Sergio Perilla pertenecía a un club de moteros y regresaba de La Vega, Cundinamarca, a Bogotá. Dejó a una niña de 4 años huérfana.
Amigos recordaron al motociclista de 27 años como un conductor prudente y que en cada viaje les pedía a sus compañeros que respetaran las señales de tránsito y que manejaran a baja velocidad.
Sergio inicialmente resbaló por el piso húmedo y quedó lesionado. Al intentar levantarse, una patrulla de la Policía, que al parecer iba muy rápido, lo atropelló.
Denuncian que la ambulancia tardó en llegar y que los paramédicos que lo atendieron estaban molestos y decían “que si tenían que andar detrás de nosotros cuando nos accidentamos, cuando nos caemos, se pusieron a pelear, le miraron los signos vitales y salieron y se fueron”.
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En otro accidente en Bogotá, un hombre perdió el control de su carro y se estrelló contra una casa. El conductor, que resultó herido, al parecer iba con exceso de velocidad.