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Un viaje al pueblo en Colombia que no celebra la navidad en diciembre

En Quinamayó, corregimiento de Jamundí, Valle del Cauca, ya celebraron con cánticos, danzas y oraciones por la llegada del Niño Dios negro. Le contamos por qué se celebra esta tradición.

En el corazón del Valle del Cauca, en el corregimiento de Quinamayó, ubicado en el municipio de Jamundí, la Navidad se celebra en un mes poco común para la mayoría: febrero. Esta peculiar tradición, que tiene más de un siglo de historia, remonta sus raíces a las culturas negras que se asentaron en la región sur del departamento tras conseguir su liberación de la esclavitud.

El evento está marcado por la celebración del nacimiento del Niño Dios negro, una figura central para la comunidad afrodescendiente que se presenta cada año en un colorido festival lleno de música, danzas, oraciones y símbolos ancestrales.

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“Me encantan las oraciones el Niño Dios negro de Quinamayó, porque desde muy niña entendí que era el epicentro perfecto para encontrarme con todos esos saberes, esa cultura y ese legado ancestral dado de una generación a otra”, expresó Sthephani Sandoval, habitante del municipio a Noticias Caracol en vivo .

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Por su parte, Wilmer Fernando Isaac, miembro de la comunidad, explica que este nacimiento en el corregimiento de Quinamayó es una celebración ancestral y una forma de manifestar la libertad por parte de los ancestros esclavos, que lograron liberarse.

“Para nosotros estas fiestas son muy importantes porque representan nuestra identidad ancestral y cultural, porque nadie en el mundo celebra y conmemora la oración o el nacimiento del niño Dios en esta fecha”, dijo Wilmer.

¿Por qué se celebra el Niño Dios negro?

En Quinamayó, la celebración de este “Niño Dios negro” está profundamente vinculada con el legado histórico de la comunidad afro, quienes en épocas pasadas no podían conmemorar el nacimiento de Jesús el 25 de diciembre debido a las restricciones impuestas por los amos esclavistas.

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Sin embargo, el hecho de poder reunirse en el mes de febrero, cuando ya se les permitía salir de las haciendas tras 40 días de trabajo forzado, se convirtió en una oportunidad para rendir homenaje a la libertad, expresada a través de la adoración al Niño Dios negro. Esta festividad representa el “rompimiento de las cadenas” que oprimían a los antepasados de la comunidad y es, para muchos, un símbolo de la lucha por la libertad y la preservación de la identidad cultural.

Niño Dios negro
Niño Dios negro
Alcaldía Jamundí

La “juga”, un ritmo tradicional de la región, es uno de los elementos más característicos de la festividad, un canto que representa el “juego” y la “fuga” de los esclavos que se escapaban en busca de libertad. Este ritmo se interpreta con instrumentos como tambores, clarinetes y saxofones, y acompaña las danzas que llenan las calles de Quinamayó, donde tanto locales como visitantes se unen en una procesión llena de alegría.

Así se celebra esta tradición en Jamundí


El evento comienza con una oración en la que se encomienda el éxito de las festividades, y enseguida las calles se llenan de música, baile y gritos festivos que celebran el nacimiento del Niño Dios negro. En la festividad participan diferentes grupos, incluidos los “jugueritos”, una orquesta de jóvenes músicos que tocan al ritmo de las tradiciones ancestrales de la región. El desfile recorre todo el pueblo, parando en puntos clave donde se recogen figuras como las “cantaoras”, encargadas de entonar los famosos arrullos y alabaos, y figuras como María, San José y los ángeles.

Una de las particularidades de esta celebración es la figura del “Niño Dios negro”, que se presenta en una canasta dorada, siendo transportada por los “padrinos” del evento, quienes son los encargados de custodiar al recién nacido hasta que finalmente llegue al pesebre dispuesto en la plaza principal del pueblo. La procesión es acompañada por los bailes de los habitantes, quienes danzan con los pies arrastrados y las manos hacia atrás, en un gesto simbólico que recuerda cómo sus ancestros esclavos se movían en tiempos de opresión.

El Niño Dios negro nació el sábado 16 de febrero y desde ese día se vive la fiesta de adoración con un colorido festejo de danzas, cánticos y diversas representaciones ancestrales, propias de la cultura negra en el corregimiento de Quinamayó. La celebración se extiende hasta la noche del lunes 19 de febrero, con alborada, canto, baile, oración y una fervorosa devoción.

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