Gol Caracol
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Todo hincha de Junior se siente orgulloso de su equipo. ¿Y cómo no? Son 90 años con una historia inmensa, maravillosa y llena de mucha magia. Junior viajó en representación de Colombia a la primera edición del Campeonato Sudamericano (lo que conocemos hoy en día como copa América). Era el mejor equipo del país y por tal motivo la Adefútbol le asigno la responsabilidad de representar a la nación. Junior solo tenía jugadores colombianos, entre ellos a los dos mejores de la época: Roberto Meléndez y Romelio Martinez. Cómo olvidar que en Junior jugaron dos de los más grandes jugadores de la historia del fútbol de Brasil. El gran y polémico Heleno y el majestuoso Dida. Cómo olvidar nuestro primer título de la mano de Verón, que no solo jugaba sino que también dirigía. Cómo olvidar que dimos vueltas olímpicas en Cali, Bogotá y Medellín. Sí, los amargamos. Cómo olvidar los títulos de 1993 y de 2004, denominados por los expertos como los más sufridos y disputados de la historia del fútbol colombiano. Cómo olvidar que cuando el DIM celebraba con collares de arepas, un muchacho de apenas 20 años eludía a Oscar Córdoba y hacía que centenares de hinchas invadieran la grama del templo del fútbol. Cómo olvidar el gol de Ribonetto... Ese gol que hizo que el alma volviera a nuestro cuerpo. Cómo olvidar la magia de Didí, de Carlos Valderrama, de Uribe, de Ferreira, de Pacheco, de Omar Pérez, de Marquinho, de Giovanni Hernández. Cómo olvidar los goles de Iván Rene, de Montesinos, de "Triofilo" o del gran Carlitos Bacca. Cómo olvidar que en la historia reciente fuimos finalistas en 2009, campeones en 2010 y 2011 y finalistas nuevamente en 2014. Cómo olvidar los grandes momentos que uno pasa en el estadio. Junior, amigos, emoción, nervios, desahogo. Cómo describir esos segundos después de ver un gol de Junior. Segundos en los que te abrazas con el primero que se atraviese así sea un desconocido. Y si Junior nos ha brindado tantas alegrías, ¿por qué no retribuirle todos comparando el abono? Como decía el finado Díaz, se las dejo ahí. PD. 1 Yo ya pagué mi abono y vivo en Barrancabermeja. Lo pagué porque amo al tiburón, porque amo esos colores y porque siempre voy a querer lo mejor para el rojiblanco. PD. 2 No me importa si llega o no llega otra contratación, somos hinchas de Junior. Por: @insolado
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Pelé creó un mito con la camiseta número 10. Después de “O rey” en los equipos de fútbol el número 10 se reserva para el creador de fútbol, el jugador que debe crear opciones de gol. Ahora se pide marca, despliegue, pelota quieta y gol. Los volantes de creación clásicos están en vía de extinción. En Colombia nos acostumbramos al gran “Pibe” Valderrama y nos cuesta ver equipos sin esta figura en el campo de juego. Hoy Millonarios cuenta en su nómina con tres jugadores de esos que evocan las características propias del armador: Javier Reina, Federico Insúa y Mayer Andrés Candelo. Mientras los dos primeros buscan escribir la historia del 10 con la camiseta azul, Mayer ya tiene grabado su nombre en la historia de Millos. Este es un memorial de DESAGRAVIOS al gran capitán azul. Desde el “panza” Videla tengo memorias de volantes de creación azul. Atrás de él la historia tiene a Onega, Brand, Areán, Pedernera quienes con categoría y magia futbolística le dieron títulos y forjaron la grandeza de Millonarios. En el peor momento de la historia para el club Mayer llega a vestir por segunda vez la camiseta de Millonarios. El reto doble luego de su polémico primer paso por el Millonarios que dirigía Peluffo y que algunos insisten en colocar como INRI de Candelo. Nunca piso la camiseta de Millonarios. Y con esa presión acuestas y en un equipo nuevo en la parte deportiva y administrativa Mayer trae a la capital un título luego de 10 años de haber conseguido la Merconorte. Hay que tener los cojones bien puestos para llegar a un sitio donde muchos guardan rencores, muchos quieren que fracase y muchos no creen en su capacidad. De la mano del 10 Millonarios consigue la estrella 14. Es pieza clave en ese semestre inolvidable que también nos deja cerca de una final continental. Sus pases, manejo y calidad marcaron el camino de Millonarios para llegar a la final de aquel 16 de diciembre. Estos dos años lo ponen ya, como uno de los grandes jugadores en la historia de Millonarios. Lograr lo que muchos intentaron y no consiguieron por más de 20 años y hacerlo con la calidad que una camiseta número 10 de Millonarios merece. En el documental de Millonarios campeón, Mayer lo explica en sus palabras: “Nos quitamos el peso de 24 años...hicimos historia”. Para mi gusto el 2013 es el año donde su rendimiento bajó. No se tuvo una regularidad a la que nos tenía acostumbrada y pese a todo estuvimos cerca de ganar trofeos. La mayor injusticia de muchos con Mayer se refiera al 2014. Insisto en