A finales de julio de 2023 se presentó el triste caso de la muerte de dos chimpancés que habían escapado del Bioparque Ukumarí, en Pereira. Uniformados les dispararon bajo la excusa de que los animales se habían puesto agresivos y podrían significar un peligro para los cuidadores.Raúl Gasca habla sobre Pancho, uno de los chimpancés sacrificados en Pereira: “Él era como mi hijo”Cinco meses después, un juez penal militar determinó que los dos soldados y el policía que participaron en el operativo en el que fueron sacrificados Pancho y Chita no deben ser acusados, pues cumplieron con los protocolos.También se tuvo en cuenta que estaban protegiendo la vida de los cuidadores. Señala la decisión que los uniformados cumplieron con los pasos requeridos cuando se presentan hechos como estos y más cuando uno de los chimpancés se mostró agresivo en contra de los cuidadores.Judicializan a cuidador que habría permitido escape de chimpancés sacrificadosEl 22 de septiembre, una fiscal adscrita al Grupo Especial para la Lucha Contra el Maltrato Animal (Gelma) judicializó a José Leandro Hurtado Henao, cuidador de los chimpancés Pancho y Chita que habitaban el Bioparque Ukumarí, ubicado en Pereira, Risaralda, y que fueron sacrificados.La investigación permitió establecer que el procesado presuntamente omitió su labor de cuidado y atención con los animales. Esto permitió que, el domingo 23 de julio de 2023, los dos primates escaparan, pues las puertas del lugar quedaron abiertas en un aparente incumplimiento de los protocolos de seguridad.El material de prueba evidencia que Hurtado Henao habría incurrido en esta falta de manera premeditada, ya que el sistema de seguridad cuenta con al menos siete seguros, candados y guillotinas, diseñados específicamente para este tipo de espacios y para evitar la fuga de los animales.También se determinó que, al parecer, el cuidador inició el cierre de las puertas media hora antes de lo establecido y sin la compañía de otros integrantes del personal, tal como lo define el protocolo del Bioparque Ukumarí, impidiendo realizar el chequeo cruzado que tiene como objetivo verificar dicho procedimiento.La omisión en el cumplimiento del protocolo habría permitido la salida de los chimpancés del área destinada para su descanso y que culminó con el sacrificio de los mismos.
Una fiscal adscrita al Grupo Especial para la Lucha Contra el Maltrato Animal (Gelma) judicializó a José Leandro Hurtado Henao, cuidador de los chimpancés Pancho y Chita que habitaban el Bioparque Ukumarí, ubicado en Pereira, Risaralda, y que fueron sacrificados.Raúl Gasca habla sobre Pancho, uno de los chimpancés sacrificados en Pereira: “Él era como mi hijo”La investigación permitió establecer que el procesado presuntamente omitió su labor de cuidado y atención con los animales. Esto permitió que, el domingo 23 de julio de 2023, los dos primates escaparan, pues las puertas del lugar quedaron abiertas en un aparente incumplimiento de los protocolos de seguridad.El material de prueba evidencia que Hurtado Henao habría incurrido en esta falta de manera premeditada, ya que el sistema de seguridad cuenta con al menos siete seguros, candados y guillotinas, diseñados específicamente para este tipo de espacios y para evitar la fuga de los animales.También se determinó que, al parecer, el cuidador inició el cierre de las puertas media hora antes de lo establecido y sin la compañía de otros integrantes del personal, tal como lo define el protocolo del Bioparque Ukumarí, impidiendo realizar el chequeo cruzado que tiene como objetivo verificar dicho procedimiento.La omisión en el cumplimiento del protocolo habría permitido la salida de los chimpancés del área destinada para su descanso y que culminó con el sacrificio de los mismos.Durante un operativo coordinado entre la Policía y el Ejército, las autoridades, alertadas con el código rojo, se vieron obligadas a utilizar sus armas de fuego para evitar pérdidas humanas, ya que los animales representaban un peligro para los cuidadores y las personas que estaban allí.Sandra Correa, gerente del Bioparque Ukumarí, informó en una rueda de prensa en su momento que la posibilidad de usar dardos tranquilizantes para los chimpancés era una estrategia inviable debido su grado de adrenalina y excitación."El tiempo del dardo tranquilizante puede durar entre 10 y 30 minutos en un animal que se encuentra eufórico. Mientras pasa eso, el animal te puede matar", explicó la funcionaria.A Chita le habrían disparado cerca de las 9:00 de la noche cuando se asomó a una claraboya. Por su parte, Pancho fue impactado en la madrugada del 24 de julio, cuando fue encontrado caminando por el sector turístico de Consotá.La Fiscalía General de la Nación imputó al cuidador por el delito de maltrato animal agravado, cargo que no fue aceptado. Una juez de control de garantías le impuso medida no privativa de la libertad.Revelan video del momento en que le dispararon al chimpancé Pancho tras escaparse de Ukumarí
