Brayan Martínez Rodríguez creyó haber enfrentado la peor tragedia de su vida cuando un disparo en su niñez lo dejó sin movilidad en las piernas, pero a sus 21 años, el destino le tenía preparada una prueba aún más cruel: fue secuestrado y enterrado vivo en un hueco durante 76 días, sin comida ni agua suficientes, rodeado de insectos y bajo la amenaza constante de ser asesinado. Lo más desgarrador fue descubrir que el autor intelectual del crimen era su propio medio hermano, Sebastián Martínez. Séptimo Día investigó el caso en el 2022.El 28 de noviembre de 2020, Brayan fue sacado a la fuerza de su casa en Villavicencio, Meta, por un hombre y una mujer. Lo obligaron a tomarse una bebida y lo subieron a una moto. Al despertar, se encontraba encerrado en un hueco subterráneo de aproximadamente un metro por un metro. No podía acostarse ni estirar las piernas, y sus muletas estaban fuera de su alcance.Durante 76 días, Brayan vivió en condiciones inhumanas. “Duraba semanas sin probar alimento, solo líquido”, relató. El espacio era tan reducido que debía permanecer sentado y no podía estirarse por completo. “No me podía acostar nada, a toda hora mantener asentado y con los pies recogidos”, dijo.La situación se volvió aún más degradante cuando tuvo que convivir con sus propias heces. “Me tocó pedirles que me dieron algo para hacer las necesidades del cuerpo, me pasaron un balde y ese balde no me lo sacaron, duré con eso más de un mes”, añadió.Además, rodeado de insectos como cucarachas que según recuerda, debía aplastar y también estaba bajo amenaza constante de morir: “Me dicen que me van a matar, cuando escucho arriba dos cuchillos afilarse”. Una terrible pesadilla que aún recuerda con dolor, pese a los años que han pasado desde ese fatídico suceso.La familia, víctima de una doble extorsiónLos secuestradores contactaron a la familia de Brayan, humildes campesinos, exigiendo $200 millones de pesos como rescate. Su padre, Orlando, vendió su casa por $40 millones para reunir parte del dinero. El encargado de entregar esa suma fue Sebastián Martínez, medio hermano de Brayan, a quien este consideraba como un hermano de sangre.La primera entrega se realizó el 23 de diciembre de 2020, siguiendo instrucciones precisas. Sin embargo, los secuestradores afirmaron no haber recibido el dinero y exigieron otros $40 millones. Luz Dalia, madre de Brayan, vendió su única casa por $20 millones, y Sebastián ayudó a conseguir los otros $20 millones para la segunda entrega el 10 de enero de 2021. Nuevamente, los secuestradores negaron haber recibido el pago y Brayan no fue liberado.La fuga que le devolvió la libertadEl 12 de febrero de 2021, Brayan escuchó que sus captores planeaban asesinarlo y decidió arriesgarlo todo. Aprovechando un descuido, logró mover la tapa del hueco, arrastrarse sin sus muletas y subir entre los escombros. Alcanzó a ver la luz por primera vez en meses y saltó una pared de dos metros.Una patrulla de la Policía lo encontró y alertó al Gaula. La Policía envió una foto de Brayan a su madre, confirmando su rescate. Regresó a casa en silla de ruedas, desnutrido y con graves secuelas físicas y emocionales.Tras el rescate, el Gaula allanó la casa donde estuvo secuestrado. Confirmaron las condiciones atroces del hueco. En el lugar, identificaron y detuvieron a Tatiana Hincapié y su hijo Javier Darwin Torres, quienes intentaron huir. Brayan reconoció sus voces como las de sus captores.Inicialmente, ambos negaron los cargos, pero Darwin hizo una cruel e inesperada revelación: confesó que el autor intelectual del secuestro era Sebastián Martínez, el medio hermano. Según su testimonio, Sebastián propuso el “negocio macabro” a Tatiana. El plan original era secuestrar a Julieth, hermana de Brayan, pero al no encontrarla en la casa, decidieron que se lo llevarían a él.Darwin y Tatiana se sorprendieron al saber que la familia había pagado $80 millones, lo que llevó al Gaula a sospechar que Sebastián también los había engañado, quedándose con el dinero.La traición más dolorosa: la de su propio hermanoLa investigación del Gaula incluyó la interceptación del teléfono de Sebastián, confirmando su participación junto a Fanor Ancizar Guerrero, exintegrante de las Autodefensas, y Mayerly Bonilla, pareja de Sebastián.Sebastián no solo planeó el secuestro de su hermano, sino que se apropió del dinero del rescate, engañando a su familia y a sus cómplices en el secuestro. El 29 de junio, Sebastián, Fanor y Mayerly fueron capturados.Desde la cárcel de Cómbita, Sebastián admitió ser cómplice y dijo estar arrepentido. Culpó a Fanor de haberlo incentivado y afirmó que actuó por “ambición”, negando haber planeado la tortura o quedarse con el dinero.Un proceso judicial aún sin condenasA pesar de la gravedad del caso, el proceso judicial contra los implicados se ha extendido sin que se hayan emitido condenas definitivas. Los cinco capturados enfrentan cargos por secuestro extorsivo agravado y utilización ilícita de redes de comunicación.Brayan, por su parte, ha mostrado una valentía admirable. A pesar del trauma que vivió, ha manifestado su deseo de convertirse en profesor y contribuir positivamente a la sociedad.Hoy, Brayan Martínez espera justicia en un caso que no solo reveló la crueldad de un secuestro, sino también la traición más dolorosa: la de un hermano que lo entregó por dinero.
