

Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
La mañana del domingo 24 de noviembre de 2024, Juan Felipe Rincón, un joven de 21 años e hijo del general (r) de la Policía William Rincón, fue sido asesinado tras ser víctima de una brutal golpiza en el barrio Quiroga, ubicado en el sur de Bogotá.
El impacto de la tragedia fue doble: no solo por la violencia del hecho, sino porque rápidamente se difundió una versión según la cual los presuntos agresores afirmaron que el joven era un "pedófilo al que querían darle una lección".
Gracias al acceso exclusivo a pruebas inéditas, fotos nuevas, videos, confesiones y audios, Séptimo Día logró reconstruir minuto a minuto lo ocurrido previo al evento fatal y develar las hipótesis de lo sucedido.
Juan Felipe Rincón, que entonces tenía 21 años, se había inclinado por la música, el fútbol y el estudio de inglés, e incluso vivió una temporada en Washington con su padre, el general (r) William Rincón, donde trabajó como mesero. A su regreso a Colombia, se sostenía de sus ahorros y de los ingresos que generaba como influencer en redes sociales, con más de 214.000 seguidores en una de sus cuentas. El joven se había independizado y vivía en un apartamento pequeño en la carrera octava con 170, al norte de Bogotá, desde donde hacía transmisiones en vivo para sus seguidores.
Según el general Rincón, tres semanas antes de su asesinato, su hijo fue contactado por una supuesta seguidora que se identificó como Mar 142318, quien afirmó tener edades que oscilaban "desde los 10 hasta los 22 años".
Publicidad
El general William Rincón desmintió enfáticamente la versión que señalaba a su hijo de interactuar con menores: "en realidad eso nunca sucedió". La investigación de la familia apunta a que la persona detrás de los mensajes no era una niña, sino Katherine Sotelo, de 33 años, quien era "la dueña y la que creó el usuario".
De acuerdo con el general, esta estrategia de manejar múltiples edades formaba parte de un plan "para meterlo dentro de la narrativa que ya tienen creado estas personas". El objetivo, según la defensa del general, era extorsionar a Juan Felipe, haciéndolo parecer que "él era un pedófilo, que era lo que ellos estaban diciendo". Incluso, el general Rincón aseguró que las fotos que Juan Felipe supuestamente había enviado en el chat con el torso descubierto no eran privadas, sino que estaban en su perfil público de Instagram y que la persona le pidió que enviara fotos que ya estaban disponibles.
Finalmente, según el general (r) William Rincón, el contacto digital le insistió en que conociera a una amiga, una adolescente de 15 años. Comentó que después de varias insistencias los jóvenes se encontraron por primera vez el sábado 23 de noviembre aproximadamente a las 10 de la noche en el centro comercial Titán Plaza.
Publicidad
Tras compartir cerca de una hora en Titán Plaza, la pareja se dirigió al apartamento de Juan Felipe en la Calle 170. La Unidad de Investigación Criminal (UID), una oficina forense contratada por el general (r) Rincón, obtuvo imágenes exclusivas del ingreso de la adolescente al conjunto residencial Navarra esa noche.
El relato de lo ocurrido en el apartamento se obtuvo gracias a una entrevista que la Fiscalía le hizo a la adolescente. Según dijo, vieron una película y no tuvieron relaciones.
A la mañana siguiente, el domingo 24 de noviembre, la adolescente y Juan Felipe Rincón se levantaron a las 9:40 a.m. A las 10:20 a.m. salieron del edificio en la moto de Juan Felipe, una TVS Apache 200, con rumbo al sur de Bogotá.
Casi media hora después, a las 10:55 a.m., la pareja llegó al barrio Santa Isabel. Allí recogieron al escolta de Juan Felipe, Sergio Felipe Rico Rueda, de 26 años, quien retiró una camioneta Toyota Fortuner. El vehículo era de uso de la Policía Nacional que estaba asignado al esquema del general Rincón y, obviamente, a su familia y a su hijo". El escolta conducía, mientras que Juan Felipe y su acompañante viajaban atrás.
A las 11:17 de la mañana, la camioneta se detuvo frente a una ferretería en el barrio Quiroga, un sitio muy cercano a la alcaldía local de Rafael Uribe Uribe. Juan Felipe y la adolescente bajaron y se adelantaron, tomando una distancia considerable al escolta.
Publicidad
En otro punto del Quiroga, las cámaras con audio, una pieza clave hallada por Séptimo Día, grabaron a Katherine Sotelo comunicándose con la menor, preguntándole "¿dónde está?". Yefrin Garavito, director de la Unidad de Investigación Criminal de la Defensa (UID), explicó que esto es evidencia de un "concierto para delinquir".
Cerca de donde Juan Felipe arribaría, la cámara captó a Andrés Sotelo, pareja sentimental de Katherine, y a Tatiana Vega López, su pareja. Sotelo contaba con antecedentes penales y estaba siendo investigado por tentativa de homicidio precisamente en el mismo sector.