El caso de los chimpancés Pancho y Chita, sacrificados tras escaparse de las instalaciones del Bioparque Ukumarí, en Risaralda, dio un nuevo giro luego de que una investigación realizada por la Fiscalía General de la Nación revelara que aparentemente sus jaulas fueron abiertas de manera premeditada por uno de los cuidadores.Revelan video del momento en que le dispararon al chimpancé Pancho tras escaparse de UkumaríDe acuerdo con las autoridades, el hombre y cuidador de estos animales fue identificado como José Leandro Hurtado, a quien le imputaron cargos por el delito de maltrato animal agravado. Al parecer, su acción propició que los chimpancés se escaparan y que posteriormente fueran sacrificados.Cabe recordar que la muerte de los chimpancés Pancho y Chita fue confirmada por el personal del Bioparque Ukumarí, ubicado en Pereira, Risaralda, el pasado 24 de julio de 2023 luego de que estos salieran de su área de protección y se les viera caminando por el sector turístico de Consotá.Durante un operativo coordinado entre la Policía y el Ejército, las autoridades, alertadas con el código rojo, se vieron obligadas a utilizar sus armas de fuego para evitar pérdidas humanas, ya que los animales representaban un peligro para los cuidadores y las personas que estaban allí.Sandra Correa, gerente del recinto, informó en una rueda de prensa en su momento que la posibilidad de usar dardos tranquilizantes para los chimpancés era una estrategia inviable debido su grado de adrenalina y excitación: "el tiempo del dardo tranquilizante puede durar entre 10 y 30 minutos en un animal que se encuentra eufórico, mientras pasa eso el animal te puede matar", explicó la funcionaria.Historia de Pancho, uno de los chimpancés sacrificadosRaúl Gasca, propietario del Circo de los Hermanos Gasca, solía ser el cuidador de Pancho, o Panchito, a quien trajo a Colombia cuando realizaba funciones con animales. Sin embargo, debido a la ley de protección animal, se le prohibió continuar con este tipo de espectáculos en el país: “Teníamos la opción de no volver a Colombia o la de no seguir trabajando con animales”.Los Gasca tomaron la determinación de entregar todas las especies que tenían. “Personalmente me encargué de que los animales quedaran bien y efectivamente donamos a Panchito al zoológico”, aseguró el representante del circo en una entrevista con Blu Radio.Inicialmente, Pancho hacía parte del Zoológico Matecaña, pero en 2015 fue trasladado al Bioparque Ukumarí, donde permaneció hasta el final de sus días.Según Raúl Gasca, cuando los chimpancés van creciendo se van volviendo más agresivos, especialmente con la gente que no conocen, así que esta podría ser una de las razones por las cuales se mostró violento al momento de su captura. Adicionalmente, afirmó que Pancho era muy inteligente y “sabía abrir candados y puertas” porque había sido educado para eso.Raúl Gasca habla sobre Pancho, uno de los chimpancés sacrificados en Pereira: “Él era como mi hijo”
En esta Navidad, los animales del Bioparque Ukumarí, de Pereira, también recibieron regalos deliciosos y frutales. A la celebración, que se llevó a cabo por todo lo alto, asistieron osos, jirafas, aves y varias especies exóticas.“Una maravilla”, “una experiencia demasiado linda”, fueron algunos de los comentarios de los visitantes del Bioparque Ukumarí que vieron cómo los animales destaparon y disfrutaron de sus regalos navideños.Durante el recorrido, las personas también pudieron ver cómo las aves celebraron la Navidad.“A todos los animales les entregamos comida, regalitos, helado, pastel. A todos les hemos dado cosas muy deliciosas”, manifestó Sandra Correa, gerente del Bioparque Ukumarí.Hasta la jirafa recibió un menú especial y cuidados pensados especialmente para ella, según informó Correa: “Nosotros le traemos un champú especial con el fin de que así le fortalezca el crecimiento del pelo”.Pero los regalos de Navidad no solo fueron alimentos, este lugar de vida silvestre recibió mancuernas para controlar peso, equipos especiales para la clínica y elementos de aseo también hicieron parte de los obsequios.