El 2 de septiembre de 2021, Yopal, capital de Casanare, amaneció con una noticia que estremeció a toda la comunidad: Sonia Rocío Díaz Barrera, una comerciante de 30 años, fue hallada sin vida en su vivienda. La crudeza del ataque impactó aún más, pues la mujer recibió 19 puñaladas con un arma cortopunzante, mientras su hija, de apenas 3 años, presenciaba la tragedia.La escena que encontró su madre, Luzmila Barrera, fue desgarradora. “Yo abrí el portón y, desde ahí hasta la pieza, todo estaba lleno de sangre... Eso parecía una casa del terror”, recordó con voz entrecortada en Séptimo Día.La niña, testigo de la tragedia, corrió hacia su abuela al verla entrar, aterrada porque su madre no se movía. Desde ese instante, las autoridades emprendieron una ardua investigación para dar con el responsable del crimen.Sonia Díaz era madre cabeza de hogar y trabajaba en el terminal de transporte de Yopal, donde vendía artesanías para sostener a su hija. Según su familia, no tenía enemigos y su vida transcurría entre el trabajo y el hogar. “Mi hermana era del trabajo a la casa y de la casa al trabajo. Todo el mundo sabe que siempre estaba con su niña para arriba y para abajo”, contó su hermano Jhon Díaz.Su mayor sueño era ver crecer a su pequeña Lucía y llegar a celebrar con ella sus 15 años, pero la violencia truncó ese anhelo.El inicio de la investigaciónCuando las autoridades ingresaron a la vivienda se encontraron con una escena sobrecogedora. El perito Edwin Fernando Suárez detalló que el cuerpo de Sonia presentaba entre 15 y 20 heridas en diferentes partes. Aunque el arma homicida no fue hallada, los investigadores sí encontraron una huella de un zapato.Al principio, se pensó que se trataba de un posible hurto, pero se descartó rápidamente luego de que las pertenencias de Sonia estuvieran intactas. Solo faltaba su celular, un detalle que alertó a la Policía.Vecinos confirmaron que no escucharon gritos ni discusiones, y tampoco había cámaras de seguridad en la zona. Por lo que la investigación debía dirigirse a su círculo más cercano.Primer sospechoso: su exparejaEntre los primeros sospechosos apareció Diego Andrés Suárez Daza, expareja de Sonia y padre de la pequeña Lucía. La relación, que comenzó en 2015, estuvo marcada inicialmente por el amor, pero pronto derivó en infidelidades, malos tratos y episodios de violencia.Sonia lo denunció ante la Fiscalía y se dictó una medida que le prohibía acercarse a ella. Sin embargo, días antes del crimen, él le había enviado mensajes ofensivos. Por eso, tras el asesinato, la familia de Sonia no dudó en señalarlo como el principal sospechoso.Cuando fue requerido por la Policía, Diego se presentó voluntariamente en la estación de Tauramena, a 100 kilómetros de Yopal, alegando su inocencia. Permitió que revisaran su vivienda y aseguró que no estaba en el lugar de los hechos. Incluso sugirió que las autoridades investigaran al novio de Sonia, pues al parecer ella había iniciado una relación sentimental.En su vivienda no se encontró ningún zapato que coincidiera con las huellas halladas en la escena del crimen, tampoco ropa con rastros de sangre, e incluso los registros telefónicos ubicaban a Diego en Tauramena, tal como él lo había asegurado.Celular desaparecido y testimonio claveDiego señaló a Pablo Abella, un joven conductor que había sido visto por última vez con Sonia. Sin embargo, su participación en el crimen fue descartada.Meses después, en enero de 2022, surgió una nueva pista. Los investigadores lograron rastrear el celular de Sonia, que apareció en un almacén de celulares. Los propietarios reconocieron al joven que lo había dejado allí: Miguel