Gol Caracol
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Carlos me miró algo preocupado, se puso de pie y me pasó ese cubo de cartón que he visto en su consultorio durante los dos años que llevo yendo a hacer terapia para controlar el estrés, para descargarme del trabajo, para hablar de mis angustias y problemas de crianza, y que nunca entendí muy bien para qué era hasta que él, mi “analista” -como dirían los argentinos-, me lo entregó para que yo tomara un pañuelo de papel y me limpiara las lágrimas. Sí, yo, con mis ínfulas de tipo duro y altanero, el pendejo al que una vez un alto directivo de nuestro fútbol le dijo “sicario del micrófono” casi escupiendo de la piedra por televisión nacional, el bobazo que se vanagloria de la animadversión que genera en ciertos círculos de poder por sus investigaciones sobre corrupción en el fútbol, el que más de una vez ha estado a punto de darse en la jeta con unos barra bravas y ha sido amenazado y ha sido señalado y ha sido puteado… ese machito de mentiras, ese gallito, yo, estaba llorando en el sofá de mi sicólogo mientras me miraba la rodilla izquierda por culpa de una frase que me habían dicho dos semanas atrás: “hay que cambiar de deporte”. El ortopedista me lo dijo como quien dice “el día está gris”: sin sentimiento, sin compromiso, como debe ser un médico de muchos años que sabe que eso pasa, más cuando uno es un deportista de fin de semana que no entrena regularmente, acumula 35 diciembres encima y tiene esos kilos de más que dan el placer de lo que mi abuela llama “la buena vida”. “Hay que cambiar de deporte, ya no se puede volver a jugar fútbol”, me dijo y, aparte del ligamento posterior de la rodilla izquierda, algo se me rompió por dentro; ese algo que me hizo llorar en el sofá de Carlos, ese algo que, en palabras del sicólogo me tiene “en duelo”. El fútbol, jugar fútbol, murió para mi y me siento infinitamente triste. No se pierde nada, yo sé. Es decir, nunca pasé de limitado volante de recuperación o defensa central con cierta facilidad para hacer quites barriéndose y para ganar en el hombre a hombre, producto de un buen estado físico que se perdió con los años. Nunca fui profesional. Nunca fui más que otro entusiasta que no desaprovechaba la oportunidad para jugar en donde lo invitaran y en donde se pudiera por la alegría misma de jugar, sabiendo de entrada que no lo hacía realmente bien. Sí, nunca fui bueno, en las canchas nadie me extrañará, pero no puedo dejar de sentirme vacío porque no voy a poder seguir siendo ese tronco feliz que fui. Y es que eso es el fútbol aficionado: alegría, desenfado, la mejor terapia contra el estrés, la mejor forma de conocer a alguien, de saber sus valores, de entender el trabajo en equipo, de hacer amigos, aunque sean sólo los “amigos de jugar fútbol”, que en últimas terminan convirtiéndose en parte fundamental de la vida de uno. Pero ya no más, “hay que cambiar de deporte”, me dijeron, y estoy a la espera de una cirugía que no me haré pues no puedo estar incapacitado seis meses cuando al frente tengo que trabajar con Copa América, Mundial Sub-20 y Mundial Femenino, lo que me lleva por la senda de una dolorosa fisioterapia que no me va a dejar igual. “Hay que bajar diez kilos para volver a trotar… si es que puede volver a trotar”, me dijo otra doctora, que trató de subirme la moral diciéndome un montón de cosas buenas de mi constitución muscular y que gracias a mi “pasado como deportista” (porque claro, ahora soy un gordete) me auguraba una buena recuperación, pero cerrando su diagnóstico con la misma frase: “hay que cambiar de deporte”. Y lo peor es que no se trata de cambiar de deporte, de ponerme a nadar -o a jugar ajedrez como me han dicho entre risas varios-, no se trata sólo de la arruga que se me hace en el alma cada vez que abro mi armario y veo la pila de camisetas de los múltiples campeonatos en los que jugué y que no voy a volver a usar un sábado en la mañana o un lunes en la noche, no se trata sólo de lo miserable que me siento por saber que nunca voy a volver a rechazar de cabeza en un tiro de esquina; no, se trata de que esto se convirtió en el recordatorio de que el tiempo pasa, el cuerpo cambia y, aunque mi yo de 12 años no lo quiera aceptar, no soy Superman. Nunca lo fui, aunque me lo creyera. El fútbol me dejó y duele; más incluso que esa caída estúpida por las escaleras con la que me rompí ese ligamento. El fútbol me dejó y me rompe el alma; especialmente porque yo no soy capaz de dejarlo.
