Científicos de la Universidad de Texas han tentado a las hormigas locas, una especie oriunda de Paraguay y el sur de Brasil, con una trampa de salchichas que contaminaron con un hongo que ha resultado fatal para las invasoras, según un estudio difundido en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).
El insecto (cuyo nombre científico es NyLanderia fulva) se ha propagado desde sus tierras nativas en el corazón de América del Sur hasta América Central, el Caribe, el sur de Estados Unidos y se las ha detectado también en Europa y África.
Una vez que las hormigas locas, calificadas así por sus movimientos repentinos e impredecibles, ingresan en un territorio nuevo, causan enormes daños ecológicos que ahuyentan a los insectos y animales pequeños nativos, además de provocar perjuicios para los dueños de casas.
El artículo indicó que en algunas partes de Texas han hallado aposento en las cajas de circuitos eléctricos, equipos de aire acondicionado, bombas de cloacas y otros sistemas causando cortocircuitos y otros daños.
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Hace unos ocho años, Edward LeBrun y Robert Plowes, del Laboratorio Brackenridge en la Universidad de Texas, que estudiaban hormigas locas capturadas en Florida, notaron que algunas tenían el abdomen hinchado con grasa.
Dentro del cuerpo de los insectos, los investigadores encontraron esporas de microsporidios, un conjunto de hongos que son parásitos intracelulares de animales y de algunos protozoos.
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Estos patógenos fungales, una especie novedosa para la ciencia, comúnmente piratean las células de grasa de los insectos y las convierten en fábricas de esporas.
El artículo en PNAS señaló que no está del todo claro de dónde proceden estos patógenos, pero lo cierto es que LeBrun y sus colegas empezaron a encontrarlos en hormigueros en Texas.
La observación de 15 poblaciones locales de hormigas locas determinó que cada una de ellas afectada por el patógeno había declinado y el 62% de ellas desapareció totalmente.
"Uno no esperaría que un patógeno lleve a la extinción de una población", comentó LeBrun. "Una población infectada normalmente pasa por ciclos de expansión y disminución en la medida en que la frecuencia de la infección aumenta o disminuye".
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Los investigadores iniciaron en 2016 un experimento en el Parque Estatal Estero Llano Grande, en Weslaco (Texas), donde ocurría una pérdida de insectos, escorpiones, serpientes, lagartos y pájaros por la presencia de las hormigas locales.
"Tenían una infestación de hormiga loca que era apocalíptica con hordas de hormigas que subían y bajaban en los árboles", recordó LeBrun. "Yo no sabía realmente cómo empezar el experimento, pero bueno, me dije, hagamos el intento".
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Los científicos usaron hormigas locas recolectadas en otros sitios y ya infectadas con el patógeno microsporidiano y las colocaron en cajas cerca de los hormigueros de sus paisanas.
Para atraerlas, los investigadores colocaron salchichas frente a las salidas de las cajas a fin de que las dos poblaciones se mezclaran.
En el primer año la enfermedad se propagó a toda la población de hormigas locas en Estero Llano Grande, y en dos años el número cayó sustancialmente. Al presente no hay este tipo de insectos en el parque y las especies nativas están regresando a su hábitat.