Ángel, un cerrajero de 19 años que vivía en el mismo barrio de la víctima.Miguel Ángel afirmó que el celular se le había dañado en una obra, pero su versión no convenció a los investigadores. Poco después, un testigo aseguró haber visto y saludado a Diego en Yopal la noche anterior al crimen, contradiciendo su declaración inicial.Debido a la presión de la Policía, Miguel Ángel terminó confesando que la madrugada del crimen, se encontró con Diego, quien le pidió ayuda para abrir la chapa de una vivienda. “Él me dijo que necesitaba recuperar algo que le habían robado. Yo no sabía quién vivía ahí”, relató a Séptimo Día.Según su testimonio, tras abrir la puerta, escuchó un grito: “‘Ayuda, un ladrón’. Pasados unos minutos escuché otra vez: ‘Ayúdame’”. Luego, Diego salió con un celular en la mano y le pidió que se deshiciera del móvil, a cambio, le pagó $500.000 pesos.“Me llevó con mentiras, yo solo iba a ir a abrir una puerta”, concluyó Miguel Ángel, quien aseguró que había conocido a Diego apenas 15 días antes del crimen.Los dibujos de la hija de SoniaMientras tanto, la niña de 3 años, bajo acompañamiento psicológico, hizo dibujos sobre lo que vio la noche del crimen. Los especialistas concluyeron que había identificado a su propio padre como responsable. “La niña manifiesta que el papá es un monstruo”, reveló un investigador del caso.Con esa información y la confesión de Miguel Ángel, la Fiscalía ordenó la captura de Diego Andrés Suárez Daza.Condena del feminicidaEl 19 de marzo de 2024, Diego Andrés Suárez fue capturado en Chía, Cundinamarca, y trasladado a Yopal. Durante las audiencias, no aceptó los cargos. Sin embargo, las pruebas en su contra eran contundentes.El 10 de julio de 2025, el Juzgado Segundo Penal del Circuito de Yopal lo condenó a 45 años y 8 meses de prisión por el feminicidio de Sonia Díaz Barrera. Miguel Ángel, por su parte, continúa enfrentando un proceso judicial, aunque ha pedido perdón por lo ocurrido.El caso de Sonia, según su familia, refleja la dura realidad de muchos feminicidios en Colombia: crímenes que pudieron haberse evitado si las medidas de protección hubieran sido más rigurosas y efectivas frente a las conductas violentas de su expareja. “Yo hubiera dado mi vida por ella, eso es muy duro”, dijo su madre, Luzmila.Hoy queda una familia devastada y una niña que crecerá sin su madre. En medio del dolor, los seres queridos de la víctima lanzan un doloroso mensaje: “La verdad que se arrepienta, que le pida perdón a su hija porque le quitó su madre. Lo más importante de uno como hijo es la mamá. Que le pida perdón a ella”, enfatizó una de las hermanas de Sonia.
En una celda de máxima seguridad en la cárcel de El Barne, en Boyacá, John Ferney Gómez Díaz, de 31 años, cumple una condena de 57 años por el feminicidio de Cindy Tatiana Herrera, de 17 años, y el homicidio agravado de Luis Alfonso Moreno, pareja de la madre de Cindy. Su testimonio, conocido por Diego Guauque en Séptimo Día en el 2023, es un retrato escalofriante de una tragedia.La historia de Cindy y John Ferney comenzó como muchas otras: con cartas, poemas y promesas de amor eterno, pero detrás de esa fachada romántica se escondía una relación marcada por la violencia, la manipulación y el acoso constante. Cindy, madre de dos hijos a los 17 años, compartía su vida con un hombre que terminó por arrebatarle la vida.Un amor adolescente que se tornó en pesadillaCindy y John Ferney se conocieron en 2012, cuando ella tenía apenas 14 años y él 19. Se enamoraron en el colegio, en Ciudad Bolívar, al sur de Bogotá. Al poco tiempo, Cindy quedó embarazada. Un año después, llegó el segundo hijo. A pesar de su