saldívar, expresidenta del club de fans y gerente de las boutiques de Selena, le disparara un motel de Corpus Christi, Texas.¿Quién fue el papá de Selena?Abraham Quintanilla fue cantante, compositor y productor ejecutivo estadounidense de origen latino. Nació en Corpus Christi, Tecas. Sus papás fueron recolectores de vegetales, algodón y frutas. Cuando tenía 14 años los padres del papá de Selena abandonaron la Iglesia católica y se volvieron testigos de Jehová.De acuerdo con su biografía, para 1970, Abraham Quintanilla se mudó a Lake Jackson, Texas. Durante su estadía en esta ciudad, Marcella Samora, esposa de Abraham, comenzó a sentirse mal y un médico le dijo que tenía un tumor, por lo que debía ser operada. Sin embargo, los esposos buscaron una segunda opinión y otro médico le confirmó que no tenía un tumor sino que estaba en estado de embarazo.La pareja ya tenía el nombre para el bebé que estaban esperando y era el de Marc Antony Quintanilla. No obstante, la esposa de Abraham dio a luz a una niña el 16 de abril de 1971 en el Freeport Community Hospital.Según el portal Wikipedia, una mujer que compartía habitación con Marcella sugirió un nombre que años después se haría inmortal: Selena.Así descubrió el papá de Selena el talento de su hijaAbraham Quintanilla le estaba enseñando a tocar guitarra a su hijo mayor, Isaac Quintanilla, cuando Selena ingresó a la habitación y comenzó a cantar. De inmediato, su padre notó el talento innato que ella tenía y comenzó a desarrollar su talento. El papá de Selena creó el grupo Señena y Los Dinos y con ayuda de un viejo amigo productor grabó las primeras canciones de la banda.Para 1984, Selena y Los Dinos grabaron su primer álbum, el cual llevaba el mismo nombre de la agrupación. Después, el papá de la cantante cambió a sus hijos de disquera tras críticas en contra de Selena y grabó el segundo álbum: The New Girl in Town.En 1993, Selena gabó el premio Grammy a mejor álbum mexicano-estadounidense por su trabajo Selena Live!.En 1994, la cantante de origen latino grabó su álbum Amor prohibido, el cual se convirtió en el más vendido de todos los tiempos en su género con más de 5 millones de copias alrededor del mundo.CAMILO ROJAS, PERIODISTA NOTICIAS CARACOLX: RojasCamoCorreo: wcrojasb@caracoltv.com.coInstagram: Milografias
Jhon Arias, actual jugador del Wolverhampton y una de las piezas habituales de la Selección Colombia, se refirió al presente del combinado nacional y a las expectativas de cara al próximo Mundial, dejando en claro que el grupo confía en sus capacidades, pero sin perder la mesura que exige un torneo de ese calibre. El volante destacó el momento que atraviesa el equipo y el nivel individual de varios futbolistas que hoy son protagonistas tanto en sus clubes como en el ámbito internacional. En diálogo con la cadena 'ESPN', Arias dejó conceptos claros sobre lo que puede ofrecer Colombia en una Copa del Mundo cada vez más cercana.“Sí, yo creo que tenemos grandes herramientas para tener una buena Copa del Mundo, creo que estamos atravesando un momento especial de la Selección, con jugadores en un gran momento”, afirmó el extremo, quien ha sido una alternativa recurrente en el esquema del cuerpo técnico de Néstor Lorenzo. En esa misma línea, el futbolista hizo énfasis en la importancia de llegar con el plantel completo y en óptimas condiciones físicas al certamen, un aspecto que suele ser determinante en este tipo de competencias.“Ojalá que de aquí hasta junio, que empieza el Mundial, no se pierdan jugadores, no haya lesiones, porque siempre hay ese tipo de cosas, y que logremos llegar fuertes al Mundial. Colombia tiene grandes posibilidades de ganar el Mundial, de hacer cosas importantes”, añadió el jugador, reforzando la idea de que el potencial está, pero que los detalles pueden marcar la diferencia.Más allá del optimismo, Arias también remarcó la necesidad de mantener los pies sobre la tierra. Para el atacante, la clave estará en entender la complejidad del torneo y la exigencia que representa cada partido, sin importar el rival o la instancia. En ese sentido, subrayó que el camino hacia el título no admite distracciones ni excesos de confianza. “Sí, yo lo creo realmente. Hay que estar humildes, hay que trabajar, saber que es un torneo muy exigente, que cambia mucho, en cada llave, en cada adversario, en cada rival. Es un torneo en el que nosotros entramos con la misma probabilidad de todas las selecciones que inician ese torneo. Tenemos la ilusión, tenemos ese sueño, pero también tenemos un largo camino para llegar hasta allá”, concluyó.