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Resiliencia según la Real Academia de la Lengua: Capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas. Después de 239 días regresó al fútbol profesional “La Fiera” ¡Y de qué manera lo hizo! Lo hizo como lo hacen los grandes: sin dejar dudas, imponiendo su grandeza y diciendo con autoridad: “Me fui, acá estoy de nuevo, mi grandeza sigue intacta, mi esencia está más fuerte”. Jefferson Duque representa a la perfección lo que significa la palabra: RESILIENCIA. Él, que salió del barrio Popular de la zona nororiental de Medellín, que siempre ha tenido que gambetear la pobreza, la dificultad y el obstáculo, él, es un resiliente, él es sinónimo de resiliencia. “La Fiera” nos da una lección de vida que va más allá del fútbol. Este hombre optó por el balón en un ambiente en donde las oportunidades son escasas y el camino del delito a veces es el más fácil. Duque pasó por el Pereira, descolló en Rionegro en donde se cansó de hacer goles y llegó a Nacional. Era su sueño, lo cumplió, pero dentro del sueño ha vivido pesadillas. El 9 verdolaga anotó un gol de poesía en la final de 2013 ante Santa Fe en Bogotá, el centro delantero paisa le ha convertido a los rivales tradicionales, siempre va adelante, sus defensas lo marcan al cuello y sienten esa respiración de toro que está lista para embestir, y los arqueros ¡madre mía si han tenido pesadillas con él! Incluso el buen Camilo Vargas debe agradecer hoy de tener en su pecho el mismo escudo que tiene en el alma Jefferson Duque. Pero más allá de lo que es el balón. “La Fiera” es fiera por lo que ha demostrado en su vida. Sus rodillas han sido su debilidad. La ruptura de ligamentos en una rodilla es uno de los peores escenarios a los que se puede enfrentar un futbolista. De por sí, hay muchos que con una sola ruptura quedan por fuera del fútbol. Hoy la medicina ofrece una recuperación completa, pero afirman los galenos que un 70 % de esa recuperación depende de la disciplina, las ganas y la fortaleza mental que tiene el jugador para recuperarse y regresar óptimo a un nivel competitivo ¡Jefferson Duque ha tenido que lidiar con esta misión del destino en tres ocasiones! La "berraquera" hace parte del ADN del antioqueño. El caer, levantarse, el fracasar, la cabeza en alto, vencer la presión que nos empuja hacia abajo y, a punta de tesón, tener más fuerza y echar para adelante. Sí, Jefferson Duque representa eso y es hermoso ver ese ejemplo. Yo llevo un año sin un trabajo estable, he tenido épocas duras, me dan crisis fuertes y a veces me siento derrotado. Pero ayer en la tribuna de oriental del Atanasio este jugador me dio una lección de vida. Y lloré ese gol, desde el gol de Valoy al Junior no lloraba un gol de Nacional, y el de “La Fiera” sacó lágrimas. En esta época en la que gradúan de ídolo a cualquier jugador que tenga un momento de inspiración en la cancha, es bueno informar que lo que hace Jefferson Duque con la camiseta de Nacional es el abono para un camino adecuado para ser ídolo. Hace unos días el tuitero @aalzatev me decía que ojalá el regreso de Duque fuera como el de Martín Palermo cuando, tras una larga lesión, le hizo gol a River en un clásico. Profético fue, y así se dio. Los grandes regresan haciendo cosas grandes y el fútbol da justicia ante las adversidades de la vida. Jefferson Duque es un ejemplo de resiliencia. Sobra decir que seguirá para adelante, él en ese aspecto ya tiene un Doctorado. Yo, aprendo de él y advierto: “Volvió La Fiera, regresó con todo, ya lo padeció el “vecino” ¡Ténganse fino!” Seguir a @poterios
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Leí hace poco un escrito sobre los directores técnicos del Real Madrid y como la cosa después de un tiempo se pone dura y les toca defenderse como gato patas arriba ante la arremetida de los medios y la propia afición. Porque en equipo grande que se respete la presión y ojo crítico mala leche y en buena onda son el pan de cada día. El conductor del equipo tiene que ser inmune a estas cosas y formar una idea futbolística de grupo, demostrar solidez en el manejo del equipo y no dejarse llevar por los comentarios. Y Lunari se ha enredado con todo esto. Después del soso y aburrido partido de este martes, donde mediocremente algunos celebraron un empate ante las Aguilas de (?), Lunari explicó en rueda de prensa que había cambiado su idea de juego para exponer más orden y marca que era lo que todo el mundo pedía. Indicó también que su estilo era como el de las primeras fechas. Además mostró un nerviosismo de martir al decir que el clásico del sábado podría ser su último partido con el equipo azul. Yo pienso en los jugadores y el mensaje que se le está dando al equipo. Primero que el técnico ha perdido la confianza en sus ideas y que ya empieza a mostrar puertas de salidas. Luego, cómo llegará el mensaje de sus planteamientos en los siguientes partidos si desde antes ha mostrado indecisión. Y para rematar Lunari plantea falta de apoyo de los hinchas. Si algo ha tenido Millonarios en El Campín este semestre es apoyo. Lunari debería apartar de su cabeza los comentarios de las redes sociales, periodistas e incrédulos y hacer su trabajo. El sábado como sea hay que ganar