que el fútbol profesional colombiano pocos jugadores tienen la claridad y habilidad para poner a jugar los equipos como el capitán azul. Decir que Mayer Candelo jugó para atrás o sin ganas es simplemente hablar con el deseo. En el fútbol todos ganan y todos pierden. Sin embargo Mayer siempre fue superlativo y con su calidad trató de alejar con fútbol al equipo de todos los problemas institucionales que ocurrieron en el segundo semestre del 2014. Si bien a veces sus declaraciones no son bien manejadas y hacen que se choque con él, siempre se ve la intención de ser él quien pone la cara ante los malos resultados. Hoy piden jubilación y maltratan a Mayer. Unos por convicciones deportivas y otros porque no hace lo que el ídolo de barro expresa con la billetera. Si bien no se puede vivir de la historia y pasar otros 24 años sin ganar un título, tampoco hay que ser desagradecidos con quienes han sudado la camiseta. Acaso no vieron recuperar balones y correr a marcar el año pasado a Mayer Candelo? Acaso no se premia con respeto y apoyo a quienes nos dieron la alegría más grande? Por qué a gente que no dio un título y sí trabajo de la mano con Luis García para acabar con Millonarios, sí se les habla de “ídolo” y se le escribe con “amor azul” desaforado? Por qué a extranjeros que vinieron a armar sindicato y que hoy tratan de embaucarnos con jugadores se les trata con aprecio y al mismo tiempo se insulta a nuestro capitán? En la historia de Milllonarios, jugadores con la categoría y calidad futbolística de Mayer Candelo son los que están en las fotos levantando copas y dándonos alegrías. Con 37 años y su último año de contrato, tal vez veamos en el 2015 los últimos partidos del crack con la número 10 azul. Disfrutare los minutos viendo como siempre pide el balón y busca ese pase, esa jugada que nos pone cerca del gol. Disfrutaré la entrega que le pone a su trabajo como jugador de fútbol. Disfrutaré de esa magia y visión que le siempre da cuando juega. Gracias por todo querido Mayer Candelo. El día que le diga adiós a Millonarios saldrá por la puerta grande y les contaré a mis nietos que tuve el honor de verlo jugar en Millonarios. MINUTO FINAL: La camiseta de está temporada esta hermosa. Que sea con la que se levanten 3 títulos este año. Vamos Millonarios. MAURICIO GORDILLO @MAUGOR
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Mientras en Europa hay países que buscan reducir cupos en algunas de las ligas e intentar hacerlas más atractivas y competitivas, acá en Colombia le apostamos a premiar la mediocridad, lo fácil, lo injusto; regalando 2 casillas a los equipos tradicionales que por capricho de la Dimayor jugarán el cuadrangular de ascenso y estarán este año en la máxima categoría del Fútbol Profesional Colombiano. El argumento es que equipos como Alianza Petrolera, Patriotas o Uniautónoma, atentan contra el espectáculo, pienso yo que desmeritando la gran labor administrativa que han venido realizando sus dueños. Acá critican el porqué ascendió Jaguares, pero ninguno entra a evaluar la razón por la que los equipos tradicionales siguen en la B. Siempre me ha parecido injusto y siempre he creído que un equipo “chico” asciende por el esfuerzo, dedicación e inversión en su proyecto, mientras que los “grandes” que se van a la B, son por pura y física falta de criterio en sus modelos de mercado. Además de robar, por supuesto. ¿Acaso la Dimayor quién cree que son, a quién le ganaron para entrar en la feria que rifaba 2 ascensos? Injusto además con el resto de equipos de la B, hasta infame con aquellos que vienen realizando grandes administraciones pero que en lo deportivo no se ha logrado el objetivo. (Me recuerda cuando en el barrio los muchachos grandes no dejaban jugar a los chicos porque “estamos completos” decían) Era evidente que este tipo de inventos iba a traer como consecuencia alguna tragedia, y este no fue la excepción. Sin embargo, quiero felicitar a los equipos que lo asumieron con mucho profesionalismo y que, ya entrando en gastos, los mínimo por hacer era dejar la vida por ganarse el cupo en la A. La mano de Lazaga Todo lo bueno que se diga de este Cúcuta Deportivo entorno a su fútbol, refuerzos, trabajo y táctica, es verdad, es merecido, un equipo que para mi gusto y el de muchos, fue el que mejor se reforzó para estos cuadrangulares. Pero dejémonos de pendejadas, y quiero aclarar que esto no tiene absolutamente nada que ver ni con el trabajo, ni con los hinchas del Cúcuta Deportivo, pero lo de Lazaga es algo de tramposos, de miserables, de traicioneros. Uno como hombre debe tener el peso testicular necesario para reconocer sus errores, mientras haya gente que obre de manera correcta, el que no lo haga, se convierte en ladrón. No estoy diciendo que el Cúcuta ascendió por esa mano, porque adivino no soy y no voy a entrar en el juego de que eso le cambiaba el trámite al partido o no, además que eso no lo sabe nadie. Esto va más allá, esto es