El dolor de la guerra en Ucrania se manifestó de manera impactante esta semana en el Parlamento Europeo, en Bruselas, donde el relato de un menor sobreviviente no solo conmovió a los eurodiputados presentes, sino que también provocó el llanto incontrolable de la intérprete que traducía sus palabras. La imagen del niño de 11 años, Roman Oleksiv, detallando cómo perdió a su madre en un ataque con misiles rusos en 2022, dejó una huella imborrable en la sesión.Roman Oleksiv, quien sobrevivió al impacto a pesar de sufrir heridas catastróficas, fue invitado a la sede parlamentaria para participar en un debate que siguió a la proyección de varios documentales centrados en las experiencias de los niños ucranianos afectados por el conflicto. Su testimonio se convirtió en el punto de inflexión emocional de la jornada, al ofrecer una perspectiva íntima y cruda de la tragedia civil.La crudeza del relatoEl testimonio de Roman giró en torno al trágico ataque ocurrido el 14 de julio de 2022 en la ciudad de Vínnytsia, situada en el centro de Ucrania. Ese día, un bombardeo ruso que mató a decenas de civiles y dejó más de 200 heridos alcanzó una clínica médica donde Roman se encontraba junto a su madre, Halyna.El niño recordó ante los asistentes el instante exacto en que tres misiles rusos impactaron el lugar. "Mi madre y yo estábamos en una clínica cuando tres misiles rusos impactaron", relató Roman, confirmando que esa fue la última vez que la vio con vida y la última vez que pudo despedirse de ella. La madre de Roman, Halyna, murió de forma instantánea a causa del ataque.La descripción que hizo del escenario bajo los escombros fue tan desgarradora que forzó una pausa obligada en la traducción. El menor describió la escena diciendo que vio a su madre "aplastada bajo las piedras" y que solo podía distinguir su cabello. Roman continuó narrando cómo, en medio del caos, él mismo acomodó el cabello de su madre y comenzó a escarbar entre los restos del edificio.Fue en este punto cuando la gravedad y la crudeza del relato se volvieron insoportables para la profesional encargada de la traducción. La intérprete se detuvo abruptamente, incapaz de contener las lágrimas, rompiendo en llanto mientras intentaba continuar su trabajo ante los eurodiputados y el público. El silencio profundo que siguió a su quiebre emocional se ha catalogado como uno de los momentos más impactantes de esa sesión parlamentaria.La lucha por la supervivenciaEl ataque de Vínnytsia no solo le arrebató a su madre, sino que también puso en riesgo la vida del propio Roman. El niño sufrió quemaduras que cubrieron más del 45 % de su cuerpo, y muchas de ellas eran de cuarto grado, la clasificación más grave. Además de las quemaduras externas, el ataque le causó graves daños internos.La odisea de Roman para escapar del lugar del bombardeo añadió más sufrimiento a su cuerpo gravemente herido. Para lograr ponerse a salvo, el niño tuvo que arrastrarse sobre piedras que estaban hirviendo debido al impacto, lo que le generó quemaduras adicionales en las piernas y los glúteos.La recuperación del menor fue un proceso extenso y extremadamente doloroso. "Estuve en coma durante 100 días y me sometí a 36 operaciones", explicó Roman ante el Parlamento. Inicialmente, el tratamiento comenzó en Lviv, Ucrania, pero debido a la complejidad de sus lesiones, fue necesario trasladarlo al Hospital Universitario de Dresde, en Alemania. En este centro médico recibió cirugías constantes, múltiples injertos de piel y una prolongada rehabilitación. Para mitigar las cicatrices severas resultantes de las quemaduras, tuvo que usar una máscara facial durante varios meses.A pesar de la magnitud de la tragedia y del trauma físico y emocional que sufrió, Roman Oleksiv ha demostrado una resiliencia extraordinaria. Los tratamientos y el largo proceso de recuperación han rendido frutos, permitiéndole retomar paulatinamente su vida. Hoy en día, Roman ha vuelto a practicar las disciplinas que disfrutaba antes del ataque: estudiar, bailar y tocar música.El impacto de su historia y su notable esfuerzo por recuperarse de las heridas de guerra fueron inmortalizados en el cortometraje titulado Romchyk, el cual fue proyectado ante el Parlamento Europeo inmediatamente después de su discurso, sirviendo como un poderoso recordatorio de las consecuencias humanas del conflicto en Ucrania.