corta edad, Cindy asumió la maternidad mientras intentaba continuar con su vida.Pero la relación no tardó en mostrar señales alarmantes. John Ferney era celoso, posesivo y violento. Según testimonios de la familia de Cindy, los episodios de agresión eran frecuentes y públicos. “Le pegaba enfrente de uno, no le importaba”, relató Gisela Cubillos, prima de la víctima.La hermana de Cindy, Mayerli Herrera, también recordó cómo él manipulaba y chantajeaba emocionalmente a la joven: “Sus celos eran totalmente agresivos, siempre era pellizcándola, pegándole. Hubo ocasiones que para que pudiera hablar con él se robaba a mi hermanito del colegio”.“Me escondía cerca de su casa”John Ferney admitió en entrevista con Séptimo Día que espiaba a Cindy constantemente. “Salía de pronto a estudiar y a veces pues no entraba, me devolvía a vigilar la casa o a mirar quién se acercaba, me escondía por ahí cerca de la casa o entraba muy suave, muy despacio a la casa, sin que ella se diera cuenta y me quedaba esperando a ver si pronto pasaba otro acontecimiento fuera de lo que ella me contaba”.También reconoció que le prohibía tener amigos hombres: “De pronto amigos hombres no me gusta que tuviera”. Su obsesión con la idea de perderla lo llevó a ejercer un control total sobre su vida. “No quería perderla, me daba rabia, de pronto llegar a verla con otro, a sentir que de pronto algún día iba a cambiar conmigo y se iba del lado mío”, dijo.La noche del crimen de Cindy HerreraEl 20 de octubre de 2015, John Ferney pasó más de cinco horas escondido entre las rocas cerca de la casa de la madre de Cindy, en el barrio El Paraíso, en Ciudad Bolívar. Había conseguido un revólver calibre 38 corto con tres tiros. Según su versión, vio a Cindy y a Luis Alfonso Moreno, pareja de la madre de ella, dándose un beso, lo que desató su furia.Cindy recibió dos disparos: uno en el brazo y otro en el costado, que le perforó los pulmones. Luis Alfonso, de 46 años, intentó auxiliarla, pero John Ferney también le disparó en la cabeza. Luis murió en el acto. Cindy llegó con signos vitales al hospital, pero falleció poco después.Se disfrazó para asistir al entierroTras el crimen, John Ferney huyó. Pasó la noche en casa de un amigo, escuchando las noticias y esperando, según dijo, que Cindy sobreviviera. Cuando se enteró del entierro, ideó un plan para asistir sin ser reconocido: “Me disfracé de un travesti. Llegué antes de que trajeran el féretro, entramos y nos hicimos allá detrás de una virgen”.Fue capturado días después, no por entregarse, sino porque unos conocidos lo delataron para cobrar la recompensa de $10 millones de pesos ofrecida por su captura.Los testimonios de la familia de Cindy revelan una vida marcada por el miedo. Aunque Cindy intentó separarse de John Ferney en varias ocasiones, él la acosaba constantemente. La violencia no era un secreto: era visible, cotidiana y sistemática. Cindy vivía con moretones, jalones, mordidas. Y, sin embargo, no logró escapar.La infancia del agresor no es excusaDurante la entrevista con Séptimo Día, John Ferney habló de su infancia y de la falta de afecto que vivió en sus primeros años de vida. Sin embargo, los expertos consultados por el programa fueron enfáticos en rechazar cualquier intento de justificar sus actos.“El pasado no tiene que justificar lo que él hizo y eso es muy importante tenerlo presente porque si fuese así pues las cárceles estuvieran vacías”, afirmó uno de los profesionales.Dos niños huérfanosEl feminicidio de Cindy no solo arrebató una vida joven, sino que dejó a dos niños sin su madre. John Ferney, su padre, está tras las rejas. La tragedia familiar es irreparable.