para coger aire y seguir adelante. Pero para conseguir títulos hay que ir más allá. Si el apoyo incondicional que expresan los directivos es cierto (cosa que nunca pasa en estas tierras) Lunari debería serenarse y trabajar en conseguir equilibrio en el campo de juego y serenidad y confianza en el camerino. No es hora de cazar peleas y dividir los ánimos de la hinchada y buscar culpas en cuerpos ajenos. En el escrito sobre los técnicos del Real Madrid contaban una anécdota sobre Nikita Kruschev y Leonid Brezhnev, ex hombres fuertes de la desaparecida Unión Soviética. Al llegar al poder Brezhnev, Kruschev le entregó dos cartas que le serían útiles como presidente ante las crisis de mando que llegarán. A la primer crisis Brezhnev destapó la primer carta que decía “écheme a mi la culpa de todo lo que ocurre”. Luego se desató otra crisis y urgido en soluciones abrió el sobre y leyó la segunda carta que rezaba: “es el momento de que se siente y escriba dos cartas como las que le dejé”. Espero que Lunari no haya abierto ninguna carta todavía. MINUTO FINAL: Si usted va a Oriental General el próximo sábado al clásico le recomendamos llegar muy temprano al estadio. Se va a hacer un tifo y se necesita la colaboración de todos. En la cuenta de twitter @LBoriente encontrará mayor información. MAURICIO GORDILLO @MAUGOR
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En los grandes equipos que han sido campeones siempre se ha destacado aquel jugador que ocupa la posición de volante más retrasado y que ayuda en la labor de marca delante de los defensores centrales. Me refiero a ese clásico 5 con bondades de 8, quitador de balones, dúctil con el balón, con llegada al arco y proclive a nunca arrugarse. No es el raspador habitual y cliente frecuente de tarjetas amarillas, es más bien otro tipo de jugador. Para explicar el asunto menciono unas lumbreras: - En la Selección Brasil 82 de Telé Santana, el hombre era Toninho Cerezo. - En la Selección Argentina del 94, era un placer ver el juego de Fernando Redondo. - En la Selección Italia campeona del 82 era nada menos que Marco Tardelli - En el Arsenal de finales de los 90s y parte de la década anterior brillaba Patrick Vieira. - En la Alemania campeona del mundo en 2014 y Bayern Munich el hombre fue y sigue siendo Bastian Schweinsteiger - En el Manchester City de hoy una cosa es cuando juega Yaya Touré y otra sin él. - En el actual Juventus, el hombre es Andrea Pirlo. - Y cerremos con Ivan Rakitic, que se ubica delante de Busquets y atrás de Iniesta. Va y viene. Siempre juega bien. Ocurre algo en sus equipos cuando estos hombres no fueron o no son parte de sus equipos en partidos importantes. Todos ellos con las características para un equipo ganador , que desde hace mucho tiempo veníamos pidiendo para el medio campo de Millonarios FC y que teníamos que sobrellevar con jugadores muy promedio. Revisen no más los nombres de los últimos años y verán que no son grandes talentos. Me refiero también a que ese hombre de medio campo es quien debe marcar bien el primer pase vertical hacia los volantes más adelantados, lanzar pelotazos al área o abrir las bandas con cambios de frente. No hace parte de la lista de goleadores de los equipos ganadores, ni es la figura frecuente de los partidos, pero se caracteriza por su regularidad. Me parece que ese hombre finalmente llegó a Millonarios FC, hincha por demás de estos gloriosos colores. David Macalister Silva se fue ninguneado hace unos años de Millonarios, hizo pasantía por Real Cartagena y el Deportes Tolima lo tuvo a bien llevar para que se encargara de esa labor. Muy bien le fue, siempre con un rendimiento satisfactorio se fue posicionando como uno de los "buenos-buenos" volantes en Colombia. En los 4 partidos que hemos visto a Silva, no ha desentonado para nada en su labor, la camiseta NO LE PESA, pide el balón y debe ser de los de más alto porcentaje de balones bien entregados en este Millonarios FC. Tiene las características de ese 8 que cuando le toca se convierte en el doble 5 y cuando puede pisar el área lo hace con mucha seguridad: Un gol (Vs. Cortuluá), una falta para penalti a favor (Vs. Cortuluá), una asistencia para gol de Fernando Uribe (Vs. Cúcuta) y mucha, muchísima seguridad para sacar al equipo desde atrás. Yo le creo mucho a David Macalister Silva. Ahí puede estar el equilibrio que necesitamos para que los de más arriba se diviertan metiendo goles y para que los de atrás sientan que pueden entregarle el balón a alguien con mucha visión de juego. El equilibrio para que Millonarios FC dispute el título en este 2015-I (y al margen del 0-1 en contra en Ibagué del miércoles pasado) puede pasar por este señor jugador. Claro, los goles de Uribe más las líricas jugadas del Pocho Insúa, la dinámica de Reina, etc. son los que harán llegar los goles. Pero ellos mucho no podrán hacer sin este hincha que juega en el medio campo con el número 14. Nada menos. --------------------------- Posdata : Ojalá este cuerpo técnico logre poner a punto a Mario Gonzaléz si es que su condición médica permite retomar el ritmo y exigencia del fútbol profesional. Es un muy buen volante, mucho mejor que Omar "dame paciencia" Vásquez (que ojalá me haga tragar mis palabras).
