Una fila que parece como si estuvieran regalando algo es la que se evidencia en la mayoría de las estaciones del Transmilenio. A diario, a los habitantes de Soacha, Cundinamarca, les toca padecer este calvario para subir a un articulado.
“Todos los días es lo mismo, siempre es como media hora para entrar a la estación y la esperada de los buses es otra media hora”, dice un usuario.
A esta tardanza se le suma la inseguridad que sienten y viven los pasajeros: “me siento más segura en bus que en Transmilenio y muchas veces están los policías chateando o los de Bogotá Humana hablando entre ellos”.
Este viacrucis lo comprobamos en carne propia. Empujones, poco aire y ni un centimetro de espacio para moverse es la realidad del día a día.
Del otro lado de la moneda, para combatir la inseguridad y los colados, Transmilenio puso en funcionamiento cámaras de reconocimiento facial que identifican 32 rostros por segundo y facilitan el cruce de información con la base de datos de la policía para golpear la delincuencia.
Updated: marzo 19, 2015 01:53 p. m.