repudiable. Hace poco leí un libro precioso de Jorge Valdano donde decía: “La mano de Dios. Símbolo de eufemismos que empleamos para disfrazar conductas difíciles de defender desde un plano ético” ¿Qué hubiera pasado si Lazaga sacaba al árbitro del error? Seguramente los hinchas del Cúcuta no se lo hubieran perdonado nunca. ¿O definitivamente una acción de tal magnitud iba a contribuir a un fútbol colombiano limpio y un país mejor? Eso lo dejo a la interpretación de cada uno. Lazaga en sus últimas declaraciones anunció que asumiría su falta como un “profesional”, también denunció amenazas en su contra y hasta dijo que rescindiría su contrato si la situación continuaba caliente. Él, al igual que muchos tramposos que hay el fútbol es un simple resultado del sistema, del medio, del entorno que patrocina estas barbaridades. Esto va muy lejos, es muy triste y de corazón lo siento mucho por los hinchas del Deportes Quindío, a los del Cúcuta solo me resta felicitarlos e invitarlos a repudiar esta acción que lastimosamente manchó el ascenso. Todos estamos esperando que este acto tenga sus consecuencias, ojalá esto vaya ante FIFA y se asuma con la seriedad que requiere, porque no se trata de que hoy ascendió el rojo y descendió el verde, mañana le puede pasar al equipo de sus amores. ¡Es el fútbol, estúpidos! Twitter: @FelipeLuceroG
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Marco Lazaga mide 1.80, estatura insuficiente para ser un voleibolista profesional, pero su manotazo frente a la red del Quindío, que definió el ascenso del Cúcuta al convertirse en gol sin que el flojísimo árbitro Ulises Arrieta dijera nada, mostró que tiene toda la vocación para ser también delantero de un equipo de voleibol. Eso y que es un tramposo más en un deporte de tramposos. Porque duele aceptarlo, pero si hay algo que le falta al fútbol es lo que románticamente llamamos "espíritu deportivo". En tenis ves que el jugador que le tira la pelota al cuerpo a su rival e inmediatamente ofrece disculpas y es censurado por todos, en rugby te puedes romper la crisma pero tras el partido los equipos se hacen pasillo y luego comparten un tercer tiempo para afianzar la camaradería, el escándalo del doping en el ciclismo dejó claro que ganar a cualquier precio no puede ser... pero en fútbol la trampa es el día a día. No se trata sólo de Lazaga, Diego Armando Maradona hizo la mano más famosa de todos los tiempos para anotarle a Inglaterra en México 86, Thierry Henry manoteó el balón que terminó en el gol que dejó a Irlanda sin Mundial, Torsten Frings impidió con su extremidad superior izquierda el gol de EEUU que a lo mejor habría eliminado a Alemania en Japón/Corea 2002, Schnellinger hizo lo mismo en un robo descarado de Alemania a Uruguay en Inglaterra 66... y no pasó nada, así como nada va a pasar con Lazaga, el Cúcuta y el Quindío. Porque eso es el fútbol: el deporte de los vivos que viven de los bobos (rivales, árbitros, aficionados, periodistas). Lo vemos seguido: cuando los futbolistas celebran goles que no son, cuando los delanteros hacen la 'gran Piojo Acuña' (léase: tirarse en plancha como si le hubiesen pegado un tiro en el área para que el árbitro pite penal), cuando al mejor jugador de un equipo sus rivales lo van moliendo a patadas sistemáticamente para 'neutralizarlo'... Lo más triste es que los hinchas lo permitimos. Bajo el lema de la 'malicia indígena' (¡qué imagen terrible la que tenemos de nuestros indígenas!) muchos aplauden a los piscineros, celebran a los matones que van directo a la rodilla del crack del rival, cantan los goles que no cruzaron totalmente la línea, gozan con las rojas injustas y las amarillas y penales inventados... En fin, el fútbol está justificando una forma de ver la vida en la que importa simplemente ganar, sin importar los medios y sin importar si se logra haciendo bien las cosas. Claro, hay excepciones. Miroslav Klose, por ejemplo, desperdició adrede un penal inexistente que sancionaron a favor del Werder Bremen y en el 2012 hizo un gol con la mano para Lazio, pero luego le dijo al árbitro que lo anulara. Era el 0-1 y Napoli terminó ganando 3-0. Pero de Lazaga a Klose hay mucho, y no sólo porque el alemán sea el máximo goleador en la historia de los Mundiales. Porque no sólo se trata del paraguayo, se trata básicamente del entorno. Si el delantero del Cúcuta hubiese hecho lo del atacante de Lazio, seguramente sus compañeros lo habrían recriminado, la hinchada lo habría puteado y más de un periodista lo habría tratado de pendejo porque así somos en Colombia: en la mayor herencia cultural del narcotráfico y el éxito fácil, el fin justifica los medios, no importa si por delante nos llevamos lo que sea. No importa si con una mano ganamos un partido. No ve que el vivo vive del bobo... En Twitter: @PinoCalad