Publicidad
A las 11:18 a.m., los dos jóvenes llegaron. La adolescente aceleró el paso y saludó a Katherine Sotelo con un beso en la mejilla, presentándole a Juan Felipe. Luego, a las 11:19 a.m.. Andrés Camilo Sotelo y Tatiana Vega López, acompañados de un rottweiler, irrumpen en la escena y se lanzan contra Juan Felipe Rincón.
El escolta, Sergio Rico, reaccionó de inmediato, y en repetidas ocasiones dijo: "Policía Nacional". Mientras Sotelo y Vega empezaban a golpear a Juan Felipe y le quitaban la chaqueta, el escolta realizó un primer disparo de advertencia, el cual no impactó contra nada, pero tampoco logró intimidar a los agresores.
El escolta intentó mediar e imploró, pero la golpiza fue brutal e inmediata. Un hombre armado con un objeto se sumó al ataque, y la misma joven que pernoctó con Juan Felipe también lo agredió. Juan Felipe ni siquiera intentó defenderse y una voz masculina lo tildó de "violador".
Unos segundos después se escuchó el segundo disparo. Sergio Rico volvió a advertir, incluso "casi que les ruega". Ochenta segundos después, se escuchó una tercera detonación.
Publicidad
El análisis del video con audio reveló que Andrés Sotelo también portaba lo que fue identificado como un arma tipo revólver, con la cual golpeaba a Juan Felipe. Sotelo golpeó varias veces a Juan Felipe, quien estaba contra las rejas. Se escuchó un cuarto disparo.
La agresión no dio tregua, y en tan solo nueve segundos después, se escucharon tres nuevos disparos, la quinta, sexta y séptima detonación. En ese momento, se escuchó la reacción de un vecino que grababa la escena: "ay, le pegó al otro". Veintiséis segundos después, sonó la octava y última detonación.
Publicidad
El cuerpo de Juan Felipe Rincón, de 21 años, registraba la brutalidad de la agresión. El informe forense registró "más de 12 lesiones causadas por parte de elementos contundentes, adicionalmente, mordiscos y escoriaciones (rapaduras o heridas)".
La muerte de Juan Felipe Rincón fue causada por un proyectil que ingresó al cuerpo, lesionó el pulmón izquierdo, atravesó la caja toráxica y salió por su espalda, realizando una laceración a los músculos intercostales. Aunque esta fue la lesión mortal, los investigadores forenses señalaron que “todas las otras lesiones podían haberle causado la muerte".
Andrés Camilo Sotelo negó rotundamente haber disparado. En entrevista con Séptimo Día, Sotelo dijo: "mentira, es mentira". Al ser cuestionado sobre quién lo hizo, señaló al escolta: "para mí, la respuesta es clara, el escolta, nadie más tenía un arma de fuego". Sotelo afirmó que el arma que él portaba era "hechiza, pero ni siquiera hacía ni sonido”. No obstante, peritos de la UID no descartan que el arma entregada a las autoridades haya sido modificada.
Un juez de la República decretó la libertad inmediata de Andrés Sotelo, según argumentó su abogado, porque la prueba de microscopia de barrido en las manos de su defendido para buscar residuos de pólvora salió negativa ya que "no se encontraron residuos de pólvora".
Tras el enfrentamiento, una camioneta blanca recogió a Sotelo y a otro herido para llevarlos al Hospital El Tunal, ignorando a Juan Felipe, cuyo cuerpo "quedó tendido en el lugar". El general Rincón llegó casi una hora después y, según cuenta, recordó la promesa que le había hecho a su primogénito: "Tu corazón y mi corazón es uno solo y por siempre lo será". Al levantar la sábana, encontró el cuerpo de su hijo "totalmente golpeado, ensangrentado, tenía una herida en su oreja, estaba golpeado en su boca, golpeado en sus manos".
Para el general William Rincón y su equipo, los hechos trascienden el homicidio. Afirman que la evidencia revela "no solamente hay un homicidio, sino hay una tortura y hay un concierto para delinquir". El general cree que su hijo fue víctima de una organización criminal que hace "extorsiones" y "hace unos montajes".
Publicidad
La "prueba reina" para el general es la confesión de la adolescente que acompañó a Juan Felipe. Ella declaró: "ellos planeaban extorsionarlo". Además, confesó que fue engañada para llevarlo al barrio Quiroga y afirmó estar dispuesta a declarar en su contra.
Por su parte, Sotelo evitó referirse a la brutalidad de la golpiza como tortura, señalando que "ese tema digamos ya lo tendría que definir la Fiscalía".
Publicidad
El general Rincón ha manifestado que su lucha se convirtió en una "deuda de honor": "ya a mi hijo en vida no lo puedo recuperar, pero la dignidad sí". Ha tenido que repetir la escena de la muerte de su hijo "más de 100 veces" para "esclarecer todos estos hechos" y cumplir su objetivo: "rescatar ya, en este momento, la dignidad de mi hijo... Quiero que mi hijo descanse en paz y este tranquilo".
La Fiscalía General de la Nación debe definir si la agresión constituye o no el delito de tortura. La investigación para determinar quién disparó contra Juan Felipe Rincón, y si los involucrados serán imputados por otros delitos, aún continúa abierta.