
The Precinct te pone el uniforme de Nick Cordell Jr., un policía novato que llega a Averno City con la intención de seguir los pasos de su padre, un oficial asesinado en servicio. Desde el inicio, el juego plantea una propuesta muy distinta a lo que uno está acostumbrado en los títulos de mundo abierto: aquí no eres el criminal ni el héroe de acción hollywoodense, sino un patrullero que debe cumplir la ley… con todo y su papeleo.
Averno City es una ciudad ficticia inspirada en la estética de los años 80, donde el crimen está al orden del día y las emergencias no dan tregua. El juego se siente como un homenaje al cine policial ochentero: desde los efectos de sonido hasta el tipo de situaciones que uno enfrenta. Pero, a diferencia de títulos como GTA o L.A. Noire, aquí hay un énfasis fuerte en los procedimientos policiales, algo que puede parecer lento al inicio, pero termina siendo el alma del juego.
Un día normal en Averno City
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Uno de los grandes aciertos de The Precinct es su sistema dinámico de eventos. Puedes estar multando un carro mal parqueado cuando de repente se activa un robo a mano armada en la cuadra siguiente. O tal vez, mientras revisás a un civil sospechoso, te das cuenta de que está armado o tiene antecedentes. Las situaciones no están totalmente guionadas, y eso le da un toque muy especial a la experiencia.

No hay una línea clara entre misión principal y contenido secundario. De hecho, gran parte de la gracia del juego está en patrullar libremente y ver qué te lanza la ciudad. Puedes intervenir en peleas callejeras, parar a conductores ebrios, perseguir ladrones en carro o a pie, y decidir cómo responder: ¿sigues el protocolo o aplicás justicia rápida?
La ciudad como tal no es gigantesca, pero sí lo suficientemente densa para ofrecer variedad. Además, está dividida en sectores con diferentes dinámicas criminales, lo que obliga a adaptarte según el barrio en el que estés.
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El procedimiento importa
Aquí no se trata solo de atrapar al malo y ya. Después de cada arresto, toca hacer el debido proceso: identificar correctamente al sospechoso, revisar si hay evidencia en el lugar, interrogar a los testigos, y llenar un informe detallado. Esto incluye seleccionar los cargos específicos, adjuntar pruebas y armar un caso que pueda ser aprobado por el sistema de justicia del juego.

Este enfoque puede parecer engorroso al principio, pero es parte de la propuesta. Hay opciones para agilizar el proceso, como pedirle a tu compañero que llene el reporte, o incluso usar una función de auto-completado. Sin embargo, hacerlo bien manualmente te da más puntos de experiencia y desbloquea habilidades nuevas, como mejor puntería, manejo más ágil o nuevas herramientas para el patrullaje.
El manual policial que viene incluido en el juego es muy completo. Explica los tipos de delitos, cómo actuar ante cada situación, e incluso te ayuda a entender mejor cómo funciona el sistema legal del juego. No es obligatorio leerlo todo, pero si querés sacarle jugo al rol, es muy útil.
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Persecuciones de película
Si hay algo que The Precinct hace bien, es la adrenalina en movimiento. Las persecuciones en carro son rápidas, emocionantes y caóticas. Podés cerrar calles, pedir refuerzos, usar tachuelas o hacer maniobras arriesgadas para detener al sospechoso. El sistema de manejo es arcade, con una física que favorece los derrapes y las escenas tipo Starsky & Hutch. También hay persecuciones a pie, donde podés saltar cercas, esquivar obstáculos y someter al sospechoso con técnicas policiales.
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Estas escenas son lo más cercano que tiene el juego a la acción pura, y se sienten como recompensas después de momentos más pausados o burocráticos. Además, hay una opción para personalizar tu patrulla, elegir el tipo de sirena, el color de las luces, e incluso hacerte el estilo con gestos como deslizarte por el capó al subirte al carro.
Lo bueno… y lo feo
Lamentablemente, no todo es positivo. El juego sufre de varios problemas técnicos importantes. Durante la prueba, fue común encontrar glitches visuales, fallos en el sonido, cuelgues del sistema e incluso cierres inesperados. Los botones en pantalla a veces dejan de responder, y hay momentos donde el juego simplemente no avanza si no se reinicia la sesión. Aunque nada de esto rompe del todo la experiencia, sí afecta la inmersión y puede ser frustrante si pasa durante una misión larga.

Las animaciones también son toscas en algunas situaciones, especialmente al interactuar con objetos o personas. Los tiroteos se sienten imprecisos, con una inteligencia artificial que a veces es absurda (enemigos que corren en círculos o compañeros que se quedan pegados contra una pared). A nivel de optimización, todavía le falta bastante pulido.
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Una historia que se queda corta
La historia principal gira en torno a descubrir quién mató al padre del protagonista y qué hay detrás del crimen organizado en Averno City. Sin embargo, la narrativa es más bien floja. Hay pocos diálogos memorables, las escenas de corte son escasas, y todo el peso recae sobre el jugador y su relación con la ciudad. Es decir: el verdadero valor narrativo está en lo que uno vive patrullando, más que en la historia lineal que propone el juego.
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¿Para quién es este juego?
The Precinct es un juego muy de nicho. Si estás buscando acción rápida y sin pausa, como en GTA V o Sleeping Dogs, probablemente te vas a aburrir. Pero si te gusta el rol, el detalle, el procedimiento, y te interesa una experiencia más pausada pero con muchas posibilidades emergentes, entonces este juego puede ser una joya inesperada.
También es ideal para quienes disfrutan los juegos de simulación o gestión con toques narrativos. Y si sos de los que aman la estética ochentera, las referencias al cine clásico policial y el estilo retro, Averno City te va a parecer un parque de diversiones pixelado.
Eso sí: hay que tener paciencia con los bugs y confiar en que los desarrolladores lo irán puliendo con actualizaciones, como ya lo hicieron con su juego anterior, American Fugitive.
Conclusión
The Precinct no es un juego perfecto, ni siquiera es un juego del todo “terminado” en su estado actual. Pero tiene algo que muy pocos títulos logran: una identidad clara, una propuesta única y una experiencia que se siente distinta a todo lo demás. Con un poco más de pulido y amor, podría convertirse en un clásico de culto.

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