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En promedio en una semana normal veo entre 10 y 15 partidos de fútbol entre FPC, UCL, Copa Libertadores y las ligas extranjeras. Los fines de semana en el estadio o los lunes en la oficina es común hablar de lo que se ha visto. Todos somos técnicos de fútbol. Y siempre hay cosas claras y ciertos grises que nos diferencian en lo que respecta a lo que sucede dentro de la cancha. Anoche entre mi familia, novia, amigos y las redes sociales se vieron todos los puntos de vista ante la derrota en Ibagué de Millonarios. Para unos Millonarios fue frenado ante un Pontón de ladrillos. Como si le pagaran comisión por sacar tarjetas (será????) Pontón decidió disparar a diestra y siniestra sus cartas amarillas y rojas. Lo malo de estos árbitros es que su coherencia para dirigir los partidos es digna del Rey Salomón. Bien expulsado el jugador del Tolima, siente que le debe algo a los pijaos y pues compensa con un penal que solo vio Pontón. Y pues como hay que sacar el partido le da manejo y guarda las tarjetas no antes de expulsar a Reina (bien expulsado) y dejar de pitar un penal sobre Román Torres. “Nos metieron la mano descaradamente” fue la frase en común. Otros vieron jugando bien a Millonarios atrás. Que marcó bien. Por izquierda pudimos ser sólidos marcando y que los volantes fueron eficientes en acompañar. Que se mereció más por las oportunidades que perdimos (increíble la de Maxi) y que pese a la derrota hay que sacar lo bueno de todo. Además destacan que Lunari no se escondió detrás de Pontón en las declaraciones. Les preocupa que no se haya aprovechado la superioridad numérica y que en esa cancha es imposible jugar a ras de piso porque la cancha no da para eso. “Se perdió, pero se vio que el equipo va consolidándose atrás”. Hay un tercer grupo que son los pesimistas de siempre. Creen firmemente que todo está perdido desde que Alfonso Senior fundó a Millonarios. Me cuentan que solo 14 veces se han reído al final de un partido. Piensan que se jugó mal. Muchos pelotazos, el equipo tan lento como Lunari en hacer los cambios y para rematar Reina se deja calentar y perdemos la superioridad numérica, que nunca se supo aprovechar. Que se fueron como loquitos a buscar el empate, dejando más huecos que las calles de Bogotá atrás y por fortuna no aprovecharon; que se debió tener más la pelota y tocar más. Para ellos “las cosas buenas las perdimos porque no jugamos a nada”. El domingo en Cali hay que salir adelante y traer un buen resultado que genere confianza en las salidas del equipo. Mi opinión del partido de ayer es que “Las cosas buenas las perdimos pero se vio que el equipo va consolidándose atrás. Se perdió porque no jugamos a nada y nos metieron la mano descaradamente”. MINUTO FINAL: Se acabaron muy rápido las prendas de entrenamiento de Millonarios en las tiendas. Un hit se anotó con la ropa Adidas. Para la próxima hay que estar más atentos y que el surtido siempre este a la mano. Que nos sirva la experiencia. MAURICIO GORDILLO @MAUGOR
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Este 28 de febrero Independiente Santa Fe cumple años; 75 para ser más exactos pues fue fundado en 1941, en un momento de confusión política y transformaciones sociales que el país nunca había visto. Por eso hoy quiero contar la otra historia de ese primer campeón, porque a Santa Fe uno puede decirle de muchas formas, pero lo único que no puede quitarle a ese equipo que hoy tiene ocho títulos, que para mi como hincha de Millos es fundamental en términos de rivalidad y de apuesta de que sí se puede vivir el fútbol en paz, a esos colores que tantas veces me han hecho celebrar a su costa y otras tantas me han humillado (sí, yo vi el 7-3), es que es el primer campeón del fútbol colombiano. Acá va la historia detrás de esa estrella:
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Por primera vez en la historia de la Copa Libertadores, cuatro de los cinco grandes del fútbol argentino la están disputando el mismo año. Boca, River, San Lorenzo –último campeón- y Racing, están presentes en la edición número 56 del torneo. Junto a ellos, Estudiantes de La Plata y Huracán, ambos ingresados tras vencer en la primera fase, completan los seis clubes de AFA que hacen presencia en el torneo continental más importante. A continuación, un análisis de cada uno de los equipos: Boca Juniors: El equipo dirigido por el Vasco Arruabarrena, que ingresó a la competición tras un polémico partido de desempate contra Vélez Sarsfield, volvió a sacudir el mercado. Al club xeneize llegaron 10 jugadores -siendo Pablo Daniel Osvaldo el más destacado-, pero también emigraron nueve hombres. De esta manera, son 24 los hombres de primer nivel con los que podrá contar el DT. Sin embargo, y a pesar del alto número de contrataciones y de jugadores, el equipo mantiene la base del año pasado. Orion, Cata