El nombre de José Ordóñez es sinónimo de humor para generaciones de colombianos que durante décadas se han reído con sus ocurrencias y chistes. Este reconocido humorista tiene diez récords mundiales; el más reciente lo logró en diciembre de 2014, cuando narró más de 9.600 chistes durante 86 horas seguidas. El éxito le trajo fama, dinero y reconocimiento. Sin embargo, detrás de ese personaje alegre se escondía un doloroso secreto que lo marcó para siempre.En el programa Los Informantes, José Ordóñez abrió su corazón y reveló los momentos más íntimos de su vida, en especial de su niñez: una infancia marcada por el dolor, la violencia y la ausencia de sus padres. Esta es la historia de un hombre que convirtió el humor en su refugio, pero que también tuvo que perderlo todo para reconstruirse desde cero.“Cuando yo me siento antes de ese récord, yo soy un desconocido, pero cuando me paro, alrededor estaba lleno de gente con banderas y un camión de bomberos esperándome para ir a recorrer Bogotá. Me empiezan a consignar, entran grandes cantidades de dinero, empiezo a llenar estadios, coliseos, teatros”, recordó sobre su momento de gloria y fama, que, según confesó, no supo cómo manejar.“Mira: estoy en una tarima con 44 millones de colombianos riéndose con los chistes de José Ordóñez y se apagan las luminarias, te vas para la casa y a los cuatro de tu casa los haces llorar”, confesó.Infancia marcada por el dolor y abandonoEl humorista, oriundo de Bucaramanga, creció en medio de las dificultades económicas y la soledad. Su padre, un latonero que apenas lograba sostener a la familia, tenía algo que José admiraba profundamente: su increíble capacidad para hacer reír.“Mi padre no llamaba la atención, no era importante ni para su familia ni para nadie. Era un latonero. Pero cuando se hacían fiestas en la casa, le decían: ‘Ordóñez, eche chistes’... La gente empezaba a entrar a la casa, el barrio entero se metía a escucharlo. Yo decía: ‘Ah, yo quiero ser como él’”, contó.Ver a su padre rodeado de personas que lo escuchaban contar chistes despertó en José Ordóñez la pasión por hacer reír, aunque después llegarían años de agobio y tristeza.Su vida dio un giro doloroso cuando su padre lo abandonó a los 16 años y, al mismo tiempo, sufrió el maltrato de su madre. Durante muchas noches esperó que su padre regresara, pero eso nunca ocurrió. Con el tiempo, José cayó en los mismos errores de él, una carga de la que, según admite, se arrepiente profundamente.“Yo no sabía cómo se ganaba la vida y cuando gané cometí un error: me convertí en una persona orgullosa y quería cobrarle la venganza a mi madre, a mi padre y a todos los que me humillaron... Y segundo, lo que mi padre me hizo cuando yo tenía 16 años, yo se lo hice a mi hija cuando tenía siete”, aseguró.Un doloroso secreto que guardó durante añosAunque le resulta difícil desprenderse de su faceta de humorista, José Ordóñez habló sin filtros sobre la dura infancia que lo marcó. Durante años guardó un doloroso secreto, uno que aún le cuesta pronunciar: a los 9 años fue víctima de abuso por parte de los hijos de una familia vecina.No se lo contó a nadie, ni siquiera a su madre. Sentía miedo, vergüenza, y durante años cargó con ese dolor, usándolo como excusa para justificar sus fracasos. “Cuando contaba todas mis tristezas, me iba a mi archivo de dolores para justificar la mediocridad. Hasta que un día, al acercarme a Dios, me di cuenta que él siempre estuvo en cada espacio y que cada cosa que yo viví se me volvió una causa”, dijo.Ese dolor terminó convirtiéndose en una causa para ayudar a otros. “Yo puedo entender el niño de la calle, puedo entender el niño maltratado, porque puedo entender las personas que fueron víctimas de violencia sexual cuando eran niños. Yo las entiendo, yo conozco sus vacíos porque yo estuve ahí”, contó.El éxito y las grietas en su familiaDesde muy joven Ordóñez comenzó a contar chistes en emisoras locales hasta convertirse en un fenómeno nacional del humor. Sus maratones de chistes lo hicieron llenar teatros y tener contratos millonarios.Sin embargo, detrás del éxito se escondía un alto costo. José Ordóñez dejó atrás todo lo que había construido con esfuerzo: le fue infiel a su esposa y abandonó a su hija de 7 años. “Volví trizas mi hogar, la vida de mis hijos, fue todo... Me olvidé de ser esposo y de ser papá”, confesó en medio de lágrimas.En 1997 regresó a Bucaramanga con el propósito de reconquistar el corazón de su esposa. Aunque no fue un camino fácil, poco a poco logró reconstruir las piezas de una vida que estaba destrozada. “Eso fue hermosamente duro, porque fue muy complicado... Recuperé a mi esposa y me quebré. Fue tan grande mi amor por Dios que me subí a los buses a predicar. Ya no me llamaban a hacer presentaciones. Se cierra el programa y tuve que empezar de cero”, reveló.Volvió a reescribir su historiaHoy vive en una finca en Piedecuesta, Santander, junto a su esposa, sus cuatro hijos, seis nietos, tres perros y cinco pájaros. Allí, entre montañas, encontró la paz y logró sanar sus heridas. Además, se convirtió en pastor cristiano y decidió reescribir su historia.“Yo no busqué ser pastor, yo solo empecé abrí la boca y lo empecé a hablar en tono de humor porque no puedo desligarme de lo que soy... Además, encontré que sigo siendo el mismo comediante, pero que ahora tiene un poquito de pastor que quiere dar un mensaje en cada show y decirle: ‘Luche por su hogar, luche por su matrimonio, perdone a su mamá, perdone a su papá’”, expresó.José Ordóñez está reconciliado con su pasado y orgulloso de lo que es y tiene ahora. “Yo soy alguien que quiso cambiar el destino de sus generaciones. Soy un pivote, un eje. Quiero ser un antes y un después. Quiero que a partir de mí mis generaciones cuenten una historia distinta”, concluyó.