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Comienzo esta nueva entrada diciendo que no cualquier club tiene un gran arquero. Junior es de esos privilegiados. Y privilegiados son sus compañeros en la defensa y los directivos y el técnico y nosotros los hinchas, porque percibimos en cada cotejo mucha tranquilidad al ver a Sebastián bajo los tres palos. Junior, y siempre lo he dicho, es un equipo con una historia rica y extensa que nos debe llenar de un inmenso orgullo. Y de esta historia obviamente podemos resaltar arqueros. Seré breve y conciso e iré a los que la historia y mi memoria denominan GRANDES. La vieja guardia, nuestros abuelos recordaran a Efraín "el caimán" Sánchez; legendario portero colombiano que estuvo en nuestro Junior en dos temporadas diferentes. No gano títulos y las campañas de Junior no fueron buenas pero "el caimán" siempre dejaba huella en los partidos en que actuaba. Nuestros padres recordaran a Juan Carlos Delmenico, (para mí el mejor arquero de Junior en su historia), quien fue doblemente campeón con el cuadro tiburón en los años 1977 y 1980. Además y como particularidad, al igual que nuestro Mario Sebastián, era el capitán del equipo. Los de mi época recordamos con mucha alegría a José María Pazo, un gigante del arco. Disfrute de sus gestas, atajadotas y de la seguridad impartida. Al retirarse Chepe María, pensé que nunca llegaría alguien con la jerarquía para reemplazarlo. Y las nuevas generaciones (nos incluimos todos los demás), disfrutan de Mario Sebastián "el ángel del arco" Viera. Un CRACK del arco. Personalmente aun no entiendo qué hace Viera en el la liga colombiana. Señores, Junior tiene un arquero de talla internacional. Un motivo más que suficiente para sacar pecho y para partido tras partido estar y sentirnos seguros de que tenemos un gran seguro en el marco tiburón. Con mucho respeto y sin ánimos de ofender a nadie, hay que ser muy estúpido para no creer en un arquero que nos ha dado tanto. Se le puede criticar sí, pero jamás le debemos restar importancia a toda la seguridad que impregna no solo a su arco, ni a su zaga, sino también a todo el equipo. Por eso es el capitán. Sebastián nació el 7 de marzo de 1983 en Florida, Uruguay. Se decide por el fútbol influenciado por su padre Mario Viera quien también fue portero y actualmente es director técnico En el 2004 inicia su carrera profesional con uno de los clubes más grandes de Uruguay y ya en el 2005 está dando su primera vuelta olímpica y de forma invicta. ESPECTACULAR VIDEO DE VIERA FUNDAMENTAL EN EL TITULO DE NACIONAL EN 2005 http://www.youtube.com/watch?v=87LNTh124hY Sus excelentes actuaciones hicieron que el club inglés Arsenal se fijara en él. Sin embargo esta negociación no llego a feliz término y Sebastián fue al Villareal de España en donde tuvo memorables partidos. VIDEO CAMINO EN CHAMPIONS 2005-2006 http://www.youtube.com/watch?v=zTueEDAQDuQ Conformó una "tromba" temible junto a Juan Pablo Sorin, Juan Román Riquelme y Diego Forlán. Un equipo que merecía toda la gloria en ese torneo. El 7 de octubre de 2007, en el partido contra Osasuna por la 7ª jornada de la Liga de España, Sebastián Viera superó la marca de 389 minutos de Pepe Reina y se convirtió en el portero con más minutos con el arco invicto en la historia del Villareal. Superó la marca anterior en 3 minutos, alcanzando los 392 minutos sin recibir goles. Luego de su experiencia en España se fue al fútbol griego a jugar con el Larissa y con el AEL. VER VIDEOS: VIDEO SEBASTIAN VIERA EN EL LARISSA 1 http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=F91R2W1M6gU#! VIDEO SEBASTIAN VIERA EN EL LARISSA 2 http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=Lo86YTh0jFA Sebastián Viera - Welcome to AEL F.C. (2009-2011) http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=eOAGJxqtzQk La historia de Viera en Junior todos la conocemos. Llegó a finales de 2010. Fue influyente en el título de 2011 en donde se destacó en la definición por penales contra Millonarios en semifinales y contra Once Caldas en la final. Es nuestro capitán y desde ya es ídolo. ¿Y por qué es ídolo? Porque además de ser un excelente arquero, es una excelente ser humano. Son bien conocidas sus obras benéficas a nivel individual y con Junior, en donde visitan hospitales, roban sonrisas y ayudan en la recuperación de muchos. En Junior ha jugado 184 partidos. 152 por liga, 21 en copa Postobón, 2 de Súper liga y 9 por Copa Libertadores. Este año, muy seguramente llegará a su partido 200. Estos datos gracias a @1992jork De Viera y de nadie más, depende que quede en las páginas doradas de Junior como el mejor arquero de su historia. Ya muchas veces lo ha manifestado públicamente. "En Colombia, no juego en otro equipo diferente a Junior". GRACIAS POR TANTO CRACK Algunos videos fueron tomados de la página web de su padre Mario Viera, la cual los invito a visitar: http://www.mariovieraenlinea.com MÁS VIDEOS LOMEJOR DE SEBASTIAN VIERA EN SUS INICIOS http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=VxaMgp98v-Y SEBASTIAN VIERA JUGANDO Y DIVIRTIENDOSE CON LA PELOTA http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=WtbicOOzs3g POR @insolado
