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Durante todo el mes de octubre, el cielo será escenario de una serie de espectáculos celestes que podrán observarse sin necesidad de grandes equipos, aunque con cielos despejados y poca contaminación lumínica la experiencia será mucho más clara. Entre los eventos más esperados se encuentran una superluna, dos lluvias de meteoros, conjunciones planetarias y la observación de galaxias que forman parte del llamado Grupo Local.
La primera cita del mes estará marcada por dos protagonistas del sistema solar y más allá. En la noche del 2 de octubre, la galaxia de Andrómeda (Messier 31) alcanzará su punto más alto en el cielo, visible alrededor de la medianoche. En zonas rurales o con cielos oscuros puede distinguirse sin instrumentos, aunque con binoculares o telescopio resulta más evidente su forma alargada.
Esa misma noche, el planeta enano Ceres —ubicado en el cinturón de asteroides entre Marte y Júpiter— estará en oposición, lo que significa que se encontrará en línea directa con el Sol y la Tierra. En este punto, su superficie reflejará más luz solar, alcanzando el máximo brillo visible desde nuestro planeta durante el año. Será una ocasión propicia para observar cómo dos objetos tan distintos, uno dentro y otro fuera de la Vía Láctea, comparten protagonismo en el cielo nocturno.
El 5 de octubre, la Luna casi llena se acercará visualmente a Saturno. La distancia aparente entre ambos cuerpos será de unos 3,3 grados, lo que permitirá verlos en una misma región del cielo, especialmente durante la medianoche.
Este encuentro se produce mientras Saturno continúa su movimiento retrógrado, un fenómeno óptico que ocurre cuando la Tierra, en su órbita más interna, adelanta al planeta gigante, dando la impresión de que retrocede. Este movimiento inverso terminará a finales de noviembre. Con telescopio, será posible distinguir los anillos de Saturno y, en algunos casos, su luna más grande, Titán.
El 6 de octubre se producirá una superluna, conocida tradicionalmente como la Luna de la cosecha. Este nombre proviene de las antiguas tradiciones agrícolas del hemisferio norte, cuando los agricultores aprovechaban la luz adicional de esta luna llena, la más cercana al equinoccio de otoño, para continuar las labores en el campo.
Durante el fenómeno, la Luna se encontrará en el perigeo, es decir, en el punto más cercano a la Tierra dentro de su órbita elíptica. Esto hace que su tamaño aparente aumente hasta un 14% y su brillo sea cerca de un 30% más intenso que en otras fases. Será visible durante toda la noche, desde el atardecer hasta el amanecer, y su color amarillento al salir sobre el horizonte ofrecerá una de las vistas más fotogénicas del año.
Entre el 6 y el 10 de octubre, la Tierra atraviesa los restos del cometa 21P/Giacobini-Zinner, dando origen a la lluvia de meteoros Dracónidas. El máximo de actividad está previsto para la noche del 8.
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Aunque la cercanía de la luna llena dificultará la observación de los meteoros más débiles, quienes se encuentren bajo cielos despejados podrían ver algunos destellos en dirección a la constelación de Draco, de donde la lluvia toma su nombre. En años excepcionales, las Dracónidas han llegado a producir decenas o incluso cientos de meteoros por hora, aunque en 2025 se espera una actividad moderada.
El 10 de octubre, el cielo mostrará una conjunción interesante entre la Luna gibosa menguante y el cúmulo estelar de las Pléyades, también conocido como Messier 45 o "las Siete Hermanas".
Ambos objetos estarán separados por menos de un grado y pese a que el brillo lunar atenuará la visibilidad de las estrellas más débiles, las seis más brillantes del cúmulo podrán distinguirse sin dificultad. Las Pléyades forman parte de la constelación de Tauro y son visibles en muchas culturas desde la antigüedad, sirviendo de referencia para la agricultura y la navegación.
La galaxia del Triángulo, o Messier 33, alcanzará su mayor altura sobre el horizonte el 15 de octubre. Se trata de la tercera galaxia más grande del Grupo Local, después de Andrómeda y la Vía Láctea.
Aunque su brillo superficial es débil, puede observarse con binoculares o telescopios pequeños en zonas rurales. Su distancia estimada es de unos tres millones de años luz, y su estructura espiral ofrece un ejemplo de cómo lucía nuestra propia galaxia en el pasado.
Antes del amanecer del 19 de octubre de 2025, el cielo oriental mostrará un encuentro cercano entre la Luna y Venus, separados por menos de cuatro grados. Venus será visible como un punto brillante, conocido popularmente como la "estrella de la mañana" y su intenso resplandor se debe a las densas nubes que reflejan la luz solar con gran eficiencia. Esta conjunción será breve, ya que ambos cuerpos desaparecerán rápidamente tras la salida del Sol, por lo que la observación debe hacerse poco antes del alba.
La lluvia de meteoros Oriónidas alcanzará su máximo el 21 de octubre, y a diferencia de las Dracónidas, coincidirá con la luna nueva, lo que garantizará cielos oscuros y buenas condiciones para la observación. Los meteoros proceden del polvo dejado por el cometa Halley, que atraviesa la órbita terrestre cada 76 años.
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Las Oriónidas son conocidas por su velocidad y brillo, y pueden producir entre 15 y 25 meteoros por hora. Para observarlas, basta con recostarse en un lugar oscuro, mirar hacia la constelación de Orión y tener paciencia: los destellos suelen aparecer en cualquier dirección.
El último gran evento del mes será protagonizado por Mercurio. El 29 de octubre alcanzará su máxima elongación oriental, es decir, la mayor distancia angular con respecto al Sol. Por su proximidad a nuestra estrella, Mercurio rara vez se observa sin dificultad, pero durante esta fecha se podrá ver al atardecer, hacia el oeste, poco después de la puesta del Sol. Con binoculares o un pequeño telescopio, se apreciará como un diminuto disco luminoso.
VALENTINA GÓMEZ GÓMEZ
NOTICIAS CARACOL
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