Este sábado 30 de agosto, la etapa 8 de la Vuelta a España 2025 dejó como ganador al belga Jasper Philipsen (Alpecin Deceuninck), quien fue el más veloz en la llegada a Zaragoza. El noruego Torstein Traeen (Bahrain Victorious) sostuvo el liderato mientras que el colombiano Egan Bernal (INEOS Grenadiers) se mantuvo dentro de los 10 mejores de la carrera. La jornada tuvo una fuga que perduró con tres corredores por varios kilómetros, sin embargo, sobre el final les dieron cacería y todo se definió al esprint. Traeen, Jonas Vingegaard (Visma Lease a Bike), Egan Bernal y los demás favoritos se cuidaron muy bien de cualquier novedad y cruzaron la meta sin problemas. Los corredores tomaron la salida sobre las 6:50 a.m. (hora Colombia) en la localidad de Monzón Templario. Los 154 kilómetros totalmente llanos se antojaron para una fuga y fueron tres los corredores que lo consiguieron: Joan Bou (Caja Rural), Sergio Samitier (Cofidis) y José Luis Faura (Burgos BH). El primer corte fue de apenas 10 segundos, pero aceleraron a tope y se pusieron con casi cinco minutos de ventaja. Si bien la fracción no tuvo mayores problemas, sí se presentaron retiros antes y durante el trazado. Luca Vergallito (Alpecin Deceuninck) y Eric Fagúndez (Burgos BH) abandonaron la carrera por un virus estomacal que está atacando al pelotón. El trazado apenas tuvo para sumar un esprint intermedio (Peñaflor) en el que puntuó Samitier. La aventura de los escapados culminó a falta de 16 kilómetros luego de un arduo trabajo de los equipos interesados en buscar la victoria a pura velocidad. El lote ingresó a Zaragoza, los esprinters fueron lanzados y el mejor de todos fue Jasper Philipsen, quien le ganó en la línea de meta a Elia Viviani (Lotto) e Ethan Vernon (Israel Premier Tech).Clasificación general de la Vuelta a España, tras la etapa 81. Torstein Træen (Bahrain Victorious) - 25h 18' 02''2. Jonas Vingegaard (Visma Lease a Bike) - a 2' 33''3. Joao Almeida (UAE Team Emirates XRG) - a 2' 41''4. Giulio Ciccone (Lidl Trek) - a 2' 42''5. Lorenzo Fortunato (XDS Astana Team) - a 2' 47''6. Matteo Jorgenson (Team Visma Lease a Bike) - a 2' 49''7. Jai Hindley (Red Bull - BORA - hansgrohe) - a 2' 53''8. Giulio Pellizzari (Red Bull - BORA - hansgrohe) - a 2' 53''9. Egan Bernal (INEOS Grenadiers) - a 2' 55''10. Felix Gall (Decathlon AG2R La Mondiale Team) - a 2' 58''
La tragedia de Natalia Nagovitsina, la alpinista rusa que lleva dos semanas atrapada en una montaña de Kirguistán y que las autoridades ya declararon "presuntamente muerta", no solo causó dolor en su familia. En medio de las labores de rescate fallidas con las que intentaron ayudar a la mujer, también murió su colega y amigo Luca Sinigalia, un montañista italiano que se arriesgó a subir la montaña para ayudarla.Todo empezó el 12 de agosto, Nagovitsina realizó el ascenso al Pico Pobeda, una de las montañas más peligrosas de Kirguistán. Iba acompañada de sus colegas Luca Sinigaglia (Italia), Roman Mokrinsky (Rusia) y Gunter Siegmund (Alemania). Cuando iniciaron el descenso, ella sufrió una caída y se fracturó una pierna, lo que hizo que no pudiera seguir con la tarea de bajar la montaña. Los montañistas, por su parte, tampoco podían bajarla por las condiciones del terreno.Ante lo ocurrido, los hombres crearon una especie de campamento para Natalia a 7.000 metros de altura y con temperaturas de -28°C. Allí la dejaron con víveres e implementos mientras ellos bajaban a buscar ayuda.¿Cómo murió Luca Sinigaglia?Durante los primeros días, Luca Sinigaglia y sus compañeros se turnaban para subir al punto en el que habían dejado a Natalia para llevarle suministros mientras se lograba iniciar una misión de rescate. El 15 de agosto, tres días después del accidente de Nagovitsina, el alpinista italiano sufrió las consecuencias de la exposición a la altura y bajas temperaturas.El italiano sufrió un edema cerebral, potenciado por congelaciones y la falta de oxígeno cuando iba subiendo para ver a su amiga. Lo peor es que, al igual que Natalia, el cuerpo de Sinigaglia también quedó atrapado en una cueva llena de nieve a casi 7.000 metros de altura. Según informó el medio italiano Il Messagero, rescatar el cuerpo del hombre de 49 años también es imposible para los organismos de Kirguistán.Segpun han