Lo sorprendente es que los demás jóvenes que estaban en el aula no hicieron nada y algunos hasta se rieron de la brutal golpiza. La agresora podría enfrentar cargos penales.
La rápida reacción de los trabajadores del recinto evitó que el hecho terminara en tragedia. La mujer podría enfrentar una pena de hasta 15 años de cárcel.