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Deben son pocos quienes no consideran a Ricardo Lunari un jugador exponente del fútbol que siempre quisimos ver en Millonarios. Desde el lunes 05 de enero de 2015 su condición de DT con un equipo enteramente aprobado por él en sus contrataciones y refuerzos, se verá expuesta para afrontar la búsqueda del título 15. Creo que también son pocos los que dudan de su afecto y pertenencia incondicional hacia el equipo; esto no es suficiente para asegurar que tiene las competencias como líder en la posición de DT. Los hechos hasta la fecha demuestran que su corta trayectoria no se ha visto trazada por la lucha de un título de campeón, ni en Chile, ni en Bolivia ni en el 2014-II aunque en su defensa hay que decir que le tocó lidiar con una nómina que él encontró mal preparada físicamente, con algunos referentes "haciendo jetas" y poniendo problemas para ajustarse a una disciplina de entrenamiento y concentración diferente a la de Juan Manuel Lillo. No todas las experiencias de jugadores que se convirtieron en ídolos de sus equipos y que a la vuelta de los años asumieron como DTs resultaron gratas. Más bien terminaron transformándose en tipos alejados de esa idolatría inicial por cuenta de los insultos, agravios y puteadas que recibieron desde la propia tribuna que los vio triunfar como destacados jugadores; casos varios hay para reflexionar: - En este 2014 que terminó Claudio Borghi en Argentinos Juniors vio cómo la tribuna desaprobaba su gestión abiertamente, siendo un tipo que le dio un par de títulos locales entre 1984 y 1985 y una Copa Libertadores en ese último año. Salió por la puerta de atrás pero de bien atrás. Ido, chiflado y puteado. Así, un ídolo absoluto de La Paternal. - En 2003 Néstor Gorosito, ídolo absoluto de San Lorenzo asumió como DT y si bien tuvo una buena campaña en su primer campeonato, en el segundo se fue igual que Borghi. Pero calcado. Y hablamos de un tipo que era idolatrado por la tribuna por su gran juego como volante 10 durante 3 etapas en ese equipo. - En 2010 la directiva de Independiente le da la oportunidad a su ídolo Daniel Garnero, campeón como jugador en el torneo 1994 de Argentina y campeón de dos (2) -repito: dos (2)- supercopas de 1994 y 1995. Un tipo que heredó la 10 de Bochini, el máximo ídolo de los rojos de Avellaneda y que no decepcionó manejando los hilos del mediocampo. ¿Su gestión como DT de Independiente en 2010? Pobrísima, dejando último en la tabla de posiciones a su equipo. - En 2014, un jugador campeón de Bianchi en el Vélez de la Copa Libertadores y Copa Intercontinental por allá en 1993-1994, nada menos que José "Turu" Flórez es nombrado DT del equipo de Liniers. Se fue en Diciembre sin pena ni gloria, más bien con mucha indiferencia de parte de los hinchas de Vélez. Claro, también hay pocos casos de jugadores ídolos que a la vuelta del tiempo asumieron como DT y brillaron: El "tata" Martino en Newell's, Bianchi en Vélez, Ramón Díaz en River, Cruyff en Ajax y Barcelona, el "Cholo" Simeone en Atlético de Madrid. Y así. Claro que también hay casos exitosos y a toda prueba. Precisamente a eso se expone Ricardo Lunari en este momento caminando por esa peligrosa cornisa que es tomar ventaja de la idolatría como jugador para intentar demostrar capacidades como DT. Le puede ir bien o mal, en Millonarios no hay tintas medias, Lunari lo sabe, la hinchada lo sabe, los directivos no sabemos (estos directivos, por lo menos). Puede salir campeón y/o clasificar a copas indicando un proceso ganador y fortaleciendo su lugar en el corazón de los hinchas hasta el fin de los tiempos; o pasar sin pena ni gloria y más bien degradando su lugar de ídolo, que ya algunos hinchas empiezan a cuestionar por su desempeño como DT en 2014-II. Antes de Lunari, por esto ya pasaron Borghi, Garnero, etc, etc. Todos queremos que sea lo primero, claro. Pero esto es de hechos y de visión absolutamente pragmática. Así que, a ganar con autoridad los partidos con Uniautónomas, Jaguares, Petroleras, etc, etc, etc. Y a ganar con garra y corazón así no sea jugando bien los clásicos (Vs SF, Vs Nacional) y los otros con rivales duros (Junior, DIM, Cali, Once Caldas). De local o de visitante, no importa: A ganar. Lo demás, su condición de ídolo como jugador, es y será otra discusión. A ganar, Mono Lunari. ------------------------------ Pd 1: de los refuerzos sugeridos en el post anterior, le pegamos a 3 nombres: Kevin Rendón, Macalister Silva y Deiver Machado (ojala no me hagan quedar como un tiesto). Casi le pegamos a Mateus Uribe, Johan Arango y Pecoso Correa, lástima que no. Pd 2: Camacho, juegas con nuestra paciencia. Faltan dos delanteros (si se va Sebastián Pinto) y un central. No jodamos más con jugadores como "Tyson" Rivas y Anderson Plata. No jodamos más con esa línea, en serio.