reseñado varios medios italianos, Sinigaglia era un gran apasionado por el montañismo, especialmente por realizar estas hazañas en Kirguistán, en la frontera con China. En medio de esas travesías, se había hecho gran amigo de Nagovitsina desde 2021.De hecho, recientemente Izvestia publicó una impactante foto de Natalia Nagovitsina. La imagen fue tomada el 12 de agosto, cuando el equipo de montañistas tuvo que abandonarla en la cima de la montaña. A la mujer de 47 años se le ve sonriente a pesar de la circunstancia, pues se ve que sus colegas intentaron estabilizar su pierna rota con uno de los tubos de las tiendas de campaña.El detalle más perturbador de la imagen es que en la foto el alpinista italiano Luca Sinigaglia, de 49 años, la está abrazando. Otros detalles del rescate fallido de Natalia NagovitsinaLuca no fue el único que sufrió las consecuencias, su compañero Gunter Siegmund, también estuvo a punto de perder la vida en las labores de rescate de Natalia Nagovitsina. En su caso, afortunadamente logró bajar e inmediatamente fue hospitalizado.La situación con Sinigaglia y Siegmund hizo que las autoridades decidieran dejar de enviar alpinistas a pie en busca de Natalia. El 17 de agosto, las autoridades enviaron un helicóptero militar Mi-8 para el rescate de la alpinista, pero la aeronave se estrelló durante la operación, a los 4.600 metros, causando graves lesiones a los rescatistas. Otros grupos de rescatistas intentaron escalar la montaña para bajar a Natalia, pero las condiciones hostiles del terreno hicieron que solo alcanzaran a llegar a los 5.800 metros de altura. Dmitry Grekov, el jefe del campamento base de alpinismo, señaló que en esa montaña no se había evacuado a ningún escalador desde 1955 y nunca se ha rescatado a nadie herido a la altura de 7.000 metros.MARÍA PAULA GONZÁLEZPERIODISTA DIGITAL DE NOTICIAS CARACOL
El ciclismo colombiano está de luto por el fallecimiento de Ramón Tolosa, histórico corredor que hizo parte del equipo Café de Colombia. El oriundo de Paipa, Boyacá, murió a los 65 años el viernes en hora de la mañana, en Ibagué, Tolima. Palmarés de Ramón Tolosa19821 etapa de la Vuelta a Guatemala19833º en la Vuelta a Cundinamarca3º en el Clásico RCN19841 etapa de la Vuelta a ColombiaCampeonato Panamericano en Ruta
La Vuelta a España 2025 apenas está en su primera semana y ya rompió una marca lamentable: 12 corredores han abandonado, pasando por encima de los 11 del Giro de Italia y las 7 del Tour de Francia. Si bien algunos retiros se han dado por lesiones producto de caídas, las más recientes tienen algo en común: un virus. La octava jornada de la carrera comenzó con el abandono de un compañero de Jasper Philipsen en el Alpecin Deceuninck. "Lamentablemente, Luca Vergallito tuvo que abandonar La Vuelta hoy. Sufría de problemas estomacales y estaba completamente vacío. Deseándole una pronta recuperación", reveló su equipo en redes sociales. Más tarde, ya con la fracción en disputa, Burgos BH reportó que el Eric Fagúndez no pudo continuar. "El uruguayo se encontraba muy afectado por un virus en las dos últimas etapas", remarcó la escuadra española. Lo curioso es que ya es el tercer abandono del Burgos BH por enfermedad. Daniel Cavia y Carlos García Pierna ya se habían 'bajado' por las mismas razones en etapas anteriores. Ahora bien, luego de lo ocurrido en la séptima fracción, se rumora que el virus ya habría llegado a Bahrain Victorious y Groupama FDJ. Antobio Tiberi y David Gaudu la pasaron muy mal al cruzar la meta a 13:28 y 14:51, respectivamente, del ganador Juan Ayuso. Si bien en el Bahrain, equipo de Santiago Buitrago y del líder Torstein Traeen, no dio pistas, Gaudu sí fue sincero con la prensa. “No sé qué ha pasado, no tengo buenas sensaciones. Ayer [jueves] ya no tenía buenas sensaciones, en la contrarreloj [por equipos] [miércoles] estuve un poco mediocre, así que digamos que cada día va a peor. Aguanté, pero la verdad es que no iba bien. Así son las cosas. Sinceramente, no tengo explicación, ni el equipo tampoco. Estuve en mi mejor momento hace dos días [victoria de etapa] y ahora, no sé, la verdad es que no responde nada. Mi ritmo cardíaco ya no sube, es complicado, no puedo desarrollar potencia, así que estoy un poco bloqueado; así es, qué lástima”, señaló.