Díaz, Gago y siguen siendo los referentes de este equipo, más Chávez y Calleri, quienes habitualmente aparecen en la parte delantera la alineación. A ellos se suman nombres importantes como Marco Torsiglieri, Pablo Pérez, Nicolás Lodeiro y el Burrito Martínez. Esto le permitirá al técnico tener variantes en caso de lesiones y una rotación óptima con respecto al campeonato local. Boca integra el grupo 5 junto a Montevideo Wanderers, de Uruguay, Zamora, de Venezuela, y Palestino, de Chile, al que ya derrotó 2-0 como visitante. Viendo estos nombres uno asume que los argentinos no tendrán mucho problema en adjudicarse el primer puesto del sector. River Plate: Tras un 2014 laudable y un comienzo de 2015 difícil en cuanto a amistosos –el 0-5 contra Boca-, pero excelente en materia oficial –le ganó la Recopa a San Lorenzo 2-0 en el global-, River quiere adjudicarse un trofeo que no consiguió el año pasado simplemente porque no lo disputó. El Muñeco Gallardo ha sabido elevar a la perfección lo que inició Ramón Díaz y en esta Libertadores quiere seguirlo ratificando. Con apenas tres incorporaciones (Gonzalo ‘Pity’ Martínez, Camilo Mayada y Pablo Aimar –que en realidad sólo jugarán dos por la grave lesión de este último-) el club de Núñez quiere seguir desplegando y afianzando su juego por las diferentes canchas de América. Con un Marcelo Barovero que siempre inspira confianza; con una zaga que es letal por arriba; con un Matías Kranevitter que brinda un equilibrio esencial en el ombligo de la cancha; con un Carlos Sánchez que los defensas rivales nunca logran neutralizar; con un Leonardo Pisculichi que tiene una precisión infinita en su pierna izquierda; y con un Teófilo Gutiérrez, delantero y futbolista completísimo que, no por nada, fue elegido el Mejor Jugador de América en 2014, River sigue metiendo miedo y quiere ser campeón de la Libertadores por tercera vez en su historia. En un grupo con Tigres, de México, Juan Aurich, de Perú, y San José, de Bolivia, más allá de que este lo venció en la primera jornada, los de Gallardo tienen altas posibilidades de empezar a demostrar que su juego está intacto y están listos para seguir en la cima. San Lorenzo: El último campeón del certamen empezó con pie derecho. Tras ir perdiendo durante 75 minutos contra Danubio, en Uruguay, el equipo del Patón Bauza logró remontar el encuentro gracias a Mauro Matos y Mauro Cetto y quedarse con los primeros tres puntos. Después de convertirse en el mejor de América en agosto del año pasado, San Lorenzo ha sufrido un bajón evidente del cual aún está tratando de levantarse. La salida de jugadores claves en la consecución de ese título como Santiago Gentiletti, Ignacio Piatti y Ángel Correa todavía se sienten en el club de Boedo. Para este año sumó nombres importantes como Matías Caruzzo, Franco Mussis y Sebastián Blanco con la esperanza de hacer olvidar a los mencionados anteriormente. Torrico, el tándem Mercier-Ortigoza, el ídolo Leandro Romagnoli y la experiencia de Mario Alberto Yepes son los encargados de lograr que el Cuervo pueda prosperar en esta Libertadores, donde, de entrada, no la tiene fácil ya que su grupo lo conforman Sao Paulo y Corinthians, de Brasil, más el uruguayo Danubio. Racing: La siempre sufrida Academia retornó al torneo más importante del continente después de 12 años y lo hizo con mucho ruido: derrotó 5-0 al Deportivo Táchira en Venezuela. Después de un gran semestre en el fútbol argentino que culminó con el trofeo en sus vitrinas bajo la dirección de Diego Cocca, Racing quiere trasladar su gran momento al ámbito internacional y tiene con qué. De la mano del histórico Diego Milito y junto a Sebastián Saja, el incansable Ezequiel Videla y el goleador inesperado Gustavo Bou, más un grupo consolidado, a pesar de la ausencia de Adrián Centurión, el elenco de Avellaneda quiere volver a alzar la copa que lo convirtió en la envidia del país por allá en 1967. Para poder avanzar deberá enfrentar –además del Táchira- a Sporting Cristal, de Perú, y a Guaraní, de Paraguay. Estudiantes de La Plata: Sin ser un grande en su país, el León ha conseguido cuatro Libertadores, más que River, Racing y San Lorenzo, por lo cual sí le podríamos poner ese rótulo a nivel internacional. El ‘Pincha’ llega a esta fase de grupos tras vencer en la ronda previa al ecuatoriano Independiente del Valle. Este equipo de Mauricio Pellegrino está apoyado en juveniles de las Inferiores del club como Gastón Gil Romero, Carlos Auzqui y el tremendo atacante Guido Carrillo, y complementado por hombres experimentados como Hilario Navarro, Leandro Desábato y Román Martínez. A ellos se suman refuerzos de la talla de Sebastián Domínguez, Álvaro Pereira y Juan Sánchez Miño. Con esos nombres, y con Juan Sebastián Verón como presidente, demuestra tener un plantel al que no le falta amor por la camiseta, que es equilibrado, ganador y listo para enfrentar a cualquier