En la copa de un árbol de un barrio en el norte de Pereira fue visto un puma durante la noche del viernes.El animal se encontraba herido y en busca de alimentos.“Hay que hacerle un reconocimiento a toda la gente del barrio Kennedy, fueron ellos quienes identificaron al felino, lo protegieron, lo cuidaron, garantizaron que nadie atentara contra la integridad del animal”, afirmó el coronel Darío Montenegro, comandante de Policía de Pereira.Sandra Correa, la directora del bioparque Ukumarí, indicó las características de esta especie.“Los pumas son animales solitarios, que permanecen con la mamá uno o dos años y la mamá luego los deja a cada uno para que empiecen su vida, cada uno, y quizás este puma, buscando su territorio, su alimentación, empezó a meterse para otro lugar (al barrio)”, dijo la funcionaria.El felino recibió tratamiento de inmediato y fue trasladado al bioparque Ukumarí, donde médicos veterinarios especialistas lo atendieron.“Es un animal al que su hábitat le está siendo destruido, prácticamente por la urbanización de los espacios rurales y por tanto su hábitat natural se está viendo amenazado”, explicó Néstor Varela, director científico del bioparque Ukumarí.El felino fue dejado en libertad, con la esperanza de que su especie se pueda reproducir y continuar siendo amo de las montañas cafeteras que, gracias a la poca presencia del hombre, se están recuperando.“Eso quiere decir que estamos teniendo una buena recuperación probablemente y poder poner una buena cantidad de individuos en esta zona con todo lo que han hecho las autoridades en proteger estas zonas naturales”, añadió Correa.Los grupos de protección ambiental realizan recorridos permanentes por la zona de reserva en el norte de Pereira, continuando con la recuperación de especies como este puma que ahora no están siendo cazadas por el hombre.
Catalogadas como especie en vía de extinción, hacen parte de un programa internacional de cuidado animal. Luego de dos días de viaje y de toda una odisea para su traslado e ingreso al país, las dos jirafas provenientes de un parque de conservación en México ya se encuentran en Colombia. Se trata de un macho y una hembra de casi dos metros de altura que ahora hacen parte del Bioparque Ukumari, en la capital del departamento de Risaralda. Habitarán un espacio de 8.000 metros cuadrados. “Van a estar en cuarentena para que no estén estresadas y nuestro reto es lograr que se adapten a la dieta local. Creemos que por el clima no hay problema”, dijo Jorge Caro, veterinario de animales silvestres. Los especímenes debieron ser traídos en huacales diseñados de manera especial, a los que se les podía ajustar el tamaño. Así podían ingresar al avión o pasar por debajo de un puente sin problema, cuando viajaran por carretera. Su llegada al país se logró tras las gestiones del parque y del apoyo de los pereiranos, quienes con donaciones contribuyeron en los gastos del viaje. Luego de 30 días, el público podrá verlas y el primer día de su exhibición la entrada al bioparque será gratuita.
Para trasladarlas al bioparque fue necesario utilizar contenedores especiales y un protocolo digno de presidente.
Fue necesario el apoyo de más de 60 personas, cerca de 30 carros y una grúa para 40 toneladas, con tal de llevarlo a Ukumari.