
Esta semana, el antiguo secretariado de las extintas Farc reconoció ante la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) el reclutamiento de 18.677 menores de edad en el marco del conflicto armado. Sin embargo, negó la existencia de una política encaminada a cometer abusos sexuales y abortos en sus filas, asegurando que este tipo de prácticas estaban enfocadas a evitar el desarrollo infantil en medio de la guerra.
Noticias Caracol conoció los testimonios de dos víctimas que cuestionan la versión de los exguerrilleros y exigen verdad plena frente a estos delitos. (Lea también: El testimonio del niño de 14 años que fue reclutado por las extintas Farc y casi muere en combate)
El infierno de Sara, reclutada a los 11 años
Sara Morales recuerda con lágrimas una noche de marzo de 1996, cuando hombres armados del Bloque Magdalena Medio llegaron a Barrancabermeja en busca de niños para llevarlos a la guerra.
"Me llevaron no solamente a mí, sino a varios niños nos reclutaron. Yo salí a comprar un desayuno a la vuelta de mi casa y fue cuando desafortunadamente esa noche fui abordada por personas de las Farc que nos llevaron a un camión y al otro día en la madrugada nos sacaron al río Magdalena para empezar la travesía hacia un campamento de la guerrilla que quedaba sobre el Cimitarra. Tenía 11 años", relató.
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Aquella noche no logró dormir. La confusión y el miedo marcaron un antes y un después. Su niñez terminó y, sin elección, comenzó una vida impuesta como combatiente. Esta mujer afirma que al llegar al campamento “el que nos recibió a nosotros fue un niño más chiquitico que yo, el fusil era más grande que él, el uniforme era algo que si lo miro ahora, la percepción que tengo de eso es que era un bebé dándonos la bienvenida a un infierno como el que nosotros íbamos a empezar a vivir”, describió.
Según su narración, fue el propio Pastor Alape, junto con otros mandos guerrilleros como 'Richard' y 'Mitú', quien les dio la bienvenida, asegurándoles que eran el futuro de la organización. "Desde el día uno yo ya estaba rebelde, yo fui la primera que dije: ‘Yo no quiero estar aquí, yo me quiero ir para mi casa, quién le dijo usted que yo quería ser guerrillera’. Y lo que dijo él era que así era que le gustaban las personas, berracas. Yo creo que ese fue el día que marcó la diferencia en mi vida, creo que desde ahí es donde empiezo a cargar esa cruz que hemos venido cargando por tantos años”.
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Con el paso de los meses, la carga de Sara aumentó, pues aseguró que fue víctima de múltiples actos violentos dentro del campamento y que estarían relacionados con su orientación sexual.
"Mi condición sexual iba en contra de las costumbres sanas del movimiento, o sea, una persona de condición sexual, sea hombre o sea mujer, no estaba ni tenía cabida dentro de esta organización. Sé que lo hicieron por eso. Querían cambiar algo en mí que no cambió. Ellos lo hicieron con esa intención de dañarme y de querer cambiar y curar algo que no se cura, que no es una enfermedad. Ellos no respetaban ni lo veían bien en nosotros, pero los comandantes que tenían esa condición, ah no, a ellos sí se les permitía todo, a ellos sí se les permitía abusar de los menores, a ellos sí se les permitía tener relaciones con menores de edad", aseguró Sara.
Además, señaló que denunciar estos hechos no era una opción. Quienes se atrevían a hablar eran expuestos públicamente y humillados ante otros combatientes. “El mismo Pastor Alape, en una asamblea en el Magdalena Medio, me hizo bailar con quien me violó después de yo haberlo informado. Yo voy, me paro y lo denuncio, y me pusieron a mí y a dos compañeras más como las payasas de la reunión, éramos más de 300 o 400 guerrilleros y te ponen a bailar con el comandante que te violó, ¿cómo quedas tú, siendo uno menor? Yo tenía como 16 o 17 años”.