rival que le ponga enfrente. Estudiantes, que todavía no ha hecho su debut en la fase de grupos, integra el grupo 7 junto a Atlético Nacional, Libertad, de Paraguay, y Barcelona, de Ecuador. Huracán: Noviembre y diciembre de 2014 fueron un terremoto positivo para Huracán. En menos de un mes, el Globo consiguió un título después de 41 años, volvió a la Libertadores tras el mismo lapso y logró ascender a la máxima categoría del balompié argentino. Posteriormente, más exactamente en la primera fase de la Copa, dio una sorpresa al vencer a Alianza Lima, de Perú, 4-0 como visitante y así asegurarse su lugar dentro del grupo 3 -donde todavía no ha debutado- junto a Cruzeiro, de Brasil, Mineros de Guayana, de Venezuela, y Universitario de Sucre, de Bolivia. Huracán ya no cuenta con Gonzalo ‘Pity’ Martínez, su figura del año pasado, hoy en River. Sin embargo, para afrontar esta competición, decidió ratificar a su entrenador Néstor Apuzzo y escudarse en la veteranía de jugadores como Patricio Toranzo, Eduardo Domínguez, Iván Moreno y Fabianesi y Daniel ‘Rolfi’ Montenegro. Twitter: @pabloriosg
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Deportivo Cali inició bien su campaña de local en esta Liga Águila 2015 derrotando el pasado domingo 8 de febrero a Equidad 2 a 0. Si bien al equipo le hace falta más juego y algunos jugadores no presentaron un rendimiento aceptable, es importante que empiece ganando mientras los circuitos de juego se construyen. Sin embargo, en este momento me preocupa más un tema extrafutbolístico: el estadio de Palmaseca y su capacidad para alejar al hincha verdiblanco. Mi experiencia del domingo pasado asistiendo al partido fue deplorable y lo resumiré en siete situaciones, algunas remediables en el corto plazo y otras de difícil solución: Primero, la ubicación. El estadio está ubicado 10 kilómetros al norte de Cali. Desde el centro en automóvil toma casi 35 minutos llegar a la vía de acceso y entre más al sur de la ciudad se esté mayor es el tiempo de desplazamiento. Segundo, el peaje. Para llegar al estadio se transita por una autopista espectacular llamada Recta Cali-Palmira, pero un poco antes de llegar hay que pagar un peaje de $5.200 pesos, del que están eximidas las motocicletas. Aquí la solución es complicada. Tercero, llegar al estadio. Desde la Recta Cali – Palmira hay que transitar por una vía de acceso de más de 1 kilómetro para llegar al estadio. El domingo, la congestión vehicular para tomar la oreja que lleva a esa vía de acceso fue tal que en mi caso tuve que conducir por casi cinco kilómetros más para tomar otra oreja. Me devolví ese trayecto y encontré una fila de automóviles que se extendía por más de dos kilómetros desde la entrada. Acabándoseme la paciencia, estacioné a un kilómetro de la vía de acceso y caminé hasta ella. Cuarto, el ingreso. Ir de la Recta hasta el estadio me tomó otros 15 minutos caminando, pero caminando de afán porque a esa altura el partido ya había comenzado. Cansado y sudoroso entré a las graderías poco antes del primer gol, originado en un buen pase de Yerson Candelo y en el garrafal error del guardameta Novoa para que el juvenil Preciado anotara en soledad. Quinto, los accesos. Terminó el partido con buen sabor, a caña, pero en poco el dulce se hizo amargo. La tribuna oriental, que esa tarde contó a ojo con más de 8.000 personas, tiene unos accesos demasiado estrechos, con poco más de tres metros de ancho. ¡Los hinchas no podíamos salir de la tribuna! Tuvimos que someternos a un remolino de gente, soportar empujones y desordenes. La situación se tornó límite frente a la impaciencia de algunos. Sexto, la salida. El remolino de gente en la tribuna no fue suficiente, pues el verdadero caos estaba afuera. Miles de automóviles y motocicletas se afanaban en un berenjenal sin precedentes abocado a la única vía de salida. Los peatones no teníamos zonas de seguridad y tuvimos que arrojarnos en medio del tránsito. Los de logística tiraron a la vía peatonal las vallas metálicas que ordenaron el ingreso un par de horas atrás, obligando a miles de hinchas a caminar por una franja menor a dos metros, entre las vallas y motocicletas que pasaban a centímetros de nuestra humanidad. Séptimo, el transporte. Mientras caminaba el kilómetro restante hasta mi auto estuve atento al servicio de transporte que se estaba prestando para regresar a Cali. No había nada. Ni un bus, ni un taxi. Nada. Un conocido y cientos de hinchas más tuvieron que caminar por casi dos horas, en medio de la oscuridad y los peligros de una autopista sin andenes, para llega a la primera parada de transporte público municipal. Compré al Deportivo Cali un abono para entrar a 9 partidos de liga en oriental alta por $33.000 pesos en total. Pensé que era un regalo, pero no. Es que la asistencia al estadio de Palmaseca es tan extenuante, de unas dificultades e incomodidades tales, que