
Una cirugía pionera, realizada por primera vez en el Hospital Internacional de Colombia (HIC) en Santander, ha abierto una nueva vía de tratamiento para pacientes que sufren de trastornos de salud mental complejos. El procedimiento, conocido como estimulación cerebral profunda, ha transformado la vida de Lorena Rodríguez, una mujer que durante 17 años padeció de ansiedad y depresión.
Lorena Rodríguez fue diagnosticada con trastorno de ansiedad mixto, una condición que la mantuvo en una batalla silenciosa durante casi dos décadas. "Empecé a sentirme preocupada todo el día, muchas veces empecé a sentir palpitaciones en mi corazón muy fuertes, combinado con momentos de total apatía a la vida, donde sentía que yo no podía con todo, incluso con tareas cotidianas como bañarse, arreglarse. Entonces ahí fue cuando yo ya busqué ayuda y dije, esto no es normal", relató la paciente sobre su experiencia.
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Antes de esta intervención, Lorena había explorado diversas alternativas, incluyendo "tratamientos o un enfoque totalmente holístico e integral" y "diferentes tipos de fármacos", sin lograr una mejoría duradera.
¿Cómo fue el procedimiento para tratar la depresión?
Su caso llegó a manos de un equipo de neurólogos del Hospital Internacional de Colombia, quienes buscaban innovar en la técnica de estimulación cerebral profunda. La particularidad de esta cirugía radica en la implantación de cuatro chips en el cerebro del sujeto, a diferencia de los dos que se utilizaban en procedimientos previos. Estos electrodos se conectan a una batería que, una vez dentro del paciente, envía impulsos eléctricos. "Todo, por supuesto, queda dentro del paciente. El paciente puede ir a una piscina, al mar", explicó el doctor William Ómar Contreras, neurocirujano aliado del centro médico.
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El objetivo específico con Lorena era abordar no solo su tristeza y depresión, sino también su ansiedad y las obsesiones que presentaba. La cirugía, que se realizó mientras Lorena estaba despierta, culminó con éxito y los resultados no tardaron en manifestarse.
"Después de la cirugía empecé a sentir muy buenos cambios", afirmó Lorena, quien hoy cuenta una historia distinta, superando una enfermedad que, aunque invisible, representa una ardua batalla diaria. “Ha habido días que no han sido fáciles y otros que han sido muy buenos”, pero “ya no estoy atrapada en una lucha entre la depresión y la ansiedad”, sostuvo.
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Los médicos recalcan que el procedimiento “no es una cirugía que cura de la depresión” y que no se le puede realizar a todo el mundo.
Este avance médico en Colombia es especialmente relevante si se considera el panorama global. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), aproximadamente 280 millones de personas adultas en el mundo sufren de depresión, lo que representa el 5% de la población del planeta, destacando la necesidad crítica de nuevas y efectivas opciones de tratamiento.
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