Sara Morales quedó embarazada durante su permanencia en la guerrilla y se negó a abortar. Según relata, fue sometida a tratos crueles para obligarla a desistir: “Me torturaron de maneras inhumanas. Me dejaron sin botas, caminé descalza por zonas boscosas muy fuertes para uno caminar, me compraron las cosas de la bebé, la leche, pañales, ropa, todo lo que era para la bebé, y me las pusieron a cargar, entonces yo no solo cargaba las 45 libras de mi intendencia, sino que también cargaba los dos troperos y para rematar, me pusieron a cargar el fusil del comandante, a remolcarle el fusil al comandante; o sea, de alguna u otra manera te estaban haciendo abortar”.
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Afirma que los abortos eran una práctica común dentro de la organización y que obedecían a orientaciones del alto mando de las Farc, donde no se movía “una aguja sin que el Estado Mayor Central y su secretariado lo supieran y dieran la orientación. El cuento de que ellos no sabían que esto había pasado, como Sandra Ramírez dijo en algún momento, ‘yo no sabía que esto pasaba en las FARC, porque donde yo estaba esto no pasaba, los abortos no se daban, yo nunca supe de abortos forzados’. Hombre, pero usted fue enfermera antes de ser la mujer de ‘Tirofijo’ y usted por orientación del mismo secretariado de las Farc sabe que el aborto es obligatorio porque es un desprestigio para la organización”.
Fernando Pacheco: “Fui victimizado por este grupo”
Fernando Pacheco, líder social de Barrancabermeja, también fue reclutado por las Farc cuando tenía 15 años. Según cuenta, hombres armados llegaron a su colegio y se llevaron a varios jóvenes: “Era un trato inhumano, nos obligaban a hacer cosas que no queríamos. En ese tiempo me acuerdo que yo estudiaba con una amistad, le decían ‘Coladita’, y él muere por un enfrentamiento que hubo con la fuerza pública”.
Hoy, desde su labor como líder comunitario, Pacheco cuestiona las versiones entregadas por los excomandantes de la extinta guerrilla ante la Jurisdicción Especial para la Paz, en las que no se reconocen estos hechos como parte de una política sistemática.
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"Obviamente sí nos utilizaron, fui utilizado, victimizado por este grupo, y de verdad que quiero decirles que en realidad sí fuimos reclutados teniendo 15 años, yo tenía 15 años y fui reclutado siendo un menor de edad. Ellos no tuvieron en cuenta eso en la versión libre que dieron ante la JEP en donde no fue uno solo, sino fuimos varios los reclutados por diferentes grupos de guerrilla”, afirmó.
La versión que dio el antiguo secretariado de las Farc a la JEP
Aunque reconoció el reclutamiento de menores, no aceptó que los delitos sexuales y de género fueran parte de una política generalizada, asegurando que se trataba de casos aislados.
Pastor Alape dijo el 19 de septiembre de 2021 que “las Farc no era una organización que basará su política, que tuviera como política el reclutamiento de niños. Las Farc, por lo tanto, no era un ejército de niños”.
Julián Gallo, exintegrante del secretariado de las Farc, afirmó en la misma época que “se generaba una actividad que buscaba evitar que los muchachos cayeran en esos vicios y se generaban actividades de deportes y de cultura, y a través de esas actividades se hacía un relacionamiento con los jóvenes, se dictaban algunos cursos”.
Por su parte, Rodrigo Londoño aseguró que “por lo menos en la zona rural, por lo general, los muchachos y muchachas de 15 años, el requisito de que tuviera condiciones físicas y psicológicas, tienen ya una madurez física y psicológica bastante, que le permite entender la decisión que va a tomar. Eso es lo que lleva en últimas a que se apruebe esa edad como la edad mínima”.
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La exguerrillera Sandra Ramírez sostuvo que “muchos menores llegaron huyendo de sus hogares, huyendo por la violencia intrafamiliar que se vivió en los hogares del campo, que eso no se conoce en la ciudad, así como llegaron también huyendo de agresiones sexuales de sus padres, de sus hermanos, de sus tíos”.
Sara y Fernando aseguran que perdieron los años más valiosos de su vida y hoy reclaman verdad plena y una reparación efectiva, más allá de lo que consideran un reconocimiento parcial.
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