incluso si la entrada fuera gratis lo pensaría dos veces antes de ir. La Junta Directiva, encabezada por Álvaro Martínez, tiene que asumir la responsabilidad de haber optado por jugar en un estadio que no presenta las condiciones mínimas de seguridad y transporte para recibir espectáculos masivos. La exposición de los peatones al caos vehicular que se presenta ahí dentro puede resultar en una tragedia. Se hace imperativo que en los próximos partidos se mejore enormemente el tema de la organización, la agilidad en el acceso, la protección al peatón y se piense en la comodidad del asistente. Porque así, con todo y boletas de oriental a $3.700 pesos, muchos abandonaremos la idea de mirar el partido en persona y nos quedaremos cómodos viéndolo desde el sofá de nuestras casas. Por: Ricardo Hincapié @ricohin
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CIRCUITOS AZULES Los grandes equipos están llenos de buenos jugadores. Aunque sea una verdad de Perogrullo, es muy difícil tener un buen jugador por línea en un equipo de fútbol hoy en día. Johan Cruyff cuando dirigió el “dream team” del Barcelona 1993 decía que él tenía un problema al tener de donde escoger y enviar buenos jugadores a la banca. Decía que el peor problema de un equipo de fútbol es ser desequilibrado. El sábado Millonarios mostró momentos de equilibrio. Hay que analizar los dos circuitos por separado: el ataque y la defensa. El circuito de ataque funcionó bien. Siempre 6 o 7 jugadores en posición ofensiva. Vemos como Silva ayuda en la mitad en fase defensiva y luego ocupa lugar en una banda cuando se ataca. Dos volantes de creación netos se juntan y buscan crear los pases necesarios a los delanteros. Agudelo abriendo banda y Uribe de pivot generaron varias opciones. Se entiende que tocando balón y moviendo la cancha de un lado al otro se consiguen las oportunidades de gol. Tenemos un circuito ofensivo confiable y siempre será la virtud de este equipo ser agresivo. Resalto a Uribe que participó en los dos goles, se robó marcas y estuvo cerca de anotar. Hay dos delanteros y lo importante para todos es que cualquiera de ellos marque goles y nos den los tres puntos. En defensa estamos más complicados. Aquí es de más trabajo y todos los once jugadores deben participar. Cuando no hay jugadores en mitad de cancha netos de marca se compensa con mucha presión. Las principales oportunidades que tuvieron los “Pats” el sábado fueron por no finalizar las jugadas de ataque. Si se pierde el balón en el circuito de ataque los primeros defensores son los atacantes. Se presiona en bloque y si no se logra recuperar el balón, este mismo bloque compacto retrocede para evitar los espacios. Debido a los jugadores y plan de ataque que coloca en campo Lunari es la manera más eficiente de defender. Por eso requiere de más tiempo de trabajo y con video en mano corregir las fallas. Hay que acostumbrarnos a que veremos muchos mano a mano, delanteros-centrales y que un lateral sea precavido y no desborde tanto, como Lewis el partido pasado. Como ejemplo miren el funcionamiento del Real Madrid (guardando las proporciones, REPITO GUARDANDO LAS PROPORCIONES). Juegan sin un volante neto de marca, presionan el balón por zona, sus centrales están muy cerca del volante equilibrio (Kroos) y siempre vemos que Carvajal y Marcelo se turnan en salida. Repito: el circuito defensivo es el que más requiere trabajo, concentración y sacrificio de los jugadores. Que los resultados acompañen esta campaña y que ese equilibrio que siempre busca Cruyff en sus equipos, lo logremos pronto. Jugadores y apoyo hay de sobra. MINUTO FINAL: 22.000 personas en el estadio. Sin rebajar precio de abonos y sin copa internacional. La mejor hinchada del país. MAURICIO GORDILLO GUEVARA @MAUGOR
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Uno de los aspectos que más realzan la mística del fútbol es la rivalidad entre las hinchadas. El rival de patio, el clásico local o nacional, la previa a esos partidos “diferentes” y las repercusiones post-juego son elementos únicos que hacen del fútbol un deporte tan popular. Tal y como lo menciona Alan Bairner, Profesor de Teoría Social y del Deporte de la Universidad de Loughborough en Inglaterra, “los hinchas necesitan la rivalidad, porque los hace sentir más importantes y les da un aire de superioridad temporal frente a sus pares”. Hoy en día, desafortunadamente, existe una línea muy delgada entre el concepto de rivalidad y el de violencia. El hooliganismo, erradicado exitosamente en algunos rincones de Europa, ha dejado su legado en diferentes canchas del mundo, con el fenómeno de las “barras bravas” y las manifestaciones de violencia dentro y fuera de la cancha como principales exponentes de este fenómeno. Casos recientes de violencia como el de Salim Helo, ciudadano colombiano que recibió una golpiza en un centro comercial de Bogotá por portar la camiseta