
La declaración de bancarrota en una empresa es mucho más que el preludio de un cierre: es un proceso legal que, en ocasiones, puede representar la única salida para reorganizar deudas y encontrar una vía de supervivencia financiera. Sin embargo, cuando una compañía reincide en esta medida, suele ser la señal de problemas estructurales profundos.
Eso es justamente lo que enfrenta Forever 21, la icónica marca de moda juvenil que otra vez se acoge al amparo de la Ley de Quiebras estadounidense. Apenas seis años después de su primera reestructuración, la empresa ha anunciado que volverá a recurrir al Capítulo 11, mientras se enfrenta a una situación aún más delicada que en 2019: un posible cierre de cerca de 900 tiendas en todo el mundo, más de un tercio de ellas en Estados Unidos.
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Brad Sell, directora financiera de Forever 21, indicó que el avance agresivo de rivales como Shein y Temu ha sido clave en el deterioro. Estas plataformas de venta en línea operan con costos significativamente más bajos y ventajas fiscales, como la exención de aranceles, que les permiten ofrecer precios casi imbatibles. El resultado ha sido un desplazamiento sostenido de clientes que antes llenaban los pasillos de las tiendas físicas. La salud financiera de la compañía se resquebrajó en los últimos años.
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Solo en 2024, Forever 21 acumuló pérdidas superiores a los 150 millones de dólares, y los pronósticos apuntan a que en 2025 los números rojos se incrementen hasta los 180 millones. A esto se suma una deuda total que ronda los 1.580 millones de dólares. Este nuevo proceso de quiebra permitirá a la firma seguir operando mientras liquida parte de sus activos y reorganiza su negocio internacional. Sin embargo, la incertidumbre es grande tanto para los empleados que dependen de la compañía como para los proveedores y dueños de locales comerciales.
El caso de Forever 21 refleja un cambio más amplio en el consumo y el comercio minorista. En los últimos años, gigantes del sector como Walgreens, CVS, Joann, Macy’s y J.C. Penney también han cerrado centenares de tiendas en Estados Unidos. CVS, por ejemplo, confirmó que clausurará 271 puntos de venta en 2025, como parte de su propia reestructuración corporativa.
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Expertos señalan que este fenómeno, al que algunos denominan el “apocalipsis del retail”, se explica por una combinación de factores: la digitalización acelerada de las compras, el encarecimiento de los costos de operación, el cambio de prioridades de los consumidores tras la pandemia y la dependencia de grandes superficies que hoy pierden relevancia frente a la comodidad del comercio electrónico.
Forever 21 basó durante años su estrategia en una expansión agresiva por centros comerciales y en mantener grandes inventarios en tiendas físicas. Esa fórmula, que le permitió crecer velozmente, se convirtió en un lastre en la nueva era de la moda: contratos de alquiler onerosos, exceso de stock y dificultades para competir en la inmediatez de las redes sociales y las plataformas online.
Mientras marcas como Zara o Shein avanzan con entregas rápidas y una presencia digital avasallante, Forever 21 enfrenta el reto de reinventarse si quiere seguir siendo relevante para las generaciones que ya no pisan un local físico para comprar ropa. La reestructuración en curso será decisiva para su futuro y, en gran medida, para demostrar si es posible que un modelo basado en el “fast fashion” sobreviva a un entorno cada vez más digital y competitivo.
LAURA CAMILA RAMOS CONDE
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