Hay conmoción en México luego de que las autoridades reportaran el hallazgo de toda una familia asesinada en Guadalajara, Jalisco. Después de las pesquisas necesarias se confirmó que se trataba de la famosa tiktoker Esmeralda Ferrer Garibay, de 32 años, su esposo y sus dos hijos, quienes recientemente se habían mudado a Guadalajara por temas laborales.¿Cómo encontraron los cuerpos?Las autoridades mexicanas detallaron que recibieron una alerta por una camioneta Ford Ranger gris abandonada en una carretera de Guadalajara, el pasado 22 de agosto. Cuando llegaron al lugar notaron que el vehículo tenía unas bolsas blancas sospechosas en el platón. Al revisarlas encontraron los cuerpos sin vida de una mujer, un hombre y dos niños.Tras una semana de exámenes forenses se confirmó la identidad de la familia. La mujer era Esmeralda Ferrer Garibay, de 32 años, una reconocida tiktoker mexicana. Su esposo Roberto Carlos Gil Licea, de 36 años; su hijo Gael Santiago, de 13 años, y su hija Regina, de siete. Además, se confirmó que todos los cuerpos tenían signos de violencia.Esmeralda y Roberto había decidido mudarse hace algunos meses a Guadalajara por motivos laborales. Ella estaba dedicada a las redes sociales, donde tenía casi 20 mil seguidores, mientras que él manejaba negocios de compraventa de vehículos y cultivos de tomates en Michoacán. La primera teoría de las autoridades es que el crimen está relacionado con las actividades comerciales del esposo de la tiktoker.¿Qué se sabe sobre el asesinato de tiktoker mexicana y su familia?Las autoridades avanzan en la investigación sobre los hechos que llevaron al crimen contra toda la familia y los responsables de este cruel asesinato múltiple. La primera línea de investigación se ha dado por los negocios del esposo de Esmeralda, teniendo en cuenta las publicaciones que la mujer hacía en sus redes sociales, presumiendo viajes al exterior y un estilo de vida de lujo con marcas de lujo como Gucci, Dolce & Gabbana o Versace.Particularmente han llamado la atención videos en los que la mujer presumía este estilo de vida con narcocorridos de fondo y textos como "las ventajas de tener un novio narco". A través de las investigaciones las autoridades mexicanas ya lograron establecer parte de la ruta de la camioneta en la que encontraron a la familia. Ese recorrido los llevó hasta un taller mecánico cercano, del que salió el vehículo con las bolsas en el platón. El fiscal Alfonso Gutiérrez Santillán declaró: "Se procesó la escena y los investigadores encontraron múltiples pruebas que sugieren que la familia fue asesinada allí".Extrañas circunstancias con personas detenidasDos hombres que estaban en el taller fueron detenidos para declarar; sin embargo, fueron dejados en libertad por falta de pruebas. Según el portal NeedToKnow, cuando salieron de la Fiscalía se encontraron con otros dos sujetos que los estaban esperando.Después de esto algo muy extraño sucedió, pues los cuatro hombres fueron interceptados por un grupo de hombres armados que se los llevó a la fuerza. Uno de ellos logró escapar, mientras que de los otros tres se desconoce el paradero. Las autoridades están buscando al que huyó para obtener su declaración sobre lo ocurrido.Al respecto, la fiscal Blanca Trujillo declaró: "Las investigaciones muestran que los autores llevaban más de dos horas vigilando la salida. No fue un ataque inmediato; esperaron a que el grupo se alejara unos metros antes de secuestrarlo". Las autoridades creen que el secuestro de los hombres puede estar directamente relacionado con la investigación en curso por el asesinato de la familia de la tiktoker.MARÍA PAULA GONZÁLEZPERIODISTA DIGITAL DE NOTICIAS CARACOL