de River Plate; el asesinato de “Jimmy”, ultra de Riazor Blues, a manos de hinchas del Atlético de Madrid; la amenaza de muerte en el estadio por parte de los hinchas del Standard de Lieja para con Steven Defour, otrora capitán de su equipo pero ahora defendiendo los colores del Anderlecht; o los disturbios de hinchas del América de Cali por su fallido ascenso a Primer División; son algunos de los lamentables ejemplos que demuestran cómo algunos hinchas confunden lealtad y pasión con violencia. Por ello nos preguntamos, ¿cuál es el límite entre ser fanático y utilizar la violencia para justificar esa connotación? Si bien este fenómeno detenta un altísimo componente social, es un tema de la agenda del fútbol que debe abordarse de manera institucional. Un ejemplo claro de ello es el caso inglés, que a través de políticas gubernamentales como el Informe Taylor en 1990, logró erradicar un fenómeno estructural como el hooliganismo. Si bien las medidas aplicadas (estadios con sólo silletería, un control policivo mucho más fuerte, incremento en el precio de la boletería) lograron su cometido en una alta proporción, ello derivó igualmente en un desplazamiento de la violencia a otros lugares, junto con la consolidación de un modelo excluyente que alejaba a la clase media de los estadios en función del alto precio en la boletería. Ello, subsecuentemente, dio pie para la consolidación del modelo de negocio de la Premier League, que hoy en día se caracteriza por un inmenso poderío de los clubes en detrimento de los hinchas, que ha derivado en la ausencia de una atmósfera adecuada dentro de los estadios y en un incremento desorbitante en los precios de boletería. El fútbol se ha convertido en un bien de “lujo” para la mayoría de la población. No obstante y a pesar del impacto de esta medida excluyente, la reacción de la mayoría de los hinchas no se ha centrado en escaladas violentas. Por el contrario, un segmento significativo de ellos se ha puesto de acuerdo para organizarse y fomentar empoderamiento colectivo que les permite estructurarse como grupos de presión que buscan un mayor involucramiento en el proceso de toma de decisión en el fútbol, o incluso el hacerse con la propiedad de los clubes. Así las cosas, los Supporters’ Trusts (asociaciones de hinchas con personería jurídica) emergieron precisamente como una respuesta al aislamiento que estaban teniendo los hinchas, junto con los malos manejos de algunos clubes. Según Alex Martin de GIVEMESPORT, hoy en día existen alrededor de 180 Supporters’ Trusts en Inglaterra, de los cuales aproximadamente 100 detentan un control accionario minoritario. Asimismo, existen más de 30 clubes en Inglaterra en los cuales los hinchas poseen la prioridad. Esta respuesta pacífica y colectiva ha fomentado la creación de un diálogo y agenda común que incluso ha llamado la atención del gobierno del Reino Unido y de partidos políticos de la oposición como el Laborista en torno a un cambio legislativo que permita el involucramiento de los hinchas en la gestión de los equipos. Se busca llegar a ese estado ideal en la Gobernanza, tal y como acaece en Alemania o con algunos ejemplos de España. Sostenibilidad, rendición de cuentas y competitividad son algunas de las ventajas estipuladas en este nuevo modelo. En ese orden de ideas, cabe la pregunta: ¿qué tipo de hincha quiere ser Usted? ¿Le interesa co-construir y contribuir, o por el contrario anteponer su interés individual sobre todas las cosas? Si los hinchas se organizan y unen su voz a través de canales de comunicación transparentes dejando de lado la violencia, pueden generar un impacto representativo. Esto puede significar un punto de inflexión en el Fútbol Profesional Colombiano, en el que hemos estado acostumbrados a una dualidad en cuanto a la caracterización de los hinchas: a) los barras bravas (que están estigmatizados con actos de violencia) y b) el hincha tradicional (que ha perdido porcentualmente su asistencia al estadio por miedo o desacato a la situación actual). ¿Qué pasaría si la organización y coordinación de un movimiento de hinchas devenga en resultados tangibles que permitan incrementar el nivel de involucramiento y exposición de los temas sobre los cuales los hinchas están interesados? Precisamente a ello le apunta FanVox, al estructurarse como la primera plataforma online que de manera transparente busca centralizar y exponer la voz del hincha, con el fin de crear un nuevo punto de referencia en la dinámica de la industria. A través de este canal independiente se podrá expandir el alcance del movimiento de hinchas, gestando la creación de una nueva dinámica de conversación en el fútbol, en el que los hinchas contarán con una herramienta tangible de presión y opinión. Apoyemos la creación de una verdadera cultura del hincha. Por: @FanVoxCo Link original: http://www.lavozdelhincha.co/que-tipo-de-hincha-quiere-ser/