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Un 15 de agosto de 1948 se comenzaba a escribir la historia del fútbol profesional colombiano. El primer partido, contrario a lo que muchos creerían, no se celebró en Barranquilla, Bogotá, Cali o Medellín.... Se celebó en Itaguí. Iniciando el campeonato el gran favorito fue el Atlético Junior, pero en las primeras fechas Santa Fe iría avisando lo que sucedería al final. El cuadro cardenal conseguiría el histórico primer título y el cuadro currambero sería el sub campeón. En el torneo de 1949, Atlético Junior no partició. El motivo no era otro que la representación de todo un país, en el campeonato Suramericano que se celebró en Río de Janeiro. 1950 seria el regreso del cuadro Barranquillero a la competición por el rentado nacional. Sin embargo las expectativas y la ilusión de la afición fueron decayendo con el mal inicio del equipo en el torneo, lo que a su vez causo que al Estadio Municipal asistiera poca gente. Había que diseñar una estrategia para que la gente volviera al estadio, para que acompañaran a su equipo (estamos hablando de hace más de 60 años y los escenarios parecen ser idénticos). Se debía contratar a una figura que tuviera poder, que tuviera magia, que lograra ilusionar a una afición exigente y ávida de buen fútbol. El escogido fue HELENO DE FREITAS. Fue Don Mario Abello, quien hacía las veces de Presidente del Junior, el que comenzó las negociaciones para traer al crack. Y lo logró. Heleno, el gran Heleno llegaría en 1950, con 30 años de edad y algo de sobrepeso al Junior de Barranquilla.
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La nostalgia nos invade el corazón. Por siempre el 16 de diciembre es una fecha donde los corazones azules se rinden ante los recuerdos y dejan que las sonrisas iluminen el día con las anécdotas de aquella gesta. También unas lágrimas al ver las imágenes y al oír los relatos de esa asfixiante tanda de penales. El corazón aguanto demasiado ese día. Dos años después (y creo que por siempre en mi vida) recordare cada momento del día que logramos nuestra estrella 14. Dos años después estamos aquí esperando un futuro mejor de nuestro amado Millonarios. Dos años después hay que ver que la 14 cambió todo. La ilusión de una nueva dirigencia fue un viento renovador hasta para el propio fútbol colombiano. Nuevas ideas e inversiones positivas reanimaron a la institución con un éxito rápido. Como la ilusión de una estabilidad. Tan solo 6 meses después de ser campeones los dueños del equipo decidieron enfrentarse a costa del bienestar deportivo de Millonarios. Otra vez se cuestionó la legalidad de las inversiones y el guayabo administrativo parece que aún no pasa. Dos años después los dirigentes se embelesaron con la gloria y repartieron los ingresos más altos en la historia de una institución deportiva colombiana tan mal, que hoy no se sabe cómo salir de algunos contratos exagerados. Gabo escribió en el prólogo del informe de la “Misión de sabios” en 1994 un examen profundo de nuestra idiosincrasia. Traigo una frase de nuestro nobel que cae al dedo dos años después de conseguir la estrella 14: “destruimos a los ídolos con la misma pasión que los creamos”. Porque tanto jugadores como hinchas llevamos nuestro guion en esta historia de éxito y superación al límite nefasto de la complacencia y el olvido. El nivel y las ganas que fueron ese plus para llenarse de gloria en Millonarios, se quedó en la estantería de las medallas en la casa de los jugadores. Los que llegaron han pasado con más pena que gloría. Y en las gradas decidimos que todos son unos hijos de puta, porque ya no hay espacio para el agradecimiento y si por el ímpetu de la derrota. Temo que si Pedro Franco regresa algún día a vestir la camiseta azul, también será tratado como uno más ante una mala campaña. Dos años después somos pocos los que aún tenemos ídolos de la 14”. Lo que más me llena de tristeza es ver que nuestro sueño máximo cambio el corazón de la hinchada de Millonarios. Algo se movió en las profundidades de nuestros sueños y han hecho un corazón que siempre se renovó, en un corazón pesimista e incrédulo. El inconformismo que presiona para siempre ser mejores se volvió una ola de mala leche y malquerencias injustificadas. Exigir una institución decente y acorde al amor de los hinchas de millonarios por los colores, pasó a ser un tema de odios ciegos y personales por las personas. Y para la muestra de esta incredulidad y pesimismo están las cifras de asistencia del último semestre. Una hinchada que siempre lo dio todo y que siempre acompañó no estuvo acorde a la historia de quienes acompañaron. Dos años después de la 14 hay que volver a ilusionarnos. Ni ser complacientes con los directivos quienes decidieron por sus peleas regalar un semestre ni tampoco olvidar que el primer deber del hincha es ir al estadio. El orgullo más grande de esta hinchada es que nunca abandonamos al equipo. Es que cuando estuvo jugando con un “Kinder” siempre fuimos. No abonarse o no ir al estadio equivale a mantener el problema financiero dejado por los excesos y abusos del último año. Volvamos a nuestras raíces y revivamos esos eneros llenos de pasión y esperanza azul. Los nombres que lleguen no importan porque nuestro amor va más allá de esos que se irán algún día. En Julio de 2012 fuimos al primer partido con una misma energía positiva y pensando que no había atrás. Hay que ser los mismos enamorados y exigentes de ese clásico. Dos años después de la estrella 14 estoy más enamorado que nunca de Millonarios. MINUTO FINAL: Apoyemos la campaña #SomosMillones abonándonos. Rodeemos al profe Lunari y llevemos a buen puerto esta nueva ilusión. Por los colores carajo!!! MAURICIO GORDILLO @MAUGOR
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La catarsis sucedió por culpa de un periodista argentino que recordó la relación que tuvo Atlético Nacional con Pablo Escobar. El narcoasesino, “muerto desde 1993, ya no ‘juega’, claro. Pero su nombre marca la historia del rival de River esta noche en la final de la Sudamericana”, se atrevió a escribir el comunicador calvo y de anteojos. La frase dolió. Y mucho. Dolió y ofendió porque Colombia cruzaba tiempos de proceso de paz, de reconciliación, y porque había decidido dejar atrás, por fin, sus relaciones con el dinero mal habido. Las palabras del periodista Ezequiel Fernández Moores fueron una cachetada al ego y al sueño de un nuevo país. Fue así como, en una inusitada reacción, hinchas de Millonarios, Santa Fe, América, Cali, Junior y Medellín, entre muchos otros, salieron a defender a Nacional. ¡Esta vez, Nacional es Colombia! ¡Nacional ganará la Copa Sudamericana! ¡Vamos, Rey de Copas! Frases de ese tipo proliferaron en Twitter, en Facebook, en cadenas radiales deportivas a las que llegaron miles de mensajes de apoyo. Los noticieros de TV y la prensa escrita recogieron el sentir del pueblo en titulares y portadas. Se vieron aficionados que vestían, por ejemplo, la camiseta azul de Millos y ondeaban al mismo tiempo, con orgullo, la bandera verde. Una locura. La ola empezó a crecer sin medida. Moores, sorprendido, vio a la distancia, sentado frente a su computador portátil, la reacción que había traído su texto y se preocupó. Pensó incluso que lo podían mandar a matar, como si fueran los años ochenta o noventa, cuando el Cartel de Medellín y la coca decidían en Colombia quién vivía y quién no. Entonces se resguardó. “¡Soy un boludo de las mil putas. Puta que me parió!”, exclamó. El correo del periodista, al igual que las redes sociales, se llenó de escritos e improperios. Y, obvio, de amenazas. En Argentina hubo molestia ante la situación, desde luego, pero los hinchas de Boca no se ofrecieron a su archirrival sino a favor de Nacional. Miles de colombianos, no solo seguidores de Nacional, se pintaron, en cambio, aquel miércoles 10 de diciembre, de verde. La final de la Copa Sudamericana 2014 unió a Bogotá, Barranquilla, Cali y demás por un fin. Una victoria “nacional”. La gente salió con banderas, gorros y afiches del equipo antioqueño a las calles, a los trabajos. Fue un día excepcional. Colombia dejó de ser varios países por primera vez en su historia. Mientras tanto, mientras llegaba la hora del partido, a Moores le aumentaba el pulso cardiaco. Recordó el asesinato de Andrés Escobar, algo sobre lo que también había escrito alguna vez. “Tengo que parar esto”, pensó para sí. Y maldijo, airado, al brasileño Josef de Souza, el jugador de Sao Paulo que había dicho de Nacional, en la semifinal de la misma Copa, que era " un buen equipo, que tiene grandes cualidades y sabemos que tiene buenos jugadores, como Pablo Escobar y otros". “Soy un idiota. ¡Inspirarme en semejante pelotudo para mi columna!”, se recriminó otra vez Moores. “Tengo que llamar a Bogotá”, avisó. Y antes de eso se puso a escribir, otra vez. “Estimados lectores colombianos, aficionados o no de Atlético Nacional: No suelo escribir aclaraciones sobre mis artículos, a menos que haya cometido algún error que deba rectificar. Lo haré ahora (…) Algunos aficionados colombianos se enojan por el recuerdo sobre el pasado difícil de Nacional. Lo entiendo, pero supongo que seguiré haciendo lo mismo que hago hace ya más de treintaicinco años. Y, a través de una mirada siempre crítica y honesta sobre el poder. No soy objetivo. Me resulta imposible. “Objetividad –escribió alguna vez Heinz von Foerster- es el delirio de un sujeto que piensa que observar se puede hacer sin él”. Pero ya era demasiado tarde. Moores logró que un diario de circulación nacional le publicara su disimulada disculpa, aunque sin efectos. Edwin Cardona, la joya de Atlético Nacional, se había contagiado de la emoción popular y se había anticipado: “Disparos los de Pablo Escobar y los que le vamos a hacer a Barovero en el Monumental”. Juan Carlos Osorio, técnico del cuadro antioqueño, se mostró más calmado, pero ante decenas de periodistas en el estadio Monumental comentó: “Hoy no juega Nacional. Juega Colombia. Representamos a 48 millones de colombianos. Y nosotros no somos ni asesinos ni narcotraficantes”. A las siete de la noche, hora de la final, el estadio de River era poco menos que una olla a presión. También lo eran Medellín y las demás ciudades de Colombia. “Vamos mi verde, que esta noche tenemos que ganar”, coreaba un joven pintado de verde en sus mejillas y que vestía un saco de Santa Fe para protegerse del frío en la capital. Cientos de miles de personas se alistaron a ver la final en pantallas gigantes dispuestas por alcaldías y gobernaciones. El Atanasio Girardot abrió sus puertas. El partido se transmitió a toda la Nación. Toda Colombia se hizo por un día hincha de Nacional. Moores encendió el televisor justo a la hora del pitazo inicial. No quiso ir al Monumental para evitarse problemas. “Ojalá gane Nacional”, pidió, casi con miedo. Sin embargo, sabía también que la final la pitaba un juez uruguayo, Darío Ubriaco. Lo lamentó temblando, porque sabía de la cercanía que representa el río de La Plata, una amistad para definir títulos. “Si esta final la pierde Nacional por un error arbitral, me van a matar”, dijo, como si fuera justo pagar por los errores ajenos. Luego volteó su mirada al portátil y releyó en su mente las amenazas que le habían llegado por culpa de un texto arrepentido. El partido fue durísimo, encarnizado. No hubo goles, pero sí tres expulsados. Henríquez, de Nacional, y Teófilo Gutiérrez, de River, por una agresión mutua en un tiro de esquina. Una pelea entre dos colombianos como triste ironía. Además, vio la roja el técnico Osorio, quien entró a la cancha y pateó y puteó a Ubriaco porque no quiso pitar, una infracción gigantesca de Leonardo Pisculichi sobre Berrio a tres minutos del final del extratiempo. En los tiros penalti sucedió lo que tanto temía Moores. Franco Armani tapó dos cobros y el juez, puerco, los hizo repetir porque asimiló que el portero se había adelantado. Cavenagui y Sánchez aprovecharon su segunda oportunidad y marcaron. Descontrolado, enojado, Alejandro Bernal falló el décimo penalti al mandar el balón por las nubes. Un gol para cada equipo en dos partidos. 5-4 para River en la última definición. Adiós Copa para Colombia. En cancha de River un monstruo celebró en las tribunas tras el fallo de Bernal. Varios jugadores de Nacional no aceptaron la derrota y pelearon contra su rival y la terna arbitral. Estaba heridos en su orgullo. Hubo batahola, gresca, policía sobre la grama. En Colombia, se registró un silencio terrorífico mientras la escena del TV demostraba que lo que tanto quería el país aún no estaba entre todos nosotros. La gente se quitó los trapos verdes y volvió al otro día a las burlas y las ofensas contra el equipo perdedor. Se ensañaron contra el contrario si saber que la mofa era hacia ellos mismos. Moores tampoco quiso seguir viendo lo que pasaba y apagó el televisor. Poco después, alguien tocó a su puerta. Y no quiso abrir. Todavía tenía miedo. Seguir a @javieraborda
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Gol Caracol
Y se murió...En la sala de velación rondaba la misma inquietud entre los chismosos de turno: "¡Tan buen tipo qué fue! Cómo amaba a ese equipo...Una lástima que nunca lo vio en una final, menos aún campeón, pobre Casimiro". De Casimiros está lleno el infierno y el cielo. Eso sí, no son de Nacional. Hoy la historia y este magnífico club me pone ante una cita que, a diferencia del pobre Casimiro, me llevaré a la tumba con satisfacción. La Libertadores del 89 la viví junto a mis tíos y padres en El Campín, la final de la Libertadores del 95 junto a mis tíos y primos en el Atanasio, la final de la Sudamericana me tocó desde Bogotá. Tres finales continentales, una ganada. De sobra mi balance es mejor que el del pobre Casimiro. Hoy de nuevo viviré una final continental de Atlético Nacional en vivo, en el estadio, con ese olor peculiar que solo tienen los estadios míticos. Hoy tiene un tinte especial: será al lado de mi hija. Ella, heredera del legado de mis abuelos, padres, tíos y primos (no me canso de repetir esto por agradecimiento) y heredera de mi pasión por el fútbol, vivirá esto a sus 15 años. Será su primera final continental, les aseguro que no será la única. Esto me da un tinte de más orgullo y de un profundo agradecimiento con este equipo, con Osorio y cada uno de sus jugadores, con todo Atlético Nacional. Hoy no debe existir esa idiotez que han contagiado como clamidia los imberbes hinchas 2.0 al hablar de “cardonismo”, “shermanbielevers”, “bocanegrismo “y otras "locuritas". No, esto es NACIONALISMO PURO, es Atlético Nacional en su raza montañera forjada a punta de berraquera. Tampoco es el espacio de algunos que interpretan la final contra River como una venganza porque le van a Boca, no niños, esto es, repito, es Atlético Nacional puro. Menos aún es el trillado: le voy a River porque odio a Nacional. No jóvenes, eso es bipolarismo y les recomiendo un buen psicoanalista. No pido que le hagan fuerza a Nacional, no, pido que respeten sus propias camisetas y convicciones, es coherencia en el discurso. Hoy es una fiesta, una fiesta que el pobre Casimiro no pudo vivir. Por eso hay que gozarla, vivirla, respetarla y recordar este día como un día memorable. Porque yo al igual que Casimiro estaré en un cajón y al lado estará mi hija, y ella dirá con orgullo: "Mi padre amó el fútbol como ninguno, amó a su equipo y qué agradecido fue Nacional con él: se cansó de darle alegrías. Por cierto, ¿pueden enterrar rápido a mi papá? Debo irme a la final continental que disputa de nuevo Atlético Nacional. Gracias". ¡SOY DEL VERDE, SOY FELIZ! Seguir a @poterios